Más allá de las secretas intenciones del gobierno de Cristina Fernández de Kirchner en la reestatización del sistema previsional, más allá de las dudas que genera lo repentino e improvisado de la decisión, más allá de la esquizofrenia de un gobierno sin programa de gobierno, hay una sensación latente, algo que subyace en medio del […]
Más allá de las secretas intenciones del gobierno de Cristina Fernández de Kirchner en la reestatización del sistema previsional, más allá de las dudas que genera lo repentino e improvisado de la decisión, más allá de la esquizofrenia de un gobierno sin programa de gobierno, hay una sensación latente, algo que subyace en medio del marco de tanta incoherencia: había que hacerlo.
La reestatización del sistema previsional es una medida justa y necesaria. Es justa porque el sistema de repartos contiene la cuota de solidaridad que permite equilibrar la balanza social que el capitalismo inclina hacia el lado de los que más tienen. Es necesaria porque los trabajadores pagaron durante 14 años, comisiones espectaculares a razón de ningún beneficio, en un sistema sin control y sin futuro.
Los argumentos que esgrimen los defensores de las AFJP no sólo son inconsistentes, sino que además muestran lo más nefasto que heredó esta sociedad, luego del terror de la dictadura y el «viva la pepa» de los ´90: un individualismo atroz.
Los adjetivos y pronombres posesivos son lanzados desde la derecha a través de los medios de comunicación con total desparpajo, y lamentablemente encuentran eco en una sociedad que en muchos aspectos rinde obscenos cultos a la propiedad privada.
Sin embargo, no existe ningún tipo de disponibilidad de los aportantes sobre los fondos que recaudaron las AFJP y que pasarán al estado. En verdad, no existe tal propiedad privada en este caso.
De este escenario se desprenden algunas certezas.
Queda claro entonces que existe una oposición oportunista a la cual, cualquier colectivo que vaya contra el gobierno la deja bien, mintiendo incluso sin ningún tipo de escrúpulos, y embarrando la cancha intencionalmente. Allí se encuentran dirigentes rurales, Elisa Carrió, Macri, UCR, y el resto de la derecha. También existe una oposición responsable, que pese a las diferencias con el gobierno, priorizan el futuro de los argentinos apoyando la medida e intentando mejorarla con propuestas, poniendo límites y control sobre el manejo de los fondos, eso sí, no dispuestos a votar a favor cualquier cosa. Claudio Lozano, Pino Solanas, y el bloque de Solidaridad e Igualdad entre otros, están en ese saludable rumbo.
Queda claro también que los argentinos estamos aún bastante lejos de construir un proceso de transformación social, si reflexionamos a partir de esto, que ni siquiera podemos consensuar una voluntad solidaria que luche por el presente de los jubilados, y por el futuro de los trabajadores, donde deberíamos incluir a los precarizados, a los informales y a los desocupados.
La reestatización del sistema previsional es un paso hacia delante, aunque no les guste a los profetas de lo mío es mío, y lo es, a pesar de y no gracias a el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner.
Adrian Pietryszyn es Lic. Ciencia Política (UBA) – Bs As para Todos en Proyecto Sur