«… si existiera un buen gobierno nacional, provincial o municipal, la UTD no existiría, no existirían los piquetes, serían una mentira o una farsa, eso es lo que hay que darse cuenta…» (Juan Carlos «Hippie» Fernández de la UTD de Gral. Mosconi, entrevista realizada en agosto 2001) Los llamados piqueteros no constituyeron un movimiento único y […]
«… si existiera un buen gobierno nacional, provincial o municipal, la UTD no existiría, no existirían los piquetes, serían una mentira o una farsa, eso es lo que hay que darse cuenta…» (Juan Carlos «Hippie» Fernández de la UTD de Gral. Mosconi, entrevista realizada en agosto 2001)
Los llamados piqueteros no constituyeron un movimiento único y homogéneo. No sólo por sus distintas denominaciones y orígenes sino, fundamentalmente, por sus propuestas. A modo de ejemplo podríamos mencionar a la FTV (Federación Tierra y Vivienda) que, conducida por Luis D’elía y donde participan sectores de la Iglesia, organizaciones sociales y juntas vecinales, reconoce que creció luego de muchos años de trabajo al calor de la toma de tierras, construcción de viviendas populares, infraestructura de servicios y equipamiento comunitario. El propio D’elía, elegido diputado provincial por el Polo Social, se reconocía militante del Frente para el Cambio y la CTA.
El MTR (Movimiento Teresa Rodríguez), compuesto por familias desocupadas del GBA, La Plata y Mar del Plata, desarrollaba una forma de organización territorial por barrios con el objetivo de imponer una nueva forma de poder donde, al decir de su máximo referente, Roberto Martino, «el pueblo delibere y gobierne en forma directa».
En un trabajo editado por el Colectivo Situaciones, los militantes del MTD (Movimiento de Trabajadores Desocupados) de Solano reconocían que «cuando la gente se acerca las expectativas son resolver el problema de trabajo, pero el MTD no es eso… es un proyecto que toma como eje el tema del trabajo, pero su objetivo es la recuperación del ser humano. Pueden cortarnos los Planes Trabajar, mandarnos el aparato represivo, pero lo que hay aquí es una forma de pensamiento diferente, y eso no lo van a poder detener».
No obstante, es posible encontrar algunos denominadores comunes.
Los distintos movimientos nacen por fuera de las instituciones políticas y sociales tradicionales y tienen un desarrollo autónomo, extraparlamentario, producto de las luchas. Fueron creciendo, como expresión del amplio movimiento social que enfrentó el modelo neoliberal implantado por Carlos Menem y continuado por la Alianza, desde la periferia (Cutral-Có, Plaza Huincul, Gral. Mosconi) hacia el centro del país (Sur del Gran Buenos Aires, La Matanza). Desplazaron el eje del conflicto hacia la interrupción de la circulación de mercancías y fuerza de trabajo. Representaron un fenómeno múltiple, sin organizaciones únicas ni dirigentes consolidados en la superestructura institucional, con una fuerte tendencia asamblearia donde el piquete organiza, discute, negocia, elige representantes con mandato revocable y los delegados actúan sólo como voceros y dirección en la lucha. Constituyeron una fuerza social antagónica de carácter nacional que manifestaba la agudización de la crisis económica y la descomposición de las relaciones políticas y de los partidos orgánicos y sus cuadros.
Aunque habían desarrollado intentos de articulación como los dos Congresos realizados en La Matanza en julio y setiembre del 2001, para el año siguiente predominaban instancias de coordinación diferenciadas.
La Unión de Trabajadores Desocupados (UTD) de Gral. Mosconi no es «sólo» un grupo piquetero
Sin la pretensión de un estudio de caso exhaustivo por las limitaciones de espacio que impone una nota de estas características y a simple modo de ejemplo de nuestras afirmaciones precedentes, nos detendremos en el análisis de la UTD de Gral. Mosconi, una de las experiencias más avanzadas a nivel local.
Un poco de historia
«La industria petrolera no da pérdidas. A Rockefeller le preguntaron cual era la industria que más plata deja en el mundo y contestó: ‘Una empresa petrolera bien organizada’ ¿Y la segunda?: ‘Una empresa petrolera mal organizada’. Este último era el caso de YPF que subsidiaba a los petroleros privados comprándoles el barril a U$S 18/20 cuando valía U$S 12 y era el mismo petróleo que se sacaba del mismo lugar. Es lo que hacían los gobernantes de turno para engrosar sus bolsillos y los de los petroleros privados» (José «Pepino» Fernández, máximo dirigente de la UTD).
La localidad de Gral. Mosconi en la provincia de Salta contaba en 2001 con 22.000 habitantes y su población económicamente activa registraba 6.000 desocupados. Al igual que Tartagal en la misma provincia y las poblaciones de Cutral-Có y Plaza Huincul en Neuquén, sus habitantes sufrieron un fuerte deterioro social al privatizarse la empresa petrolera estatal, Yacimientos Petrolíferos Fiscales (YPF).
«Cuando YPF estaba acá había 95% de ocupación y ahora que vinieron los privados tenemos 60% de desocupación y 20% de subocupación» (José «Pepino» Fernández).
Mientras duró el dinero de las indemnizaciones entre 1993/6 la situación social se sostuvo, pero la reconversión de sus trabajadores en comerciantes o pequeños proveedores de servicios a las petroleras privadas fracasó.
«Nosotros nunca hemos sido comerciantes, mucho menos empresarios, siempre vivimos en relación de dependencia, nomás» (José «Pepino» Fernández).
De allí que en abril de 1996, como respuesta al deterioro social, se organizó la Unión de Trabajadores Desocupados (UTD) de Gral. Mosconi por iniciativa de Juan Nievas, miembro de la Corriente Clasista y Combativa (CCC).
«La UTD la creó un muchacho de la CCC que luego se alejó. El primer acto que hacen es tomar el Consejo Deliberante durante 23 días. Consiguen los primeros Planes y bolsones de comida. La crisis había comenzado a apretar, entonces la gente decide salir a luchar y nace este movimiento» (José «Pepino» Fernández).
A fines del 2000, la UTD gestionaba 1000 Planes Trabajar y había colocado, a través de su Bolsa de Trabajo, 1600 personas en la industria petrolera y 450 más en trabajos agrícolas, con salarios que iban de $ 1000 a $ 3000, pero la UTD no sólo luchaba por las reivindicaciones de los trabajadores desocupados. También intervenía en la fijación de condiciones salariales y de trabajo para actividades como la construcción, trabajadores rurales y petroleros privados, donde los sindicatos brillaban por su ausencia o directamente traicionaban a sus representantes.
«Los sindicatos han quedado al margen, están todos comprados, no le van a bloquear el acceso a las empresas, en cambio, nosotros sí. Entonces, los petroleros prefieren negociar con nosotros. Los descansos, las horas de trabajo, todo».
«Los trabajadores que estaban con el convenio rural o de la UOCRA (construcción) los hemos hecho pasar a los convenios petroleros de $ 250 a $ 1200/1500. Acá nosotros logramos llevar la hora en la construcción de $ 0,89 a $ 2,50» (José «Pepino» Fernández).
Este tipo de actividades nos podría llevar al error de pensar a la UTD como un nuevo tipo de sindicato frente al pactismo con los empresarios y el Estado que caracteriza al sindicalismo tradicional, aunque a diferencia de éste también organice a los trabajadores desocupados que han quedado fuera de sus estructuras sindicales. Pero no es el caso. Su representación se extiende a diversos sectores de la comunidad.
«Se pide para los maestros, para el hospital, para todos, para los bomberos, para los jubilados, para los enfermos, también nos ocupamos de los estudiantes, se pide para todo el conjunto del pueblo» («Flaco»).
Tampoco la existencia de comunidades indígenas en la región que centran su principal reivindicación en el problema de la tierra, queda al margen de la actividad de la UTD.
«A los wichi-mataco se les refaccionó la escuela, tienen una fábrica de ladrillos, ahora les estamos haciendo un taller artesanal y se les dio participación en el centro tecnológico y de investigación» (José «Pepino» Fernández).
No se trata sólo de la presentación y resolución de reclamos ya que esto por sí sólo, más allá del carácter generalizado de los mismos a toda la población, no daría a la UTD una característica específica. Lo que distingue a este movimiento es su preocupación centrada en el desarrollo de emprendimientos productivos que pongan en marcha las potencialidades económicas de la región.
Mientras que el resto de los movimientos de trabajadores desocupados desarrollan iniciativas productivas vinculadas a una economía de subsistencia, en el caso de la UTD de Gral. Mosconi, la defección del Estado nacional y provincial ha generado como respuesta una serie de propuestas que se materializan en más de 300 proyectos productivos de la más diversa índole.
«La otra vuelta se ha inaugurado una planta de ropa producto de un convenio entre la UTD y Pluspetrol y los funcionarios nos decían: ‘¿Cómo va a haber una fábrica de ropa si se están cerrando?’, y yo les respondí: ‘A mí no me importa, a mí me importa el impacto social y el impacto económico’. El proyecto no era de la UTD, sino de un particular y me lo ha dado a mí porque los funcionarios políticos no querían saber nada, entonces hablamos «Pepino» y yo con el gerente de Pluspetrol y puso las telas y las maquinarias. También hacemos reciclado de plástico que cambiamos por herramientas a las empresas petroleras. Estamos pensando en hacer un basurero electromecánico que cuesta U$S 50.000 para reciclar plástico, aluminio, cartón, hacer abono. Cuando lo comentamos con los funcionarios políticos te miran de arriba a abajo y piensan que estás loco o, simplemente, no les conviene porque tocás todos los poderes, se supone que esto lo tienen que hacer los políticos, no nosotros, pero vos no te podés quedar en que les corresponde a ellos y no hacerlo, sino ¿qué alternativa le das a los hijos nuestros, a los que vienen atrás?» (Juan Carlos «Hippie» Fernández).
Fue precisamente la falta de un proyecto nacional y provincial que sustente el desarrollo económico-social de la localidad, lo que obligó a los referentes de la UTD a tomar tareas de administración de gobierno con excepción de la recolección de residuos y el cobro de impuestos.
Es difícil determinar si esa ha sido una política conciente de sus dirigentes y, en todo caso, no es el tema de este artículo, pero existen pocas dudas de que ese es el lugar al que han sido llevados por la comunidad ante la falta de referencias políticas tradicionales.
«La UTD no tiene personería jurídica, no es algo formal, ha ganado un espacio porque ha hecho lo que los partidos políticos y las ONGs no hicieron».
Tampoco caben dudas sobre el compromiso político-social de sus representantes.
«Uno tiene que trabajar para la comunidad, por ejemplo, si yo vivo en un barrio donde no tengo plazoleta y vienen unas personas y me ponen árboles, juegos para los chicos, más vale que voy a apoyar a esa gente. Esos son los ejemplos que damos nosotros. Vamos viendo todo lo que hace falta en la comunidad y vamos haciendo esos trabajos y no es difícil, será porque lo hacemos con tanto entusiasmo o porque todos te ayudan» (Juan Carlos «Hippie» Fernández).
Planificación, educación y recursos humanos
La planificación para desarrollar los proyectos productivos ocupa un lugar central. Los estudios son realizados por la Oficina Técnica de la UTD en base a un «Plan Regulador» desarrollado por profesionales y técnicos de YPF en 1995.
«Es un libro donde está todo estructurado, dónde tiene que ir el hospital, un árbol, una plazoleta, etc. En 1999, fue reformado por la UTD en base a estadísticas actualizadas. Contempla la construcción de una Ciudad Universitaria, una planta depuradora de agua y otros emprendimientos» (Juan Carlos «Hippie» Fernández).
La educación también juega un papel fundamental.
«Yo primero reflejo todo en la institución educativa porque es lo que tenés que recuperar y es lo que se va perdiendo. La globalización, el capitalismo, va ganando la batalla porque está desarmando la educación. Los centros de investigación están desapareciendo por causa del recorte presupuestario. Te quieren hacer más ignorante de lo que sos para dominarte. Yo estoy tratando de que esto no suceda en Mosconi» (Juan Carlos «Hippie» Fernández).
Tampoco descuidan el aprovechamiento integral de los recursos humanos existentes en la zona.
«Formamos un grupo de 15 muchachos y les enseñamos a hacer los proyectos. Son estudiantes de la zona que tenían un promedio alto pero sin horizontes, sin plata para ingresar a la Universidad» (José «Pepino» Fernández).
«El Centro de Investigación y Desarrollo Agroindustrial te da una alternativa, la escuela industrial te da otra, porque si no tenés oficina administrativa, oficina técnica, gente capacitada, un buen albañil, un buen carpintero, un buen plomero, alguien que te maneje una huerta, una ladrillera, que conozca, que ponga el lomo, caso del medio ambiente, del reciclaje, sin eso, por más cosas que quieras hacer, no podés, por más que seas Mandrake» (Juan Carlos «Hippie» Fernández).
Los Planes Trabajar
La UTD reclamaba como punto central de sus reivindicaciones el pago de regalías petroleras y gasíferas para el Departamento Gral. San Martín en la provincia de Salta, asiento del llamado Yacimiento Norte, el segundo reservorio de petróleo y gas más importante de América Latina. Sus dirigentes sostenían que deberían recibir un pago anual por regalías de U$S 120.000.000 en lugar de $ 3.000.000 como sucedía, que permitirían relanzar la economía de la zona.
«Así como la provincia de Buenos Aires tuvo la Reparación Histórica. Nosotros queremos lo mismo. Hace 100 años que nos sacan el petróleo y el gas y Mosconi es solidario con todos los pueblos productores y no productores de petróleo. Le da mucho a la Nación y a la provincia pero como las regalías se dan por densidad poblacional y no por producción, este pueblo no tiene agua, no tiene luz, ni cloacas, ni planta depuradora. No tiene nada. Lo que tiene es un montón de gente que se ha decidido a luchar, a reivindicarse y ese no es un delito» (José «Pepino» Fernández).
«Nosotros queremos que se industrialice todo, si le copiamos todo a EE.UU., copiémosle toda esa parte de industrialización también». De allí que criticaba que el gobierno sólo había cumplido con la entrega de Planes Trabajar, «que es lo que no se pide…».
«Cuando el gobierno dio los Planes Trabajar creía que íbamos a machetear, desyuyar o a barrer las calles, pero cuando vamos a discutir a Buenos Aires les digo que esos Planes son una marginación. Yo no voy a pedir Planes Trabajar, voy a pelear por lo que nosotros producimos: gas y petróleo, para que los petroleros reinviertan la plata que se llevan de acá y por las regalías petroleras, gasíferas y otras alternativas, con proyectos productivos, con propuestas más que nada» (Juan Carlos «Hippie» Fernández).
Una vez más la idea productivista alejada de manejos clientelares vinculados a circunstanciales procesos electorales.
«El Plan Trabajar está estructurado con los desocupados que están trabajando en las empresas multinacionales, en algún sentido es trabajo genuino pero temporario» (Juan Carlos «Hippie» Fernández).
Pero la implementación de estos Planes no se limita al empleo temporal en las empresas petroleras.
«Hemos llegado a hacer más de 80 casas, 6 salas de primeros auxilios, comedores comunitarios, comedores escolares, etc. Están los viveros, las huertas comunes que se transformaron en granjas integrales, criamos lechones que se adaptan muy bien a la zona» (José «Pepino» Fernández).
La táctica de presionar a las empresas y los cortes de ruta
La modalidad de presionar a las empresas no sólo les permite emplear trabajadores y obtener mejoras salariales y en las condiciones de trabajo de los ocupados. De allí también obtienen los materiales e insumos para llevar adelante los proyectos productivos.
«Acá no se toca a los gobiernos nacional o provincial, se toca a los grandes capitalistas del mundo. Ellos son los que tienen las grandes inversiones acá. Un gasoducto de 900 km. no cuesta $ 10, una planta de petróleo tampoco. Un pozo vale entre 50 y 200 millones de dólares. Cuando se corta el acceso a las industrias petroleras les cuesta entre 5.000 y 20.000 dólares la hora operativa» (José «Pepino» Fernández).
«Total ellos desgravan impuestos. Es cuando la beneficencia da ganancias» (Juan Carlos «Hippie» Fernández).
A esta altura cabría preguntarse qué lugar ocupaban los prolongados y duros cortes de ruta que habían hecho trascender a la UTD a través de la información periodística. La opinión de sus referentes aclara el verdadero lugar que ocupa esta forma de lucha y cómo se decide.
«¿Qué te puede llevar, de última, a vos o a la gente a cortar la ruta? Esto pasa por un proceso, que reclamás ciertas cosas y no hay respuesta. Eso lleva a la gente, no a la UTD, a cortar la ruta» (Juan Carlos «Hippie» Fernández).
«Entonces, se hace una asamblea y se decide cortar la ruta» (Tomás).
«…y la asamblea involucra a todo el pueblo» («Flaco»).
Justiniano, Gómez, Aníbal Verón…
Mosconi tiene sus mártires: 5 muertos, 1 inválido, 120 heridos de bala, decenas de procesados, es el costo que han tenido que pagar los pobladores de Gral. Mosconi por intentar la reconstrucción de su comunidad.
«Antes sabía ver las películas de la guerra sobre Vietnam que me hacen acordar a la gente de Mosconi cuando lucha porque parece que saliera debajo de la tierra y siguen saliendo pese a los gases y las balas. Hay informes de Gendarmería que dicen que los gases ya no pueden contra la gente. Han tirado 5 clases diferentes de gases y a la gente de Mosconi no le hacen nada, está prácticamente acostumbrada, es como una mutación…» (José «Pepino» Fernández).
«Yo creo que a nadie se lo trata de asesinar como a nosotros, tirando a la espalda, a los glúteos, a las piernas» (Juan Carlos «Hippie» Fernández).
¿Cuál ha sido el delito de los mosconenses y de los miles que lucharon organizados en los movimientos de trabajadores desocupados a comienzos de la década pasada?
Tal vez «Pepino» nos dé una pista: «Cuando YPF estaba acá había el 95% de ocupación y ahora que vinieron las privadas tenemos el 60% de desocupación y un 20% de subocupados. Sólo tenemos un 12% de trabajo genuino que son las escuelas, la policía, la gendarmería, así que se perdió todo, por eso la gente lucha».
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.