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España. Carta al director de El Comercio

La credibilidad de la prensa asturiana en entredicho

Fuentes: Glayiu.org

La objetividad es un concepto que no existe, pero al que hay que tender. Este, que es el principio básico del periodismo, se ve roto por las etiquetas impuestas a ciertas personas por EL COMERCIO, por las descripciones de algunas acciones y hechos, por la falta de claridad en la información que se transmite y […]

La objetividad es un concepto que no existe, pero al que hay que tender. Este, que es el principio básico del periodismo, se ve roto por las etiquetas impuestas a ciertas personas por EL COMERCIO, por las descripciones de algunas acciones y hechos, por la falta de claridad en la información que se transmite y por el uso de fuentes fantasma.

Eso fue lo que ocurrió con la concentración antifascista de Cangues d’Onis, y lo que ha vuelto a suceder con la noticia relativa al «ex candidato de Andecha Astur» detenido «con una bomba casera». En este caso es aún más grave, puesto que los detalles ‘morbosos’ sobre la vida de una persona deben ahorrarse en el texto (si acaso colocarlos al final como aclaración) y nunca usarlos en un titular. Si el detenido hubiera sido africano, ¿cómo hubiera sido el titular? «¿La Policía detiene a un negro con una bomba casera?». El nombrar uno de los partidos o grupos políticos a los que perteneció Fernando González no aporta ninguna información nueva. Si se tratara de Vicente Álvarez Areces, ¿hablaríamos de un «ex militante del PCE?». (A no ser que lo que se quisiera dar a entender es que Andecha Astur es una fuerza política integrada por terroristas potenciales).

Asimismo, no procede la descripción de sus antecedentes policiales cuando ha sido absuelto de ellos por falta de pruebas -y por lo cual es inocente de los mismos- ni tampoco el destacado explicando que estuvo en Cangues d’Onís, a no ser que este hecho se relacione con el de su arresto, algo que no se ve nada claro. Sería conveniente también que EL COMERCIO concretase los sitios de los que obtiene la información y no se refiriese siempre a ellos como «fuentes consultadas por este periódico», especialmente cuando la que habla es la Policía, porque eso trae consigo la pérdida de credibilidad. Si se dirigiera a otras fuentes se encontraría con lo que significa Fernando González para sus compañeros, de su gran valía como persona, siempre dispuesto a ayudar y luchar por cualquier causa y de la injusticia que supone para familia y amigos estar tres días sin saber nada de él.

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Leticia Blas Barrero es periodista