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Debate sobre la guerra contra las drogas en México

La guerra en México (III)

Fuentes: Rebelión

Quiero comenzar esta sección aclarando que no solo no creo que México sea un «estado fallido» sino que además sostengo que este concepto es un cuento engañabobos creado por un Grupo de trabajo de la CIA para justificar intervenciones colonialistas. El concepto en sí mismo es sumamente ambiguo y confuso, es decir, ideal para las […]

Quiero comenzar esta sección aclarando que no solo no creo que México sea un «estado fallido» sino que además sostengo que este concepto es un cuento engañabobos creado por un Grupo de trabajo de la CIA para justificar intervenciones colonialistas. El concepto en sí mismo es sumamente ambiguo y confuso, es decir, ideal para las terribles intenciones de los grupos de poder en el gobierno de los Estados Unidos. Este concepto ha sido asimilado y repetido por no pocos grupos de izquierda o derecha en México, en mucho por falta de análisis, en parte por oportunismo político y eventualmente por ignorancia.

Somos ciertamente un estado en crisis, pero esa no es una realidad novedosa, la pobreza, la corrupción y la multitud de problemas que eso acarrea nos han acompañado toda la historia de nuestro país. Pero hoy día nos encontramos con que a nuestros problemas históricos se añade una crisis de violencia que amenaza con cancelar cualquier posibilidad de desarrollo e incluso podría llegar a servir como pretexto para una invasión militar.

En este contexto analizare a los tres principales grupos que participan en la guerra:

El narco

Con este término conocemos hoy a múltiples pandillas criminales, caciques armados y ejércitos privados que se dedican a organizar la producción, traslado y distribución de drogas ilegales, el principal destino de sus productos son los Estados Unidos, con menor participación en el mercado Europeo y aun menor en el creciente pero pequeño mercado nacional. Si bien estos grupos tiene raíces históricas que nos remontan a los años 50’s hoy día se trata de grupos nuevos, con significativas diferencias respecto a sus predecesores y estructuras de administración diferentes.

Se ha dicho con frecuencia que durante los años 70´s y 80´s el gobierno negociaba con estos grupos para evitar choques violentos, sin embargo la realidad es que la corrupción política que desde entonces imperaba en el país permitió que hubiese personajes que eran al mismo tiempo parte del gobierno y parte de las mafias. Es probable que antes de la administración de Salinas no hubiese contactos de nivel significativo entre las bandas criminales y el gobierno, y aun en ese momento no había realmente demasiado que negociar. El negocio de los narcotraficantes es hacer llegar su mercancía a Estados Unidos con los menores costos y las menores perdidas, para ello no requiere realmente demasiado del gobierno federal, puede establecer rutas que pasen por zonas vigiladas por policías o militares corruptos que a su vez no se preocupan demasiado de la acción de sus superiores, porque saben que también son corruptos. Mas que una negociación lo que sucedía entonces era una participación de mandos militares y civiles en el negocio de la droga. Esta situación es una de las más complicadas de aceptar para el ejército federal, aun cuando sea el único caso en que se haya enjuiciado a mandos importantes dentro de su estructura.

En cuanto al nivel de participación actual de mandos militares y civiles en el negocio del narco es difícil establecer su dimensión, sabemos que el ejército tenía una participación amplia y por ello fue sustituido por la armada en muchas operaciones. Pero la capacidad de fuego y organización con las que cuentan los ejércitos privados, sobretodo los que están dirigidos por desertores del ejército parecería implicar que ya no es necesaria una participación militar directa de gran escala en el negocio. La participación actual está dirigida más probablemente a acciones públicas del gobierno para pretender demostrar que su intención es detener la violencia asociada al narcotrafico, mas no a realizar directamente acciones de transporte o vigilancia de cargamentos.

Si bien la integración de desertores del ejército a las labores del narcotrafico junto con la renovación generacional de las pandillas ha logrado mejorar su estructura organizativa también existe una serie de exageraciones que pretenden presentarlos como invencibles e incluso una escena musical que los deidifica. Basta por comenzar estableciendo el valor del mercado de las drogas en México, hemos escuchado números disparatados sin ningún sustento y hoy hay quienes dan por hecho que por ejemplo Guzmán Loera poseería una fortuna que estaría entre las mayores del mundo. Si bien los capos y caciques de la droga se han enriquecido significativamente, el valor de este mercado es de menos de 3mil millones de dólares anuales, lo que representa menos del 2% del PIB mexicano, esta es una cifra muy distinta de las presentadas por funcionarios de ambos lados de la frontera sin establecer metodologías, se ha hablado de un valor que va de 6mil millones hasta 900mil millones. La cifra que yo presento está sustentada en la investigación del Dr. Carlos Reza Nestares quien ha realizado un análisis serio sobre el tema. Si bien seguimos hablando de grandes cantidades no se trata de recursos que rivalicen con la renta petrolera o la recaudación fiscal. Se trata si de cantidades enormes, pero no lo suficientes para que un gobierno sea incapaz de enfrentar el reto de desmantelar ese mercado clandestino con los recurso disponibles.

También se ha pretendido que las drogas generarían ganancias suficientes para pagar la deuda externa o acabar con la pobreza, esta versión es vieja y se ha mencionado en otras situaciones en el pasado, por ejemplo formo parte del guion orquestado para invadir Panamá. Pero basta considerar que el negocio de las drogas en México representa menos del 2% del PIB y tenemos a mas de 60% de la población en situación de pobreza, evidentemente no se trata de recursos suficientes para terminar con la pobreza aun cuando alguien pretendiera hacer tal cosa, pero como mencione anteriormente el narcotrafico es simple y vulgarmente un negocio capitalista. No se trata de ninguna actividad mística ni heroica, menos aun cuando hoy día está funcionando con miles de muertos de por medio.

Recientemente se ha llegado a mitificar al narcotrafico a tal punto que se le implico en la disparatada trama de espionaje donde el gobierno iraní lo contrataría para asesinar al embajador saudí en Estados Unidos, esta versión fue presentada por funcionarios de México y Estados Unidos sin presentar pruebas y sin poder argumentar un motivo creíble para que el gobierno iraní realizara tal acción. Se trata evidentemente de una historia falsa que pretende implicar a México en el conflicto que Estados Unidos mantiene contra Irán y en dar al narcotrafico mexicano un papel de terrorista internacional, razón suficiente para una intervención armada en México. Y no quiero más que mencionar que junto con los «malvados árabes» el narco mexicano es uno de los villanos de moda en Hollywood.

Pero esta magnificación no implica que el narco sea un problema menor, se trata de organizaciones criminales muy activas que han llegado a desfigurar estados enteros de la republica, que han tomado el control del tráfico de personas a través del territorio nacional y que han matado a decenas de miles de personas. La razón para entender cómo es que unos pocos miles de criminales han causado tantos estragos está en una de las razones de su origen: la corrupción del gobierno mexicano.

Si quisiéramos resumir los mayores problemas de México estos serian la pobreza de su población y la corrupción de su gobierno, si en esta lógica incluimos un negocio ilícito que obtiene importantes ganancias podemos entender que cualquiera con el suficiente desprecio por la vida ajena puede ser candidato a participar del mismo. Es esta corrupción personal el motivo por el que hay personas que se integran en el narcotrafico, si a ello sumamos las carencias, deficiencias y corrupción del sistema judicial, encontramos que los costos de ser narcotraficante son en realidad bajos y como ya estableció el DrXXXXX premio Nobel de economía, la razón económica del delito esta en el bajo costo de las consecuencias. Basta decir que diciembre de 2006 a marzo de 2010 se había detenido a 121 mil 199 personas por vínculos por el crimen organizado, pero de ellas solo 1359 fueron consignados por delitos contra la salud con nexos confirmados con el crimen organizado y solo hubo 735 sentencias de ultima instancia por delincuencia organizada y solo 2 averiguaciones previas consignadas ante la autoridad judicial por lavado de dinero. A esto hay que sumar las fugas masivas de reos que se organizaron por los grupos de narcotraficantes para recuperar empleados detenidos, o la situación de control de las bandas asociadas al narco dentro de los penales del norte del país.

En cuanto al porque de la participación de los narcos en la guerra, esta situación obedece a varios factores:

1.- No se trata de un grupo homogéneo sino de una multitud de grupos capitalistas que compiten por el mercado y las rutas del mismo, también difieren en características ideológicas, mientras el cartel de Sinaloa está dirigido por personajes formados en la cultura de los agronegocios y con arraigo por una estructura familiar, El Cartel del Golfo es una organización de contactos y redes de corrupción en diversos niveles, Los zetas son desertores de las fuerzas de elite del ejército con formación en logística y un fuerte arraigo por las tradiciones de lealtad de grupo, además de una administración vertical con rangos definidos. La familia michoacana y su escisión los caballeros templarios son un grupo de corte mesiánico católico similar en su estructura a Al-Shabab  de Somalia, cuentan con poder político sobre la región que controlan y formaron una estructura de gobierno paralela al gobierno estatal basado en caciques locales apoyados por el clero local.

2.- Si bien estos grupos compiten por las zonas de producción, las rutas y el mercado, no es indispensable que se confronten con armas para que opere su negocio, los factores que desencadenaron la guerra entre ellos son de dos niveles.

Primero, un crecimiento de las organizaciones impulsado por la demanda del mercado y la saturación de rutas tradicionales de transporte, así como una disponibilidad amplia de personas dispuestas a laborar para ellos.

Segundo, la participación y presión de los tratantes de la DEA para establecer regiones definidas para cada grupo. Al mismo tiempo esta acción implico el abasto de grandes cantidades de armas a los carteles y probablemente fue la DEA o la CIA quienes contactaron originalmente a los fundadores de los zetas con el cartel del Golfo.

3.- Hablamos de un grupo de capitalistas que pueden existir en una lógica de mercado sin restricciones legales de ningún tipo, pueden enfrentar la competencia matándola, y cuentan con ejércitos privados integrados por individuos que no tienen ningún aprecio o respeto por la vida ajena, es decir por individuos que reflejan la parte más cruel del fracaso nacional. Sin embargo es una falacia acusar a la desintegración de la familia o a la falta de valores por la violencia de estos grupos, si bien en zonas urbanas ha crecido el modelo de familias con una madre soltera y sus hijos ello no ha puesto en riesgo la prevalencia de la familia nuclear, además tanto a nivel de dirección como a nivel de reclutamiento están comprobados los vínculos familiares dentro de las organizaciones criminales, el narco en México es históricamente y en la actualidad, un negocio familiar. E incluso tenemos a los católicos fundamentalistas de la familia michoacana y su escisión, los caballeros templarios, quienes no solo fomentan valores coloniales en su organización, sino que además cuentan con poder político para permearlo a la sociedad con el apoyo de la iglesia local o el caso de los llamados «carteles unidos» en guerrero quienes organizaban marchas de taxistas, comerciantes y familias para pedir la salida del ejército y la policía federal.

Evidentemente los narcos son parte de esta guerra, se les ha pertrechado desde Estados Unidos y su intenciones incluyen desde el seguir enriqueciéndose hasta fundar zonas feudales de producción con trabajo esclavo, si ellos entienden o no como han sido aprovechados por sus mayoristas, es un tema aparte. Finalmente para entender de donde obtienen a los asesinos que reclutan podemos empezar por analizar uno de los significados de la palabra japonesa yakuza que es «bueno para nada», cito esta etimología para indicar que el problema no está en la pobreza, no se puede equiparar la pobreza con la criminalidad, el factor fundamental está en una de las características del capitalismo mediocre que vivimos: no hay una valoración del trabajo como una actividad dignificante (aunque ello no quita que existan muchos trabajos indignos). En México es frecuente que las personas que viven del engaño y los fraudes no solo queden impunes sino que además sean vistos como personajes exitosos, el mismo Guzmán Loera es visto como un «gran empresario» y no falto el imbécil funcionario público que llamo a los campesinos a «aprender del narco». Pero no solo, tenemos por lo menos 30% de la economía nacional en la informalidad desde hace décadas, este sector de la economía está orientado fundamentalmente al comercio. Es decir que no solo no paga impuestos, tampoco produce bienes. No debemos engañarnos recurriendo a la glorificación de lo folklórico para negar que mayoritariamente no exista una cultura del trabajo. Pero además este sector de la economía está administrado por mafias como las que controlan las calles del centro de la ciudad de México, es decir por criminales cómplices de los gobiernos locales y necesarios para sostener a la población que de otro modo tendría tasas de desocupación de hasta 40 ó 50%. El éxito del narcotrafico está en poder ofrecer a una parte de esa masa de población, inculta, inpreparada y violenta una opción de enriquecimiento en un plazo corto, en labores que no requieren años de formación escolar o esfuerzos físicos y mentales significativos, es decir, se trata de la eterna promesa del capitalismo llevada al punto donde las vidas ajenas son insignificantes.

El gobierno mexicano

Inicie mi artículo con una descripción de la situación posterior a la elección de 2006, como ya dije se trato de un fraude, y si bien no apoyo ni creo en el proyecto de AMLO le reconozco que ganó la elección, al mismo tiempo lo acuso de haber neutralizado la resistencia que el mismo convocó. Él es en todo caso un político pusilánime que no fue capaz siquiera de dirigir una resistencia exitosa (aun cuando esta fuese pacífica) y contribuyó con sus corruptelas y medias tintas a la consolidación del gobierno de facto que impulso a Calderón.

Pero antes de ese momento y desde mucho atrás en el pasado (mucho antes de 1982) el gobierno mexicano ya era una locura. Durante el periodo Foxista los gobernadores tuvieron luz verde para hacer a su antojo, se establecieron como gobiernos feudales y cometieron todo tipo de atrocidades sin que el poder federal interviniera por miedo a desestabilizar el equilibrio entre facciones y por la defensa de su propio derecho a ser corrupto, vimos los crímenes de Ulises Ruiz, Peña Nieto o Mario Marín, vimos como el primer acto de gobierno de Fox, aun antes de tomar posesión fue el reconocer y aplaudir el control gansteril de charros sindicales, vimos como Fox y su corrupta esposa se aliaron con la repugnante criminal que es Elba Esther Gordillo y la empoderaron aun mas, vimos como el gobierno del DF le regalo un espacio público en el abandono a la iglesia católica y vimos también como le regalo a un gran oligarca los edificios del centro histórico. Vimos como toda la clase política aplaudió las acciones terribles de Juan Ramón de la Fuente y vimos como AMLO lo candidateo entonces y ahora, aun a sabiendas de su pasado y de sus crímenes, vimos como también el lopezobradorismo reciclo a todo clase de criminales priistas y su ingenua y fervorosa militancia trago saliva y les aplaudió a los mismos que les habían ofendido antes.

Pero no solo, vimos un país en la catástrofe de la pobreza, sin una sociedad activa en transformar esa situación y con cada vez menos herramientas para siquiera describir su mundo, una sociedad indefensa y muda. Desde hace años se anuncia la posibilidad de una explosión social, pero eso es casi una quimera que no solo no se ha materializado sino que además ha sido contenida o anulada conscientemente por los partidos en el poder, el propio AMLO así lo declaro, el propuso el plantón en reforma para detener cualquier manifestación social fuera de su control, sin embargo no es que falten motivos para la indignación pública, es la presencia de los partidos y la propia indefensión y carencia de lenguaje del pueblo lo que ha terminado por dejarle a merced de las circunstancias, sería un error y un autoengaño que desde la izquierda se hable de una masa social organizada y amplia dispuesta a transformar el país, dado que nadie puede afirmar con datos que este sector sea mayoritario.

La guerra que nos llego empezó alrededor de 2005, en ese año se registraron las primeras masacres en el estado de Sinaloa, las policías creadas por la administración de Zedillo y Fox, es decir la PFP y la AFI, resultaron estar integradas por delincuentes y por ende eran absolutamente inútiles para combatir grupos criminales. Lo de ellos era la represión en su forma más primitiva, dar golpes con garrotes a personas indefensas, eso lo vimos en Chiapas y en la UNAM, vimos que la corrupción que nunca desapareció permitió que uno de los capos que curiosamente si había sido apresado, salió de un penal «de alta seguridad» y consolido su negocio hasta ser el más exitoso de su ramo.

El enfrentamiento entre carteles hubiera sucedido sin importar que partido o persona gobernara, pero la llegada de Calderón y mas aun su forma de llegar implicaron que el necesita apuntalarse, es decir estaba necesitado de hacer un trato con el gobierno de Estados Unidos y ellos que habían empezado la guerra entre carteles, le ofrecieron apoyo a cambio de entrar de lleno a la guerra, solo un gobierno con alguna dignidad sobre la soberanía hubiera entendido que se trataba de un trato en el que no se ganaba nada, pero el gobierno de Calderón decidió participar porque así le convenía y porque la condición de católico milenarista de su dirigente le hacía despreciar la vida de los otros. Pero no solo, al final pese a las patologías de Calderón, el poder le viene bien a sus negocios y a los de su difunto secuaz, Mouriño.

Si bien todos los ex presidentes posteriores a Cárdenas dejaron el cargo enriquecidos ilegalmente con dinero público, las últimas décadas han sido escenario de una sofisticación terrible en el modo de hacerlo, Zedillo como integrante de la junta de administración de las empresas a las que como presidente regalo el patrimonio nacional o Fox, permitiendo que su esposa espulgara el dinero público para que los hijos de esta crecieran su mediocres negocios. En el caso Calderón-Mouriño, ellos entraron al negocio más grande de México: PEMEX.

Probablemente como ya apuntaba Jalife Ramhe, esta maniobra y la marginación en la asignación de contratos a los Estados Unidos le costó la vida a Mouriño, pero permite que hasta hoy tengamos metidas hasta la cocina a las empresas piratas españolas que la dupla funesta nos trajo. Sin embargo ¿cómo hablar de soberanía en un país que al mismo tiempo domestico el maíz y pasa hambre? En una situación como la nuestra la desmemoria y la pasividad de la población cuestan caras, la movilización mal pensada también.

Los dos gobiernos panistas nos han hecho desfilar a un enorme grupo de mediocres en cargos públicos, hemos visto caer (literalmente) a varios secretarios de gobernación y aun dentro de la derecha de su partido le han salido opositores a Calderón. Lo que ha apuntalado en el frente interno a su gobierno es la patética oposición partidista. Mientras la oposición no partidista enfrenta a un enemigo más complicado, la desmemoria del pueblo y su pasividad, aunado a la falta de grandes proyectos y la sangría que representa en sus organizaciones la presencia del grupo de partidos afines a AMLO y el sistema.

No creo en las alianzas artificiales ni en aquello de marchar separados y golpear juntos, creo sí, que las organizaciones políticas deben ser la expresión de lo mejor de su tiempo y a partir de ello significar el liderazgo que movilice a aquellos que tienen motivos para exigir una revolución, desafortunadamente en la izquierda no partidista no hemos logrado tal cosa. Debemos reconocer una buena idea venga de donde venga, hacerla nuestra y actuar en consecuencia en lugar de aferrarnos a dogmas de fe y discursos que han demostrado su propio fracaso, debemos abandonar el papel liberal que no reconoce una buena idea solo por ser de alguien mas.

Para entender como un gobierno tan mediocre y violento pudo llegar, hemos sumado, la corrupción imperante, el apoyo norteamericano, el fracaso de todas las formas de oposición y la miseria cultural del país (igual de importante que la miseria económica). En las partes previas del artículo he caracterizado a este gobierno una dictadura de derecha apoyada en una guerra inducida, ahora falta caracterizar a las instituciones del mismo que pelean en la guerra: la policía federal y las fuerzas armadas.

Cuando Calderón empezó toda esta locura, inicio por subir los sueldos militares, a contracorriente del resto de los salarios, esta acción debe ser entendida como la creación de un ejército desideologizado (en parte porque ya no tienen ninguna ideología para ofrecer) y que se transforma en un grupo mercenario profesional, para enfrentar mercenarios «menos» profesionales. Lo que Calderón le ofreció a los militares no fue ni siquiera la lucha por la gloria, se ha tratado siempre de la lucha por la pasta. En términos de ideología ni el ejército ni el narco se diferencian.

El ejército federal tiene un sistema educativo donde se enseña una versión falsa de la historia donde justifican sus masacres, tiene un alto mando formado en la corrupción y el poder despótico que no acepta ninguna crítica de ningún tipo. Además en términos formativos los ejércitos privados del narco y el ejército federal son equivalentes en el sentido de que asimilan la idea de obedecer órdenes sin mediar criterios propios o valoraciones ideológicas o humanitarias. No obstante en honor a la verdad debemos reconocer que aun ahí existen personas prudentes y capaces, sin embargo están en mandos medios donde no pueden acceder a toda la información necesaria para entender el conjunto del problema.

Pero también debemos decir que hablamos de un ejército, cuyas únicas acciones relevantes previas a esta guerra son las masacres a la oposición política y que no se ha atrevido a iniciar un proceso de juicio histórico a sus crímenes, algo que por lo menos en Argentina ya es una realidad y no ha significado ni la desaparición del estado argentino ni la desaparición de sus fuerzas armadas, ni la reducción de las mismas.

Pero las fuerzas armadas federales es decir el ejército y la armada, aun cuando estén mal pertrechadas para una guerra de gran magnitud (como señala correctamente el subcomandante Marcos) no son una fuerza incapaz de detener la guerra, si no lo ha hecho es porque en realidad no lo ha pretendido. La ubicación y ejecución de Beltrán Leyva es muestra de ello, pudieron localizar a uno de los capos más significativos de las organizaciones criminales, pudieron reunir suficiente personal y recursos para derrotar sin duda a las fuerzas contrarias.

Pero al mismo tiempo no pudieron detener la corrupción de sus propios efectivos y por ello alteraron la escena de la muerte y exhibieron el cadáver del capo como trofeo. Pudieron capturarlo vivo, pero esa nunca fue la intención, de haberlo hecho se habría obtenido información valiosa respecto a la corrupción de presidentes municipales, pero se prefirió matarlo y dejar la corrupción en paz. Del mismo modo parece ridículo que las incursiones del ejército en el triangulo dorado hayan incluido apenas unos cientos de efectivos sin apoyo aéreo. Si realmente los capos del cartel de Sinaloa se encuentran ahí, bien podrían tomar la región con una fuerza contundente que no diera pie al escape de los mismos ni a la pérdida de control en la región. Pero el despliegue militar no está acompañado de una labor de planificación adecuada y en muchos casos es inútil y perjudicial como tristemente hemos constatado en el caso de los asesinatos cometidos en retenes carreteros por efectivos del ejército, Sin embargo la oposición a la presencia militar en la ciudades tiene dos caras, una pagada por el narco, que incluye las marchas que vimos en Michoacán y Guerrero; y la que viene de organizaciones de izquierda que no saben que opción presentar a la guerra, si se va el ejército y la policía, el narco permanece y nadie ha dado una opción a ello, mi impresión es que en realidad es necesario un cambio de régimen, el despido de todos los altos mandos militares y la integración de un nuevo estado mayor con oficiales jóvenes que no hayan participado de la corrupción. Esa opción permitió en Bolivia renovar a un ejército que trabajaba para la CIA y convertirlo en un garante de la soberanía nacional.

Por su parte la policía federal es el resultado de una historia de corporaciones fallidas y corruptas, desde la siniestra DFS hasta la PFP y el CISEN, las instituciones que le dieron origen siempre estuvieron marcadas por ser una de las caras más dura del poder opresivo. Sus antecedentes inmediatos son la PFP una invención de Zedillo y Labastida para golpear (literalmente) las expresiones organizadas de descontento social y la AFI una idea de Fox para crear un FBI tropicalizado, ambas instituciones se consumieron a sí mismas por medio de su corrupción y se fusionaron en la gendarmería militarizada que es la PF, su acciones mas destacadas son la represión a la APPO en Oaxaca y la batalla de Michoacán contra el cartel fundamentalista: la familia michoacana. Su confiabilidad está basada en el polígrafo, es decir, prefieren dejar la responsabilidad a una maquina en la evaluación de sus policías, hasta hoy solo 17% de la policía de todo el país (básicamente la policía federal) ha pasado por algún proceso de evaluación, es decir pese a las rabietas discursivas de Calderón nunca tuvo una fuerza de tarea confiable y terminara el sexenio sin ella, esto no es una sorpresa, como dije antes nunca existió una voluntad de que la guerra terminara y como garante de esa intención se mantuvo la evaluación policiaca como un tema de segunda línea, primero se fue a la guerra y luego se acepto que no había fuerzas propias confiables. Pero si ello no fuera suficiente los secretarios de seguridad publica panistas quienes han comandado estas fuerzas son personas corruptas, violentas y con intereses terribles detrás de sus acciones, Martin Huerta (muerto en una de las frecuentes situaciones con aeronaves) y Medina Mora quien ahora está en la embajada de Reino Unido fueron la primera ola de violencia institucional , en el caso de Medina Mora su habilidad para presentarse en discursos con la técnica de la voz lenta (usada frecuentemente por sectas religiosas para programar personas) le valió un papel destacado para ser la cara publica del gobierno cuando se realizaban actos de represión. En el caso de García Luna es probablemente el personaje con más poder dentro del gabinete, es la torre del juego de Calderón y es además un tecnócrata de nueva cepa, habituado a la estadística confusa como discurso y al show televisivo como rostro institucional. Sus actos de mediocridad y corrupción son enormes, no obstante es una de las piezas clave de la estrategia federal de prolongación de la guerra, como ha demostrado Calderón él no tiene ninguna intención de mover a nadie de su gabinete (como no sea por su muerte física o política) y menos aun a uno de los artífices cruciales del proceso.

El gobierno norteamericano

He indagado en la participación del gobierno de los Estados Unidos en la guerra y todas las evidencias demuestran que se trata de un actor clave de la misma, pero ello no exculpa ni minimiza a los otros actores, todos son terribles y genocidas. En el caso del gobierno de Estados Unidos debemos empezar por entender que no son una sola institución monolítica, ni siquiera una misma secretaria o agencia de estado es entendible como un espacio único o monolítico, de hecho algunas de las instituciones encargadas del trabajo sucio han crecido tanto que tienen secciones y grupos de tarea (task force) que no pueden abarcar sino paquetes de información. Sin embargo lo cierto es que la política de estado de ese gobierno es comprensible cuando se abandona la propaganda y se reconocen los hechos, también es cierto que eta política no es caótica sino muy bien planeada.

Pese a que siempre se ha denunciado el papel imperialista de Estados Unidos, parecería que así como nuestra accidentada caída a la modernidad, nuestra entrada a la postmodernidad y a la hipermodernidad no vinieron acompañadas de una labor de comprensión del mundo, si bien los Estados Unidos siguen siendo un poder imperial no tienen todas las cartas consigo, si bien la desaparición de la Unión Soviética les significo un auge expansivo hacia los países que pertenecían al pacto de Varsovia, los poderes regionales encontraron que su propia sobrevivencia pasaba por contener a los Estados Unidos y los Estados Unidos a su vez empezaron a luchar por contener a los otros poderes regionales.

Esta situación de tensión permanente (distinta de la guerra fría, pero acompañada de un componente militar) llevo al gobierno de Estados Unidos a crear, fomentar y financiar toda una serie de ejércitos fundamentalistas, traficantes de droga, gobiernos títeres y académicos ultra liberales. Pero esta estrategia de contención es cara, ya la expansión capitalista a llegado a limites prácticos, ni la superficie del planeta, ni la cantidad de población, ni la relación comercial internacional le permite a Estados Unidos seguir expandiendo su economía interna. Los fracasos estratégicos en sus aventuras militares en Asia central y la presencia de gobiernos soberanos en el cono sur le impidieron obtener nuevos mercados de dimensión suficiente para alimentar su economía, la relación de socios-rivales que desarrolla con Rusia y China detuvo sus planes en Asia central y solo la acción clandestina le permite incidir en espacios soberanos sin detonar una guerra de fuego.

Esta acción clandestina pasa necesariamente por el mercado de las drogas, como ya se ha demostrado desde el caso Irán-contras el mayor problema de la acción militar clandestina es que resulta cara, y dado que pese a todo Estados Unidos es una sociedad abierta donde mucha información del gobierno puede ser publica, las agencias encargadas del trabajo sucio han encontrado formas «creativas» de obtener recursos. Lo principal es mantener una distancia prudente entre los organizadores de la guerra y los ejecutores de la misma. El flujo de drogas no solo financia la acción clandestina sino que además el propio uso de las drogas es parte de una estrategia permanente de contención política interna y externa.

En el caso de la guerra en México la intervención estadounidense tiene intenciones muy bien definidas:

1.- Mantener el flujo de drogas a través de puntos estables en la frontera, con organizaciones criminales con poder regional, esto reduce los costos de transporte y garantiza un vínculo empresarial con una dirección criminal clara en cada región, los actores no acordados pierden presencia y se logra una integración vertical del proceso y abasto de droga.

2.-Reducir o detener el flujo de trabajadores migrantes. La economía de Estados Unidos está en una recesión donde no puede garantizar los puestos de trabajo para su propia población, la masa migrante es ahora un factor perjudicial para su economía que no requiere ampliar el volumen de trabajadores, sino la dimensión del mercado. Por ello, pero también por el control que ejercen los narcos en los punto de cruce, la migración ha tenido que ser abordada por el narco aun cuando no era parte de sus actividades tradicionales, muchos de los «polleros» tradicionales han desaparecido porque no son parte de las organizaciones del narco, desde 1992 es perceptible el cambio de organizaciones encargadas del flujo migrante, pero es a partir de 2005 que se evidencia la participación del narco como nuevo rector de esta actividad.

3.-Contener el contagio sudamericano. Tanto la experiencia bolivariana como el caso brasileño y argentino plantean el mayor reto regional de Estados Unidos, siempre fueron capaces de evitar la existencia de gobiernos soberanos en la región, su historia de intervenciones es monstruosa y conocida. Pero desde 1998 con la llegada de Hugo Chávez y la llegada de Lula da Silva en 2003 no han podido anotar sino triunfos parciales y temporales en la región, los últimos gobiernos clave de derecha conservadora-ultra liberales (un oxímoron explicable) son Colombia y México, en ambos casos la guerra, el narco y la violencia son la principal veta del discurso que permite la permanencia en el poder de los gobiernos locales. Centro América y el Caribe son la zona en disputa más activa entre la concepción soberana de América Latina y la necesidad imperialista de expansión, por ello el fomento desde Estados Unidos a expresiones golpistas o al financiamiento de pandillas criminales.

4.-. Apuntalar a un gobierno canalla que solo responde a los intereses políticos de los Estados Unidos tanto en su política domestica como en su política internacional.

En esta situación lo que resulta claro es que solo una acción soberana podría resolver la problemática actual, Solo si entendemos nuestro fracaso histórico, si podemos reconocer nuestra tragedia sin filtrarla por autoengaños triunfalistas podremos tocar fondo y empezar la reconstrucción nacional, pero ello no pasa por las vacías promesas de ningún candidato o candidata a la presidencia, toda la clase política ha preferido apostarle por ignorar los hechos y seguir su carrera al poder antes de convocar a una cruzada que empiece por limpiar de criminales sus instituciones, todos comparten su cuota de ignominia e impunidad, por eso han preferido callar. 

Ver también:

Debate sobre la guerra contra las drogas en México

La guerra en México (II)

Cuauhtémoc Contreras
23-01-2012

Debate sobre la guerra contra las drogas en México

La guerra en México (I)

Cuauhtémoc Contreras
22-01-2012

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.