«Hogares sin defensa» es el título del segundo editorial del global-imperial del pasado lunes 2 de diciembre [1]. El estilo y contenido de la entradilla del texto no tiene desperdicio: «La presión de los precios de los servicios sobre la renta familiar eleva el riesgo de pobreza». ¡Vaya por Dios! ¡Qué cosas que descubren los […]
«Hogares sin defensa» es el título del segundo editorial del global-imperial del pasado lunes 2 de diciembre [1]. El estilo y contenido de la entradilla del texto no tiene desperdicio: «La presión de los precios de los servicios sobre la renta familiar eleva el riesgo de pobreza». ¡Vaya por Dios! ¡Qué cosas que descubren los del País a estas alturas de la crisis-estafa en la que estamos inmersos! ¡Presión de los precios!
La intensidad de la recesión en la economía española, que parece haber terminado, señala el editorial, en términos macroeconómicos en el tercer trimestre de este año -¡incremento positivo del PIB de un 0,1%!- ha supuesto una dura prueba para las familias… ¿Para las familias? Será para algunas familias como es sabido y conocido.
¿Por qué una dura prueba? Porque, señalan, «las encuestas de condiciones de vida indican que la renta media del país se ha situado en niveles previos a 2006», porque «el 37% de los hogares tiene dificultades para llegar a fin de mes», porque «casi el 10% no puede pagar las facturas básicas (hipoteca, gas, electricidad…)», porque «el 22% de los españoles se aproxima al umbral de la pobreza (14.700 euros para hogares con dos personas)», porque «un tercio de los españoles declara que se queda sin dinero después de pagar la luz, el teléfono, el gas y la mensualidad de la casa».
La causa principal de la situación depresiva, afirman las sesudas mentes privilegiadas que escriben estos editoriales, es, sin duda, «el hundimiento del empleo». No sólo: «influye también la subida imparable de los precios, al menos hasta 2012, y la estructura de los recibos de algunos servicios domésticos esenciales». ¡El problema es la estructura! El teléfono o la luz tienen un suelo de coste para los hogares que no se puede reducir: para «las familias con rentas bajas o medias-bajas es imposible superar la barrera de los costes fijos y generar algún tipo de ahorro». Satisfacer las necesidades básicas de un hogar (luz, calefacción, comunicación, no incluyen alquiler o hipotecas) «puede alcanzar un coste de unos 250 euros mensuales», sin contar con los costes variables de esos servicios «en los que sí puede ahorrarse». Las estadísticas, prosigue el editorial, reflejan de forma inmisericorde la pobreza energética de sectores de la ciudadanía: «En 2012 las compañías eléctricas cortaron la luz a casi un millón y medio de viviendas, el doble que antes de la crisis. Desde 2007 el recibo de la luz ha subido el 60% -la electricidad española es la tercera más cara de Europa- mientras que la renta ha caído en torno al 8,5%».
Hasta aquí, con alguna ayudita más crítica por parte del firmante de esta nota, la descripción de lo realmente existente. Vienen ahora las recetas… Antes de ello, para hablar por hablar: ¿se imaginan alguna referencia a la justicia, a la equidad, a las desigualdades sociales insoportables, a la falta de solidaridad, a las ansias insaciables de beneficios, al descontrol de los mercados, al incremento abyecto de las rentas más altas,…? No, efectivamente, nada de eso, nada de nada.
¿Qué hacer entonces? La receta anti-leninista del global-imperial-sionista:
1. Una gotas de demagogia neoliberal como entrante: «Romper la presión de los precios monolíticos y crecientes sobre las rentas menguantes es condición inexcusable para la recuperación económica».
2. La apelación al dios-mercado como primer plato: «Los mercados de servicios deben liberalizarse de verdad, y no solo sobre el papel».
3. Unos átomos de caridad como segundo plato: «hay que encontrar soluciones comunitarias -acuerdos con las compañías suministradoras, sobre todo- para evitar que haya familias que queden prácticamente a la intemperie en invierno, con las viviendas a oscuras y sin posibilidades de calefacción.»
Y ya está, sin postres. Hacia la marcha triunfal de la superación de la recesión con la receta de los del global: ¡capitalismo ultra-neoliberal, mercados a tope, liberación de todos los servicios, con algún traje de necesaria caridad cristiana los domingos por la mañana! «Amén», que diría Costa Gavras.
Nota:
[1] http://elpais.com/elpais/2013/12/01/opinion/1385923847_517923.html
Salvador López Arnal es nieto del cenetista asesinado en mayo de 1939 -delito: «rebelión militar»-: José Arnal Cerezuela.
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