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El kirchnerismo intervino en la crisis de la UBA

La policía votó al nuevo rector

Fuentes: Rebelión

Bastante conocida es la fábula que cuenta sobre un escorpión que queriendo cruzar un pantano le pide a una rana que lo ayude, transportándolo sobre el lomo. La rana es reticente y desconfiada y pide al escorpión que le garantice que no la va a picar ya que ella conoce a los de su especie […]

Bastante conocida es la fábula que cuenta sobre un escorpión que queriendo cruzar un pantano le pide a una rana que lo ayude, transportándolo sobre el lomo. La rana es reticente y desconfiada y pide al escorpión que le garantice que no la va a picar ya que ella conoce a los de su especie y no son confiables. El escorpión, agobiado por la necesidad de cruzar las pantanosas aguas, le garantiza a la rana que jamás hará algo así con ella, cómo puedo darle un picotazo fatal a quien me ayuda en esta empresa -dijo el escorpión- y con este argumento convenció a la rana.

La travesía se realizaba en calma, hasta que, en la mitad del pantano la rana sintió que el aguijón de la alimaña atravesaba su piel, e incrédula preguntó por qué antes de sentir que el frio de la muerte la envolvía por completo. Por qué -reflexionó el escorpión- mientras se hundía en las aguas pestilentes junto a su ex-colaboradora, porque el instinto maneja mi aguijón.

Desde el sábado, 15 de diciembre, el edificio mas representativo del funcionamiento democrático y republicano fue blindado por un espectacular operativo policial (la menos democrática, aunque si representativa de las instituciones burguesas). Con la presencia de más 500 policías, estrictos controles de ingreso y un espectacular despliegue de seguridad que incluyó infantería, carros hidrantes, helicópteros y brigada de explosivos, se preparó la realización del sexto intento de asamblea universitaria que, para elegir nuevo rector de la UBA, luego de 5 frustrados intentos, se hizo en el Congreso Nacional el lunes 18 de diciembre.

El Congreso Nacional fue el ámbito elegido para realizar un nuevo acto conspirativo. Mientras la polica recreaba las escenas del 19 y 20 de diciembre de 2001, reprimiendo violentamente a jóvenes universitarios en las calles, contando con la asistencia de grupos patoteriles afiliados a la UCR y al kirchnerismo; en el interior del legislativo se volvieron a escuchar las viejas frases, que desde siempre, acompañan al acto represivo: Son una minora de delincuentes, no son estudiantes… mírenlos, esa es la violencia que necesitamos erradicar definitivamente de nuestra universidad… declaró el flamante rector peronista, Rubn Hall, en su primera aparición pública ocupando este prestigioso puesto.

Mientras eran pronunciadas estas frases, la unidad nacional policial-patotera de pejotistas y radicales, encargada de proteger la realización de la asamblea, golpeaba a diestra y siniestra a los estudiantes opositores y con cada trompada hacia mas grande la fosa en donde se enterrara la autonomía universitaria. 

Que la autonomía universitaria se enterrara en la casa de la democracia, no deja de ser educativo. Que las camarillas profesorales, máxima expresión de la intelectualidad  argentina, hayan elegido a los bastones largos para darse seguridad en un suceso de tanta trascendencia, tampoco. Hall considera delincuentes a los estudiantes que luchan, mientras se hace elegir rector en una sesión donde la votación de su cargo pasó inadvertida para la mayoría de los asambleístas presentes. ¿Quién votó al rector de la Universidad de Buenos Aires? Los bastones largos.

Todas estas maniobras, comunes a las asambleas en los sindicatos burocráticos, permitieron que por primera vez en 20 años, la UBA esté conducida por un rector y un vicerrector que se reconocen peronistas. Fue la decisión política del gobierno Kirchner, al proveer fuerzas represivas y habilitar el Congreso lo que permitió concretar, finalmente, este objetivo.

El recurso represivo para definir la elección del nuevo rector tiene como propósito central continuar con la política de destrucción de la educación pública en todos los niveles educativos. No es casual que hace apenas unos días se haya votado la Ley de Educación Nacional que privatizará escuelas y jardines y que desmantelará los derechos laborales de los docentes de la enseñanza primaria y media.

Rubén Hall, aunque llore al recordar sus orígenes, es la continuidad de esta política de desmantelamiento al nivel de estudios superiores de grado. Hall es el brazo ejecutor de la menemista Ley de educacin Superior, reivindicada por Filmus y Kirchner.

La violencia y el grotesco papel que le han tocado protagonizar a los consejeros universitarios no da para ningún premio Nobel, aunque si para el Guiness de los record. A las 10, mientras el decano de Económicas, Alberto Barbieri -que, después se supo, había sido elegido presidente de la asamblea en algún momento-, gritaba frases inaudibles, algunas manos se levantaron y la voz corrió entre los presentes: «Ya se eligió rector» (La Nación y Página12). La virtualidad acompañó el acto: Barbieri contó frente a las cámaras de televisión 120 voluntades en menos de un segundo (se nota que el decano de Económicas tiene una capacidad única para los números) y más tarde declaró:  «Hubo una moción de orden del decano de Farmacia, Alberto Boveris, proponiendo a Hall, y se votó. Según lo que pude observar, no hubo manos levantadas por la abstención y la negativa, así que se superaron los 119 votos necesarios». Verdaderamente extraordinario.

«Qué pasó?», preguntaba un decano, desconcertado, a los periodistas, mientras una profesora se retiraba enojada: «Esto es una burla. Ahora somos más truchos que los de la FUBA». (La Nación)

Levantada la sesión, algunos consejeros se felicitaban; otros se permitían alguna broma; los más serios repetían que fue «lo único que se pudo hacer», es decir sesionar entre gases, detenidos, golpeados. El bochorno público de los representantes del pensamiento científico argentino muestra que el cruce del pantano ensucia y contamina los métodos, haciendo que las neuronas profesorales y el espíritu crítico de estas personas se hunda en el lodo.

La represión policial, avalada por las camarillas profesorales y asistida por grupos de choques de la Franja Morada y los engendros kirchneristas universitarios, son una fuerte señal de lo que se viene en relación a la futura democratización en la UBA.

La crisis está lejos de haber concluido y quizás algunos comprendan, más temprano que tarde, que el instinto no se modifica.