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Posibilidades y limites del movimiento popular

La construcción de alternativas políticas en México

Fuentes: Revista de Estudios Latinoamericanos,

¿Qué quiere… ese grupo de facciosos que sólo piensa en el saqueo y en el   asesinato, esa tumultuosa avalancha de hombres desequilibrados y   rapaces, que han pretendido erigirse en gobernantes y   directores de una nación que los rechaza horrorizada?       (Emiliano Zapata, Manifiesto al pueblo de México, 1917)     […]

¿Qué quiere… ese grupo de facciosos que sólo piensa en el saqueo y en el

 

asesinato, esa tumultuosa avalancha de hombres desequilibrados y

 

rapaces, que han pretendido erigirse en gobernantes y

 

directores de una nación que los rechaza horrorizada?

 

 

 

(Emiliano Zapata, Manifiesto al pueblo de México, 1917)

 

 

 

 

 

El único obstáculo en este pueblo libre,

 

para un cambio social sinceramente deseado,

 

está en la falta de acuerdo de los que lo solicitan

 

 

 

(José Martí, Obras Escogidas)


 

 

Resumen

El objetivo de este artículo es hacer un breve recuento de la dinámica política nacional a través de los cambios políticos más destacados que han tenido lugar en México en los últimos trece años, tomando el levantamiento del EZLN en 1994 como referencia del ascenso popular. A menudo tenemos la sensación de que el resto de América Latina ha entrado en un proceso de transformaciones políticas que, con distinto signo, se distancian de los proyectos neoliberales y retoman un camino propio. Marcando la diferencia con la región, pareciera que México representa el continuismo neoliberal a la par que se desempeña como ariete de la política estadounidense en América Latina. Sin embargo, la dinámica política política nacional está caracterizada por una situación de polarización con potencial suficiente para transformar la estructura de poder dominante desde la izquierda o para recomponer una estructura aún más autoritaria, desde la derecha. Estamos ante una coyuntura definitoria que nos sitúa ante posibilidades históricas para la construcción de una alternativa conjunta en la que se integren la diversidad del movimiento popular frente al saqueo del capitalismo neoliberal y de la cuasi condición de estado asociado estadounidense en la que nos encontramos. La posibilidad de lograr en el mediano plazo un cambio democrático y desde abajo pasa por la construcción de un frente de lucha que permita superar la fragmentación en la que ahora nos encontramos y que a menudo responde más a desconfianzas y disputas entre liderazgos personales que a diferencias de proyecto.

 

 

I. El rompecabezas político mexicano… identificando algunas piezas: entre la derechización política y el ascenso popular

La comprensión de la dinámica política nacional requiere abordar tanto la historia de creciente conservadurismo de la élite dominante como el proceso de ascenso de la organización y politización de los sectores populares que, aunque de forma incipiente, van rompiendo con las estructuras de control priístas, hegemónicas durante casi setenta años, y construyento la oposición al proyecto de la derecha ahora en el poder. Para caracterízar las condiciones y dinámica de este proceso de cambio revisaremos: a) la estructura de poder y dominación en el México actual; b) el proceso de polarización política del país; c) las especificidades del ascenso popular; y d) el fortalecimiento de la derecha a nivel nacional y el peso de la injerencia estadounidense en México.

El objetivo de este texto es aportar algunos elementos para la discusión y la formulación de preguntas sobre las posibilidades de futuro desde la izquierda a partir de una contextualización del mapa político nacional. Se trata de una discusión que ya está en marcha y que debe ser abordada colectivamente y con carácter de urgencia en los espacios políticos y académicos de la izquierda. En este afán, el nivel de generalidad con que abordamos el proceso impone limitaciones al análisis y desdibuja matices necesarios, de lo cual somo conscientes. Esperamos que estos inconvenientes queden compensados por el esfuerzo de construir una visión de conjunto y sus dinámicas.

Los análisis sobre las alternativas de izquierda 3 o populares 4 frente al neoliberalismo e incluso frente al capitalismo han regresado a los ámbitos de la discusión pública, tanto en el ámbito cotidiano como en el de las organizaciones políticas y en el medio académico a medida que el panorama latinoamericano va cambiando. Se discute hacia dónde va Venezuela, Ecuador, Bolivia, Argentina, Brasil, o Chile. Se comienza incluso a generar una tipología, aún incipiente, sobre los distintos proyectos que se perfilan. Por una parte, los que han llegado al gobierno a través de partidos llamados socialdemócratas y que parecen más cercanos al continuismo neoliberal aunque con menor ortodoxia y ciertas medidas distribuidoras. Es el caso de Lula y el Partido de los Trabajadores (PT), en Brasil, o de Michele Bachelet y el Partido Socialista (PS), a través de la Concertación, en Chile. Kirchner sería un equivalente a los anteriores pero con las especificidades propias de la Argentina, incorporando mecanismos típicos como la cooptación populista. Los casos de Venezuela, Bolivia y Ecuador son vistos como tendencias más radicales frente al neoliberalismo y al propio capitalismo (nacionalización de los recursos estratégicos, desarrollo de políticas sociales, cercanía con Cuba y un proceso de politización de los sectores populares).

En medio de este heterogéneo panorama de cambios, surge inevitablemente la pregunta: ¿y México?. La pregunta está mucho más presente y es más apremiante a partir del fraude electoral de julio de 2006 cuando se frustró la posibilidad de dar un giro, por pequeño que fuera, en la dinámica política del país. La pregunta además es relevante no sólo en términos nacionales sino regionales. El caso de México es importante por la complejidad de las variables que aglutina y por las implicaciones que puede tener en la relación EU-América Latina:

  • México es hoy, con Colombia, la expresión más acabada en América Latina de la ortodoxia neoliberal, el conservadurismo político y el entreguismo a la política estadounidense hacia la región.

  • Es uno de los países más grandes de América Latina, tanto en extensión como en cantidad de población; factores a tomar en cuenta en términos geopolíticos y geoeconómicos. En tamaño es el tercer país de la región y en cantidad de población es el segundo 5 .

  • Es un país altísimamente polarizado socioeconómica y políticamente. Es uno de los países más desiguales de la región. En 2003 era uno de los países más desiguales de América Latina y del mundo y en 2005 está en el quinto lugar ya que Chile, Colombia y Paraguay incrementaron su diferencia 6 . En un corto tiempo ha visto descomponerse las formas de dominación que garantizaron el «orden perfecto» príista para dar paso, por un lado, a un abanico de opciones de izquierda y, por el otro, a una derecha que rebasa la organización en partido político y se moviliza en las calles retomando nuevamente los valores, símbolos y el discurso religioso del catolicisimo conservador.

  • No sólo es uno de los países de la región con importantes recursos enegéticos (petróleo y gas), de los que ya depende EU, sino que también cuenta con importantes recursos en biodiversidad 7 . Es, además, el país de América Latina que hace frontera con EU -3,000 Kms.-. Y, desde que los tecnócratas llegaron al poder y se firmó el North America Free Trade (NAFTA), las élites políticas y económicas del país han sido colaboradoras entusiastas en el apoyo al Acuerdo de Libre Comercio de las América (ALCA) del cual el Plan Puebla Panamá (PPP) no es sino una avanzada. Ahora se agrega a la lista el Plan México, una versión del Plan Colombia, solicitada al gobierno estadounidense, y la Alianza para la Seguridad y la Prosperidad de América del Norte (ASPAN).

  • Podemos decir que México son al menos dos países. Las diferencias entre el norte y el centro sur se reproducen en todos los ámbitos. En términos económicos y como expresión de la heterogeneidad estructural, el norte representa la zona mayormente industrializada, con ganadería y cultivos orientados a la exportación. Los promedios sobre PIB per cápita y acceso a la educación son más altos en el norte. El porcentaje de la población indígena es mucho menor ya que ésta se concentra en el centro-sur y la proximidad con EU hace de ésta una zona de influencia cultural aún mayor que en el resto del país, en el que de todas formas la impronta de la cultura estadounidense es evidente (lenguaje, música, patrones de consumo, medios de comunicación, alimentación, etcétera) en comparación con otros países de América Latina. Hoy, además, el norte es el terreno por antonomasia de la disputa entre las mafias del narco 8 . El centro-sur es la parte del territorio donde se concentran las expresiones de la organización popular.

  • Si bien México es uno de los países de América Latina donde la población mestiza integra las grandes mayorías, la diversidad cultural del país -62 grupos indígenas reconocidos oficialmente- es un factor importante a tomar en cuenta en relación con las organizaciones populares que van surgiendo frente a la dominación neoliberal y los retos para lograr articularlas. El EZLN es un ejemplo así como el Congreso Nacional Indígena (CNI) y la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca (APPO).

  • Por último, es necesario tomar en cuenta las diversas expresiones de violencia que desencadenan las políticas neoliberales. Así encontramos formas de violencia altísimamente organizadas y con capacidad para poner en jaque al Estado como la guerra entre narcos y de éstos con los efectivos de la policía y el ejército que han sido claramente rebasados. La violencia estatal es cada vez más visible en un país militarizado no sólo ante la delincuencia organizada sino como medio de respuesta empleado contra toda forma organizada de lucha popular, tal y como se vio en el uso de mecanismos de contrainsurgencia en Atenco y Oaxaca, por ejemplo. Por otra parte, las formas de violencia urbana, que son expresión de la anomia generada por el neoliberalismo entre los sectores más lumpenizados, puede decantarse políticamente en expresiones extremas violentas, ya sea por la derecha o por la izquierda.

En este contexto podemos encontrar un abanico de experiencias de distintos signo que marcan un ciclo de ascenso de las organizaciones populares con propuestas alternativas al neoliberalismo y en algún caso al capitalismo. Desde 1994 hemos asistido a la aparición pública de diversas organizaciones que venían fragüándose desde los ochenta y que son expresión de un largo proceso de lucha que no sólo encuentra sus raíces en la historia del siglo XX, como puede ser el caso de los mineros de Sicartsa o el de los estudiantes de la UNAM, sino que en otros casos la organización descansa en formas y demandas ancestrales de las comunidades indígenas y pueblos originarios, como es el caso del EZLN, de Atenco y de la APPO. Es decir, 1994 es el referente de un momento coyuntural que no debemos confundir con el proceso que explica la gestación de estas experiencias organizativas. Es simplemente un referente de la velocidad del cambio.

A menudo pensamos que nada o casi nada sucede en el país en cuanto a construcción organizativa desde las izquierdas. Sin embargo, el referente de 1994 nos permite sacar a la luz el recuento de lo que se presenta fragmentado y a veces imperceptible. Así, en un ciclo de tan sólo trece años hemos pasado del férreo control corporativo de las organizaciones de todo tipo (campesinas, obreras, de funcionarios, etcétera) vinculadas al Partido Revolucionario Institucional (PRI), a la descomposición de la estructura de poder priísta y sus formas de cooptación organizacional. Hemos visto aparecer una variedad de organizaciones que nadie hubiera imaginado veinte años atrás: el EZLN, las movilizaciones de apoyo a éste, el movimiento estudiantil de la UNAM, el Frente Popular en Defensa de la Tierra (FPDT) en Atenco, el sindicalismo independiente en la maquila y en otros sectores, La Otra Campaña, el Congreso Nacional Indígena (CNI), el movimiento contra el fraude de 2006 y la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca (APPO), entre los más destacados. Sin embargo, la lista podría ser mucho mayor si consideramos experiencias y organizaciones locales a lo largo de todo el territorio nacional. Todas ellas son la manifestación de un proceso de cambio que aún no se decanta y que es contradictorio por su heterogeneidad.

La dinámica de este proceso se desarrolla en relación con su contracara, la derecha organizada y sus alianzas: la derecha panista que se ha hecho con el control del partido; el vínculo entre la cúpula católica y el PAN, con la derecha europea y latinoamericana; el creciente poder de El Yunque; la recomposición de El Muro; la alianza con los neoliberales priístas; y la cercanía con el conservadurismo estadounidense.

 

II. La estructura de poder en el país donde «no pasa nada»: rupturas y contradicciones en la reproducción de la dominación 9 .

Durante más de medio siglo, México fue, para muchos, el caso ejemplar de gobernabilidad en el continente. Para otros era el caso sui géneris sobre la democracia en América Latina. Es decir, ni respondía exactamente a las formas de dominación de las dictaduras ni tampoco era expresión de la democracia liberal ya que contaba con un partido único, sofisticados sistemas de cooptación y represión selectiva entre otras características 10 . La estabilidad del sistema político, envidia de las clases dominantes latinoamericanas, descansaba en eficientes mecanismos de dominación que sólo entraron en franca descomposición y crisis con la llegada de los tecnócratas al poder y la implementación del proyecto neoliberal en el país ya en la década de los ochenta. Esta eficiencia en el ejercicio de la dominación explica en buena medida -aunque no exclusivamente- los retos y límites que enfrentaron la(s) izquierda(s) en el país así como las herencias de una cultura política autoritaria y conservadora que no sólo no desapareció sino que llega a nuestros días subsumida en el autoritarismo neoliberal.

 

II.1. Las dificultades históricas del movimiento popular

La estructura de poder priísta que se erigió después de la Revolución y derivó en la experiencia populista más prolongada y acabada de la región descansaba en los siguientes ejes:

  • Un patrón de acumulación centrado la producción industrial y orientado hacia el mercado interno, lo que requería ciertos mecanismos de distribución social (inversión en educación, salud, vivienda, infraestructura, etcétera).

  • Un Estado que intervenía y planificaba, al igual que en los proyectos desarrollistas, en un país muy rico y donde los niveles de crecimiento llegaron a ser de los más altos de América Latina 11 . Si bien durante estos años nunca se lograron resolver los problemas de dependencia y heterogeneidad estructural, es un hecho que los sectores medios crecieron como reflejo de la distribución. Sin embargo, es importante aclarar que el acaparamiento de las élites internas siempre se mantuvo muy por encima de los niveles de crecimiento y que la exclusión de amplios sectores sociales fue una constante para el periodo.

  • El corporativismo y la cooptación no sólo eran ejes de la dominación sino características de la específicidad de la dominación populista. Esta es la gran diferencia con las experiencias políticas del desarrollismo y con las organizaciones políticas que surgieron en otros países de América Latina 12 . El corporativismo implicaba que todos los sectores sociales estaban organizados desde el Estado y desde el partido único. Esto incluía a los sectores medios, a los pequeños y medianos productores y a los sectores populares. No quedaba espacio, ni se permitían las organizaciones populares independientes. Campesinos, obreros, funcionarios, todos, obligatoriamente debían estar inscritos en las organizaciones oficiales adscritas al PRI para mantener su trabajo y los derechos sociales reconocidos. La lista de organizaciones podría ser interminable: la Confederación Nacional de Organizaciones Campesinas (CNOC), la Confederación Regional Obrera Mexicana, la Confederación de Trabajadores de México (CTM), la Federación de Sindicatos de Trabajadores al Servicio del Estado (FETSE), el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), etcétera. Así operaban una organización a nivel nacional con presencia hasta en el último pueblito perdido. A través de esta forma de organización se implementaba un aparato de escucha y control de las posturas disidentes y sus organizaciones. Esta estructura organizativa y de control será la que se va desmoronando sistemáticamente desde fines de los ochenta y continúa en los noventa y lo que llevamos de siglo a medida que el PRI pierde gubernaturas, alcadías y la propia presidencia de la república en el año 2000. El control del presupuesto público era la clave de la cooptación que acompaña al corporativismo.

  • La cooptación se llevaba a cabo a través del reparto de prebendas y recursos que garantizaban las adhesiones tanto de los sectores de élite como de los sectores populares. A esta forma de ejercicio del poder acompañaba una corrupción generalizada que impregnaba todo el entramado social. El cacicazgo formaba parte de la estructura sociopolítica heredada desde la colonia, ahora incorporada a la dominación en el Estado moderno. En el ámbito de la justicia, la impunidad era una característica, aún más evidente en las zonas rurales. La cooptación individualizó y fragmentó un tejido social y político ya de por sí frágil, más aún después de que habían sido eliminadas las organizaciones populares y de izquierda que chocaban con el proyecto liberal de la revolución que se acabó imponiendo -caso de los zapatistas, magonistas, socialistas del sureste y villistas-.

  • La ideología dominante se difundía a través del control de medios de comunicación, de la escuela y se reproducía en los espacios de socialización cotidianos como la casa y la calle. Los valores dominantes impregnaban la cultura política y conformaban sujetos políticos funcionales a la dominación. Muchos de los referentesn valóricos han sido incorporados a la ideología neoliberal. La actividad política crítica se desprestigia etiquetándola como «grilla», es decir como actividad conspirativa propia de «revoltosos» y flojos. La ocupación y uso de los espacios públicos para la protesta también es estigmatizada, más aún desde el 68 ya que es asociada con represión. La crítica y su manifestación pasan a ser vistas como expresiones violentas. Desde esta concepción se legitima el uso de la violencia desde el Estado como respuesta a cualquier acción opositoria. Así se justificó, entre otras, la represión del 68. El miedo pasó a ser un valor incorporado a la cultura política. Salirse del carril del oficialismo tenía el costo del cerco social y económico cuando menos. Se podía perder el trabajo o el ascenso, o acabar en la cárcel. La revolución se mitifica y se refunda. De esta manera el priísmo se apropia y se confunde con la revolución sin que la memoria pueda recordar qué proyecto se impone y cual es derrotado, como si todo hubiera sido lo mismo. Es decir, el priísmo se apropia de la historia y la reinventa como siempre han hecho los dominantes. Así el factor externo pasará a ser deteminante en la explicacion de las responsabilidades sobre lo que no va bien en el país. La función ideológica de esta sobredeterminación es el encubrimiento de las élites internas, nadie pregunta por sus responsabilidades. ¿Dónde quedó la riqueza generada durante las casi tres décadas de crecimiento ininterrumpido? ¿Por qué la política para el campo quedó reducida a un uso manipulador y electoral del campesinado?. A pesar de que la llegada de los tecnócratas y Salinas a la Presidencia evidenció el desfalco de las élites internas aún es muy difícil para gran parte de la población reconocer la alianza interno-externa. El individualismo ha sido cultivado como práctica política y social fomentando la solución a través de la negociación personal en detrimento de las soluciones institucionales y colectivas. Incluso, en un país laico, los valores del catolicismo se han incorporado a la cultura política. La resignación ante la realidad conlleva una negación de la posibilidad de cambio. Cada vez que se invoca «si Dios quiere», la frustración, que es alimentada por el aparato de control ideológico, se refuerza. «Ni modo» es la expresión laica de esta resignación. Esto mismo sucede en nuestros días con la dominación neoliberal.

  • La represión abierta es el mecanismo que, en última instancia, se emplea cuando los demás recursos de la dominación entran en crisis. Aunque haya que reconocer que la dominación priísta logró mantenerse durante décadas con importantes niveles de apoyo, esto no quiere decir que no hubiera oposición y organizaciones disidentes. Las luchas por la construcción de la democracia en el país tuvieron que enfrentar permanentemente condiciones muy adversas derivadas, en primera instancia, del peso de la cooptación y, en segunda, de los mecanismos ideológicos de control político como el miedo, el rumor y la desconfianza que a menudo impideron la conformación de frentes de lucha con capacidad de generación de contrapoder. Cuando estas dificultades llegaron a ser superadas y se lograron procesos importantes de acumulación de fuerza, tanto a nivel loca como nacional, el recurso fue la represión selectiva o masiva. Es decir, la historia del priísmo mexicano no es sólo la historia de la «estabilidad ejemplar» sino también la de la contracara que la hizo posible, la de la represión selectiva. La historia del siglo XX mexicano contiene una historia de las luchas por la democracia -o de los dominados y sus resistencias, si así preferimos llamarlas-. Basta recordar al zapatismo, a los magonistas, a los socialistas del sureste, a los jaramillistas y diversos movimientos campesinos en el país, a los ferrocarrileros, a los médicos, al movimiento estudiantil que tanto en 68 como en diversas ocasiones se movilizó, a los maestros disidentes, a los sindicalistas independientes que resistieron los embates del oficialismo en franca minoría, a los comunistas perseguidos en distintas ocasiones, a los mineros y a las resistencias silenciosas de las pueblos indígenas, entre otras. A cada posibilidad organizativa una intervención armada. Cuando el potencial organizativo fue capaz de articularse e ir más allá de las demandas puntuales, como sucedió por ejemplo en 68, donde confluyeron diversos sectores y organizaciones para presionar por un cambio nacional, la represión asumió una dimensión ejemplar. El Halconazo, sólo dos años después, demuestra el temor de la clase dominante ante el reagrupamiento de las fuerzas de oposición. No olvidemos que durante este periodo, y no sólo en los setenta, tanto la policía como el ejército fueron parte fundamental de la dominación. Además aún hay importantes historias no contadas como la de la guerra sucia de los setenta y ochenta, y la de esos otros Méxicos que no aparecen en los medios de comunicación.

Cooptación, frustración, fragmentación y represión fueron la receta de la exitosa gobernabilidad priísta. Aquí encontramos los cimientos de un autoritarismo y conservadurismo que nutrirá al conservadurismo de nuestros días, ahora bajo la égida neoliberal. Tode ello da cuenta de las dificultades para construir una oposición organizada en el país donde se decía, y todavía se dice, «no pasa nada», además claro está de los errores cometidos por el movimiento popular en este proceso de aprendizaje. Los costos de esta experiencia para el desarrollo político del país aún no acaban de hacerse visibles, lo cual es una muestra más de la complejidad que reviste el caso mexicano en relación con los demás países latinoamericanos.

 

II.2 La irrupción del neoliberalismo: el fortalecimiento conservador

A partir de los ochenta, cuando estalla la crisis de la deuda externa, las condiciones están dadas para poner en marcha el proyecto de redundación social conocido como neoliberalismo 13 . Los países del Cono Sur habían iniciado unos años antes el camino bajo la impronta de las dictaduras militares. En México serían los tecnócratas priístas los encargados de llevar a cabo el procedimiento quirúrgico, desplazando a los priístas tradicionales. La vieja estructura de poder se rompe y se transforma para reforzar aún más su carácter excluyente. El partido comienza a romperse a la par que la derecha representada por el PAN también se va depurando para dejar fuera a los sectores más liberales. En la dinámica política generada por el neoliberalismo y sus contradicciones, el PRI y el PAN construirán la alianza que defienda a como dé lugar la estructura de poder actual, cada vez más endeble a medida que la polarización socioeconómica y política va en aumento. Así pasará de ser oposición al partido único a ser complice y defensora de la nueva estructura de poder que va a disputar. Esa derecha se hará aún más conservadora a partir del proceso de penetración de El Yunque -la organización ultraderechista católica en la que se agrupa un sector de la élite económica, política e intelectual- en la dirección del partido. Como veremos más adelante, el autoritarismo y conservadurismo se llevan al extremo del golpe de estado para mantener a la nueva oligarquía en el poder 14 ; así sucederá 2006 con el escandaloso fraude electoral. El acceso al bloque de poder sin movilización popular organizada pasa, necesariamente, por un pacto entre élites que reproduzca la «democracia antipopular» y garantice la jugosa tasa de ganancia generada por el neoliberalismo. Eso es lo que se desprende del análisis de la estructura de poder neoliberal y que tiene sumido hasta hoy al PRD en una contradicción a resolver.

El PRD, no obstante ser el partido al que se le tapona el acceso a la presidencia de la República y que se autoidentifica como partido de izquierda hereda buena parte de la cultura priísta y su concepción del poder lo que en parte explica sus conflictos internos y comportamiento político errático. Es también el caso de otras organizaciones que se deslindan del oficialismo, como algunos sindicatos que tomarán distancia con las centrales priístas, pero que heredan las viejas formas de hacer política.

Las contradicciones y dinámica que genera la dominación neoliberal, paralela a la descomposición de las formas de dominación previas, van a detonar una necesidad de organizarse por parte de los sectores populares para tratar de defender derechos sociales históricos y para reivindicar mejores condiciones de vida. Lo que comienza siendo un primer paso marcado por demandas puntuales y caracterizado por una escasa organicidad y fragmentación, sin embargo es relevante porque forma parte de un ciclo de ascenso de la organización popular que continúa en nuestros días.

El neoliberalismo irrumpe transformando el patrón de acumulación y reestructurando desde una perspectiva abiertamente conservadora las relaciones de poder. El objetivo primero será relanzar sin límites la tasa de ganancia. Se deja atrás la acumulación centrada en la producción industrial y el mercado interno para desplazarse al mercado externo y al sector financiero. La producción será producción primaria (agro, minerales, ganadería) y ensamblaje en el mejor de los casos (maquila). El crecimiento y la concentración de la riqueza serán los objetivos derivados del primero. Las políticas de ajuste serán el mecanismo para transferir el capital público y social a manos privadas. Con este fin opera el recorte del gasto social en educación, salud, pensiones, vivienda; la privatización del sector público; el saneamiento de las variables macroeconómicas como inflación y déficit de balanza de pagos; la flexibilización laboral y la salida del Estado de las actividades económicas y de distribución. El salario se contrae hasta los niveles mínimos de superivencia de manera que es en la superexplotación de la mano de obra donde se concentra los incrementos de productividad. La inversión es nimia de manera que el relanzamiento del ciclo de crecimiento tiene serias limitaciones 15 . Estamos ante un capitalismo ineficiente y rentista que profundiza las contradicciones del capitalismo periférico.

Un nivel de concentración de la riqueza como el que se pretendía sólo podía operar con un equivalente en términos de concentración del poder. De ahí que las formas de dominación hayan sido conservadoras desde un inicio. Un capitalismo sin controles como este elimina una tras otra las mediaciones políticas y destruye la poca institucionalidad creada. Lo primero que se rompe es la mediación entre el capital y el trabajo. Los sindicatos están fuera salvo aquellos sindicatos blancos que cumplen el papel de legitimación de las privatizaciones masivas o el recorte de las prestaciones del trabajador. El caso del SNTE es ejemplar, pasó de ser un bastión del priísmo a ser una pieza clave en la aplicación de las contrarreformas neoliberales así como en el apoyo a la reforma del ISSSTE y la privatización de las futuras pensiones de los trabajadores -forma parte del fideicomiso que gestionará la bolsa de ahorro para el retiro-. Los partidos políticos participan del pragmatismo político que garantiza el financiamiento y el acceso al poder de manera que acaban siendo una institución en crisis franca ya que los ciudadanos no se sienten representados por la clase política. La corrupción y los negocios con los grupos empresariales del país y transnacionales les convierte en garantes de la nueva oligarquía en el poder. Recordemos que incluso partidos como el PRD, que se supone son de oposición, se han visto involucrados en sonados escándalos de corrupción. El caso de la aceptación de dinero de parte del empresario Carlos Ahumada tuvo un impacto de desprestigio que se arrastra hasta hoy. También vale la pena recordar que el propio PRD prestó su apoyo en el Senado para la aprobación de la Ley Indígena a pesar de que miles de ciudadanos estaban movilizándose en las calles con el EZLN para impedirlo. Y la sonada Ley Televisa que reforma las concesiones a televisoras y radiodifusoras -hoy en revisión-, contó con el apoyo del mismo partido. Es decir, la única «democracia» que acepta esta estructura de dominación es la democracia procedimental y cuando se llega a condiciones de amenaza como la de las elecciones de 2006 se acaba con ella.

La reformas de ley que preceden a cada recorte o a cada privatización no buscan sino legalizar situaciones de hecho ilegítimas. Una muestra es la de la ley del ISSSTE y la reforma fiscal. La primera dejará en condición de indigencia a los futuros servidores públicos que se jubilen y la segunda, si logra aprobarse, será claramente una profundización de las reformas regresivas que se han puesto en marcha desde hace veinticinco años. Ya que el porcentaje de recaudación fiscal en el país es de los más bajos del mundo, los sectores medios pauperizados y los trabajadores serán sobre quienes recaigan los costos. Las 20 familias que contralan la economía nacional seguirán enriqueciéndose con el apoyo de una reforma fiscal regresiva. El fundamento legal de las reformas es lo que permite posteriormente legitimar el uso de la fuerza ante las movilizaciones y resistencia de las organizaciones populares. Así sucedió con la reforma del art. 21 constitucional a partir de la cual se pudo vender la propiedad colectiva ejidal, con la Ley indígena en 2001, con la Ley de Modernización de la Educación Superior y con la Ley de Biodiversidad entre otras. Las reformas penales han resucitado antiguos delitos políticos como el llamado delito de disolución social que se aplicaba en los sesenta, ahora conocido como «peligrosidad social». La primera vez que se aplicó fue a los estudiantes del Consejo General de Huelga (CGH) detenidos en 2000 cuando la PFP entró al campus universitario. Mientras tanto, los delitos de guante blanco quedan impunes por falta de pruebas, como en el caso del Fobaproa o el endeudamiento del ISSSTE.

La descomposición institucional está también directamente relacionada con la promoción de relaciones personales y privadas en el ámbito político y/con los grupos empresariales. Las concesiones, reformas lelgales, privatizaciones o la conversión de deuda privada en deuda pública, no es algo que se decida en las instancias públicas correspondientes. Los ejemplos son múltiples, desde el caso Fobaproa hasta el acuerdo de fraude electoral pasando por el rescate de los ingenios o la reconstrucción de zonas turísticas como Cancún después del paso del huracán Katrina mientras a zonas de Chiapas nunca llegó un peso de ayuda. En el ámbito de la justicia el fenómeno se repite. ¿Qué independencia del poder judicial es posible cuando los miembros de la Suprema Corte cobran salarios mensuales de medio millón de pesos a los que habría que agregar dietas, autos, bonos extras, etcétera? ¿Y cuando un juez ingresa 300,000?. De acuerdo a Naciones Unidas, se calcula que entre un 50 y 70% de los jueces son corruptos. El narco es la otra pieza vinculada a esta descomposicón institucional: financia campañas electorales, compra policía y ejército, dispone de representantes públicos a su antojo y manipula el sistema de aplicación de justicia. Es decir, la dominación neoliberal dispara la corrupción y la lleva a niveles extremos. Aquí encontramos un ejemplo de cómo la dominación neoliberal no rompe con todo lo anterior sino que es capaz de complementarse incorporando viejos mecanismos de dominación.

En términos ideológicos se promueve la competitividad, se exacerba el individualismo y el acaparamiento de bienes materiales -la fetichización de la mercancía de la que hablara Karl Marx-. Una revisión al contenido de los programas televisivos o a la publicidad es un buen indicador de ello, desde los talk show hasta los programas del tipo «Bailando por un sueño» en el que se ayuda a una persona si gana el concurso; por ejemplo, se le da tratamiento de quimioterapia a un enfermo que no tiene recursos para pagarla. En algo tan simple, los contenidos políticos que se están difundiendo son la destrucción de la concepción de salud pública y de la responsabilidad del Estado para hacerse cargo de las necesidades de la ciudadanía; el individualismo y el azar como vía para resolver los problemas que enfrenta el ciudadano en la cotidianeidad; la caridad, expresión siempre individual, en detrimento de la solidaridad para resolver las necesidades; la violencia contenida en la naturalización de la exclusión y la condena al sufrimiento e incluso la muerte para los que no triunfen, es decir, la indolencia como manifestación de embrutecimiento de la condición humana; así como la competitividad y el reforzamiento de las supuestas leyes del mercado que recompensan el mejor esfuerzo, lo que construye una idea de la justicia «de mercado». El mismo papel cumplen Teletón, un Kilo de arroz, Fundación Televisa, Fundación Telmex o Vamos México. Maquinarias que no sólo contribuyen a la socialización política conservadora del sujeto sino que se convierten en un jugoso negocio que además desgrava impuestos al tratase de donaciones. En el caso de la campaña Un kilo de arroz, que podemos encontrar en todos los supermercados del país, se está financiando a los Legionarios de Cristo.

De esta manera, la cooptación que encontramos en este tipo de relaciones y que se institucionaliza a través de las políticas de focalización de la pobreza es otra forma de incoporar a la dominación mecanismos históricos que ya existían. La diferencia es que en el populismo la cooptación tenía un caracter fundamentalmente corporativo y en el neoliberalismo la intención es individualizada. Programa como Solidaridad, Procede, el programa de becas en el que se paga en efectivo a las familias como apoyo al estudio del niño, etcétera son ejemplos de ello. En Chiapas encontramos tanto programas federales como estatales encaminados con la clara intención de cooptar a la población y fragmentar la base de apoyo del EZLN. La campaña promovida por el gobierno del estado a través de grandes espectaculares promocionando las Asambleas de Barrio en las que se supone que la población puede definir las necesidades y que éstas serán tomadas en cuenta para la elaboración del presupuesto operan como mecanismo de control político sin participación real ciudadana.

El descrédito de la política, la fragmentación social, la estigmatización de las organizaciones populares, la frustración permanente ante el cambio y la impotencia son otros tantos valores contenidos en la ideología promovida por el neoliberalismo. Ninguno de ellos es nuevo. Todos están insertos en la cultura dominante y han formado parte de las formas de dominación previas. Lo que cambia es la forma en que se aplican. Lo que podría parecer aún más sorprendete es que los valores conservadores religiosos también se incorporen en la ideología de sustento al neoliberalismo. Por un lado se construye un imaginario de progreso y modernidad, como sucedió con el NAFTA o la idea de la globalización, y se crean polos primermundistas en las zonas de las ciudades donde se ubican las grandes empresas, sin embargo, esto es perfectamente compatible con la funcionalidad que proporcionan valores como la resignación, la recompensa a quien obra de acuerdo a los cánones establecidos, el temor de Dios, etcétera y que la derecha trabaja con éxito en las calles como se vio ante las protestas contra la ley que amplía los casos de aborto y la ley de convivencia recientemente. Incluso, el fraude electoral de 2000 y la frustración que genera en la poblacion tampoco es una práctica nueva. Quienes conocían históricamente la técnica, el PRI, ahora la han puesto al serivicio de la derecha en el poder con la que están aliados.

La satanización del uso de los espacios públicos para la protesta, en la que los medios de comunicación juegan un papel clave, es otro elemento de la conformación ideológica dominante que ya se encontraba presente en la cultura política y que el neoliberalismo incorpora. Los ejemplos son muchos. Recordemos el caso de la huelga en la UNAM en 1999. A medida que el conflicto se extendía y la posición de las autoridades se endurecía, los medios de comunicación fueron construyendo una imagen de vandalismo sobre el movimiento estudiantil con la que después se pretendió legitimar la intervención policiaco-militar. De esta manera se les imputó posesión de armas que nunca existieron e intransigencia hacia los demás estudiantes y miembros de la comunidad; sin embargo unas semanas antes de la intervención, se había logrado un acuerdo entre estudiantes paristas y no paristas para solicitar a las autoridades que accedieran a negociar y resolver el conflicto. El caso de Atenco fue lo mismo. Cuando la policía entró a Atenco, lo que las televisoras repitieron una y otra vez era la imagen de una persona del pueblo golpeando a un policía. Nadie presentó al aire las imágenes de hombres y mujeres de Atenco golpeados, torturados y violados por la policía. La forma en que se llevó a cabo la campaña de medios contra Obrador, sobre todo a raíz del plantón en la ciudad, es otra muestra de ello. Las imágenes, una y otra vez, asociaron a Obrador con Chávez y a éste con un dictador. El cierre de avenidas se presentó asociado al caos vial y al descontento ciudadano. La situación en Oaxaca ha pasado por el mismo proceso. A todos aquellos que se movilizan se les percibe como violentos. Sin embargo, gran parte de la población no puede interpretar como violencia la condena a muerte de más de 55,000 niños en el país que mueren de hambre cada año o el medio millón de campesinos que deambulan en busca de un empleo, o el 80% de excluidos, o las mujeres asesinadas en Juárez víctimas de la violencia de la pobreza y la connivencia de las autoridades, etcétera.

Por último, cuando se agotan todos los mecanismos de control político, la policía y el ejército son el recurso para mantener la gobernabilidad conservadora. Lo cual tampoco es nuevo pero ahora la militarización de la política va en ascenso a medida que las mediaciones prácticamente desparacen. Desde el alzamiento del EZLN en Chiapas, el nivel de las intervenciones del ejército ha ido en aumento constante. Más aún con la militarización de lucha antinarcóticos, contra la delincuencia y más recientemente contra el terrorismo en la que la ambiguedad abrió el camino legal para actuar contra cualquier sujeto u organización antisistémica. La acción directa del ejército se ha combinado con la creación de cuerpos de élite militarizados como la PFP. Desde hace años, Oaxaca, Chiapas, Guerrero, zonas de la sierra de Puebla y de Veracruz, están militarizadas. El norte también a partir de la lucha contra el narco. Hoy Oaxaca o Tijuana son ciudades bajo estado de sitio no declarado. A la par que se autoriza el uso de la fuerza, las violaciones a los derechos humanos se desatan de lo cual dan cuenta los informes anuales de Naciones Unidas y Amnistía Internacional.

En definitiva, el neoliberalismo no sólo ha profundizado el autoritarismo previo sino que ha significado el ascenso del conservadurismo en el país, de lo que es muestra la gobernabilidad conservadora que se ejerce 16 .

 

II.3 Polarización social y política: potencialidades y límites

El neoliberalismo, como hemos visto, va profundizando la dominación conservadora al punto que encontramos posiciones que llegan a ser abiertamente de derecha en su concepción del poder, del uso de la fuerza, de los fundamentos tradicionalistas y religiosos en su visión del mundo y del país. Pero, por otro lado, las reacciones desde la organización popular van creciendo, mostrando los límites de la dominación y sus contradicciones. Esos límites son tanto socioeconómicos como políticos. El proceso de exclusión -entendido como un fenómeno integral que se da no sólo a nivel económico sino social, político y cultural- llega a ser tal que la realidad de cada día se encarga de desenmascarar los mitos neoliberales y lleva a la gente a tomar medidas. Así, se descubre que la derrama prometida no llega nunca, que el futuro no mejora y cada vez es más difícil completar la compra de la semana, que la crisis no es para todos porque la ciudad y el país tiene ghettos de ostentación en los que se exhibe una minoría y que los costos de la crisis se socializan y entre todos toca pagar el billón de Fobaproa mientras la riqueza se concentra. Es decir, la ideología dominante y la gobernabilidad conservadora tienen límites claros.

Tanto los límites económicos como sociales del neoliberalismo derivan en límites políticos. Estos límites son base de un terreno fértil tanto para la organización popular. Sin embargo, los excluidos también son base de organización para los sectores conservadores. Es decir, la polarización social y económica se va traduciendo en polarización política. A medida que la dominación encuentra dificultades para su reproducción, las posiciones van radicalizándose y se conforman no sólo organizaciones con demandas distintas sino proyectos de país antagónicos. En nada tienen que ver el proyecto de la APPO o el del EZLN con el de El Yunque o el del PAN.

Por otra parte, el neoliberalismo tiene límites estructurales de carácter económico para reproducirse en el mediano plazo que orandan las bases de la dominación. No sólo no resuelve la crisis económica sino que la profundiza. En primer lugar, no genera crecimiento al punto que la tasa actual «es una de las más bajas que ha conocido el país en los últimos 60 años (…) los primeros cinco años del siglo XXI son de claro estancamiento: el PIB (manufacturero) cae un 3.1%» 17 . En cuanto al sector productivo, los indicadores son negativos en la industria y en las manufacturas. Para el periodo 1950-80, la industia manufacturera tuvo una «tasa de crecimiento del 7.1% annual. Digamos que a este ritmo el PIB se duplica cada 10 años. En el periodo neoliberal, 1984-2005, la tasa media anual de crecimiento cae y llega al 2.3%» 18 . Esto, que no es novedad en términos del proyecto, presenta dificultades para la reproducción del capital como señalan Valenzuela y Vuskovic 19 . La generación de plusvalor sigue dependendiendo del sector productivo y del trabajo en toda economía capitalista y en este tipo de patrón de acumulación se destruyen ambos. Por una parte, no es posible mantener la reproducción del capital sobre el capital especulativo 20 . Mientras el PIB global crece a 1.3% promedio para 2000-2005, el sector financiero lo hace al 18% 21 . Por otra parte, y como también señala Valezuela, el recorte salarial, el congelamiento del mercado interno, el recorte del gasto público y la falta de inversión, disparan la inestabilidad económica. El circuito de realización del capital se colapsa y el mercado externo no sólo no lo compensa sino que es precisamente motor de desequilibrio del conjunto de la economía. Puesto que la economía pasa a ser cada vez más dependiente del exterior, las importaciones tanto de manufacturas y bienes de equipo como de bienes suntuarios se disparan. Si además descontamos del total de las exportaciones, las que son maquila e intercambio interempresas, el resultado es un déficit comercial crónico.

El resultado es que México es un ejemplo de fracaso económico según la UNCTAD. No hay inversión y la cartera vencida bancaria está por encima de la de 1995, cuando estalló la crisis. La productividad sólo descansa en la superexplotación del trabajo y tiene un límite en cuanto al nivel de formación de los recursos humanos. La ventaja comparativa de la mano de obra barata hace tiempo que comenzó a agotarse, especialmente a raíz de la competencia con China. Es decir, la teoría de la derrama que proclamaba el neoliberalismo, el relanzamiento del circuito inversión-productividad-generación de empleo y la eficiencia del sector privado por encima del Estado son mitos evidenciados 22 .

Por el contrario, los niveles de desigualdad y exclusión han aumentado como vimos en datos anteriores. Las condiciones serían aún peores sin la descompresión de la migración hacia EU y la entrada de remesas que generan que están por encima de los 25,000 mdd. y son la segunda fuente de ingreso nacional después del petróleo 23 . El rentismo, la concentración de poder y riqueza, y la profundización de la dependencia es la característica de la neoligarquización del poder. Como veremos, estos sectores defiende las posiciones conquistadas a como dé lugar, haciendo uso de la violencia explícita o del fraude electoral. Los niveles de concentración son comparativamente los más altos de la historia del país. Un ejemplo de ello es que pasamos de tener una lista con 17 millonarios entre los hombres más ricos del mundo a tener al hombre más rico de América Latina y, recientemente, el Sr. Slim pasó a convertirse en el hombre más rico del mundo. Otro ejemplo es el de la banca. El BBV obtiene, sólo en México, el 33% de las ganancias a nivel mundial 24 . Las tendencias monopólicas son un reflejo de la concentración: Telmex acapara el 95% de la telefonía fija del país; Cemex el 90% del mercado cementero; Grupo México, el 95% de la explotación de minerales; y Televisa el 70% de la televisión abierta 25 . Estos son indicadores del potencial de aglutinación e identificación ideológica que comparten las nuevas oligarquías del país. También son una clara muestra de lo que se defiende frente al potencial organizativo popular y porqué la élite conservadora van radicalizando sus posiciones.

Por otra parte, el potencial de ingobernabilidad, como dirían los conservadores, puede manifestarse no sólo por una vía organizada sino en forma de descomposición y anomia como es el caso de la delincuencia y la violencia urbana. Por una parte, esto se convierte en un problema para la reproducción de este tipo de capitalismo cuando, por ejemplo, los asaltos y secuestros se hacen extensivos a cualquier miembro de la sociedad, desde el empresario acaudalado hasta el trabajador. Por otra parte, estos sectores excluidos también pueden convertirse en base social para la derecha que exalta ciertas demandas de carácter religioso – por ej. la oposición contra la ley del aborto- o bien que explota sus necesidades económicas y falta de conciencia política. Así, de los contingentes de excluidos salen los golpeadores contratados, los paramilitares y una parte de los policías federales o estatales que participan en fenómenos de represión. Frente a estas manifestaciones anómicas, la toma de conciencia y organización de los sectores populares también va creciendo.

 

III. La emergencia del movimiento popular: un lento proceso de conformación de fuerza

A partir del levantamiento del EZLN en 1994 hemos asistido a un proceso de conformación de organizaciones populares de muy distinto signo 26 . Muchas de las manifestaciones de estas organizaciones comenzaron por una demanda puntual frente a los embates de las reformas neoliberales. Es el caso del movimiento estudiantil en la UNAM para evitar el cobro de cuotas o el inicio de la APPO pidiendo la salida del gobernador Ulises Ruiz. En un segundo momento y a medida que la movilización se convierte en un proceso de politización de los participantes, las demandas se hacen más integrales y se convierten en demandas de carácter nacional, como la defensa de la educación pública y la democratización de la educación en el caso de 1999 o la democratización del estado, en el caso de Oaxaca.

Los procesos de acumulación se van perfilando y concatenando poco a poco como se muestra en el breve recuento que aparece más adelante. Esta concatenación sin embargo se expresa mucho menos como articulación de las organizaciones que como vínculo generacional y personal. Por ejemplo, los padres que apoyaban en los plantones en la huelga de 99 en la UNAM se habían formado al calor del movimiento del 68. Muchos de los jóvenes que participaron en 99 se habían formado en las movilizaciones de apoyo al zapatismo aunque esa fuera su única experiencia militante. Muchos de ellos y de las generaciones que les siguen mantienen cierto nivel de participación que va desde el apoyo a los campesino de Atenco y Oaxaca pasando por las movilizaciones contra el fraude.

Hasta ahora no aparecen alianzas con programas conjuntos entre las diversas organizaciones. Es decir, todavía estamos ante un proceso incipiente en el que la fragmentación organizativa está presente aunque comienzan a expresarse alianzas puntuales ante determinadas situaciones como la liberación de los presos políticos que afectan a la mayoría de las organizaciones o la denuncia de torturas y violación de derechos humanos cada vez más recurrente.

Lo que evidencia el proceso de ascenso del movimiento popular es la dignificación de la participación política, primer rémora a vencer, y la reconstrucción de la organización política aunque sea muy lentamente. Después de un primer periodo de espontaneísmo organizativo, estamos en un momento de reconsideración sobre la relevancia de la organización como posibilidad de construcción política. Algo que parecería tan evidente es uno de los grandes retos del movimiento popular en el país. Al respecto es importante considerar las condiciones de las que se partía y el impacto de la dominación durante la mayor parte del siglo XX, como ya señalamos anteriormente.

III.1. El movimiento indígena: EZLN y CNI

Iniciamos este breve recuento 27 de las organizaciones populares con el EZLN 28 quien irrumpe en la política nacional haciendo trizas el sueño mediático del ingreso al «primer mundo» con el que se publicitaba el TLC con EU. En términos de proyecto, la demanda de reconocimiento y autonomía de los pueblos indígenas estuvo desde un inicio vinculada a un proyecto de país incluyente tanto de los pueblos indígenas como de todos los excluidos. Se planteaba la necesidad de democratización local y nacional así como la ruptura con el neoliberalismo. El primer encuentro en territorio zapatista con la sociedad civil nacional e internacional fue en nombre de la humanidad y en contra del neoliberalismo. En comunicados más recientes, el zapatismo parece llevar la crítica más allá y aparece una crítica general al capitalismo, más allá de la experiencia específica del neoliberalismo, aunque a veces se manejan como sinónimos. Este importante salto cualitativo adquiere contenido y forma muy clara en la experiencia de los municipios autónomos y en la conformación de los Caracoles. El informe presentado en el reciente II Encuentro de los Pueblos Zapatistas con los Pueblos del Mundo 29 refleja el fortalecimiento de la autonomía y los avances en la construcción de formas propias de vida y de gobierno que rompen con la estructura de poder capitalista: la colectivización de la tierra y de la producción en general; la formación de cooperativas de café, panadería, artesanía, zapatería, etcétera; el proyecto educativo en primaria que responde a las necesidades de las comunidades; la participación de la comunidad en la toma de decisiones a nivel del pueblo, en las representaciones y cargos del municipio autonómo y en la rotación de los miembros de las Juntas de Buen Gobierno; un sistema de concepción y aplicación de la justicia que es más bien formativo que punitivo y en el que participa toda la comunidad; el rescate de los saberes propios como la medicina tradicional; y el trabajo de las mujeres para hacer efectiva su participación en todas las actividades de la comunidad. Hasta el momento y sin estar exentos de conflictos, como toda organización política, el EZ ha demostrado ser capaz de superar internamente las diferencias y avanzar en los proyectos de vida que se plantea.

En términos del proyecto nacional, el EZLN ejerce una clara influencia ideológica en cuanto a la propuesta de democratización del ejercicio del poder, entendiendo la democracia como decisión real y no como mecanismo electoral y procedimental. Se insiste en la necesidad de organizarse esperando que la experiencia participativa se reproduzca en los distintos ámbitos urbanos, por sectores, etcétera, aunque no hay una concretización del cómo hacerlo. Esta es una de las diferencias centrales de la llamada sociedad civil con las organizaciones indígenas. Los pueblos indígenas han mantenido una identidad y formas de organización propias, desde antes de la conquista y después como forma de resistencia, que en el caso de la población mestiza y urbana desaparecieron y lo que fue creándose como experiencia organizativa popular fue destruido o cooptado como ya explicamos. Esto se ve claramente en el hecho de que muchas de las adhesiones al EZLN son individuales. Las grandes mayorías recién están recuperando el interés por la participación y por la organización. Es decir, aunque el proyecto tenga impacto nacional, la concretización organizativa se da a un nivel fundamentalmente local. El intento de proyectar la organización del EZ a nivel nacional a través del Frente Zapatista de Liberación Nacional no fraguó, al punto que fue disuelto por el propio EZLN. La concepción de una democracia que promueva la participación y rompa con las formas de dominación imperantes, condujeron a la crítica de los partidos políticos y del PRD en específico, en tanto partido que se autonombra como izquierda. Las razones son varias y de peso. Recordemos que desde el I Encuentro Intercontinental, cuando el EZ necesitaba el apoyo del PRD para romper el cerco de la semi-clandestinidad, el partido pintó su raya para no contaminarse con posibles críticas de radicalización. Nunca pasaron de un discurso solidario y una agenda electoral. La Ley Indígena contó con el voto a favor del PRD en el Senado. La llegada de Pablo Salazar Mendiguchía a la gubernatura del Estado hace unos años fue posible gracias al apoyo del PRD y durante todo su mandato las condiciones de violación de derechos humanos así como el hostigamiento y acoso de los grupos paramilitares empeoraron. De la misma manera, las medidas contrainsurgentes de distribución de apoyos con la pretensión de fracturar a la organización fueron un eje de la política estatal. Así hasta llegar a la ruptura explícita y pública del EZ con el PRD 30 , de ahí la convocatoria de La otra campaña . El coletazo de esta ruptura se evidenció aún más en la campaña electoral cuando el zapatismo, a través del Subcomandante Marcos, declaró públicamente que no existían diferencias entre el PRI, el PAN y el PRD; afirmación que se mantuvo ante el posterior movimiento contra el fraude encabezado por López Obrador.

El EZLN ha jugado un papel histórico en el rescate de la participación política como espacio de construcción y en la transformación de la cultura política nacional. Por primera vez en la historia del país, el ser indígena fue visto con orgullo. El EZ también puso de manifiesto la importancia del territorio en la lucha política, rompiendo con las posiciones e interpretaciones posmodernas que idealizaban las redes cibernéticas. Los zapatistas dejaron claro que lo que son, su identidad, tiene que ver con el territorio y que su posibilidad de construir autonomía también se hace en el territorio. Y ello sin rechazar los vínculos con otros -construcción de redes- para ampliar su base de apoyo y sin rechazar el uso tecnológico y mediático, en lo que han sido muy creativos además de que lo han ocupado como una herramienta de defensa para romper el cerco informativo. Así el EZ encuentra apoyos entre una diversidad de sectores que van desde la Iglesia de base, próxima a la teología de la liberación, los sectores que quedaron descolgados de otras experiencias de izquierda (partidos, sindicatos, organizaciones diversas, guerrilla), los jóvenes, otras organizaciones indígenas y sectores medios progresistas. Las movilizaciones en defensa del EZLN pidiendo el cese de la guerra en distintos momentos, la Marcha de los 1111 en 1997, la Marcha del color de la tierra en 2001 y La otra campaña en nuestros días, no sólo han sido una escuela de formación política para los más jóvenes sino que han creado pequeños espacios para el rescate de la política y de los espacios públicos que antes no existían. Además, y como reconocen las propias comunidades indígenas zapatistas, la organización marcó un gran cambio en las condiciones y posibilidades de vida de estos pueblos mayas. Cualquiera de los relatos sobre las condiciones de vida que han enfrentado los pueblos indígenas en Chiapas -lo que podemos hacer extensivo a los restantes estados de la República con población indígena- dan cuenta de la brutal exclusión y opresión desde la colonia. La posibilidad de ser y mantener su identidad cultural y política está basada en el logro de proyectos concretos que han significado mejores condiciones de vida (la existencia de cooperativas, la producción agrícola colectiva, los proyectos de educación, salud, justicia, los proyectos de las mujeres, los caracoles y las Juntas de Buen Gobierno). Es decir, la irrupción del EZLN en la política nacional trasciende con creces el debate sobre si es o no un grupo armado.

La organización del Foro Nacional Indígena y la posterior conformación en 1996 del Congreso Nacional Indígena (CNI) perfiló la aparición de otro actor político. El CNI es la expresión de un espacio de articulación de experiencias históricas previas, como por ejemplo la Coordinadora Nacional Plan de Ayala, en el que confluyen un mosaico de organizaciones indígenas que va tejiendo relaciones con otras organizaciones indígenas y no indígenas, incluido el EZLN, el Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra (FPDT) y la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca (APPO). Las relaciones también se amplían a organizaciones indígenas internacionales como es el caso del Encuentro de Pueblos Indígenas de América a celebrarse en octubre de este año en territorio yaqui. Hasta el momento el CNI ha celebrado cuatro congresos nacionales: el I en 1996 y el II en 1998, ambos en la Ciudad de México; el III en Nurío, Michoacán, en 2001 y el IV en 2006 en el Estado de México. Las principales demandas del CNI son: la defensa de la autonomía indígena, el cumplimiento de los Acuerdos de San Andrés, la denuncia del acaparamiento de tierras; la demanda de que los lugares sagrados no sean explotados con fines turísticos; la condena al bioimperialismo que patenta plantas, conocimientos y levanta muestreos de los pueblos indígenas, como sucedió en Oaxaca por parte del Instituto de Medicina Genómica; la defensa de la naturaleza; la denuncia de la militarización y violación de derechos humanos y, más recientemente, la definición de la organización como anticapitalista 31 . Si bien respaldan las demandas y movilizaciones del EZ, también aclaran que la autonomía no es una novedad del EZ sino una práctica histórica de los pueblos indígenas. Reconocen los avances logrados así como el impacto de las políticas de cooptación y represión practicadas en la organización. De esta manera señalan: «El movimiento indígena mexicano necesita coordinarse porque desde 1998, cuando el gobierno mexicano lanzó su embestida para ´achicar´ la demanda indígena, se ha venido dispersando y no ha podido recuperarse del todo. En algunas regiones se han logrado algunas alianzas coyunturales pero la imagen que ahora proyecta es que se encuentra disperso. No es que no exista, sino que está desarticulado. Y así, aunque sus demandas sean comunes, se presenta fraccionado frente a un Estado que usa toda su fuerza para someterlo. Para resolver el problema de la coordinación es necesario resolver cuestiones como las siguientes: ¿para qué debemos coordinarse? ¿qué tipo de coordinación necesita? (…) Con respecto al plan de lucha es indispensable tener claro ¿cuáles son las demandas de los pueblos indígenas en esta coyuntura política? ¿pueden agruparse en algunos ejes temáticos las luchas?» 32 . Es de gran importancia el reconocimiento que hace el propio CNI sobre la necesidad de organización de manera que se pueda superar la atomización del movimiento y/o superar la articulación coyuntural para pasar a un nivel organizativo donde el movimiento pueda tomar decisiones como CNI y llevarlas a la práctica respetando las formas propias de cada organización que lo integra. Ese es uno de los grandes retos a enfrentar y del que el Encuentro de octubre será un indicador.

III.2. El movimiento estudiantil: el CGH

Otra de las movilizaciones que tuvo impacto a nivel nacional fue el movimiento de huelga de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) en 1999, que acabó con la entrada de la Policía Federal Preventiva (PFP) al campus universitario en febrero de 2000. El Consejo General del Huelga marcó un momento de reorganización del movimiento estudiantil cuando éste se encontraba prácticamente extinto. La huelga artículó a todos aquellos que compartían la lucha contra la contrarreforma educativa. Aglutinó a todos los jóvenes que veían amenazada la posibilidad de la educación pública y gratuita y despertó las solidaridades de los sectores sociales que veían en la educación una posibilidad histórica de ascenso social. Los jóvenes que el neoliberalismo condenaba a la pauperización y a la incertidumbre habían encontrado un espacio de lucha. De esta manera, el CGH despertó simpatías no sólo entre las grandes mayorías excluidas sino entre importante franjas de sectores medios y medio-bajos. Si bien el detonante fue la subida de las cuotas universitarias, el proceso de conformación del movimiento daba cuenta del rechazo a las políticas neoliberales, en este caso en el marco educativo. Como había sucedido con el movimiento estudiantil en otros momentos de la historia, las demandas se hicieron extensivas a la democratización de la universidad y a la democratización del país. La reflexión sobre el proyecto educativo volvió a situarse en su relación con el tipo de país que se pensaba en términos de desarrollo socioeconómico y democrático 33 . Hay que reconocer que el CGH fue un esfuerzo de construcción organizativa importante en un medio en el que no existían prácticamente organizaciones estudiantiles. Las que había tenían muy pocos militantes y estaban integradas por una generación más grande. Para muchos jóvenes la huelga del 99 fue su primera experiencia organizativa, si bien muchos venían de apoyar al EZ en las movilizaciones que éste convocaba y de hacer trabajo en las comunidades. Las contradicciones que surgieron en el camino son en parte producto de esta inexperiencia y de la política de desprestigio orquestada desde el poder que contó con el apoyo de todos los medios de comunicación. El PRD asumió el papel de la izquierda «razonable» para sancionar esta satanización en tanto nunca logró el control del movimiento. La UNAM ya no era la de los ochenta, donde el PRD y el cardenismo habían representado a la izquierda movilizada. Los operadores estudiantiles y académicos del PRD se caracterizaron por recurrir a las más viejas formas del priísmo. El autoritarismo, la manipulación y la negociación en privado fueron parte de sus prácticas y explican el porqué no contaron prácticamente con base de apoyo en el movimiento. Una nueva generación había hecho su entrada en la escena política. Estos jóvenes, excluidos en el neoliberalismo, tenían un claro rechazo a los partidos políticos y compartían una idea de la democracia y el poder más cercana al EZ. La entrada de la PFP a la UNAM fue también el punto de inflexión en las estrategias de militarización que el gobierno había iniciado con el EZLN. La estrategia mediática y represiva de la mano de un cuerpo que se presentaba a la opinión pública como «técnicamente cualificado» se convirtió en práctica recurrente desde entonces con las diversas organizaciones políticas del país. El resultado de este proceso de politización es que muchos de esos jóvenes y de las generaciones subsecuentes se han sumado a las movilizaciones en apoyo a los campesinos de Atenco, a la APPO, al movimiento de Obrador, a las movilizaciones contra la ley del ISSSTE, etcétera. Recientemente, en marzo de 2007, se celebró un Precongreso Nacional Estudiantil, en el marco del Diálogo Nacional, para promover la conformación de una organización nacional de estudiantes.

III.3. El movimiento sindical independiente

Entre las manifestaciones del movimiento popular podemos encontrar al movimiento sindical. Aunque menguado y fragmentado, el sindicalismo ha dado muestras de un importante avance en los últimos años: la ruptura y pérdida del control presupuestal por parte del charrismo y la conformación de estructuras organizativas por parte del sindicalismo independiente. Hay que resaltar la importancia de este hecho en un país donde el sindicalismo blanco controló al movimiento sindical por casi sesenta años. Es decir, el análisis del movimiento sindical en nuestros días no puede quedar reducido al hecho de que existen prácticas autoritarias y, a veces, poco transparentes al interior del sindicalismo que se define como independiente. Èstas forman parte de una cultura política que recién comenzó a transformarse. El sindicalismo independiente había sobrevivido en pequeños espacios a los embates corporativos de los setenta y posteriormente al desmantelamiento neoliberal del sindicalismo en los ochenta. Algunas manifestaciones de la lenta pero incipiente recomposición del sindicalismo independiente la podemos encontrar en la conformación de organizaciones que comenzaron a movilizarse contra la llamada modernización laboral 34 . Es el caso de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) que, más allá de sus contradicciones y herencias del priísmo, se ha mantenido como una corriente en lucha frente al charrismo gansteril del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), encabezado por Elba Esther Gordillo. Algunas de las movilizaciones más importantes de los últimos años como la de Oaxaca han contando con la participación de la CNTE. Otro ejemplo de la crisis del sindicalismo corporativo fue la conformación del Sindicato Mexicano de Electricistas (SME) donde las bases han logrado mantener un proceso de lucha frente a los embates neoliberales y los pactos ocultos de la dirigencia -como cuando ésta apoyó a Carlos Salinas de Gortari en las elecciones de 1988-. Otro caso es el del sindicato de la empresa siderúrgica SICARTSA 35 , ubicada en Michoacán, que desde los ochenta y hasta el día de hoy ha mantenido una constante movilización en defensa de sus derechos laborales. Este sindicato ha sido reprimido duramente tanto por el priísmo como por la reciente alianza entre del gobierno federal y estatal encabeza en un caso por el PAN y en el otro por el PRD. Aunque nos sorprenda, la lista de sindicatos al margen del oficialismo es bastante larga. Basta revisar a los sindicatos firmantes del Diálogo Nacional donde aparece el SITUAM, el sindicato de Euzkadi, etcétera.

Desde 1995, por primera vez en la historia del país, la ruptura con el sindicalismo oficial se hace pública en las calles y desde entonces se realizan dos marchas. Hasta entonces el 1 de mayo era el día del desfile del charrismo, sin fisuras ni espacio para el sindicalismo independiente. Lo que sería inaudito en otros países era práctica común en México. La conformación de la Coordinadora Intersindical 1 de Mayo y la Unión Nacional de Trabajadores (UNT), en 1997, son expresión de las fracturas del oficialismo aunque con distinto signo político. En el primer caso con una composición más claramente definida desde el sindicalismo independiente y en el segundo como un grupo bastante heterogéneo que en cualquier caso representaba desgajamientos con las centrales corporativas. Un año más tarde, en 1998, surge el Frente Sindical Mexicano, proyecto encabezado por el SME y en torno al cual se aglutina el sindicalismo considerado independiente. El último de estos espacios de conformación de alianzas con otras organizaciones sociales (campesinas, estudiantiles, de derechos humanos, etcétera) es el Diálogo Nacional que se inicia en 2004 como intento de convergencia de diversas fuerzas políticas para construir y defender «un Proyecto de Nación con Libertad, Justicia y Democracia». Desde entonces han tenido lugar cuatro convocatorias del Diálogo Nacional a las que continúan sumándose organizaciones 36 . El principal reto, al igual que en los otros casos descritos, es la fragilidad de la organización. Por ahora, es más un espacio de movilización y vinculación.

Otro de los frentes que muestra signos de cambio desde los noventa es la organización del sindicalismo independiente en las maquilas, en condiciones muy adversas y enfrentando la dureza de la represión. La composición femenina en este tipo de sindicatos es muy alta. Un ejemplo es el Comité Fronterizo de Obreros (CFO) que operan en siete ciudades del norte del país y vienen trabajando desde mediados de los noventa. Las demandas son puntuales y orientadas a la defensa de condiciones básicas de trabajo, entre ellas el derecho de sindicalización y el cumplimiento de la Ley Federal del Trabajo, sin embargo asumen explícitamente la defensa de la democracia sindical en programa de trabajo 37 .

III.4. El Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra (FPDT)

En años más recientes la lucha del (FPDT), en Atenco (Estado de México), es una manifestación más de las organizaciones campesinas que existen en el país y que en este caso se convirtió en noticia nacional por la resistencia a la construcción del aeropuerto internacional alternativo al de la Ciudad de México y por la brutal represión que tuvo lugar meses después, en 2006, con la entrada de 3,000 policías entre federales, la PFP y los municipales. Sin embargo, además de que Atenco se convirtió en un escándalo internacional por violación de derechos humanos (200 detenidos, 2 muertos, desaparecidos, violaciones de hombre y mujeres, incumplimiento de los principios básicos del derecho en la detención y procesamiento), el FPDT es una organización que continúa movilizada 38 . (Meter bibliografía de compu). Nuevamente, se pasó de una demanda estrictamente local, la defensa de la forma de vida y la negativa a vender la tierra por parte de los campesinos, a convertirse en noticia nacional e internacional y despertar la solidaridad de las demás organizaciones sociales (EZ, organizaciones estudiantiles, sindicatos independientes, APPO, derechos humanos, etcétera). Hasta el momento, la lucha del FPDT y la impunidad tras la masiva violación de derechos humanos ha sido un factor más de formación de conciencia frente al neoliberalismo y ha formado parte del proceso de formación política que vive el país. La represión fue una lección de contrainsurgencia empleada por la derecha en el poder. Con el FCPT, al igual que sucede con la APPO, la organización interna tiene capacidad de mantenerse más allá de la represión porque está basada en la identidad comunitaria del pueblo; sin embargo, la organización como tal está circunscrita al ámbito local.

III.5. Movimiento contra el fraude electoral

El proceso de acumulación de las movilizaciones populares tuvo otro punto álgido con el movimiento contra el fraude electoral de julio de 2006, encabezado por Andrés Manuel López Obrador, llegando a movilizar a un millón de personas en las calles 39 . La demanda inicial del recuento de votos dio paso a una demanda de democratización y de defensa de la posibilidad de cambio político que es interpretado de muy distintas formas. Para las grandes mayorías de excluidos concentrados en esta experiencia, el cambio se asocia con distribución y recuperación de políticas sociales frente a la brutal exclusión del neoliberalismo. La gente salió a las calles para combatir la derrota, la burla y la frustración que representaba la conculcación del voto, sumada ya a un largo repertorio histórico. En este contexto cobra sentido para la gente el discurso de la esperanza que maneja Obrador y la consigna de Patria para todos. Así, la movilización no es en apoyo al PRD, que por demás tiene un alto descrédito dado su actuar errático, sino en apoyo a una posibilidad de proyecto de país distinto que encabeza una figura con claro liderazgo carismático. La gran mayoría que integra el movimiento son sectores sin partido, que proceden de otras organizaciones y que, en muchos casos, no militan en ninguna organización. El proyecto ha estado centrado en el programa de campaña electoral de Obrador y en algunas propuestas sobre la reforma fiscal y el control de precios que planteó el Gobierno Legítimo -por oposición al gobierno oficialista salido del fraude-. La estrategia ha estado centrada en la movilización periódica en las calles y no en la organización popular. Las organizaciones creadas, como la Convención Nacional Democrática (CND) y el Frente Amplio Progresista (FAP), una alianza de partidos entre el PRD, PT y Convergencia, tampoco han dado resultado concretos. La CND funciona más como movilizador que como organización en sí y el FAP regula los acuerdos partidarios en los espacios formales. Incluso se habla de diferencias en cuanto a propuestas entre el FAP y la CND. También se plantean claras diferencias al interior del PRD en relación no sólo con el FAP sino con la propia convención y las propuestas de Obrador. El plantón que por semanas ocupó las calles de la ciudad, y que se convirtió en una manifestación de las bases como tal, fue sin embargo una de las medidas más criticadas por diversos sectores del PRD a Obrador. Los problemas históricos del PRD en tanto sumatoria de facciones, que a veces llevan a poner en cuestión que sea un partido, se han evidenciado en la movilización encabezada por Obrador, a quien diversas corrientes consideraron un tiempo demasiado radical. Los acontecimientos de los últimos meses parecen apuntar a un pacto, no siempre logrado, entre el PRD y Obrador para limar asperezas y tendencias radicales con vistas a las elecciones de 2012. De esta manera, la dirección del movimiento ha derivado en llamados a la movilización en las calles sin ninguna intención de construcción organizativa real. Las demandas de tareas que la gente solicita, la respuesta a qué hacer, quedan en una convocatoria más en las calles o bien se resuelve con la pertenencia simbólica a la toma de decisiones que da un gafete de registro en la CND. El altísimo potencial organizativo que ha tenido el movimiento, así sea bajo una dirección personal, parece verse diluido en los últimos meses por la prioridad electoral. No obstante, es importante reconocer el papel que ha tenido la movilización en la politización popular acallada durante décadas. Esta distinción entre el movimiento y el partido así como entre las bases y Obrador es lo que no parece haber estado tan claro en la lectura del EZ. Para las grandes mayorías, Obrador representaba una opción en la que depositar sus expectativas de cambio y con el que se asociban posibilidades reales de llegar en el corto plazo. De ahí también la creciente capacidad de convocatoria de Obrador y la disminución de ésta por parte del EZ. También hay que la divisoria entre los simpatizantes tanto de Obrador como del EZ era muy tenue. Muchos asistían indistintamente a las convocatorias de ambos.

Hasta el momento, el gobierno legítimo está más centrado en la figura de Obrador y su recorrido por el país que sobre propuestas políticas concretas por parte de las distintas secretarías legítimas. Por otra parte, la política de alianzas con las organizaciones populares ha seguido la política característica del PRD de cuidar que su imagen no sea asociada con posiciones radicales. Los posicionamientos críticos tanto de Obrador como del gobierno legítimo en relación con la represión en Oaxaca y Atenco han sido tardías y tímidas. Lo mismo sucede con la casi nula relación con gobiernos latinoamericanos antineoliberales. Está por verse si el movimiento quedará atrapado por el pragmatismo electoral de 2012 o si es capaz, a través de su líder, de dar un paso a la izquierda y tejer alianzas con las organizaciones nacionales e internacionales que le son afines.

III.6. La Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca (APPO)

La última de las experiencias organizativas que podemos agregar a este breve recuento es la de la (APPO). Lo que se inició como demanda del sector magisterial acabó desencadenando un movimiento a nivel estatal que hoy cuenta con amplios apoyos en el país. De esas demandas sectoriales puntuales se pasó a una demanda de democratización del estado para ponerle alto a la corrupción, a la exclusión y al manejo discrecional del poder. Nuevamente se manifestó explíticamente la oposición al neoliberalismo. La represión reiterada y brutal de la policía estatal y de la PFP también han colocado este caso en el ámbito internacional. Oaxaca no sólo repite el esquema de contrainsurgencia de Atenco, con violaciones, detenciones ilegales, tortura, etcétera, sino que se convirtió en un campo de experimentación del nuevo equipo militar adquirido (tanquetas, carros de agua). La base comunitaria e indígena del movimiento le da suficiente solidez para mantenerse activo más allá de fracturas internas e intentos de fragmentación orquestados desde el aparato del Estado. La APPO reproduce la forma asamblearia que han tenido históricamente los pueblos. De los 570 municipios que hay en Oaxaca, 450 se rigen por usos y costumbres y es el estado que cuenta con mayor diversidad de pueblos indígenas 40 . Aunque contó con el apoyo de amplias franjas de los sectores medios, la base del movimiento es fundamentalmente popular y, a pesar de que han surgido otras APPO en distintos estados y el movimiento haya logrado resonancia nacional e internacional, la organización tiene un carácter fundamentalmente local.

 

IV. La derecha organizada y militante: la contraparte en ascenso

A medida que el neoliberalismo avanzó en el país, el conservadurismo fue abriéndose paso en las filas de la clase política. El PRI se transformó en el proceso y el control del partido pasó a manos de los tecnócratas. Sin embargo, el partido conservador por excelencia, el PAN, se radicalizaba hacia la derecha como manifestación de las tendencias oligárquicas. La derecha no sólo llegó a la presidencia con Vicente Fox, sino que en alianza con el PRI, se encargaron orquestar el fraude de 2006. El ascenso de esta derecha tiene larga data. Desde los setenta, y con más fuerza en los ochenta, la ultraderecha ha pugnado por hacerse con el control del partido. Con Vicente Fox y ahora con Felipe Calderón ha logrado llegar a los aparatos del Estado. Destacados miembros de El Yunque, la organización secreta de la derecha, forman parte del PAN y ocupan posiciones centrales en el partido como el caso de Manuel Espino, actual Presidente del PAN. El ex-secretario de Gobernación, Santiago Creel, también forma parte de El Yunque y personas cercanas a Felipe Calderón como su secretario particular, César Nava. Si bien hay diferencias internas, la presencia de El Yunque se encuentra tanto entre los cercanos a Calderón como a Espino 41 .

La derechización del PAN ha contado con el apoyo explícito de la Coparmex y del Consejo Coordinador Empresarial (CCE). La campaña de Calderón, o más bien la estrategia de contención para que no llegara Obrador, aglutinó el apoyo de los propietarios de los principales medios de comunicación del país, Televisa y TV Azteca. Claudio X. González, uno de los hombres más influyentes del país, es miembro del Consejo de Televisa y favoreció la gestión. Además está en el Consejo de Administración de Kimberly Klark, Minera México, Grupo Carso, entre otros, y su hijo es presidente de Fundación Televisa. Una de las consejeras del Instituto Federal Electoral (IFE), Alejandra Latapí, fue empleada de Claudio X. González y del CCE. La publicidad del miedo que asociaba a Obrador con la desestabilización y con Chávez fue patrocinada por el CCE. Guillermo Velasco Arzaga, quien fue asesor de Marta Sahagún y miembro de El Yunque, se encargó de orquestar la campaña que vinculaba la publicidad de ciertos productos con el apoyo a Calderón. Es el caso del grupo Bimbo, de Telmex propiedad de Carlos Slim, ahora el hombre más rico del mundo, de Banamex con Roberto Hernández y de Cerevería Modelo de la familia Zavala. El esposo de la Sra. Aramburu Zavala es el embajador de EU en México, Antonio O. Garza. Estas son parte de las 11 personas que poseen el 5% del PIB nacional 42 .

Es decir, el PAN de hoy ha sido depurado de los sectores más liberales que tenía. La composición del gobierno de Calderón fue una muestra de esto. En la Secretaría de Gobernación colocó a un connotado derechista, Francisco Ramírez Acuña, ex gobernador de Jalisco -cuna de El Yunque- y responsible de la represión en Guadalajara de cientos de jóvenes que fueron detenidos y torturados tras manifestarse contra una reunión de presidentes de América Latina y Europa. De hecho, Ramírez Acuña fue quien destapó a Calderón como candidato a la Presidencia. La propia Universidad de Guadalajara es parte del botín de El Yunque 43 . La titular de Desarrollo Social, Ana Teresa Aranda, también se identifica con el espectro de la ultraderecha. Esta derecha ha reforzado sus vínculos internacionales de la mano de la derecha europea y estadounidense. La relación del Partido Popular (PP) y en concreto de José María Aznar con Espino es muy cercana pero tambiénlo es la del propio Calderón a través del Jefe de la Oficina de la Presidencia, Juan Camilo Mouriño. Este hombre de origen español, es el vínculo, a través del su padre, con el PP. Recordemos que quien dio el espaldarazo a Calderón fue el enviado de la Unión Europea, José Ignacio Salafranca, perteniciente también al PP 44 . Otro español miembro del PP, Antonio Solá, estuvo a cargo de la campaña de Calderón junto con Rob Allyn, experimentado publicistas que participó en la campaña de Fox y de George Bush 45 . Los vínculos con los sectores más conservadores de América Latina se dan a través de la llegada de Espino a la presidencia de la Organización Demócrata Cristiana de América (OCDA), cargo al que accedió gracias al apoyo de varias organizaciones anticastristas radicadas en Miami «con las que pactó desplegar una campaña permanente de desestabilización en Cuba y otros países de América Latina gobernados por fuerzas progresistas, en particular Venezuela» 46 . En la construcción de esta relación entre el PAN y la OCDA, como señala Fazio, jugaron un papel fundamental el PP español y el Partido Republicano de EU. Es decir, el PAN está conectado al proyecto de difusión de la derecha latinoamericana tanto a nivel regional como continental vía el patrocionio de EU. De ahí que no sorprenda el hecho de que la derecha panista sea pro-norteamericana, profundizando aún más la dependencia que los tecnócratas priístas alimentaron con ahínco.

Esta derecha no sólo es confesional sino que ha abierto el camino a la recomposición del poder de la Iglesia a través de destacadas figuras como Juan Sandoval Íñiguez, arzobispo de Guadalajara 47 , o el cardenal Norberto Rivera Carrera. Sus intervenciones en el debate político son cada vez más frecuentes. Se posicionarion abiertamente contra López Obrador en las elecciones y se han manifestado contra la ley del aborto, contra la ley de convivencia, por el endurecimiento de la legislación penal e incluso a favor de la subida del precio de la tortilla. Por primera vez, con Fox, vimos a un presidente asistir a actos religiosos que eran transmitidos por televisión. La voz de Provida tuvo un espacio permanente en los noticieros mientras se debatía la ley sobre el aborto. Los programas religiosos en radio y televisión han aumentado de forma considerable y los medios de comunicación cercanos a la derecha rompen con la tradición laicista e incorporan sutiles comentarios incluso en los noticieros.

En el país en que nadie hablaba de derecha, como si no existiera porque todo lo ocupaba el PRI, la derecha no sólo avanza sino que se ha hecho presente en las calles. La marcha contra la delincuencia convocada por México Unido contra la Delincuencia, la marcha contra la ley del aborto, mujeres repartiendo propaganda y recolectando firmas contra dicha ley, la marcha contra la ley de sociedades de convivencia o los grupos organizados contra las bases del obradorismo han sido un fenómeno habitual en los últimos años.

Los espacios de la derecha son aún más amplios. No hay que olvidar que el PRI también tiene una franja de derecha y que tuvo nexos con El Yunque en los setenta 48 . Recientemente se creo un nuevo partido sinarquista, Movimiento de Participación Solidaria, declaradamente católico detrás del cual están no sólo panistas sino miembros del sector privado como Lorenzo Servitje del grupo Bimbo y Patricio Slim, el hijo de Carlos Slim. Servitje también está al frente de un movimiento para arrebatar el control del DF al PRD 49 .

El uso reiterado de la fuerza pública y de las Fuerzas Armadas para enfrentar la movilización política y problemas sociales, como la delincuencia, hace de éste un país cada vez más militarizado 50 . El crecimiento de los grupos paramilitares y la violación sistemática de derechos también es un fenómeno recurrente como la impunidad y la actitud despreciativa de las autoridades ante organismos de derechos humanos. Recordemos las declaraciones del gobernador de Oaxaca y del secretario de Gobernación ante el informe de Amnistía Internacional. El primero les acuso de ser consejeros de la APPO y el segundo cuestionó su metodología de trabajo 51 . Las violaciones a los derechos humanos han continuado después de estas advertencias, como en el caso de la detención ilegal y tortura contra un grupo de extranjeros, una de ellas miembro de la Comisión Civil Internacional de Observación de los Derechos Humanos. La última reforma al código penal, conocida como Ley Antiterrorista, es una muestra más de la derechización del país y de la injerencia de EU ya que prácticamente resulta un calco de la Ley Antiterrorista estadounidense. L a reforma del artículo 139 de la Ley contra la Delincuencia Organizada señala como actos terroristas, lo mismo que la estadounidense, aquellos que produzcan «alarma, temor o terror (y que pueda) atentar contra la seguridad nacional o presionar a la autoridad´»52.

 

V. Conclusiones

Nos encontramos ante un escenario de ascenso del movimiento popular a la par que se fortalece la derecha tanto internamente como en su relación con EU. México, cada vez más aislado del entorno latinoamericano, es el aprendiz ideal del Proyecto Hemisférico. Las élites mexicanas no sólo firmaron el NAFTA y el Plan Puebla Panamá sino que son fervientes defensoras del ALCA y ahora han solicitado un Plan México a EU para combatir el narcotráfico, similar al ya conocido Plan Colombia. El espacio de posibilidad de construcción para la izquierda no puede subestimar a la derecha ni las posibilidades de recomposición del priísmo ante el triunfo electoral de este partido en las últimas elecciones. Cualquiera de estas dos posibilidades significaría perpetuar los mecanismos de control político existentes ya conocidos.

Estamos ante un momento histórico por sus posibilidades y responsabilidad para la(s) izquierda(s). La izquierda popular está ante el reto de fortalecer su organicidad por encima de los liderazgos personales y las diferencias de estrategia aglutinándose ante lo que sí comparte como programa básico: es antineoliberal -incluso algunas organizaciones se declaran anticapitalistas-, promueve la democracia entendida como decisión colectiva y no sólo electoral, defiende la distribución social, los derechos humanos y aspira a romper con la dependencia en sus distintas formas. Es el momento de armar un programa mínimo nacional sobre la base de una coexistencia respetuosa que sume fuerza sin destruir la autonomía de las organizaciones. La claridad de quién es el enemigo con el que confrontarse debería estar por encima de las diferencias de estrategia. Aunque tenuemente, las muestras de apoyo entre estas distintas experiencias van surgiendo, como por ejemplo las del EZLN hacia el FPDT y la APPO o las del propio Obrador, aunque con tardanza en este último caso. El Consejo Nacional de Huelga y el Diálogo Nacional son otros ejemplos de esta tendencia. Sin embargo, es vital superar viejos vicios de la cultura política que conducen una y otra vez a la izquierda a un proceso de destrucción marcado por la fractura, la desconfianza y los protagonismos personales. Hay un problema no tanto para visualizar un proyecto alternativo desde la izquierda sino para asumir una forma organizativa que logre trascender estas dificultades. Esa es una lección que hay que aprender de otros países latinoamericanos que, a pesar de sus dificultades, avanzan en la construcción de alternativas.

Otro aspecto a tener en cuenta en términos de posibilidades desde el movimiento popular es el factor demográfico. México es el segundo país de América con mayor porcentaje de población jóven. En 2007 uno de cada cuatro mexicanos es joven (de 15 a 29 años) y el 55% de la población tiene menos de 25 años 53 . Estos jóvenes han sido los grandes excluidos del neoliberalismo y, si bien es cierto que muchos no participan políticamente, son la franja generacional que se ha formado en el proceso de politización y ascenso de los movimientos de izquierda.

Centrar la lucha en la estrategia electoral dejando en un segundo plano la organizativa, como parece ser el camino tomado por López Obrador, es una opción con dos problemas. Primero, si consideramos la estructura de poder del país con el peso económico de las grandes familias, las alianzas para llevar a cabo el fraude en 2006 y las tendencias hacia la derechización, parece poco probable que se vaya a respetar la legalidad en sí misma para dar paso a un cambio. La otra opción es que se creen compromisos políticos y económicos con dichos sectores de manera que el proyecto de cambio quede suficientemente deslavado de antemano. Además, habría que recordar que para las elecciones de 2006 se esperaba contar con el apoyo de Slim y que se habían realizado diversas reuniones con empresarios. Sin embargo los apoyos no se respetaron y no es de extrañar cuando vemos las cifras de concentración de la riqueza en el país. El segundo problema es que parte de la base del movimiento de Obrador pide desde hace tiempo un espacio de participación y demanda desempeñar ciertas tareas. Seguir apostando a la movilización sin dar curso a estas demandas puede acabar por desmovilizar a una parte importante de esa base.

Es fundamental rescatar los aportes de las distintas organizaciones, reconstruir una memoria de lucha y lograr un recuento de las experiencias que nos permitan apropiarnos de los aprendizajes de la izquierda. Estamos también ante la necesidad de sacar a la luz y reconocer como parte de la izquierda a esas organizaciones que tanto en el medio urbano como en el mundo indígena y rural tienen experiencias concretas que aportar y que sin embargo son invisibilizadas por el poder dominante y por la propia izquierda que o bien no sabe de su existencia o bien las ningunea. Es decir, la propia izquierda tiene que dimensionarse a sí misma desde sus parámetros y necesidades y no desde los que definen los medios de comunicación o las estrategias mediáticas de las organizacions más grandes para reconocer su potencial de fuerza real. En la correlación de fuerzas en que nos encontramos es un hecho que o bien las posibilidades son para todos (desde la izquierda popular) o no son para nadie. Se cumplió un primer ciclo organizativo y es necesario pasar a un segundo momento. No se puede continuar apelando al espontaneísmo organizativo de los sujetos. En el caso de otras experiencias latinoamericanas, encontramos una experiencia militante y organizativa previa que permite, ante estos llamados, conformar confederaciones por ejemplo. En el caso de México se necesita primero que todos aquellos que no encuentran un espacio de militancia (que no de movilización) lo encuentren en una organización. En este momento la izquierda popular tocó techo en la demostración de su capacidad movilizadora. Aún asumiendo que estamos ante un proceso en el que se han logrado importantes avances, tenemos que reconocer que hay un tope de crecimiento en la convocatoria y capacidad organizativa de los movimientos. Es necesario ingresar a un segundo momento de articulación de las organizaciones que las integre en términos de construcción de contrapoder. Esta es la responsabilidad de las organizaciones más acabadas y que cuentan con proyección nacional.

Ante un campo de condiciones como el descrito las palabra de Zapata resuenan con plena actualidad en nuestros días: «Y para esa gran masa de neutrales, para los que se han mantenido alejados de la lucha por indiferencia o por timidez, una cordial invitación para que cooperen en la próxima obra de reconstrucción de México, así en lo político como en lo económico y social» ( Manifiesto al pueblo de México). O de lo contrario, habrá que esperar otros cien años…

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1 Publicado en Revista de Estudios Latinoamericanos, Nueva Época, Nº 3, enero-junio 2008, CELA/UNAM, México

2 La autora es socióloga y latinoamericanista. Profesora de Tiempo Completo de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México (UACM) y profesora de asignatura de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

3 Entendemos la construcción de alternativas cómo un cambio frente a la realidad dominante, no sólo como una transformación y asumimos que la generación de alternativas no es condición exclusiva de la izquierda. Esto resulta aún más evidente en un contexto de polarización política como el que vivimos. En cuanto a la crítica que se le hace a los conceptos de izquierda(s) y derecha(s) por su imprecisión, deseamos señalar que en este trabajo los vamos a ocupar con un criterio metodológico de ordenamiento para diferenciar entre un proyecto incluyente que pretende hacer de ésta una sociedad más igualitaria y justa frente a un proyecto de sociedad excluyente que pretende mantener la estructura de poder bajo el control de una minoría. A veces apareceran como equivalentes de conservadurismo y de movimiento popular respectivamente. Tampoco pretendemos entablar un debate con las posturas que sentenciaron públicamente el fin de la diferencia entre izquierda y derecha, en el contexto de la caída del Muro de Berlín, el pensamiento único, la globalización neoliberal, la «tercera vía» y el posmodernismo académico. Para una revisión de estas posturas vése: GIDDENS, Anthony Más allá de la izquierda y la derecha. El futuro de las políticas radicales, Cátedra, Madrid, 1996; TOFFLER, Alvin. La tercera ola, Plaza y Janés, Barcelona, 1980; BOBBIO, Norberto. Derecha e izquierda. Razones y significados de una distinción política, Taurus, Madrid, 1995. Para una concepción crítica a estas posturas desde las filas no marxistas: DAHRENDORF, Ralf. «La izquierda, la derecha y Europa», en El País, Madrid, 10 de marzo de 2002. Este sociólogo y lord británico asocia izquierda con distribución, justicia, responsabilidad del Estado y distanciamiento de las políticas del «Consenso de Washington» a las que considera inhumanas.También puede consultarse: DILLA, Haroldo; M. Monereo y J. Valdés Paz (Coords.). Alternativas de izquierda al neoliberalismo, Fundación de Investigaciones Marxistas/CEA, Madrid, 1996; COSÍO VILLEGAS, Daniel. La crisis de México, Gobierno del Distrito Federal, México, 2002. Por último, tampoco pretendemos adentrarnos en el debate de moda en los últimos años sobre la diferencia entre la «izquierda social», referida a los movimientos, y la «izquierda política», referida a los partidos, que después de una avalancha de críticas por la inconsistencia teórica de la separación entre lo social y lo político dió paso al de «izquierda social» e «izquierda institucional», también ampliamente cuestionado.

4 Para una revisión del concepto de movimiento popular como expresión de los intereses de las organizaciones populares (pueblo); el vínculo entre democracia, en su sentido de participación real, y movimiento popular; y la diferencia con el concepto de movimiento social consúltese CAMACHO, Daniel y Rafael Menjívar (Coords.). Los movimientos populares en América Latina, Siglo XXI/UNU, México, 1989.

5 Datos tomados de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe, http://www.cepal.org/

6 Datos tomados del Informe de Desarrollo Humano 2006, PNUD, http://hrd.undp.org/hfr2006/ ; DE FERRANTI, David et. al., Desigualdad en América Latina y el Caribe ¿ruptura con la historia?, Banco Mundial, 2003, http://www.bancomundial.org/

7 Durante las últimas décadas la extracción y exportación de petróleo a EU ha sido voraz a tal punto que México ha pasado de ocupar el septimo lugar del mundo en reservas petroleras a ocupar el lugar quince. No obstante, Pemex es la décima petrolera mundial. Véase: CARDOSO, Víctor. «Cayó México del séptimo lugar al 15 en reservas probadas de crudo», en La Jornada, 22 de marzo de 2007 y FERNÁNDEZ VEGA, Carlos. «Los beneficios del petróleo», en La Jornada, 20 de julio de 2007; PEMEX, http://www.pemex.com /; «Pemex es la mejor inversión que puede hacer México», COPARMEX, agosto 2007, http://www.coparmex.org.mx . En cuanto a biodiversidad México ocupa el segundo lugar del mundo en cuanto a tipos de ecosistemas y el cuarto lugar en diversidad de especies, según datos de la Comisión Nacional para el conocimiento y uso de la Biodiversidad (CONABIO), http://www.conabio.gob.mx/

8 Consúltese: Instituto Nacional de Geogafía, Estadística e Informática (INEGI), http://www.inegi.gob.mx/

9 La síntesis histórico-política que se presenta en este párrafo adolece, sin duda, de múltiples matices y precisiones que no podrán ser abordadas por razones de espacio. Sin ánimo de justificarnos, deseamos aclarar que, no obstante la carencia de todos aquellos elementos que no encontrará el lector, el objetivo de este apartado es presentar las tendendencias generales de la dominación priísta y las contradicciones que se desencadenaron con las transformaciones del neoliberalismo para poder contextualizar el medio en el que hoy actúan las organizaciones populares.

10 Para un recuento histórico puede consultarse: Historia de México, Colmex, México, 2ª reimpresión, 2001; GONZÁLEZ CASANOVA, Pablo. El Estado y los partidos políticos en México, Era, México, 6ª reimpresión, 1999; GONZÁLEZ CASANOVA, Pablo y FLORESCANO, Enrique (Coords.). México, hoy, Siglo XXI, 12ª edición, 1989; Sistema político mexicano: fisuras y cambios, Revista Política y Cultura, Otoño 95, Año 3, Nº 5, UAM-X, México; GILLUY, Adolfo. La revolución interrumpida, Era, México, 1994;

11 FAJNZYLBEG, Fernando. La industrialización trunca de América Latina, Nueva Imagen, México, 1983; CUEVA, Agustín. El desarrollo del capialismo en América Latina, Siglo XXI, México, 1977.

12 Esta es una diferencia significativa con la historia política y de las organizaciones políticas en otros países de América Latina que no tuvieron experiencias populistas o que fueron muy puntuales y duraron un breve periodo. La inexistencia de una organización corporativa que controlara el apartado del Estado a través de un partido único, con el sentido de cooptación con que funcionó el PRI, permitió en otros países la existencia de sindicatos, partidos políticos y organizaciones independientes. Es decir, dio lugar a un mapa heterogéneo de las organizaciones políticas reconocidas como interlocutores que no era posible en el caso mexicano.

13 ANDERSON, Perry. «Balance del neoliberalismo: lecciones para la izquierda», en El Rodaballo, Año 2, Nº 3, Verano 1995-96, Buenos Aires. VUSKOVIC, Pedro. Pobreza y desigualdad en América Latina, CEIICH-UNAM, México, 1993

14 RUIZ CONTARDO, Eduardo. «Crisis, descomposición y neoligarquización del sistema político en América Latina», en Revista Política y Cultura, Año 3, Nº 5, otoño 95, UAM-X, México

15 La caída salarial ha sido del 70% en los últimos 30 años, más del 50% de los trabajadores gana menos de dos salarios mínimos, el 44% sólo tiene contratos verbales y dos de cada tres empleos se generan en la economía informal. Durante el gobierno de Viente Fox hubo cero creación de empleo. Se calcula que más de un millón de mexicanos migran cada año en busca de empleo, más de 2000 personas han muerto intentando cruzar la frontera. Por cada 100,000 habitantes hay 0.7 camas de hospital. El 27% de la población infantil es pobre y más del 65% de la población nacional está en esta situación. El 60% de los jóvenes está desnutrido. El cálculo del gasto suntuario asciende a 70,000 mdd. El costo del IPAB asciende a cerca de un billón de pesos y representa el 95% de la deuda interna. Cada mexicano nace debiendo 30,000 pesos. El 41% de los jóvenes de 15 a 19 años no estudia y el 71% de los jóvenes de 20 a 24 años tampoco. El 45 % de los jóvenes de 12 a 14 años trabaja y el 66% de los que tienen entre 15 y 19 años. Aunque se calcula que 20 familias poseen el equivalente al 6% del PIB, datos de este año revelan que sólo la fortuna de Slim asciende a 59,000mdd. lo que representa el 7% del PIB. La fortuna de los Azcárraga se calcula en 1500 mdd. y la de los Zambrano en 2200 mdd. sólo por citar algunas. Mientras tanto, los beneficios de Cemex crecieron un 62% sólo en 2005, sólo en 2006 aumentaron un 257% las ganancias de BBVA, Banamex y Banorte. La lista podría ser infinita. Datos tomados de diversas fuentes: La Jornada, varios numeros, 2004 a 2007; Informe sobre Desarrollo Humano 2005, PNUD; Federación Internacional de Derechos Humanos, 2006; INEGI, datos del año 2000. Frente a los datos anteriores, 15,400 mdd. han salido del país en lo que va del año, entre el 2000 y el 2005 el PIB ha estado estancado al igual que la inversión y entre 1984-2005 la tasa media annual fue de sólo 2.3%. Véase al respecto: VALENZUELA FEIJOO, José. México 2006: ¿una crisis mayor?, CEDA, México, 2006.

16 STOLOWICZ, Beatriz. «La gobernabilidad como dominación conservadora», en El mito de la gobernabilidad, Editorial Trama, Ecuador, 1996

17 VALENZUELA FEIJOO, José. Op. Cit, p.7 y 8.

18 Op. Cit, p.8

19 VALENZUELA FEIJOO, José. Op.Cit.; y VUSKOVIC, Pedro. Op. Cit.

20 Es importante revisar el funcionamiento de la reproducción y la reproducción ampliada del capital que explica claramente Marx. KARL, Marx. El capital. Crítica de la economía política, 3 tomos, FCE, México, 6ª reimpresión, 1974.

21 VALENZUELA FEIJOO, José. Op.Cit., p. 19

22 En México, al igual que en otros países de América Latina, el problema no ha sido el «exceso de Estado» como dicen los neoliberales sino que el Estado aún no ha llegado al conjunto de la sociedad, ni en generación de infraestructura, ni en creación de institucionalidad a nivel nacional, ni en cuando al efectivo reconocimiento de la ciudadanía (distribución, política social, derechos liberales mínimos como el voto, libertad de expresión, manifestación, etcétera). Qué decir en relación con el el reconocimiento de la autonomía indígena y la existencia de un Estado plurinacional. Una de las grandes tareas es la de conformar, por primera vez en la historia moderna, un verdadero Estado nación en el que estén representados los 62 pueblos indígenas invisibles políticamente desde la colonia y a lo largo de la independiencia jurídica. El llamado Estado nación mexicano ha sido históricamente el Estado de las minorías y en buena parte de su historia, como en nuestros días, el de las familas oligárquicas. Sobre la concepción del Estado monoétnico véase: GONZÁLEZ CASANOVA, Pablo y ROITMAN ROSENMANN, Marcos (Coords.) La democracia en América Latina. Actualidad y perspectivas, Editorial Complutense, Madrid, 1992.

23 GONZÁLEZ AMADOR, Roberto. «México desplaza a India como el mayor receptor de remesas», en La Jornada, México, 23 de noviembre de 2006

24 GONZÁLEZ AMADOR, Roberto. «México aporta un tercio de las ganancias mundial de BBVA», en La Jornada, México, 26 de enero de 2006

25 FERNÁNDEZ-VEGA, Carlos. «Reparto del pastel nacional», en La Jornada, México, 8 de agosto de 2007

26 Las expresiones organizativas que aparecen a partir de los noventa son a su vez resultados de procesos de acumulación histórica de larga data a lo largo del siglo XX. En los ochenta y ya en el marco de las contrarreformas neoliberales es necesario recordar el impacto del terremoto del 85 en la organización popular urbana y las elecciones de 88 de las que surgió el PRD.

27 La idea no es hacer un recuento histórico de cada organización sino presentar algunos elementos de reflexión (su proyecto, formas de organización y estrategias) en relación con los aportes y retos en la construcción de fuerza del movimiento popular.

28 EZLN: «Sexta declaración de la Selva Lacandona», 2005, http://enlacezapatista.ezln.org.mx/; «Primera Declaración de la Selva Lacandona» 1993, «Segunda Declaración de la Selva Lacandona» 1994, «Tercera Declaración de la Selva Lacandona» 1995, «Cuarta Declaración de la Selva Lacandona» 1996, «V Declaración de la Selva Lacandona» 1998, en http://palabra.ezln.org.mx . MONTEMAYOR, Carlos. La rebelión indígena de México, Espasa, Madrid, 1998; AGUIRRE ROJAS, Carlos Antonio. «Chiapas y la conquista inconclusa. Entrevista con Bolívar Echeverría», en Revista Chiapas, Nº 11, 2001, México.

29 Notas del II Encuentro de los Pueblos Zapatistas con los Pueblos del Mundo, 20 al 28 de julio de 2007

30 EZLN. «La (imposible) ¿geometría? del poder en México», junio 2005, http://enlacezapatista.ezln.org.mx/

31 Consúltese al respecto la Declaración de Mezcala, Foro Nacional en Defensa de la Madre Tierra y la Autonomía de los Pueblos Indígenas, CNI, Noviembre 2006, http://barcelona.indymedia.org/newwire/display_any/282768/ ; la Declaración de N, Donhuani. Por la autonomía en los hechos y la resistencia indígena, IV Congreso Nacional Indígena, CNI, amyo 2006, http://www.lafogatadigital.com.ar/zapatismo/ ; la Declaración de Tuxpan, CNI, 11 marzo 2007; y «La semilla del árbol de nuestra vida», CNI, México, diciembre 2006. Discurso Inaugural del IV Congreso Nacional Indígena, CNI, México, mayo 2006

32 LÓPEZ BÁRCENAS, Francisco, Rumbo al Congreso Nacional Indígena. Las autonomías indígenas en México: de la demanda de reconocimiento a su construcción, CNI, México, 2006. http://www.apiavirtual.com/2006/04/29/

33 SOTELO, Adrián. Neoliberlismo y educación. La huelga en la UNAM a finales de siglo, El Caballito, México, 2000; ANTOGNAZZI, Irma (Comp.). Universidad pública y neoliberalismo, Universidad Nacional de Rosario-UNESCO, Argentina, 2000; RAMÍREZ, Arturo. Palabra de CGH. El testimonio de los huelguistas, Editorial Milenio, México, 2000; CGH, Hacial el congreso democrático y resolutivo. Ponencias del precongreso 19,20 y 21 de julio de 1999, México, 2000; Documentos del CGH: http://mx.geocities.com/uname_cgh/

34 Para un recuento exhaustivo de las rupturas en la organización charra sindical, los embates contra el sindicalismo independiente y combativo de los ochenta y el surgimiento de expresiones de autonomía en la organización de los trabajadores, consúltese QUIROZ TREJO, José Othon. «Veinte años de desarticulación obrera», en El Cotidiano, Año/Vol. 20, Nº 126, julio-agosto de 2004, Universidad Autónoma Metropolitana-Unidad Azcapotzalco (UAM-A), México; MEDINA NUÑEZ, Ignacio. «El sindicalismo mexicano en transición», en Revista Universidad de Guadalajara, Nº 21, Invierno 200-2001, México.

35 MUÑOZ APREZA, Francisco y SILVA COSCA, Leonardo. Resistencia obrera en SICARTSA, UNAM, México, 2003

36 Consúltese: Primer Diálogo Nacional por un Proyecto de Nación con libertad, justicia y democracia, Diálogo Nacional, México, 2004; Declaración de Querétaro. Hacia un Proyecto de Nación Alternativo al Neoliberalismo, II Diálogo Nacional, México, 2005;la Declaración Política del Tercer Diálogo Nacional. Por un Proyecto de Nación Alternativo al Neoliberalismo, Diálogo Nacional, México, 2006; la Declaración final. Pacto Nacional por la Soberanía Popular y la Vigencia de la Constitución, IV Diálogo Nacional, México, 2007; Plan de Acción del Diálogo Nacional, México, 2006. http://www.dialogonacional.org.mx/

37 Consñultese la página del Comité Fronterizo de Obreros http://www.cfomaquiladoras.org/

38 Informe de la Comisión Nacional de Derechos Humanos sobre los hechos ocurridos en Atenco en mayo de 2006, http://www.cndh.org.mx/lacndh/informes/espec/recatenco/atenco.htm ; HERNÁNDEZ NAVARRO, Luis. «Atenco: la revancha», en La Jornada, 5 de mayo de 2006; FAZIO, Carlos. «Atenco y el terror benigno», en La Jornada, 8 de mayo de 2006.

39 HERNÁNDEZ LÓPEZ, Julio. «Soplos nocturnos», en La Jornada, 3 de julio de 2006 y «Coartadas intelectuales», en La Jornada, 3 de agosto de 2006; Discursos de Obrador y acciones del gobierno legítimo en la página oficial: http://www.gobiernolegitimo.org.mx/ . Puede consultar los documentos y videos de los especialistas en físico matemáticas Dr. Luis Mochán y Dr. Víctor Manuel Romero Rochín en http://patrianueva.org,mx/

40 Consúltense los siguientes documentos de la APPO en la página http://www.asambleapopulardeoaxaca.com : «Convocatoria y Resolutivos del Congreso Constitutivo de la APPO», México, noviembre de 2006; «Resumen final del Foro Nacional. Construyendo la democracia y la gobernabilidad», agosto de 2006. Comisión Civil Internacional de Observación de los Derechos Humanos (CCIODH). Informe sobre los hechos de Oaxaca, Bilbao, 2007. RODRÍGUEZ REJAS, María José. «La Comuna de Oaxaca. Entrevista a la maestra Guadalupe Ramírez», en Revista Rebelión, diciembre de 2006, http://www.rebelion.org/

41 Véase al respecto: DELGADO, Álvaro. «El PAN y Calderón: involución autoritaria», en Revista Proceso, México, 4 de junio de 2007 y «Las huellas de Bravo Mena y Ramón Muñoz», en Revista Proceso, México, 15 de diciembre de 2002.

42 Los anteriores datos han sido tomados del video Los dueños de la democracia, Director Carlos Mendoza, Canal 6 de julio, México, 2006

43 NEGRETE, Juan M. «El Yunque, tras la UdeG», en Revista Proceso, México, 30 octubre de 2006

44 «Descartan observadores de la Unión Europea un posible fraude electoral», en Noticieros Televisa, 3 de julio de 2006 http://www.esmas.com/noticierostelevisa/mexico/547959.html

45 GONZÁLEZ RUIZ, Edgar. «Antonio Solá: colaborador de Aznar en las elecciones mexicanas», en Kaos en la Red, 19 de abril de 2006, http://www.kaosenlared.net

46 FAZIO, Carlos. «Manuel Espino, la OCDA y la subversión en Cuba», en La Jornada, 13 de agosto de 2007

47 CABALLERO, Alejandro y CORRO, Salvador. «Embate de la ultraderecha», en Revista Proceso, México, 21 de abril de 2002

48 DELGADO, Álvaro. «El Yunque y sus nexos con el PRI», en Revista Proceso, México, 16 de agosto de 2003

49 DELGADO, Álvaro. «A la ultraderecha no le basta el PAN», en Revista Proceso, México, 19 de agosto de 2007

50 RODRIGUEZ , María José. «El proyecto hegemónico estadounidense y su relación con los procesos de militarización en América Latina», en Revista Tortuga, Grupo Antimilistarista, julio de 2007, http://www.nodo50.org/tortuga/article.php3?id_article=6189

51 MARTÍNEZ, Fabiola. «Rechaza el gobierno federal culpa en la crisis de Oaxaca», en La Jornada, 3 de agosto de 2007

52 «Decreto por el que se reforman diversas disposiciones del Código Penal Federal», en Gaceta Parlamentaria, Nº 103, Año 2007, 26 de abril. http://www.senado.gob.mx/sgsp/gaceta/

53INEGI, «Estadísticas a propósito del Día Internacional de la Juventud», INEGI, México, http://www.inegi.gob.mx

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