Los trabajadores de la pesca de Puerto Madryn llevan 35 días de huelga, por recomposición salarial del 100%. Mantienen bajo su control los accesos a las plantas pesqueras, y tienen jaqueado el Parque Industrial y el muelle Almirante Storni, mediante una decena de piquetes. La huelga es tapa desde hace un mes de todos los […]
Los trabajadores de la pesca de Puerto Madryn llevan 35 días de huelga, por recomposición salarial del 100%. Mantienen bajo su control los accesos a las plantas pesqueras, y tienen jaqueado el Parque Industrial y el muelle Almirante Storni, mediante una decena de piquetes. La huelga es tapa desde hace un mes de todos los diarios regionales y eje de las radios y la televisión de Chubut. La cadena de pagos está cortada, la comunidad patagónica en vilo y los barrios obreros apoyando el conflicto. La magnitud de la huelga es histórica.
El martes los trabajadores de Comodoro Rivadavia acordaron un aumento que ronda el 80%, alcanzando los $6,50 la hora y una continuidad en la discusión salarial. Los empresarios de Madryn hicieron llegar una oferta similar a la de Comodoro, pero con cláusulas de congelamiento salarial por tres años y la exigencia de garantías de paz social. Los trabajadores de Madryn convocaron una asamblea general y rechazaron la propuesta por unanimidad. Exigen $7,80 la hora y nada de cláusulas restrictivas.
Los obreros de Rawson, que la semana pasada repartieron el pescado en hospitales y colegios, contestaron lo mismo y tienen la principal planta tomada. Al cierre de esta edición, en Madryn, los obreros de la pesca tomaron el Consejo Deliberante. Exigen que el gobernador Das Neves se haga cargo, pero el Estado contestó lanzando la orden de desalojo y la represión está alistada.
Las voces de la huelga
Las trabajadoras forman más del 70% de la fuerza de trabajo de la industria de la pesca en Chubut. «La lucha es hasta el final -dicen las mujeres- (…) Nuestra lucha es justa, ellos nos quieren dividir, y están llamando a negociar individualmente; quieren cansarnos pero estamos más unidos que nunca (…) Un trabajador con las mismas tareas en España gana 1.100 euros (…) Nosotros cobramos un poco más de $3 la hora, unos 500 al mes. La canasta familiar en Madryn sale $1.800; queremos un salario digno: $7,80 la hora (…) Si no pueden pagar, que se vayan (…)»
«En realidad -aclaran-, somos rehenes de estos empresarios que están robándose todo del mar. Lo pendiente es el cupo para áreas vedadas, y ellos van por eso y quieren que el gobierno les de mucho más (…) quieren arrasar con esa mina de oro que es el langostino.» «Varias veces -cuentan los obreros- cuando recogen las redes sacan una parte de langostinos y cuatro de merluza. Son toneladas, y la merluza (que apenas toma contacto con el aire muere) la desechan como basura al mar.»
Las condiciones de trabajo son salvajes. «En las cámaras y antecámara se llega a trabajar a 30° y 18º bajo cero. El equipamiento es extremadamente precario y si le pedís una campera te la cobran $50 (…) Estamos a su disposición y hay días que trabajamos entre 16 y 24 horas seguidas.» El promedio de vida «útil» de un obrero de la pesca es de 45 años. Las mujeres trabajan hasta el séptimo mes de embarazo y los abortos prematuros son corrientes. «Las enfermedades más comunes -dice una obrera- son tendinitis, reuma, artrosis y hubo casos de parálisis en la cara o en los brazos». Los fileteros sufren de problemas en los huesos y tienen sus manos deformadas. «Pocos saben lo que cuesta agarrar el cuchillo para hacer los filetes con ese frío».
Recursos naturales; negocios imperialistas
«Este último trimestre del año las empresas facturaron unos 185 millones de dólares. Están haciendo muy buena plata.», cuentan los obreros. La mayor parte de la producción la exportan y la venden en euros y el costo de mano de obra por cada kilo de pescado no supera los 30 centavos. Los cupos de pesca son un gran negocio y no faltan los reembolsos del Estado. Y varias son las empresas que mantienen galpones vacíos como pantalla en la costa, mientras siguen depredando los recursos marinos y envasando directamente en buques factoría, sin crear puestos de trabajo en tierra.
El capital español sostiene la mayor concentración monopólica del sector. La CAPIP, la Cámara empresaria de la industria pesquera de la Patagonia, está bajo la dirección de un señor español: Mario Ordiales, dueño de CONARPESA. El fin de semana, ante la magnitud de los negocios en danza y la extensión de la huelga, estuvo por Buenos Aires la ministra de pesca del Estado español exigiendo soluciones.
«Acá el problema -dice un obrero- es el salario y los recursos naturales, nosotros peleamos por un salario digno, pero también para que quede algo para nuestros hijos; que quede algo para la Patagonia. No queremos que vuelva a pasar como con el petróleo que lo agarraron y se lo llevan todo al diablo.»
Como en casi todo el país, recursos naturales y estratégicos como el gas, el petróleo, y ahora la pesca, etc., fueron entregados a las manos imperialistas. Los trabajadores de la pesca nada recibieron ni recibirán de Kirchner y Das Neves. En cuanto a la explotación terrible que sufren los trabajadores de la pesca y la depredación imperialista que se desarrolla junto a las costas patagónicas, el gobierno de la «dignidad nacional» ya tiene bien ganado su sitio como el principal impulsor de otra entrega de las riquezas naturales.