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La perversa previsibilidad política

Fuentes: Rebanadas de Realidad

Seguramente para que se renueven nuestros espíritus navideños y reforcemos la fe y la esperanza en el año que esta iniciando, en los últimos 40/50 días se ha fortaleciendo la poca capacidad de representación de la clase política y la considerable capacidad del absurdo. Clase política que, evidentemente, se considera exógena a la sociedad en […]


Seguramente para que se renueven nuestros espíritus navideños y reforcemos la fe y la esperanza en el año que esta iniciando, en los últimos 40/50 días se ha fortaleciendo la poca capacidad de representación de la clase política y la considerable capacidad del absurdo.

Clase política que, evidentemente, se considera exógena a la sociedad en su conjunto o tiene una visión fenomenológica del devenir socio histórico en nuestro país, tanto estructural como coyunturalmente.

Junto con esta clase política, un conjunto social importante, glorificó el triunfo en las elecciones del G.C.B.A. Meses mas tarde, un conjunto social menos importante (en cantidad) celebró su triunfo en la Provincia de Buenos Aires.

Acostumbrados a mirarnos el ombligo, dejamos de lado, el ver una realidad mas amplia que sostiene tanta injusticia.

Acostumbrados a enterarnos de y por la pantalla gigante (cada vez mas gigante…) de cuanta farándula ande por ahí, se nos olvida el tener presente el presente y cada vez mas lejos, por obvias razones, el pasado y el futuro.

Bastan algunos botones de muestra

El ex Ministro de Seguridad Arslanian sostuvo que los índices de inseguridad en la Provincia han bajado y que el plan de mejor adiestramiento y capacitación de «la Bonaerense» esta dando muestras de ello. Que mas efectivos en las calles es sinónimo de mayor seguridad.

Al respecto, la organización Correpi eleva un informe exhaustivo respecto de mas de 800 muertes en el año 2007. (ver razones en http://correpi.lahaine.org).

También al respecto se puede afirmar que, y solo a modo de ejemplo ascendente, no existen datos o estadísticas oficiales acerca de aberrantes delitos contra la Integridad Sexual contra la población y tampoco las comisarías están a la altura de las circunstancias de poder dar respuesta a ello, menos aun cuando existen serias y perversas vinculaciones en muchos de estos hechos.

El ex Ministro de Justicia Di Rocco se ha olvidado ya del penal de Magdalena, de la superpoblación en las cárceles, de los fallecidos dentro de ellas, del hacinamiento, la promiscuidad y la exclusión que se sigue perpetuando dentro de esos nichos deshumanos.

Por otro lado, el nuevo Ministro de Salud de la Provincia, Dr. Nain, sostuvo que «en los 76 hospitales que dependen de su organismo no faltan gasas». Pero no hay que enfermarse en Avda. Corrientes, Garay o Boedo… hay gasas pero no para nosotros.

Cuestión que, si Ud. trabaja en Buenos Aires (como diría la población del interior de la provincia), retenga el síntoma hasta que logre subir al Roca o al Mitre. Y si toma el 86, 98, 51, 60 o 21, espere a cruzar la frontera.

El colmo ya fue el hacer extensas filas para poder obtener una matricula para intentar estudiar el nivel secundario (o como se lo denomine coyunturalmente), luego de haber aprobado una «brillante» Ley de Educación Provincial integradora, contenedora, inclusiva y que si mal no recordamos, existía otra Ley previa que tenia los mismos objetivos. Y que si mal no recordamos, hubieron muchísimos días en que las clases de nuestros pibes se suspendieron por falta de calefacción, derrumbamiento de infraestructura edilicia, falta de agua, falta de alimentos en los comedores. Falta de escrúpulos.

Me pregunto si nos damos cuenta que somos una sociedad. Un colectivo.

Que ese colectivo, del cual somos parte de todo lo escasamente mencionado, esta conformado por trabajadores y trabajadoras: de la salud, de la educación, de la justicia, de la industria, de servicios privados, de la seguridad (también los hay), etc.

Sigo preguntándome si el festejo significaba que los trabajadores y las trabajadoras, aquellos y aquellas que vivimos sosteniendo a nuestro país, en relativa calma, en ebullición, en llamas o incendiado, seguiríamos siendo bastardeados por la perversidad de la clase política de discurso neo progresista y por la inmoralidad de algunos sectores sindicales que son parte histórica de estos festejos.

Sigo preguntándome si los coercitivos superpoderes obtenidos por los jefes del poder ejecutivo en sus distintos niveles de gobierno, implicaban la mesiánica decisión de atacar y amenazar al laburante en vez de barrer a los históricos ñoquis, que tienen nombres y apellidos, bastando solo utilizar tres palabras: «no vengas mas».

Sigo preguntándome si, la sociedad que somos, con trabajadores / as y excluidos / as, lo somos. Mejor dicho, ¿somos un colectivo social?

La urgencia, está en pensar una respuesta, pero también colectivamente.

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(*) Ana Moreno es integrante del Partido Ari / Coalición Cívica de Lomas de Zamora, provincia de Buenos Aires