Tras años de debates y discusiones, Argentina tiene una nueva Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual que deja sin efecto a la vieja normativa de Radiodifusión, heredada de la dictadura militar. Con la nueva legislación se inicia un proceso de democratización y pluralismo en la comunicación y en la información que, hasta el momento, estuvieron […]
Tras años de debates y discusiones, Argentina tiene una nueva Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual que deja sin efecto a la vieja normativa de Radiodifusión, heredada de la dictadura militar.
Con la nueva legislación se inicia un proceso de democratización y pluralismo en la comunicación y en la información que, hasta el momento, estuvieron dominadas por monopolios de multimedia. Y, por ello mismo, ha suscitado críticas radicales en el sector de los grandes conglomerados multimedios.
Esta iniciativa fue un proceso que nació en 2004 por el interés de un grupo de periodistas, universidades públicas, cooperativas, cineastas, comunicadores, organizaciones sociales que trabajaron en torno a 21 puntos, entre los que destacan el derecho a investigar, buscar, recibir y difundir informaciones, opiniones e ideas, sin censura previa, a través de la radio y la televisión, en el marco del respeto al Estado de derecho democrático y los derechos humanos.
En otro de los puntos, se refiere a los medios estatales que deberán ser públicos y no gubernamentales y que tendrán que proveer una amplia variedad de programación informativa, educativa, cultural, de ficción y de entretenimiento, garantizando la participación ciudadana y la atención a las necesidades de la población.
Sebastián Di Domenica, periodista, abogado y profesor de Derecho a la Comunicación, dijo a SEMlac que si bien «la ley aún no ha sido reglamentada, el sólo hecho de su promulgación es un motivo para festejar».
En cuanto al aspecto centralista que caracteriza a la Argentina y que se extiende a la comunicación y a la información, el experto comenta que esta normativa significa una oportunidad para la apertura de la producción de contenidos locales.
«En el interior del país la gente, se informa de lo que ocurre en el lugar en donde vive a través de los canales de noticias de los multimedios que se realizan prácticamente en su totalidad desde la ciudad de Buenos Aires. La nueva ley, posiblemente, cambie esa situación y genere un escenario propicio para la descentralización de las noticias y los temas de interés, que no son los mismos en un país tan grande como la Argentina», afirma el abogado.
En contra de la iniciativa
Esta nueva legislación hizo que los grandes multimedios lanzaran campañas mediáticas con el fin de persuadir a la sociedad de que esta ley es antidemocrática porque -según esta postura- atenta contra la libertad de expresión y comunicación.
«Paremos la ley de medios K» (por ex presidente Néstor Kirchner), decía uno de los mensajes propagandísticos. Según los aliados a los grandes multimedios; con la nueva ley la población sólo va a recibir información segmentada y no federal.
Esta batería de mensajes parecía tener como fin principal confundir a la población. Pero en contraposición a las cerradas posiciones de los opositores, la nueva legislación es un acuerdo democrático entre varios actores sociales que buscan la pluralidad de voces para afianzar la democracia.
Di Domenica señala que:»muchos critican la ley por creer que beneficia al gobierno actual. Una ley debe ser pensaba a largo plazo y no para un momento político circunstancial. En dos años, habrá nuevas elecciones y el pueblo decidirá cuál será el próximo gobierno, sin embargo la ley estará en plena vigencia y las características de los medios de información serán muy diferentes de los que son en la actualidad. Y eso será un beneficio para toda la sociedad».
Un proceso democrático
Judith Gerbaldo, responsable de Formación de FARCO (www.farco.org.ar) y secretaria de Extensión de la Escuela de Ciencias de la Información de la Universidad Nacional de Córdoba, cuenta a SEMlac el proceso del cual nació la nueva ley.
«En abril de 2008, la Coalición por una Radiodifusión Democrática entregó a la presidenta Cristina Fernández el proyecto. Posteriormente, el 18 de marzo de 2009, la Presidenta se hace eco de nuestra demanda y presenta en el Teatro Argentino de La Plata el Anteproyecto de Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual».
La comunicadora relata a SEMlac que después de esa ceremonia se realizaron más de una veintena de debates en todo el territorio nacional y, como resultado de esas actividades, lograron mejorar la propuesta inicial.
«De modo que el 27 de agosto de 2009, a cinco años de la presentación de los 21 puntos, el gobierno argentino envía un texto de proyecto de Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual al Congreso Nacional, con más de 50 modificaciones».
A partir de entonces, ese texto pasó al poder legislativo, cuya última instancia fue la jornada del viernes 10 de octubre. Allí, los senadores consiguieron su aprobación.
«La nueva ley «considera a la comunicación como un servicio y no como un negocio», sostiene Gerbaldo. «Es que de ahora en más, el derecho a la comunicación deberá reconocerse como lo que es: un derecho humano fundamental».
Referido a este aspecto, manifiesta a SEMlac que la nueva ley se «reconoce y promueve la diversidad cultural, garantiza la pluralidad de voces, la distribución equitativa de frecuencias en tres tipos de prestadores (públicos, de gestión social y privados) con una reserva del 33 por ciento del espectro para los medios sin fines de lucro, diversidad de fuentes de información, promoción del trabajo y la producción local, con claros límites a la concentración monopólica y oligopólica».
La comunicadora mantiene que esta iniciativa es una vía hacia la construcción colectiva y remarca que «implicaría una mayor participación pública y ciudadana en la decisión sobre estándares digitales, en la gestión del espectro y en la elaboración de políticas públicas convergentes en comunicación, cultura, difusión digital, telecomunicaciones, reducción de la brecha digital, y apoyo del Estado con recursos que garanticen pluralidad de voces, de manera incluyente y democrática, en el nuevo paisaje digital multimedial».
Otro de los puntos sobresalientes es el Artículo 3 inciso m, que dice: «Promover la protección y salvaguarda de la igualdad entre hombres y mujeres, y el tratamiento plural, igualitario y no estereotipado, evitando toda discriminación por género u orientación sexual».
«En este punto ha colaborado la Red Periodistas de Argentina en Red y otras organizaciones femeninas, que trabajaron para que se incorpore el uso de lenguaje no sexista que apunte a la prevención de violencia hacia las mujeres», afirma Gerbaldo.
Los próximos pasos
Lo que viene es un tiempo de inversión y de adecuación de la nueva ley. «El artículo 161 -dice Gerbaldo- hace referencia a un período de adecuación de los actuales monopolios a lo expresado en esta norma. Establece un límite máximo de hasta 10 frecuencias por empresa. Varios de los oligopolios vigentes en Argentina superan largamente ese número, por lo que tendrán que tomar decisiones empresariales y adecuarse».
A la vez, se avecina «un tiempo de inversión, porque habrá mayor diversidad de voces, mayor presencia de voces locales y reconocimiento de las identidades regionales y de organizaciones sociales que gestionarán medios», manifiesta Gerbaldo.
El miércoles 21 de octubre, la presidenta Cristina Fernández anunció la implementación de la ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, en la ciudad de La Plata. Allí señaló que la nueva norma de medios audiovisuales es «de los hombres y mujeres, actores, periodistas, trabajadores de la ciencia de la comunicación, de las universidades que, incansablemente, lucharon durante todos estos años para llegar a este resultado».
Señaló que con esta iniciativa salio a la luz el mito de la libertad de prensa independiente, en alusión a la campaña llevada a cabo por algunos medios que se refería a la necesidad de que el proyecto de ley no avance en el poder legislativo. «Es por eso que este la ley servirá para que todas las voces, las que nos gusta escuchar y las que no nos gustan también tengan la voluntad de expresarse libremente», afirmó la Presidenta.