Recomiendo:
0

La derrota electoral acentúa la derechización de la izquierda

Fuentes: Prensa Obrera

De la lectura de los balances de los partidos de la izquierda democratizante, en particular de los dos MST y del PC, se pone en evidencia la existencia de un denominador común: la fuerte tendencia a la derechización que anida en ambos partidos e incluso en todas sus fracciones internas. La derrota electoral del 23 […]

De la lectura de los balances de los partidos de la izquierda democratizante, en particular de los dos MST y del PC, se pone en evidencia la existencia de un denominador común: la fuerte tendencia a la derechización que anida en ambos partidos e incluso en todas sus fracciones internas. La derrota electoral del 23 de octubre ha servido para profundizar esta política derechista.

Digamos de paso que no pueden explicar como sus pronósticos previos nada tuvieron que ver con el resultado final. El PC, por ejemplo, se la pasó diciendo que la izquierda tenía un proyecto testimonial y que ellos, en cambio, querían «construir poder» pero su votación quedó por debajo de casi toda la izquierda. El MST, de igual modo, hizo campaña buscando el voto útil de la izquierda («la izquierda que puede entrar», según Ripoll) pero quedaron por debajo del PO en la gran mayoría de los distritos y no conquistaron ningún cargo parlamentario.

Estamos mal, pero vamos bien

La tesis de los ex socios de IU es que sus magros resultados expresan un costo necesario para preparar una nueva construcción política ‘más amplia’.

En el caso del PC, el balance es claro. Señalan que el triunfo de Binner en Santa Fe, «abre las posibilidades de generar un reagrupamiento opositor alternativo dada la pertenencia del dirigente al Encuentro Nacional por la Soberanía». Que el propio PC diga que «abre las posibilidades» se debe a que ni ellos pueden ignorar que Binner y el PS ya han anticipado que su intención no está en armar ningún reagrupamiento opositor sino en actuar como segundo violín del kirchnerismo.

Pero importa destacar otra cuestión. Antes del 23 de octubre el PC criticaba el acuerdo del PS con la UCR por albergar a una de las patas del «bipartidismo» y hasta se negó a integrar el frente santafesino que le dio el triunfo a Binner. Luego del 23 de octubre, derrota electoral mediante, el PC parece haberse olvidado de sus críticas y ha pasado a apoyar sin tapujos el frente con la UCR. La conclusión es clara: el giro a la derecha no ha concluído, ahora hay que ir si es necesario también con los radicales. La dupla Echegaray-Heller parecen decididos a liquidar lo poco que queda del viejo aparato del PC.

El balance del MST sigue un molde similar. Argumentan que el mal desempeño de la izquierda se debe a la falta de un frente, y culpan por ello al oportunismo del PC y al «sectarismo» del PO. El justo medio vendrían a ser ellos, que armaron una alianza con el clerical Cafiero y con sectores centroizquierdistas en Córdoba. No tratan siquiera de esbozar una explicación de cómo Cafiero, que expresaba la ruptura de peronistas con su viejo partido, fue derrotado electoralmente por el PO en la provincia de Buenos Aires.

Para el MST el frente con el clerical Cafiero no fue un dislate sino el comienzo de un proceso político. Plantean que el problema de la izquierda pasa por la unidad pero no definen su contenido, o mejor dicho, definen unirse con personeros ajenos a la tradición de lucha de la izquierda. Se amparan en la defensa de una construcción «plural», es decir no obrera ni socialista. ¿Pero qué cosa es la pluralidad sino la unión con estrategias políticas divergentes? Es decir, la subordinación de los socialistas a políticos y partidos representantes de clases sociales hostiles a la clase obrera.

El MST, al igual que el PC, ha sufrido una derrota electoral en un doble sentido. Han sacado pocos votos y luego de ello la conclusión de que es necesario reforzar su política derechista en construcciones «plurales» con políticos carreristas de la burguesía. La ruptura de IU, por lo tanto, no ha seguido el parámetro de las rupturas típicas de los frentes de izquierda, que se caracterizan porque uno de sus miembros gira a la derecha y el otro pretende defender los postulados previos. La ruptura de IU, en cambio, introduce la novedad de que todas sus fracciones evolucionan hacia posiciones contrarias a la izquierda, aunque por ahora con una velocidad diferente.

Liquidación política

La derechización y el liquidacionismo dentro del campo de la izquierda expresa una tendencia internacional, que no es otra cosa que adaptarse al régimen burgués, a su Estado y a sus partidos. De ahí el apoyo de toda la izquierda al ascenso de Lula y de Tabaré Vazquéz, y de ahí también la presencia de los ex socios de IU en la Cumbre organizada por la Cancillería argentina para desviar la lucha contra Bush y los gobiernos cipayos.

(…)