La impronta economicista que obra en la Economía desde el albur del neoliberalismo y que fuera decididamente abrasiva sobre casi todos los claustros universitarios del mundo imperando una nueva economía Neoclásica demarco a la macroeconomía y a la econometría como los nuevos baluartes legítimos.
La «reforma» económica le valió a numerosos economistas marxistas, neo ricardianos, keynesianos y neokeynesianos el abandono abrupto de sus cátedras docentes y de sus trabajos como investigadores.
Una nueva historia debía ser escrita de la mano de una profunda re estructuración del sistema capitalista siendo los mismos economistas los interlocutores sociales entre el poder fáctico y la sociedad donde su culto y veneración comenzó a tallar varias generaciones y sus conciencias al naturalizar estos preceptos y obrar desde su mas sencilla lógica cotidiana en función del nuevo dogma.
El carácter a-espacial y la difusión de una serie de postulados teóricos de dudoso cumplimiento concreto permitieron su rápida asimilación social hasta que ciertas crisis políticas y económicas en América Latina pusieron en un duro cuestionamiento su legitimidad y que para el caso argentino rozo plenamente en su fracaso y posterior establecimiento de políticas económicas adversas a las mismas.
Tan pronto una versión sui generis del Peronismo -léase el kirchnerismo- abrazaba su segundo mandato se produce en 2008 una severa crisis económica mundial que ningún economista convencional no solo no pudo prever sino tampoco explicar claramente las causas.
Generaciones y generaciones de economistas formados bajo el mismo dogma no pudieron dar una respuesta justa ni siquiera aquella demanda efectuada por la mismísima Corona Británica a «célebres» economistas británicos.
Si pudo dar una explicación posible el Geógrafo Ingles David Harvey prolífico estudioso del sistema capitalista y de sus efectos espaciales.
En paralelo el despliegue de los EEUU sobre Medio Oriente daba la justa re apertura teórica de la Geopolítica y de sus postulados que desde los años 2000 hasta el presente conflicto ruso-ucraniano genera las explicaciones necesarias para la compresión de lo que acontece y quizás acontecerá.
Los estados del mundo están tomando seriamente y en términos políticos tanto la geoeconomía -alabada por el Premio Nobel de los EEUU Paul Krugman- como la geopolítica que ha cobrado una extrema relevancia casi para todos los actores económicos globales.
Quizás citando a Lenin y su afamada frase «los hechos son tercos» la materialidad o concretud de la geografía prima por sobre cualquier otra perspectiva y asimismo puede dar lugar a una respuesta superadora de la problemática del desarrollo y del subdesarrollo al comprender en términos espaciales las relaciones políticas, económicas, ambientales, sociales y culturales.
A tal efecto es un deber de la geografía y de todo geógrafo emprender dicha gesta pues los elementos formativos existen y la realidad conlleva a inscribir a nuestra ciencia como el pináculo epistemológico rector del resto del conocimiento.
Por otra parte, el desarrollo tecnológico adherido puede aun reafirmar su rol en el desarrollo humano de las distintas sociedades que quizás re evalúen sus designios formativos personales hacia una frontera cognitiva diferente.
Ezequiel Beer. Geógrafo UBA. Analista Político.
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