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La dictadura de los supermercados, un manual para descolonizar los sentidos

Fuentes: Virginia Bolten

Llega a la Argentina el libro de la periodista e investigadora española Nazaret Castro, quien lleva más de una década viviendo en Latinoamérica. La dictadura de los supermercados: cómo los grandes distribuidores deciden lo que consumimos, será presentado hoy viernes 24 de Mayo, en el Museo del Hambre. La obra editada por Akal y adaptada al contexto latinoamericano desvela cómo funciona la […]

Llega a la Argentina el libro de la periodista e investigadora española Nazaret Castro, quien lleva más de una década viviendo en Latinoamérica. La dictadura de los supermercados: cómo los grandes distribuidores deciden lo que consumimosserá presentado hoy viernes 24 de Mayo, en el Museo del Hambre.

La obra editada por Akal y adaptada al contexto latinoamericano desvela cómo funciona la gran distribución moderna. Con datos precisos y ejemplos contundentes, Nazaret describe como el espacio y tiempo han sido modificados por las lógicas de los mercados y sus consecuencias e impactos sobre las subjetividades, el tejido social y político en un mundo globalizado y mercantilizado donde todo es convertido en mercancía para garantizar que un puñado de empresas decidan como deben funcionar las sociedades.

La autora relaciona el poder de las grandes corporaciones con el capitalismo globalizado y evidencia como esta forma de producción, distribución y consumo modernos impuestos -por un oligopolio depredador y perverso- generan sentidos de pertenencia y una dependencia que tiene que ver con el consumismo que responde a las lógicas de las obsolescencias programadas y percibidas. El consumo como condición y sentido de existencia hace que los seres humanos se relacionen de forma distinta -por medio de cosas- y, en este sentido, todo lo que tiene que ver con la esfera humana y ancestral es reemplazado por un ideario mercantilizado y marketinzado.

Esta oligopolización también esconde prácticas antiéticas por parte de las grandes empresas que utilizan -de forma deliberada- mano de obra en condiciones análogas a la esclavitud, ofrecen servicios y productos que dañan a la salud de las personas y las condiciona a consumir según sus reglas e intereses comerciales, además de someter los animales a un tratamiento dantesco y meramente utilitarista para satisfacer a la industria cárnica. En el ambiente de la libre competencia, los consumidores son utilizados como herramientas para que las empresas puedan lograr sus objetivos. No se trata de atender a las necesidades de las personas, sino garantizar la buena salud de los mercados y también destruir cualquier posibilidad de producción alternativa y en pequeña escala que no esté en el circuito hegemónico.

El cinismo de los empresarios -con el apoyo de los Estados- es uno los puntos abordados por la autora, sobre todo en lo que es llamado de externalidades. Los bien conocidos daños ambientales causados por la búsqueda de la ganancia a cualquier costo, que ha desafiado los límites  planetarios y llevado la Tierra a una crisis climática alarmante y la consecuente crisis civilizatoria, parece no ser importante para aquellos que no ven sus bolsillos afectados por la deuda ambiental que no es -según las lógicas modernas- de responsabilidad de nadie.

Frente a esto, Nazaret busca en las experiencias de los cuerpos afectados por lo que llama de «Dictadura de los supermercados» alternativas a este modelo de producción dominante que, en definitiva, es una continuidad de un proceso de colonización que lleva más de 500 años. Los países del Sur global siguen sufriendo más fuertemente las consecuencias de la codicia infinita de los países del Norte. Sin embargo, son estos mismos cuerpos -indígenas, campesinos, afros y femeninos- los que guardan la posibilidad de un cambio radical desde la memoria viva de sus existencias, sus resistencias y su convicción de que otros mundos son posibles y ya existen.