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De la evaluación docente como prepotencia a la prepotencia de la evaluación

La escuela en tiempos turbulentos, donde lo que importaría es la evaluación estandarizada

Fuentes: Rebelión

Este trabajo presenta un modelo teórico. Como tal es una tendencia, una generalización, en tanto que en la praxis existen varianzas. Por tal motivo, no vale su aplicación, sin más, a cualquier circunstancia, en la medida que exija su readecuación. Además, tampoco intenta mostrar un sistema, pues no incluye a las múltiples dimensiones y variables […]

Este trabajo presenta un modelo teórico. Como tal es una tendencia, una generalización, en tanto que en la praxis existen varianzas. Por tal motivo, no vale su aplicación, sin más, a cualquier circunstancia, en la medida que exija su readecuación. Además, tampoco intenta mostrar un sistema, pues no incluye a las múltiples dimensiones y variables en juego. Solamente es motivo de problematización.

Sus tópicos son…

  • La importancia de la escuela como mera simulación

  • Las condiciones materiales de existencia, la familia y la escuela

  • El miedo y la soledad del maestro

  • Ningún sistema escolar se ha salvado mediante la evaluación estandarizada

  • Fuentes de información

Y, de aquí en adelante, vayamos a nuestra tarea.

LA IMPORTANCIA DE LA ESCUELA COMO MERA SIMULACIÓN

Si tomamos como indicador la cantidad de periodistas especializados en educación en relación a los especializados en cuestiones políticas, jurídicas, deportes, economía, espectáculos, etc., apreciaremos que son escasísimos quienes se dedican al ámbito educativo. Señala ello la poca importancia que le otorgan los medios de comunicación a la escuela, más aún considerando la importancia que tienen en la formación de la opinión pública en tanto responden al poder hegemónico.

Si tomamos como indicador la cantidad de discursos públicos en relación a la escuela, apreciaremos la desvaloración de la misma, tanto de sus maestros como de sus alumnos. Así, por ejemplo, cuando se afirma que «son unos vagos», que toman a sus alumnos de «rehenes» en tiempos de paro (cuya connotación refiere a la delincuencia o al terrorismo). Mientras tanto, se los confronta imaginariamente con los docentes finlandeses que, si por hipotética fantasía estuvieran trabajando en Argentina, quizá también harían huelga. Aparece, ciertamente, la contradicción entre maestros que no sirven (según el decir del hasta hace poco Ministro de Educación de la Nación, Esteban Bullrich, 2016, «el sistema educativo argentino no sirve más»), cuya calidad educativa sería casi nula, con la exigencia de que estén en el aula para atender a sus alumnos; ¿qué haría un mal docente frente a sus alumnos? Si los docentes son desvalorizados política y mediáticamente, los alumnos realizan un aprendizaje social, no explícito, acerca de su no valía, incidiendo dicha apreciación negativamente en el proceso de enseñanza-aprendizaje del aula escolar. ¿Qué padre o madre entregaría a su hijo confiadamente a quien es una especie de terrorista o delincuente, a alguien que por el no aprende, salvo nada más que para que «no esté en la calle»?

LAS CONDICIONES MATERIALES DE EXISTENCIA, LA FAMILIA Y LA ESCUELA

¿Desde qué lugar trataremos de interpretar la problemática? En primer lugar, consideraremos las condiciones económicas subyacentes, entendiendo la economía según la manera como los seres humanos resuelven sus necesidades materiales de existencia, definición que diside radicalmente con la que, usualmente, se enseña en nuestras universidades, signándola como «la administración de la escasez», por cuanto la misma es una producción histórico política. De otra manera, y en la óptica de Enrique Dussel (2008), hay un principio ético material de la producción y reproducción de la vida humana en comunidad y en todos sus aspectos. La escasez no es ética, significado tal que repugna a los marcos teóricos, dentro de la economía, que justifican al capitalismo.

Veamos, entonces.

En Argentina, l a constante fuga de capitales en una cantidad casi inimaginable, la inversión en bancas off-shore, el Coeficiente Gini que muestra una redistribución del ingreso nacional de modo dramáticamente injusto, altísimos procesos inflacionarios que se manifiestan en su afán exacerbado por la redistribución del Ingreso Nacional hacia sectores hegemónicos de la economía y la obvia disminución del consumo en bienes cruciales para garantizar condiciones de existencia aceptables, la especulación financiera, los negocios corruptos del sector empresario en complicidad de quienes ocasionalmente ocupan funciones de gobierno con el agravante de la no diferenciación entre poderosos empresarios y funcionarios políticos, la consiguiente destrucción del aparato productivo y la dependencia externa de divisas para gastos corrientes, que hipotecan el futuro de las nuevas generaciones que todavía no nacieron, entre otros, debilitan las condiciones de vida, en particular la de los sectores populares.

Todo ello importa porque bajo el modo de producción capitalista, el trabajo que lo implica, es núcleo central de la identidad familiar, aunque no sea al único. Desde su eje se estructura la familia. La ausencia del mismo o su precarización incide en el debilitamiento de dicha identidad, amén de la consecuente desorganización de la misma, sin poder los sectores populares adaptarse a las nuevas condiciones que ellos mismos no contribuyeron a crear. Es, entonces, que el futuro se torna incierto. Esa incertidumbre no es la de un Ilya Prigogine, bajo rasgos creativos, sino de desesperanza, sin expectativas, incidiendo fuertemente en las nuevas generaciones, en los hijos del presente histórico.

Los alumnos son hijos que viven y conviven en comunidades familiares o en lo que ha quedado de ellas en virtud del debilitamiento de la cohesión social, e internalizan las problemáticas de los adultos. Philippe Ariès postula e l fin de la infancia moderna . Los niños no proyectan ya más los roles de los adultos a través de sus juegos, mas bien, viven con intensidad las mismas problemáticas del mundo de los mayores. Por ejemplo, viven con intensidad la ausencia o precarización laboral, la inseguridad en todo sentido, los desastres ambientales, la sexogenitalidad adulta. La incertidumbre los empodera. Y, en este plexo de relaciones, la escuela también es desvalorizada, aunque constituya uno de los pocos reductos públicos que quedan, o quedaban, libres de la mercantilización de la vida humana.

El actual proyecto de la mercantilización de la educación se enfrenta a múltiples resistencias, lo que marca señales de esperanza. Valga significar, a pesar de todo, la relevancia de la simbiosis entre la escuela y lo público que intenta mantenerse en la conciencia colectiva. En este contexto, la ausencia de expectativas en la población infantil y adolescente incide en un fuerte desestímulo hacia el aprendizaje y, por ende, se torna más difícil la enseñanza de los maestros.

EL MIEDO Y LA SOLEDAD DEL MAESTRO

Y, si nos referimos al niño en general, éste se encuentra constituido como tal en un medio que lo insensibiliza, lo condiciona y lo acostumbra a la violencia (en latín violare significa forzar). La mercantilización exacerbada, bajo la consigna impuesta de la moda del «just do it» (sólo hazlo), ultra meritocrático de por sí y culpabilizador en caso del no éxito, conduce a la fragmentación, al individualismo, donde el «otro», más que socio, es posible enemigo. Por ende, sería buena la violencia contra los enemigos . Pero, ¿a quiénes se define como enemigos? Ésa es la cuestión. Además, ¿es siempre buena la violencia? Veamos el caso de los medios masivos de difusión y de los video games , que coadyuvan a la construcción de un modo de ser en el que infligir dolor y sufrimiento es fuente de entretenimiento, disfrute y acostumbramiento. El acostumbramiento conduce a la insensibilización, el dolor del Otro tiende a ser cotidiano, ese Otro ya no resulta vulnerable a mi sensibilidad (salvo que haya afectado a alguien de mi entorno). Todo ello es funcional al mercado, insensible a la solidaridad, en tanto sus intereses gobiernan como ley del más fuerte. Cuanto mayor sean los intereses del mercado, mayor el sentido de insolidaridad, luego mayor la exclusión simbólica y/o real como la autoexclusión simbólica y/o real. Por lo tanto, aparecen los mecanismos de agresión bajo el estilo de la insensibilidad y el disfrute, a riesgo del paroxismo de la morbosidad, proyectando lo malo en el otro. Ese otro «merece» ser agredido. Y se disfruta que el «bueno» agreda al «malo» . Por tales motivos, ya la escuela no puede funcionar como corset (que se traduce en el lenguaje común «para que los niños no estén en la calle»). Así, también, y no como mero accidente, la incertidumbre aparece en el ambiente de la institución escolar, a pesar del «tsunami» normativo que la avasalla. Entonces, predomina el «miedo», así como lo explican Brener, Gabriel y otros (2017), quienes incentivan «apostar a la construcción de una trama comunitaria, basada en el cuidado y la confianza en el otro, antes que en el miedo y en la exclusión».

Mientras tanto, el maestro es aprisionado entre las exigencias normativas y la presión del medio ambiente social y político, sin acompañamiento alguno. Al decir de un lenguaje usual, «el salame del sándwich». Ese maestro se encuentra tensionado entre un régimen normativo y político que, en realidad, no lo valora, salvo en una discursividad teñida de mera simulación. Todo dependería de él, pero se halla «huérfano».

Depende de la «buena» voluntad de las personas/docentes y de las pequeñas comunidades escolares, pero no ya de un sistema escolar imbricado en múltiples sistemas macro, el que los alumnos aprendan, el que los maestros aprendan, el que los alumnos enseñen, el que los maestros enseñen.

NINGÚN SISTEMA ESCOLAR SE HA SALVADO MEDIANTE LA EVALUACIÓN ESTANDARIZADA

Para concluir o para iniciar la disputa. Un nuevo problema se presenta ante las evaluaciones estandarizadas en razón de ser promovidas desde un poder hegemónico que favoreció y favorece el debilitamiento de las condiciones de existencia de los sectores mayoritarios de la población. Sería como si luego de haber llenado de baches una ruta, de haber destrozado un vehículo y con un conductor sometido a un fuerte estrés, se le evaluara su llegada a destino con eficacia.

El informe McKinsey, a partir de una investigación realizada en 10 países considerados «exitosos» educativamente, según el Programa PISA – Programa Internacional para la Evaluación de Estudiantes – , realizada entre los años 2006 y 2007, establece que no existe correlación alguna entre evaluaciones externas estandarizadas y el mejoramiento de la calidad educativa, calidad en la concepción del neoliberalismo. Dicho informe también es citado en un trabajo publicado por la PREAL – Programa de Promoción de la Reforma Educativa en América Latina y El Caribe-, reconocida fuente originadora de textos neoliberales, en el marco de la OEI – Organización de Estados Iberoamericanos- , cuyos autores son Barber, Michael y Mourshed, Mona (2008): «Cómo hicieron los sistemas educativos con mejor desempeño en el mundo para alcanzar sus objetivos.» El citado documento no se da a conocer a la opinión pública, no es materia de disputa a fin de convencer acerca de las bondades de las evaluaciones estandarizadas externas, que se presentan como discurso «salvador», pensamiento único. Mientras tanto, quienes colaboraron en la destrucción de las condiciones de vida de las mayorías populares, se proponen, también, como «salvadores» de la escuela pública.

¿No vale la pena, acaso, resistir con propuestas liberadoras, comunitariamente?

FUENTES DE INFORMACIÓN

Barber, Michael y Mourshed, Mona (2008). «Cómo hicieron los sistemas educativos con mejor desempeño del mundo para alcanzar sus objetivos.» McKinsey & Company. PREAL.

http://webcache.googleusercontent.com/search?q=cache:utArVZnYi9oJ:www.oei.es/historico/pdfs/documento_preal41.pdf+&cd=1&hl=es&ct=clnk&gl=ar ; https://recyt.fecyt.es/index.php/profesorado/article/viewFile/44066/25808 (consultas: 10 de febrero de 2016)

Brener, Gabriel; Martínez, Marcela; Huego, Damián y Galli, Gustavo (2017). «El bullying tiene quien lo exprima». En Publicación Voces en el Fénix, «Crisis y desafío de la educación secundaria», número 62, Buenos Aires.

Brenner, Miguel Andrés (2017). «De cómo desarmar el criterio de la evaluación del desempeño docente en tiempos de voraz capitalismo neoliberal» http://www.educacionfutura.org/de-como-desarmar-el-criterio-de-la-evaluacion-del-desempeno-docente-en-tiempos-de-voraz-capitalismo-neoliberal/ www.educacionfutura.org está administrada académicamente por profesores e investigadores de universidades públicas mexicanas. Este texto también se encuentra en otras pgs. web, como por ejemplo, www.rebelion.org , www.otrasvoceseneducacion.org , www.contrahegemoniaweb.com, www.labrecha.me, etc.

Bullrich, Esteban (2016) Coloquio IDEA, Instituto para el Desarrollo Empresarial de Argentina. http://www.infobae.com/economia/2016/10/15/5-hechos-destacados-del-52-coloquio-de-idea/ (consulta: 10 noviembre 2016)

Dussel, Enrique (2008). «Ética de la liberación en la edad de la globalización y la exclusión.» Madrid, Editorial Trotta.

McKinsey, Informe. «El éxito educativo depende de la formación del profesorado.» http://www.uco.es/hbarra/Master/Conclusiones_del_informe_MCKINSEY.pdf (consulta: 24 marzo de 2017)

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.