El gobierno está organizando un masivo traslado a Gualeguaychú el viernes 5, incluyendo al presidente, vice, ministros, 20 gobernadores, legisladores, 300 intendentes, y adictos crónicos que serán vertidos en el Corsódromo. Es el «que se vayan todos» al revés. Y una medida de la fuerza de la Asamblea Ciudadana Ambiental: ¿será un modo de apoyarla, o de domesticarla? Tras la marcha más grande de la historia en defensa de un tema ambiental, y la decisión de levantar el corte, ninguna voz de la Asamblea revela excesiva confianza en el gobierno, y menos aún en las empresas pasteras. Razones, sentimientos, y las acciones del futuro.
Dice uno de los ‘moderados’ de la Asamblea Ciudadana de Gualeguaychú, uno de los que votó por el levantamiento del corte de ruta:
‘Si yo fuera gobierno, se me juntan asambleas horizontales de 3.000 personas, con la mitad dispuesta a levantar el corte pero la otra mitad que sigue dura, y el día anterior vienen de meter una movilización de 100.000 personas, y todos, más allá de la votación por el corte, siguen de acuerdo en no dejar instalar a las papeleras, yo no estaría muy tranquilo que digamos’.
Gustavo Rivollier es técnico informático y ya lleva encima cientos de reuniones de la Asamblea de Gualeguaychú, que en una votación reñida decidió, el 1º de Mayo, levantar el corte que venía efectuando en la ruta 136 y por ende en la frontera con el Uruguay. Allí, en Fray Bentos, sigue a ritmo de candombe obsesivo la construcción de dos plantas fabricantes de celulosa cuya futura contaminación sobre el Río Uruguay ha generado el levantamiento de la comunidad de Gualeguaychú organizada en una Asamblea Ciudadana que reivindica lo ambiental, y a la vez le está cambiando el contenido a los modos convencionales de hacer política (o mejor dicho: de intervenir en lo público, ya que los gualeguaychenses se irritan cuando alguien compara lo que hacen con lo que hacen los políticos).
Presidente: lo estamos mirando
El próximo viernes, el gobierno verterá en Gualeguaychú una masiva y acaso absurda catarata de funcionarios encabezada por el presidente Néstor Kirchner, el vice Daniel Scioli, 20 gobernadores, 300 intendentes incluidos los bonaerenses, funcionarios, punteros, sindicalistas, legisladores (no está claro si acarrarearán las respectivas banelcos), adictos al oficialismo, al poder, todos volcados a la defensa del medio ambiente. En Gualeguaychú miran toda esta movida con una mezcla de esperanza y aprensión.
María Elena Marchioli es del grupo más proclive a mantener el corte de ruta: ‘Mucha gente dice: hemos logrado que el presidente venga a Gualeguaychú. Hay esperanza. Yo lo que digo es que me gustaría verlo con la camiseta o una bandera que diga ‘No a las pasteras’. Porque ojo, acá nadie quiere que Kirchner venga a decir que hay que hacer un cambio de tecnología, estudios de impacto ambiental, monitoreos. No. Acá no queremos que instalen las papeleras’.
En este punto, Gustavo coincide: ‘Yo haría esto. Rodearía al presidente con 60.000 personas para decirle: señor presidente, muchas gracias por haber venido a ponerse al frente de esta lucha. Pero ojo: lo estamos mirando ¿entiende? No le quitamos la vista de encima, y queremos ver qué hace. No confiamos ciegamente en usted. Nuestro objetivo es el mismo de siempre: que las pasteras se vayan’.
¿Quién usa a quién?
Los efluentes de funcionarios que se derramarán en Gualeguaychú el viernes, o gran parte de ellos, tienen antecedentes desconocidos como luchadores por los derechos ciudadanos y ambientales: ‘Seguro que en esto hay política’ acierta Rivollier, ‘y el presidente saca rédito, el gobernador también, la oposición. ¿Y qué le voy a hacer? Pero a nosotros no nos sacan del objetivo principal, que es que no se instalen las plantas. ¿Cómo lo voy a conseguir? Veremos. Y cuando vos, político, pensás que me estás usando, mirá qué casualidad: yo pienso que te tengo que usar a vos’.
De todos modos el razonamiento de María Elena sobre la esperanza que despierta la visita presidencial en Gualeguaychú parece fuerte: ‘Claro, porque es un reconocimiento. Pero de a poco me parece que va apareciendo otra idea. El gobierno quiere presentarse ante la corte de La Haya. Primero, todavía quiero verla a esa presentación, ver si la hacen, y ver qué ponen ahí. Pero supongamos que la presenten, la gente dice: pero nuestra consigna no es ‘Vamos a La Haya’, nuestra consigna es ‘No a las papeleras’. Y en La Haya van a pasar meses y meses, y no van a parar la construcción de las plantas, porque para hacerlo las plantas tendrían que estar funcionando. La Argentina presenta entonces una medida cautelar, pero también pueden pasar varios meses, y las plantas se siguen construyendo en nuestras narices’.
María Elena sospecha que más pronto que tarde, volverán los cortes de ruta. ‘Y te digo que el corte es una contención, porque hay gente que está dispuesta a hacer cosas por su cuenta si nadie nos escucha’.
Rivollier coincide con esta especie de angustia latente entre los gualeguachenses: ‘Yo no sé qué puede pasar si no hacen nada, o si rechazan el amparo cautelar. Porque no vamos a permitir las plantas. Y entonces hay que mantener viva la movilización porque no sabemos qué puede salir en La Haya. Y con las empresas funcionando, una cantidad de gente no se va a quedar tranquila. Con esto no te estoy diciendo que voy a ir a tomar Botnia, pero no sé cómo va a reaccionar mucha gente. Mientras tanto Gualeguaychú va a seguir movilizado al mango porque hay que socavar el financiamiento de las plantas, hay que seguir metiéndoles miedo, que sepan que aquí estamos y vamos a seguir’.
El discurso K
Kirchner llega el viernes, y hará su discurso rodeado de sus acompañantes en el Corsódromo. María Elena cuenta que el intendente de Gualeguaychú Daniel Irigoyen le dijo: hagamos lo que hagamos nosotros, ellos van a llegar y a romper lo que hagamos. Se supone que Irigoyen sólo se refería a detalles organizativos frente a los visitantes del gobierno, aunque el alcance de lo que el gobierno puede romper en Gualeguaychú es impreciso.
María Elena imagina este mensaje: ‘Kirchner va a decir que esta no es una causa de Gualeguaychú, es una causa nacional. Eso ya lo sabemos porque lo dicen los Fernández. Y va a decir: quédense tranquilos que agotaremos todos los recursos hasta las últimas consecuencias, pin pan pun, son todos hermosos y los quiero grandemente y fuertemente. Este presidente los va a defender junto a todo el pueblo argentino. Nos pone la estampilla, nos vamos a comer el asado, a dormir a casita, y se acabó. Yo creo que viene a endulzarnos. Quiere quitarnos la causa’.
¿Y después del discurso? Gustavo (se recuerda que pertenece al sector que apoyó el levantamiento del corte): ‘No nos vamos a quedar mirando la fiambrera. Las movilizaciones no van a parar, los fines de semana largos nos vas a ver en la ruta. Si en Uruguay siguen dándole al martillo, yo te digo que no van a vivir más del turismo. Esto no va a quedar impune’.
La Asamblea decidió levantar el corte pero mantenerse junto a la ruta hasta el domingo 7: ‘Ahí conversaremos para ver qué tan contentos nos deja lo que diga Kirchner’ dice Rivollier.
Horizontalidad y perros de estancia
La Asamblea tuvo encontronazos cuando hubo que votar si levantar o mantener el corte. María Elena sigue enojada con el coordinador Osvaldo Moussou, concejal radical, que no parece haber llevado las cosas de un modo excesivamente feliz al efectuar las votaciones. Rivollier defiende a Moussou: ‘Yo hubiera hecho lo mismo que él. La asamblea es horizontal, entonces no hay procedimientos marcados ni jerarquías. Lo que va habiendo son usos y costumbres. Y en todas las asambleas veníamos haciendo así. Se escuchan las posturas, se invita a unificarlas. Pero si tengo una postura por el no, y tres por el sí, no puedo dividir a la asamblea en cuatro partes. Se vota primero por el no o por el sí, y después se hace una segunda vuelta si dentro de eso hay que decidir otra cosa’.
Rivollier dice que con el mismo sistema le ha tocado perder decenas de veces. ‘Y nos enojamos, claro, uno defiende lo que piensa. Pero también somos como perro de estancia, cuando nos aburrimos nos peleamos entre nosotros. Pero sabemos que el enemigo está afuera’.
María Elena también aleja cualquier fantasma de ruptura: ‘La Asamblea es muy importante, y vamos a tener que seguir haciendo montones de cosas’. Rivollier: ‘Lo que pasa es que los periodistas dramatizan todo. Esta asamblea es un lujo. Mirá lo que pasa en la UBA. Acá no le pegamos a nadie. Al revés, acá seguimos vivos, activos. Y todo está a la espera’.
Como en los viejos folletines, a esta historia le corresponde la siguiente conclusión:
Continuará…