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Conformación del narcoparamilitarismo en México (VII)

La lucha por la tierra en Sinaloa y Veracruz, y el avance de la tecnocracia: fundamentos del narcoparamilitarismo

Fuentes: Rebelión

Conforme a la entrega anterior, podemos continuar destacando que la lucha por la tierra que se llevó a cabo por medio de Guardias Blancas en Sinaloa, en realidad estará en el centro del auge del narcotráfico en Sinaloa, así como el mismo narcoparamilitarismo tendrá sus bases en el avance en el país de la visión […]

Conforme a la entrega anterior, podemos continuar destacando que la lucha por la tierra que se llevó a cabo por medio de Guardias Blancas en Sinaloa, en realidad estará en el centro del auge del narcotráfico en Sinaloa, así como el mismo narcoparamilitarismo tendrá sus bases en el avance en el país de la visión tecnocrática y la lucha contra el comunismo que emanara desde los Estados Unidos.

Así, es importante resaltar que, Rodolfo Loaiza estaba muy bien relacionado con sindicalistas obreros, periodistas y dirigentes ejidatarios de los estados de Sonora y Chihuahua, además de que defendía a los ejidatarios sinaloenses.

Por lo que, al ser gobernador de Sinaloa, una de sus primeras medidas fue la de cerrar las mezcaleras y las haciendas que se dedicaban a su elaboración pues, según él «es embrutecimiento con lo que se le paga al labrador, para convertirlo en un borracho inmoral que se gasta el dinero en licor y que descuida a su familia«, y puso especial énfasis en la educación y la autosuficiencia de las familias sinaloenses.

Medidas que irían en contra de los intereses de los latifundistas sinaloenses, quienes eran hacendados mezcaleros, cañeros y ganaderos de las villas sureñas. Y dichos terratenientes contrataron y armaron a varios grupos de hombres para convertirlos en sus «ajustadores» y que velaran por la seguridad de sus tierras ante la invasión de los campesinos en los latifundios que se sentían protegidos por la Reforma Agraria1.

Pero las medidas de Loaiza también incomodaban a los tecnócratas, que a finales de los 30’s cobraban fuerza de nuevo bajo la bandera del General Ávila Camacho.

Y dentro de la misma lógica de Ávila Camacho, para 1946, Miguel Alemán reforma la Constitución para implantar el amparo agrario a favor de los terratenientes y ampliar los límites de la pequeña propiedad. Acciones gubernamentales que sentarían las bases jurídicas para una nueva concentración de la tierra, y que en los gobiernos subsecuentes darían lugar al surgimiento de nuevos latifundios y al crecimiento de los ya existentes.

De tal forma, durante 1940-1965, y eliminando a personajes como Loaiza, la agricultura mexicana contribuirá con excedentes y divisas al desarrollo industrial. Creciendo el producto agropecuario en un promedio del cinco por ciento anual. Por lo que a dicho periodo se le conoce como la etapa de la «modernización» de la agricultura o el «milagro mexicano».

Pero más todavía, posterior a esos años siguió floreciendo la agricultura empresarial a costa de la agricultura campesina tradicional iniciándose así una crisis crónica. Dentro de tal espectro, para finales de la década de los 50s y principios de los 60s, se suscitarían importantes movilizaciones campesinas por la tierra. Entre las cuales las más notables serían las impulsadas por la Unión General de Obreros y Campesinos de México (UGOCM) en Sonora, Sinaloa y Durango.

Mientras que, en Morelos, Rubén Jaramillo apoyaba a las luchas de los comuneros despojados por los fraccionadores y tomaba tierras de los llanos de Michapa y El Guarín, de donde los campesinos fueron desalojados en dos ocasiones. Actos por los cuales Jaramillo sería asesinado con su familia el 23 de mayo de 1962.

No obstante, la represión abierta o encubierta con narcoparamilitares, las luchas agrarias seguirán activas en varias regiones, destacando así los nombres de líderes como Jacinto López, Ramón Danzós Palomino y Álvaro Ríos.

Mientras que por el otro lado, en contubernio con la represión narcoparamilitar, florecía un nuevo modelo agropecuario visible en la ganadería extensiva, la monopolización de tierras, la sustitución de los cultivos de granos para consumo humano, como el maíz y el frijol, por la producción forrajera y productos de exportación. Modelo que además estaría basado en la especulación, en la dependencia del exterior, en la depredación de recursos naturales y el deterioro del medio ambiente, y todo lo cual ha traído consigo la pérdida de la soberanía alimentaria.

Lucha que continuaría, de forma que, al comenzar la década de los 70s había tres millones de campesinos demandantes de tierras, agrupados en 60 mil comités particulares ejecutivos, los cuales enfrentaban fallos negativos de los tribunales, amparos a favor de los terratenientes, resoluciones sin ejecutar, expedientes agrarios rezagados por decenios, ejidatarios y comuneros sin carpeta básica y expuestos a los despojos; y los ejidatarios y comuneros que tenían asegurada su parcela, tenían que dividirla entre los hijos para subsistir en la precariedad.

De tal suerte, los inicios del gobierno de Luis Echeverría (1970-76), estarían signados por brotes de descontento campesino en la mayor parte del país. En el trienio de 1971-73, había tomas e invasiones de tierras en Puebla, Tlaxcala, Sonora, Sinaloa, Chihuahua, Tamaulipas, Coahuila, Guanajuato, Oaxaca, Zacatecas, San Luis Potosí, Michoacán, Veracruz, Chiapas y Nayarit. Realizando los campesinos campamentos, donde día y noche cuidaban las tierras ocupadas; realizaban caravanas hacia la capital del país, tomaban oficinas del entonces Departamento de Asuntos Agrarios y Colonización (DAAC). Por lo que, tan sólo en 1973 se reportarían más de 600 tomas de tierras en todo el país2.

Motivos por los que, durante el gobierno de José López Portillo, este optara mediante el uso del Estado por terminar con las contradicciones entre el campesinado y los terratenientes, anunciando el fin del reparto agrario. Sin embargo tal acto molestaría más a los campesinos por lo que sus acciones cada vez más radicales no se hicieron esperar.

Ante lo cual, tal como lo hiciera su antecesor Echeverría, López Portillo matizo su discurso y sus pretensiones, sin embargo, en el fondo Portillo daría prioridad a la política productivista, lanzando la llamada Alianza para la Producción y la Ley de Fomento Agropecuario.

Motivos por los que, para finales de los 70s en todo el país continuarían en el campo los combates por la tierra, con formas de lucha y de organización cada vez más avanzadas, construyéndose uniones y coordinaciones regionales, incorporando a las mujeres y a los jóvenes.

Resultando ser entonces que, la lucha en el campo cobraba la dimensión de una guerra rural, donde los campesinos llevaban la peor parte. Cada mes eran asesinados en promedio 20 campesinos y encarcelados cientos de ellos3.

Dado que, ante la deslegitimación campesina, López Portillo intensificaría la represión. Al respecto, más de 800 campesinos miembros de la Coordinadora Nacional Plan de Ayala (CNPA) llenarían las prisiones en todo el país, quienes para ser liberados hicieron huelgas de hambre, al tiempo que los campesinos se movilizaban en varios estados.

Pero además de ello, la CNPA también se enfrentaría a la represión policíaca y militar, así como muchos de sus integrantes serían asesinados por pistoleros a sueldo, narcoparamilitares, guardias blancas de los caciques y grupos paramilitares de Antorcha Campesina4.

La formación de grupos narcoparamilitares al amparo de la represión y la lucha por la tierra.

Como ya hemos reiterado, para oponerse a las políticas anti latifundistas impulsadas por Loaiza en Sinaloa, se le dio auge a las primeras organizaciones armadas con carácter narco-paramilitar, creadas por antiguos compañeros de Rodolfo Valdez El Gitano5. Y a sabiendas de que el mismo Rodolfo Valdez estaba bajo las ordenes de sembradores de amapola y marihuana de la Sierra de Badiraguato, para brindarles servicios contra otros competidores.

De tal forma como ya indicamos emergieron Los Dorados, siendo los primeros sicarios de Sinaloa y de México en todos los sentidos, y cuando ya no estuvo El Gitano para guiarlos, sus compañeros se abrieron camino por sí solos, dando forma a bandas armadas como «Los Pineda» y «Los López».

Bandas que en su mayoría estarían compuestas por jóvenes pueblerinos, algunos de ellos capataces de las haciendas que los contrataban y otros simples campesinos ociosos. Armados con equipos exclusivos del Ejército Federal, rifles Mauser, carabinas Winchester 30-30, pistolas Remington y Colt.

Pero además de todo lo anterior, de particular relevancia para la formación y auge del narcoparamilitarismo sería que, tras el asesinato de Tostada Loaiza, Pablo Macías Valenzuela contando con todo el respaldo de su amigo y compañero de armas el presidente Manuel Ávila Camacho, en cuyo gabinete fungió como secretario de Guerra y Marina, fue electo gobernador constitucional para el período de 1945-1950, principiando con él los sexenios gubernamentales.

Y una vez estando Pablo Macías en la gubernatura de Sinaloa, crecerá el poder del narcotraficante Pedro Avilés Pérez (el León de la Sierra), quien beneficiaría a su grupo conformado por Max Cossman6, El rey del opio, miembro de la pandilla de Benjamín Bugsy Siengel de la familia de Lucky Luciano, jefe de la mafia italo-americana que desde principios de la década de los cuarenta operaba en varios estados de México, como Sinaloa, Durango, Chihuahua, Baja California y Jalisco.

Comprando Cossman opio en Sinaloa y Durango, a los grupos que encabezaban Pedro Avilés y Jaime Herrera Nevarez. Además de que Cossman contaría con la protección en Guadalajara Andrés Medina Navarro, jefe de la Policía Judicial de esa ciudad jalisciense.

Pero más aún, al tomar posesión Miguel Alemán Valdés como Presidente de México, los Herrera y Pedro Avilés, pudieron seguir trabajando sin contratiempos para la familia del mafioso Lucky Luciano, en armonía, sin rencillas, y respetando sus respectivas zonas de influencia. Aunque para ello también tendrían que tratar directamente con el senador y coronel Carlos I. Serrano, amigo personal del licenciado Alemán.

Entramado dentro del cual cobrara una gran relevancia en 1947, la creación de la Dirección Federal de Seguridad, por Miguel Alemán y el decretó de que la Procuraduría General de la República, mediante la Policía Judicial Federal, y la Secretaría de la Defensa Nacional, fueran las instituciones responsables de combatir el cultivo y la comercialización de la mariguana, la adormidera y todo tipo de plantas ilícitas.

Y siendo que, tras bambalinas, al frente de la DFS, en realidad quien mandaría sería el senador y coronel Serrano, éste se dedicaría a perseguir y encarcelar a todo traficante ajeno a los grupos por él protegidos, consiguiendo en pocos años fortalecer a los Herrera y a Pedro Avilés. Mismos que amasarían una enorme fortuna con la heroína que hacían llegar a Los Ángeles, Chicago, Denver, Pittsburg y Miami, y llegando a convertirse en propietarios de residencias en Guadalajara y Durango7.

Entramado dentro del cual, Carlos I. Serrano, se vio envuelto en un problema de narcotráfico, en 1948, cuando un automóvil Cadillac de su propiedad fue detenido en Laredo, Texas, cargado con goma de opio.

Mientras que en la capital, de acuerdo con un informe confidencial de la embajada de Estados Unidos, el subdirector de la DFS, el mayor Manuel Mayoral García, controlaba el tráfico de mariguana8.

 

La lucha por la tierra en Veracruz y la Mano Negra

Tras el triunfo de la facción constitucionalista encabezada por Venustiano Carranza y la llegada al poder de Álvaro Obregón en 1920, en el estado de Veracruz tendría lugar una de las fases más radicales del movimiento agrarista, promovido por el gobernador Adalberto Tejeda. Mismo que ayudara a la formación de la Liga de Comunidades Agrarias y Sindicatos Campesinos en 19239.

Agrupaciones que, se convertirían en el brazo organizativo mediante el cual se trataría de hacer realidad el reparto agrario, a partir de la ocupación de tierras y las armas. Actos que estarían complementados con la lucha obrera en las fábricas, movilización que tendría su principal auge entre 1920 y 1936 bajo los gobiernos de Adalberto Tejeda (1920-1924 y 1928-1932), Heriberto Jara (1924-1927) y Gonzalo Vázquez Vela (1932-1936).

Luego entonces, durante ese periodo se expropiarían numerosas haciendas por medio de la lucha armada de los campesinos que combatían contra las guardias blancas de los propios hacendados. Y emergiendo así en 1936, la figura de Manlio Fabio Altamirano, quien se encontraba identificado con el ala radical del Partido Nacional Revolucionario (PNR), y quien resultaría electo como candidato a gobernador de Veracruz.

Empero, después de que Altamirano diera señales de pretender apoyar la continuidad del reparto agrario y de dialogar con las luchas obreras vinculadas a las agrupaciones comunistas, sería asesinado el 25 de junio de 1936.

E inmediatamente después del asesinato de Manlio Fabio Altamirano iniciaría la declinación de la lucha agraria en Veracruz. Toda vez que, los ejecutores del homicidio estarían ligados al grupo paramilitar denominado «La Mano Negra«, creado por los hacendados del centro del estado con el propósito de protegerse de las ocupaciones de tierras que realizaban las organizaciones campesinas, sobre todo la Liga de Comunidades Agrarias y Sindicatos Campesinos.

Y siendo que, la Mano Negra fue fundada por Manuel Parra10, quien era dueño de la hacienda Almolonga, a partir de la reclutar a principios de la década de los treinta del siglo XX a un grupo de pistoleros en varios municipios del centro de Veracruz. Contando para ello, además con el beneplácito de las autoridades estatales y federales, ya que, vendía protección a los hacendados, quienes debían pagar una cantidad fija mensual a cambio de defenderlos ante una posible ocupación de sus tierras.

Pero más todavía, tal organización paramilitar protegería la realización de actividades ilícitas como, por ejemplo, la producción y la comercialización de aguardiente. Hechos a partir de los calcules se estima que la Mano Negra pudo ser responsable de unos 40 000 asesinatos en ese periodo11.

Así, desde entonces hasta mediados de la década de los ochenta, la violencia en Veracruz estará relacionada, sobre todo, con las disputas por la tierra, las disputas por el control de las cuotas de los productores en las zonas cañeras y las disputas sindicales (de manera destacada las del Sindicato de Petróleos Mexicanos-Pemex).

Siendo la lucha por la tierra el motivo central de conflicto y de disputas violentas hasta la década de los noventa, pese a que, el reparto agrario disminuyó de manera progresiva. Resultando entonces que, los grandes terratenientes que veían en peligro sus propiedades recurrieron a la contratación de pistoleros.

Reclutamiento de hombres armados que también lo llevarían a cabo los caciques regionales y los cacicazgos sindicales, en particular en el sindicato de trabajadores petroleros y las zonas cañeras, en las cuales las disputas por las cuotas de los productores de caña y el control sobre los obreros de los ingenios daría lugar a múltiples asesinatos12.

Y, junto a las disputas por la tierra y las luchas intrasindicales, el régimen local veracruzano empezaría a gestionaría las zonas ilegales, de manera que obtendría rentas que serían re distribuidas entre los distintos grupos policiacos y las autoridades administrativas y políticas. En tal sentido, en regiones como el puerto de Veracruz, la salida de cargamentos de droga y la entrada de armas serían gestionadas por la policía aduanal y las autoridades portuarias13.

Etapa en la cual, el narcotráfico se desarrollaría de manera bastante descentralizada, aunque, en la mayoría de los casos, intervenida por los grupos policiales estatales. Aunque habiendo espacio para una diversidad de pequeños grupos que traficaban por su cuenta, solo podían hacerlo si contaban con la licencia de los cuerpos policiacos, militares y de inteligencia, los cuales algunas veces, incluso, reorganizaban la distribución de los grupos a fin de maximizar las utilidades.

El asesinato de Manlio Fabio Altamirano Flores cometido por La Mano Negra, donde vuelve a aparecer el narcoparmilitar Rodolfo Valdez El Gitano.

El 25 de junio de 1936, se daría el asesinado Manlio Fabio Altamirano Flores14 en el interior del Café Tacuba, ubicado en el centro de la Ciudad de México. Encontrándose acompañado por su esposa, Bertha Bracamontes Descombes. Y siendo el gobernador electo del estado de Veracruz.

Asesinato que ocurriría en un contexto donde Manuel Parra15, su socio Pablo Quiroga16 y el grupo de terratenientes alrededor de ellos no querían a Manlio como gobernador, sobre todo a partir de las declaraciones que hizo como candidato: «Cuando sea gobernador voy a expropiar Almolonga«.

Así que el mismo Parra ordenó a Rafael Cornejo Armenta, Gildardo Alemán Lobillo, Rodolfo Vélez «El Gitano» y Marcial Montano Segura, sus más cercanos en La Mano Negra, que lo ejecutaran. Tras lo que, se trasladaron estos a la Ciudad de México y se dedicaron a acechar a su presa.

Y no obstante, los partidarios, poderosos también, del gobernador electo ejecutado protestaron y presionaron de tal manera a las autoridades que tuvieron que detener tanto a Manuel Parra como a Marcial Montano, así como a Fernando López Arias, Rafael Murillo Vidal, quienes tiempo después también serían gobernadores de Veracruz, y a Cándido Aguilar, quien ya lo había sido. Al poco tiempo fueron liberados, además de que Pablo Quiroga Escamilla, socio de Manuel Parra, nunca fue procesado por su complicidad en el crimen.

Pero más todavía, cuando ya fuera presidente Miguel Alemán Valdés, éste ayudaría a Pablo Montano, hijo de Marcial, uno de los asesinos, para que se integrara a los guardias presidenciales. En tanto que, el nieto de Marcial, José Alejandro Montano Guzmán, fue nombrado secretario de Seguridad Pública del estado de Veracruz por el gobernador Miguel Alemán Velasco.

Y en añadidura, Pablo Montano Guzmán, otro de los nietos de Marcial, quedaría a cargo de la seguridad de la esposa de Alemán Velasco, Christiane Magnani, mejor conocida como actriz con el nombre de Christian Martell. Así como otros tantos parientes, hermanos y sobrinos de Marcial Montano Segura, también serían colocados en el gobierno de Miguel Alemán junior17.

Hemerografía

Secuencia (1994), 28, enero-abril, 81-98 ISSN: 0186-0348, ISSN electrónico: 2395-8464 DOI: http://dx.doi.org/10.18234/secuencia.v0i28.452. La Mano Negra en defensa de la propiedad y el orden: Veracruz, 1928-1943. Por: Antonio Santoyo.

https://www.quadratin.com.mx/opinion/claroscurosjose-luis-ortega-vidal-5/

Claroscuros/José Luis Ortega Vidal – Quadratin

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Notas:

1 En 1926, ante el avance de la Reforma Agraria del Máximo Jefe Plutarco Elías Calles, nace el Contramovimiento Agrarista Sinaloense, un movimiento no oficial pactado por los latifundistas del estado del Noroeste que pretendían oponerse a esta reforma así fuera por la fuerza de las armas. Por entonces, no existía fuerza armada alguna que velara por los intereses del pueblo en Sinaloa, que seguía siendo manejada por los ricos De esta manera nacieron bandas armadas como «Los Pineda», «Los López» y «Los Dorados».

Cien años de lucha por tierra y libertad – La Jornada

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Otro de los antecedentes directos de la represión narcoparamilitar también se dará en Sinaloa, en El Roble en 1938, cuando el agrarista Ramón Lizárraga fue asesinado mientras dormía.

El Roble es una población relativamente nueva de la geografía sinaloense. Hacia 1868, era punto de descanso para los arrieros y las mulas de carga que alimentaban y explotaban los centros mineros de Pánuco, Copala y Concordia. Se dice que paraban debajo de un roble, en la propiedad de la familia Peraza, fundadora del lugar.

Después, vino la caña, impulsada por Guillermo Haas de la Vega, y así se construyó el ingenio azucarero y se construyó el entorno económico de la comunidad: basado en el modelo latifundista del Porfiriato. En consecuencia, la violencia revolucionaria se intensificó en El Roble, convulsionando rápidamente el modelo de prosperidad que llevaba apenas una generación.

En 1916, Jacobo Gutiérrez, proveniente de Michoacán, funda el Sindicato Ejidal y, siguiendo las reformas revolucionarias agraristas, demanda tierras para más de una decena de trabajadores, mismas que obtienen tras una década de lucha. Lucha burocrática. La otra, la de las balas, comenzaría justo recién.

Jacobo Gutiérrez fue asesinado. Surgieron nuevos líderes agraristas, entre ellos Ramón «el Borrego» Lizárraga. Para 1930, los campesinos estaban indefensos contra los «Guardias Blancas». Carecían del apoyo del presidente Pascual Ortiz -Sería hasta la llegada de Lázaro Cárdenas cuando aparecerían garantías jurídicas y judiciales para los agraristas- e incluso con más ahínco del gobernador Ángel Flores, quien pese a haber luchado por la revolución, una vez en el poder estableció alianza con los líderes terratenientes.

Ramón Lizárraga no sólo representaba un ideario de la causa revolucionaria, era también un feroz gatillero. Se convirtió vivo en una leyenda, derrotando a los Guardias Blancas y sembrando terror en los dueños del ingenio azucarero. Secuestró y asesinó a uno de los hijos de Aurelio Haas.

Junto con Lizárraga, aparecieron otros justicieros apegados a los ideales de la revolución, como El Gitano Rodolfo Valdez, quien antes de hacerse famoso por asesinar al gobernador Rodolfo Tostado Loaiza, había hecho heroísmo entre campesinos al asesinar a José Esparza.

El cardenismo pacificó la región en buena medida, pero también lo hicieron las armas. El campo sinaloense fue a partir de entonces un espacio convulso, una lucha de poderes que se había traducido a la sangre. Morirían en el camino figuras como Alfonso Tirado, ex presidente municipal, y el gobernador Loaiza.

Memorias de Mazatlán: Asesinan agrarista – Noroeste

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2 La efervescencia en el campo obligó a Echeverría a moderar su postura antiagraria, a cambiar su discurso, a declarar la «apertura democrática» y a anunciar mayores recursos para el campo. Al mismo tiempo, llamó a la unidad desde arriba a las organizaciones campesinas más importantes, para que por medio del Pacto de Ocampo legitimaran su política rural. Como una demostración de su «agrarismo», expropió latifundios en Sinaloa y, ante la presión y las crecientes tomas de tierras en el sur de Sonora, un día antes de dejar la Presidencia, decretó la expropiación de enormes latifundios en los valles del Yaqui y Mayo, donde se creó la Coalición de Ejidos.

Cien años de lucha por tierra y libertad – La Jornada

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3 Tan grave sería la situación que Mateo Emiliano, hijo menor del general Zapata, siendo priísta, exigió a López Portillo la libertad de los presos políticos en el centenario del nacimiento del Caudillo del Sur.

Además de que, es este contexto, del 12 al 14 de octubre de 1979, se reunieron en Milpa Alta más de 40 organizaciones campesinas regionales y nacionales, las cuales, después de tres días de deliberaciones, acordaron constituir la Coordinadora Nacional Plan de Ayala (CNPA). Este proyecto frentista, que se declara de inicio independiente del gobierno y los partidos políticos, representa la ruptura con el agrarismo hecho gobierno y con el corporativismo de las organizaciones oficialistas o paraestatales. Integraron la CNPA cientos de comités particulares ejecutivos y grupos que inicialmente daban seguimiento a más de 650 expedientes de solicitudes de tierras, restituciones, o regularización de tierras ejidales y comunales con sus carpetas básicas. Así tocaba a su fin el modelo agropecuario que se mantuvo vigente por más de 40 años y surgía el frente más representativo de lucha por la tierra.

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4 Pese a lo anterior, la CNPA continuó su lucha, y a 30 años de su fundación no ha arriado la bandera agrarista.

Si López Portillo no pudo darle sustento legal a la clausura de la reforma agraria, debido a la resistencia del campesinado, esto lo conseguiría Carlos Salinas de Gortari con la reforma decretada al artículo 27 de la Constitución en 1992, ante un movimiento campesino debilitado y disperso. En estas condiciones el gobierno salinista pudo poner en práctica su estrategia neoliberal de privatización de la economía y liberalización comercial, gracias al Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos y Canadá, echado a andar en 1994. El llamado finiquito agrario y la entrega de certificados que acreditaban la propiedad individual de solares urbanos y parcelas ejidales abrieron la puerta a la privatización de la tierra de propiedad social. Para ello Salinas privilegió la interlocución con el Congreso Agrario Permanente (CAP) creado por él en 1989, a cambio de prebendas y corruptelas de varios de sus líderes. Esta práctica contrastó con las recuperaciones de tierras en Chiapas, que dirigió el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) y con la lucha combativa que sostuvieron en 2003 organizaciones de El Campo no Aguanta Más.

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5 Rodolfo Valdez se entregó a las autoridades en 1947 y fue condenado a 26 años de prisión. Una vez en la cárcel, confesó casi todos sus crímenes, incluído el del asesinato de Rodolfo Loaiza, que implicaba a poderosas familias, políticos, militares y opositores sinaloenses, destacando entre ellos el nombre del sucesor de Loaiza en la gobernatura. Poco tiempo duró la prisión, ya que se fugó en 1950, dedicándose de nuevo al asesinato y a la venta de drogas. Finalmente fue apresado por agentes federales en un domicilio de Guadalajara cuando traficaba cocaína, en 1959. Juan Castro Avilés y Gilberto Pinto Vargas llevaban varios días vigilándolo hasta que iniciaron el operativo en su casa de la privada Chapultepec Country. El Gitano mató a Pinto Vargas con dos tiros, pero Castro Avilés le disparó en un ojo, quedando malherido. Incluso la hija del traficante, una vez caído su padre, tomó su pistola, la Reina Juliana, y abrió fuego contra el agente federal. Rodolfo Valdez fue detenido y luego juzgado en Culiacán, donde se le dieron 14 años de prisión acumulados a su anterior sentencia. Ahí murió el 15 de agosto de 1963, cuando iba a cumplir 60 años de edad.

Sinaloa La cama de piedra

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6 Max Cossman, para confirmar que sólo él podía negociar con los grandes traficantes de México aprovechó la incertidumbre que entre los traficantes provocó la muerte de Loaiza, para ese mismo año, 1944, eliminar a Enrique Diarte, quien desde Tijuana y Mexicali le había disputado el negocio, junto con Francisco Orbe.

7 Los Tufos del Narco: Jaime Herrera Nevarez, Don Jaime …

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8 De la DFS al Cisen: una historia sucia. A la luz, secretos de la …

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9 La revolución mexicana, además de reivindicar el sufragio efectivo en 1910 y demandar en 1913 la restauración del orden constitucional interrumpido por el asesinato del presidente Francisco I. Madero en 1911, surgió -sobre todo- como un gran movimiento campesino en torno a la tierra.

Violencia y régimen político en Veracruz, México: 1936-2016

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10 El brazo armado de Manuel Parra era un grupo de sicarios llamado «La Mano Negra», entre los que estaban Carlos Ramírez, de Naolinco; Francisco Salas, Sebastián González y Nicandro Sánchez, de Alto Lucero; Manuel Alonso, de Miahuatlán; Magdaleno Mejía, de Los Frailes; Macario y Pedro Parra, de Soledad de Doblado; El «Negro» Malgano, de la colonia Enríquez; Toribio Díaz, de Cerrillo de Díaz; José Rodríguez, de Blanca Espuma; Félix Osorio, de Tierra Blanca; Miguel Márquez y José Caiceros, de Tepetlán; Gonzalo Lagunes, de Cardel; Pedro Palmeros y Crispín Aguilar, de Actopan; José y Manuel Viveros, de la Sierra de Chiconquiaco; Rodolfo Lozada, de Úrsulo Galván.

Otros más eran Marcial Montano Segura, de Xalapa; de Plan de las Hayas, Rafael Cornejo Armenta, Emilio, Manuel y Miguel Armenta; y del mismo Almolonga, José Acosta, Delfino Montero, Pablo Huesca, Marcos Arreola, Cleto Barradas, Narciso Salas, Toribio López, Ángel Rebolledo, Pedro Herrera, Carlos Espedilla, Ignacio Márquez y Rafael Gómez. Otros integrantes de La Mano Negra eran Gildardo Alemán Lobillo y Rodolfo Vélez, «El Gitano».

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11 Cuando fueron desarmadas las guerrillas campesinas, al terminar el mandato del gobernador Adalberto Tejeda, los sicarios de Parra asesinaron a más de 2 mil campesinos. Uno de los socios de Parra Mata era el secretario de Guerra y Marina en el gabinete de Lázaro Cárdenas, el general Pablo Quiroga Escamilla.

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12 Hacia las décadas de los setenta y ochenta, organizaciones como el Movimiento Nacional de los 400 Pueblos o la Unión Campesina Independiente (uci) protagonizaron ocupaciones de tierra que dieron lugar a diversos enfrentamientos (Correa y Ravelo 1992).

Otros grupos fueron reprimidos por la Policía estatal debido a que impulsaban proyectos agrarios comunales que se distanciaban de la política promovida por el régimen del partido hegemónico. En el caso del sindicato petrolero se dieron asesinatos y matanzas relacionadas con la disputa por la dirección sindical, ya que la ocupación de un puesto dirigente significaba el control de cuantiosos recursos y, sobre todo, del acceso al trabajo para numerosas familias.

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13 Este tráfico ilegal en el puerto no era nuevo, tenía sus antecedentes en el periodo colonial y prosiguió durante todo el siglo XIX, prolongándose hasta el régimen posrevolucionario.

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14 Manlio Fabio Altamirano nació en Xalapa el 12 de octubre de 1892 y su carrera de licenciado en Derecho lo enfilaba hacia los puestos directivos que Calles quería para los civiles, ya no para los militares; así que tras haber sido diputado fue el fundador y primer gerente del periódico oficial, El Nacional. Participó también en 1928 en el grupo de fundadores del Partido Nacional Revolucionario, que en 1938 cambió de nombre a Partido de la Revolución Mexicana y terminó como Partido Revolucionario Institucional a partir de 1946.

La reforma del artículo 3 de la Constitución Mexicana, que sustituye la «educación laica» por «educación socialista» fue propuesta por Manlio. Cuando éste ganó la elección para gobernador, Miguel Alemán Valdés fue electo senador por el mismo estado de Veracruz.

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15 Ocho años antes, en 1928, Manuel Parra Mata, minero y comerciante que procedía de Pachuca compró la hacienda de Almolonga, de 3,524 hectáreas de extensión, ubicada en el municipio de Naolinco, Veracruz, con la intención de instalar un ingenio y producir, desde luego, caña de azúcar y alcohol.

Viudo de Lucía Cruz Fonseca se casó con la hermana de ésta, María. A Parra le tocó vivir el segundo período como gobernador del terrible Adalberto Tejeda Olivares, azote de la Iglesia católica y de los terratenientes, por lo que ya convertido en uno de estos formó una asociación para defenderse de las guerrillas campesinas que mandaba contra los hacendados el propio gobernador.

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16 En 1931, Parra Mata fue secuestrado junto con su esposa, Lucía, y Luis Leal. Pagó 10 mil pesos para que los soltaran y a partir de este momento buscó la protección de su amigo, Pablo Quiroga, para lo cual le ofreció cederle la mitad de Almolonga.

Los trámites para la cesión comenzaron el 10 de diciembre de 1931 y terminaron en abril de 1943, poco antes de la muerte de Parra. Alejandro Mange, Soto Lara y Heriberto Jara (aunque parezca increíble), eran amigos de Parra y lo visitaban con frecuencia en su hacienda, Jara como Comandante de la 26 Zona Militar de Veracruz, en 1935. Con Maximino y Manuel Ávila Camacho también tenía buena amistad.

El general Pablo Quiroga Escamilla fue subsecretario de Guerra y Marina en 1932, bajo la presidencia de Abelardo Rodríguez; luego, impuesto por Plutarco Elías Calles, fue secretario de la Defensa Nacional en el gabinete de Lázaro Cárdenas, pero éste lo destituyó cuando expulsó a los callistas de su gobierno y a Calles del país.

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17 La Mano Negra

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Ramón César González Ortiz es Licenciado en Sociología y Maestro en Estudios Políticos por la UNAM. Recientemente ingreso al Doctorado en Ciencias Sociales, impartido por la UAM-Xochimilco.

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