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La lógica elemental de las elecciones en México

Fuentes: Rebelión

Respuesta «al revés» para el artículo de Guillermo Almeyra («Las elecciones en México y la lógica elemental»)

Con un país convertido en un montón de escombros en llamas, un grupo de bríbones, llamado «clase política», pretende disputarse el timón del barco que se hunde, y lo que es peor, convencernos de que debemos legitimarlos con nuestro voto. Con el imperialismo metido hasta los tuétanos, las elecciones del 2012, no sólo son un acontecimiento absolutamente necesario para la normalidad de la dominación burguesa, sino que, sobre todo, son un aborrecible y espectacular despilfarro circense, en el cual, las grandes mayorías que no están representadas en la competencia ya no tienen ningún tipo de confianza, pues saben que participando en él, solo pierden su tiempo y a cambio, solo reciben burlas, engaños y decepciones.

El campo de batalla, donde se ponen en juego los futuros de las grandes mayorías, se encuentra lo más alejado posible de las urnas, de los spots y del IFE. El imperialismo, al cual México es económica, política y militarmente dependiente, también comprende esta situación y sabe que la independencia del país es una posibilidad lejana, en tanto ninguno de los posibles candidatos (Peña Nieto, AMLO, PAN) tiene una alternativa al neocolonialismo.

Dice Almeyra, las tareas urgentes son «Trabajo, estabilidad, desarrollo, paz, justicia» al estilo de un lema priista, pues se olvida de que el trabajo que nos ofrecen es miserable y hambreador, la estabilidad amorosa de AMLO es la de la dominación burguesa con un desarrollo capitalista y una paz de los sepulcros; en este contexto no hay justicia posible.

El peligro que vive el pueblo de México no es inmediato: el peligro está aquí desde hace años. La integración de México a EEUU avanza galopante, montada en poderosas indutrias maquiladoras de exportación, agroindustrias exportadores, mineras, hoteles, etcétera, etc. Es entonces que, al no tener alternativa, para las grandes mayorías, las elecciones no son de ninguna manera un frente de lucha en el cual se puedan defender los «salarios, los derechos y todas las conquistas civilizatorias (sic) logradas por casi un siglo de luchas obreras y populares» sino que son justo el momento en el que los explotados renuncian a construir un proyecto político independiente.

Dice Almeyra en su tono amenazador que «los malos» del PRIAN quieren «revivir las condiciones del siglo XIX«, pero se olvida que asustarnos con eso es irrisorio. Las condiciones del capitalismo decadente en el siglo XXI han de ser todavía peores y no porque las fábricas llenas de niñas y niños se incendien o se derrumben, como sucedía constantemente hace más de ciento cincuenta años, sino porque la opresión que ejerce el capital sobre la vida cotidiana cancela toda posibilidad de goce que no esté enmarcado en el goce mercantil, en un mundo en el que las fuerzas productivas han avanzado lo suficiente como para satisfacer las necesidades vitales de las grandes mayorías con el mínimo trabajo.

En 2006, la dirección burocrática del PRD fue el factor clave que favoreció a Calderón, con los resultados conocidos: una guerra de más de 60 mil muertos, miles de desaparecidos, cientos de miles de desplazados y un país en ruinas, ocupado militar y para-militarmente. Además de desmovilizar a importantes sectores del pueblo, AMLO y su dirección cobarde y timorata sembraron la desorganización, la desunión, la desmovilización y la pasividad, posibilitando así la ofensiva capitalista (orquestada por el PRIPANPRD) que ha hecho que sean los trabajadores los que paguen la crisis del sistema.

¿De verdad cree Almeyra que somos apolíticos al llamar a no votar por ninguno de los tres pillos? ¿Somos conservadores y pasivos los que no votamos? ese tipo de acusaciones, en el mejor de los casos, son ridículas, propias de alguien que, desesperada e impotentemete sale a proponer la peor de las posiciones electorales: las ilusiones en el voto «útil» al candidato «progresista», cuyo patético partido, el PRD, a través de sus políticas y prácticas antidemocráticas, represivas, pro-capitalistas, pro-imperialistas, ecocidas y desmovilizadoras, ha alejado a sus seguidores y ha dejado el camino libre para el candidato más reaccionario.

Solo los estúpidos pueden creer que una elección se trata de una revolución (sea esta burguesa o lo que sea). Guillermo, con toda esa maraña demagógica de afirmaciones anti-históricas sobre las revoluciones burguesas parece tener como único fin que pasemos de largo la irresoluble contradicción que se enuncia a continuación: «aunque los trabajadores no pueden esperar nada sino de sí mismos y de su independencia política y su autoorganización, no les es indiferente si existe o no un marco constitucional en e país…» en efecto, a los trabajadores nos interesa tener mejores condiciones para destruir al estado burgués, pero estas NO vendrán por un «gobierno (que) al menos trata de impedir que funcione la ley del más fuerte» sino solo a través, precisamente, de la lucha y la autoorganización independiente de las grandes mayorías.

Sólo los que ignoran la historia pueden creer que un movimiento electoral dirigido por un caudillo amoroso con la burguesía, que «nunca llamó a sus bases a movilizarse sino con fines electorales», que las mantuvo desorganizadas, que «gobernó la ciudad de México autoritaria y arbitrariamente y favoreció a los sectores empresariales», cuya autoridad determina la política del «MORENA», que en medio de la orgía de sangre declara su amor a los sectores capitalistas para ganar su apoyo y que, además no representa «ninguna garantía» de que no habrá otro fraude electoral, decía, solo los que ignoran la historia, pueden creer que un movimiento de estas características puede evitar «el desastre» de que se imponga una «dictadura de hecho», más bien, este tipo de movimientos, como en 1952, 1988 y 2006, son los que llevan a las masas a los grandes desastres que luego el pueblo paga con sangre; no creo que Guillermo ignore la historia, más bien solo le incomda bastante, pues en México, el único fraude presidencial que se ha derrotado ha sido el de 1910, y fue solo a través de una revolución (que no fue burguesa y no se puede comparar ni con la francesa, ni con la norteamericana).

Dice Guillermo, que la oligarquía quiere «imponer la dictadura de hecho de un bloque represivo que incluya al narcotráfico» ¿Nos quiere asustar con el cuento del narcotráfico para que votemos por AMLO? ¿Acaso Guillermo no se da cuenta que el actual «bloque represivo» (donde está también el PRD) ya incluye al narcotráfico? ¿Acaso Guillermo no se da cuenta de que no depende de AMLO «sacar del bloque» al narcotráfico?

«No hay en México otra fuerza democrática de masas» dice Guillermo, pero se olvida de que MORENA (por las mismas razones que el enumera más arriba) no es una «Fuerza» y tampoco es «democrática», es de masas, sin duda, pero esa no es razón suficiente como para afirmar que «no existe otro sector que pueda oranizarse, luchar por el cambio en la relación de fuerzas entre las clases ni donde sea posible desarrollar ideas anticapitalistas y antiimperialistas«, decir eso, además de ser una gigantesca mentira y un consecuente acto de desesperación para convencernos, es otra contradicción irresoluble: ¿Cómo puede ser el ÚNICO sector en el que se pueden desarrollar ideas antiimperialistas si este sector es dirigido por un caudillo burgués y está organizado en una AC antidemocrática que no lucha y que tiene ilusiones en las boletas electorales?

Por lo tanto, es contradictorio mantener la independencia política de clase y considerar «indispensable luchar por el triunfo electoral de su movimiento». Las bases de MORENA tienen una capacidad de comprensión que los reformistas desprecian, y así, en lugar de contribuir al desarrollo de la conciencia clasista, se empeñan en mantenerla enajenada, creyendo que una política anticapitalista consecuente es compatible con el voto (sea crítico o lo que sea) al candidato de «centro-izquierda». Solo a través de la construcción de un partido revolucionario, democrático, clasista, internacionalista, socialista y antiimperialista se puede «ayudar» a las bases del MORENA a «organizarse por su cuenta, a luchar contra las eventuales claudicaciones de su candidato o a hacer frente a un nuevo fraude mediante una amplia movilización social». Las ilusiones electoreras, pensadas como el camino fácil y rápido, en cambio, solo favorecen a las actitudes pasivas y cobardes y ayudan al imperialismo, pues desarman al proletariado política, ideológica y organizativamente.

Lucio Rivera es miliante de la Liga de Unidad Socialista

 

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.