Reproducimos el Capítulo 17 de «El peronismo que no fue. La (otra) otra historia» de Gerardo Bavio y Mario Hernandez publicado por Editorial Metrópolis en febrero del corriente año en homenaje a los militantes revolucionarios asesinados hace 42 años en Trelew M:- Nos vamos a referir a lo ocurrido un 22 de agosto de 1972, […]
Reproducimos el Capítulo 17 de «El peronismo que no fue. La (otra) otra historia» de Gerardo Bavio y Mario Hernandez publicado por Editorial Metrópolis en febrero del corriente año en homenaje a los militantes revolucionarios asesinados hace 42 años en Trelew
M:- Nos vamos a referir a lo ocurrido un 22 de agosto de 1972, cuando se produce la denominada Masacre de Trelew, ¿qué reflexión te merece este hecho y cuál es la importancia política que le das?
G:- Es la culminación de un proceso que surge de la lucha contra las sucesivas dictaduras militares a partir de 1955, agudizada en 1966 con la llamada «Revolución Argentina» que es la dictadura de Onganía, seguida con la presidencia de facto de Levingston y después de Lanusse. Ese es el contexto histórico en que surgen las organizaciones armadas, político-militares, que eran organizaciones revolucionarias que luchaban contra las sucesivas dictaduras que prohibían elecciones libres, que proscribían a las mayorías y que ya habían producido una serie de hechos criminales como fueron, a modo de ejemplo, la desaparición de Felipe Vallese, los posteriores crímenes de Maestre, de Mussi y Retamar. Una serie de hechos que demostraban que la reacción de los militares, lo que ellos consideraban una guerra contrarrevolucionaria, en verdad era una lucha contra las mayorías populares, contra el pueblo que quería justicia, libertad, equidad social, derecho a votar, a elegir sus representantes. Y eso estaba coartado, estaba prohibido y brutalmente reprimido por las sucesivas dictaduras militares. Es así como surgen el ERP, Montoneros, la FAR (Fuerzas Armadas Revolucionarias), antes que todos ellos, los Uturuncos. Son luchas del pueblo contra la dictadura y por la restitución de la democracia en el país.
El 16 de agosto de 1972 se verifica el intento de fuga de 110 presos políticos de la cárcel de Rawson. Unos pocos logran fugar hacia Chile en un avión de Austral que es tomado entre las tres organizaciones, este hecho demuestra la necesidad de unificación de las fuerzas que luchan contra la dictadura: El ERP, Montoneros y las FAR. Son los dirigentes de estos grupos, Mario Roberto Santucho, René Haidar y Fernando Vaca Narvaja y varios compañeros que protagonizaron la toma de la cárcel y la posterior fuga.
El hecho se gesta durante el 15 de agosto, se toma la cárcel y durante la madrugada del 16 se da la fuga, primero de un grupo, un segundo grupo no puede acceder al aeropuerto, llega tarde en taxis, cuando el avión de Austral había salido ya rumbo a Puerto Montt (Chile), con los primeros presos que lograron irse. Hubo un problema, una confusión con los camiones que tenían que retirar al resto de los reclusos. Los que logran la fuga son: Roberto Santucho, Gorriarán Merlo, Domingo Mena, del ERP, Roberto Quieto, Marcos Osatinsky de las FAR y Fernando Vaca Narvaja de Montoneros. Ellos lograron llegar a Chile, el resto queda recluido en el aeropuerto de Trelew, se rinden después de un contacto con la prensa y la justicia y la promesa del Capitán Sosa de que va a llevarlos a la cárcel de Rawson. Pero sabemos que Sosa mintió y los llevó a Trelew, al cuartel de la Armada que se ubica allí y posteriormente el 22 de agosto los sacaron de las celdas y los fusilaron. De ellos lograron salvarse tres, que los dieron por muertos, María Antonia Berger, Ricardo René Haidar y Alberto Camps y fueron los que relataron ese asesinato masivo de presos, esto irá repitiéndose luego en las sucesivas dictaduras militares. Este es el relato conocido de los hechos.
Pero lo que nos hace reflexionar más, es conocer cuál era la política de las Fuerzas Armadas en aquella época, subordinadas en gran medida a los intereses de los Estados Unidos y los países centrales, unida a la defensa de los privilegios de la oligarquía local, aliada a ese imperio que dominaba toda la estructura económica, social de los países de América Latina. Esa es la realidad contra la que luchaban estos heroicos combatientes que perdieron la vida en Trelew.
Lo que nos deja de enseñanza es entender cuál era la estrategia de las Fuerzas Armadas, aunque hoy estén prácticamente desarticuladas y tengan otra estructura.
Eso nos hace pensar también la necesidad de reformular la estructura de seguridad del país, que ya se está haciendo, hay avances en ese sentido. También considerar que a partir de esos hechos, la fugaz democracia que tuvimos después de las elecciones del 11 de marzo de 1973, termina con la salvaje dictadura de Videla. Todo eso se concatena históricamente y termina con la posibilidad democrática que hoy estamos viviendo.
Hoy la sangre de los mártires de Trelew impulsa la lucha de los pueblos de América Latina por su liberación, por su unidad y para que exista equidad social. Esa es la enseñanza que nos deja este hecho.
Además agosto está lleno de efemérides, una de ellas es el renunciamiento de Evita en 1951, otra es el asesinato de Sacco y Vanzetti el 23 de agosto de 1927 y otro hecho que cabe recordar para entender la historia, es el asesinato de uno de los líderes más importantes de la Revolución Rusa, en México, el 22 de agosto de 1940, León Trotsky. Son hechos que hay que recordar, ponerlos en contexto histórico y ver la continuidad de las luchas populares por la liberación y autodeterminación en América Latina.
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