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La prueba PISA y la retórica educativa antineoliberal de la 4T

Fuentes: Rebelión

A principios del mes de diciembre de 2023 se dieron a conocer los resultados del examen PISA 2022, el cual evalúa a los jóvenes de 15 años de los países miembros y asociados de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE). En la prueba, que examinó las áreas de lectura, matemáticas y ciencia, México ocupó el lugar 51 de 80 participantes.

En respuesta a los resultados, la Secretaría de Educación Pública (SEP) señaló que “las pruebas internacionales estandarizadas, como PISA, no consideran las condiciones reales en las que se desarrolla el trabajo docente, así como los procesos situados de la enseñanza y aprendizajes en las aulas”[1]. Por su parte, el presidente de la república, Andrés Manuel López Obrador, desestimó los resultados del examen argumentando que son pruebas que examinan parámetros creados en el periodo neoliberal, como la calidad o la excelencia, y cuyo objetivo era desaparecer y degradar la educación pública.

Tanto la postura de la SEP como la del presidente retoman algunas de las críticas contra el modelo neoliberal de educación, como el cuestionamiento de los exámenes estandarizados y de los conceptos de calidad y excelencia. Pero más allá de la retórica antineoliberal en materia educativa sería útil cuestionar si la Nueva Escuela Mexicana (NEM) y el modelo educativo de la Cuarta Transformación (4T) realmente representan una ruptura con la educación neoliberal.

La excelencia, la calidad y los exámenes estandarizados en la NEM

La retórica antineoliberal del gobierno federal en materia educativa dista mucho de la realidad. Aunque el presidente lo desconozca, la calidad y la excelencia forman parte de la reforma educativa aprobada por la Cuarta Transformación (4T) en el año del 2019, reforma que sentó las bases para la formulación de la Nueva Escuela Mexicana (NEM).

Por ejemplo, el inciso i de la fracción segunda del artículo 3ro Constitucional señala que la educación será de excelencia[2]. Además, la palabra excelencia aparece en trece ocasiones en la Ley General de Educación, incluso se le dedica todo el Capítulo III. La idea de excelencia aparece en los artículos 8, 9, 16, 25, 52, 72, 99, 199, entre otros. Este concepto también aparece en el documento oficial del Plan de Estudios de Educación Básica 2022.

Es ilustrativo observar que la idea de calidad no se erradicó del modelo educativo de la 4T, por el contrario, se relacionó con el concepto de excelencia. Muestra de lo anterior es que el documento Los contenidos del Nuevo Acuerdo Educativo, elaborado en el año de 2019 por el entonces Subsecretario de Educación Básica, Gilberto Guevara Niebla, ratificó este concepto al señalar los siguiente: “Educación de excelencia: Usar el concepto de calidad en educación es insuficiente, el término es voluble. La excelencia, en cambio, es el grado superior de la calidad. Adoptado este criterio, la Nueva Escuela Mexicana se propone alcanzar ese grado. En otras palabras, se aspira a tener la educación de máxima calidad.”

No se debe olvidar que las aspiraciones gubernamentales para que la educación pública sea de calidad y excelencia han sido el motivo para la realización de evaluaciones por medio de exámenes estandarizados en todos los niveles educativos. Estos exámenes, formulados en muchos casos por organismos empresariales como el Centro Nacional de Evaluación (CENEVAL), han excluido de las instituciones de educación media superior y superior a cientos de miles de jóvenes y condicionan el ingreso de egresados normalistas al magisterio.

Aun con la reforma educativa de la 4T, secundarios o bachilleres aplican los exámenes estandarizados para alcanzar los parámetros neoliberales impuestos por el CENEVAL. Mas aun, la reforma educativa impulsada por el actual gobierno federal, permitió legalizar dichos exámenes al agregar a la fracción X del artículo 3ro la idea de que los aspirantes a ingresar deben cumplir con los requisitos dispuestos por las instituciones públicas.

El CENEVAL: continuidad de la evaluación de la excelencia y la calidad

El Centro Nacional de Evaluación A.C. (CENEVAL) se fundó en 1994, como una empresa privada disfrazada de Asociación Civil, que sería la instancia en el país con la posibilidad de examinar directamente a los estudiantes de educación media superior y superior, y hacer lucrativos negocios por la venta de este servicio a las instituciones educativas.

Según lo indica su página web, el objetivo del CENEVAL es promover la “educación de calidad” por medio de la aplicación de exámenes estandarizados, como los Exámenes de Ingreso (Exani). Además, califica a quienes terminan sus estudios profesionales mediante el Examen General de Egresos (EGEL) y desde el 2000 evalúa y decide quienes pueden obtener un título de bachillerato, aunque no hayan cursado o concluido sus estudios, con base en un procedimiento ligero de evaluación, de apenas unos días y el pago de miles de pesos. 

El origen del CENEVAL está marcado por el Programa de Modernización de la Educación impulsado en el sexenio del expresidente Salinas de Gortari (1988-1994) que consideraba las evaluaciones estandarizadas a profesores y estudiantes como uno de los factores fundamentales para reformar y actualizar -privatizar- el sistema educativo nacional. 

El CENEVAL surge después de las primeras reformas educativas neoliberales impulsadas en 1992 y 1993, cuyo objetivo fue iniciar el proceso de privatización de la educación básica y permitir que las corporaciones religiosas impartieran educación básica. En este sentido, el CENEVAL, como todo el cumulo de políticas educativas neoliberales, es resultado de las imposiciones de los organismos internacionales en política educativa.

El CENEVAL es una de las piedras angulares de la educación neoliberal. No es casual que el actual director del CENEVAL, Antonio Ávila Díaz, tenga un perfil profesional completamente tecnocrático. Especializado en los programas del Banco Mundial en Washington y colaborador de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), principales impulsores de la reforma educativa peñista en 2013.

Por ello, no sorprende que empresarios y medios conservadores apoyen la aplicación del CENEVAL. Las críticas y luchas contra los exámenes aplicados por el CENEVAL se centran en el concepto mismo de calidad y excelencia educativa. ¿Qué es la calidad educativa? Incluso grandes intelectuales neoliberales, como la extitular del Instituto Nacional de Evaluación Educativa, Sylvia Schmelkes, reconoció que es difícil definirla[3].

Después de décadas, se ha demostrado que el objetivo de la aplicación de estos exámenes tiene que ver con criterios administrativos y medidas que justifiquen el desfinanciamiento de la educación pública más que con motivos de mejora pedagógica, educativa o científica. En múltiples ocasiones, uno de los máximos especialistas en educación del país, Hugo Aboites, ha señalado que el concepto de “calidad educativa” que persiguen estas evaluaciones está guiado por el principio de reducir el gasto en educación, mediante la reducción de la matrícula estudiantil o la eliminación de derechos laborales.

Los exámenes CENEVAL, se han convertido en uno de los principales mecanismos que cada año excluyen, junto al pago de cuotas, a cientos de miles de jóvenes de las aulas universitarias. Un hecho que ilustra lo anterior es que los exámenes CENEVAL a nivel superior (EXANI-II), al ser estandarizados, no consideran que los jóvenes que son sometidos a ellos tienen diferentes formaciones y preparación según sus cursos en educación media superior. En el caso de Mexico, estudiantes provenientes de muy diversos bachilleratos como el CONALEP, Colegio de Bachilleres, Bachilleratos Universitarios, Telebachilleratos, el subsistema DEGETI, con distintas formaciones, deben presentar el mismo examen estandarizado para continuar con sus estudios superiores.

Pese a su generalización, no hay ningún indicio de que las evaluaciones estandarizadas a profesores ni estudiantes mejoren la educación, tres décadas de exámenes estandarizados y continuo deterioro educativo lo demuestran. Lo que si evidencian los hechos es que los organismos como el CENEVAL y sus exámenes atentan contra el derecho a la educación pública de cientos de miles de jóvenes de escasos recursos, mujeres y procedentes de comunidades indígenas que son discriminadas y discriminados por el diseño mismo de sus métodos de evaluación.

La continuidad del modelo educativo neoliberal

Lo cuestionable, después de cinco años de la 4T, no solo es la permanencia de los conceptos de calidad, excelencia y los exámenes estandarizados. Otros paradigmas de la educación neoliberal subsisten y se fortalecen, tales como el desfinanciamiento de la educación pública, la ampliación de la privatización y mercantilización de la educación, participación de las congregaciones religiosas y grupos empresariales en la política educativa, los mecanismos de exclusión y políticas de flexibilización laboral de los profesores.

Además, la 4T ha dado un impulso cuestionable a ideas netamente neoliberales y empresariales como el emprendimiento, el fomento de la cultura del ahorro y la educación financiera, la educación emocional o socioemocional y la enseñanza de habilidades digitales, que tienden a tecnocratizar el proceso educativo en detrimento de la enseñanza de la ciencia y el humanismo.

La permanencia de los conceptos de excelencia y calidad, y los exámenes estandarizados, así como del CENEVAL, tanto en el marco normativo del modelo educativo y de la política educativa de la NEM, demuestran que no existe la voluntad política para desterrar a la educación neoliberal que aun hoy configura el Sistema Educativo Nacional. Se comparte la crítica del gobierno federal a los parámetros neoliberales de calidad y excelencia, así como el rechazo de los exámenes estandarizados descontextualizados, sin embargo, esta misma critica debería trasladarse a la política educativa del país, para eliminar todos los vestigios de la educación neoliberal.

Notas:

[1] Consultado en https://www.gob.mx/sep/es/articulos/tarjeta-informativa-11

[2] La Ley General de Educación señala que la educación “será de excelencia, entendida como el mejoramiento integral constante que promueve el máximo logro de aprendizaje de los educandos, para el desarrollo de su pensamiento crítico y el fortalecimiento de los lazos entre escuela y comunidad”, consultado en https://www.diputados.gob.mx/LeyesBiblio/pdf/CPEUM.pdf

[3] Es importante recordar que ante la pregunta: ¿Qué es la calidad de la educación?, realizada por el ex senador Manuel Bartlett, a la entonces presidenta del INEE, la Doctora Sylvia Schmelkes del Valle, en la comparecencia ante la Segunda Comisión Permanente del Congreso de la Unión realizada el 23 de Junio 2015, la autoridad del INEE respondió: “Y respecto a la definición de la calidad de la educación, yo coincido con usted, señor senador, es sumamente difícil definirla, es un concepto que no se deja definir porque es un concepto relativo. Consultado en http://comunicacion.senado.gob.mx/index.php/informacion/versiones/21364-2015-06-23-17-46-22.html

Lenin Contreras es miembro activo del proyecto autogestivo de educación popular Secundaria Popular “Carrillo Puerto” y militante del Movimiento de Izquierda Revolucionaria-México 

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