El reinicio de las actividades de la presidenta CFK, es la puesta en escena del relanzamiento de un proyecto político. La movilización de las piezas en el tablero ministerial, indudablemente implica una adecuación de la táctica al terreno pos electoral, sin modificar la estrategia. La exagerada utilización, por parte de diversos sectores, de la adjetivación […]
El reinicio de las actividades de la presidenta CFK, es la puesta en escena del relanzamiento de un proyecto político. La movilización de las piezas en el tablero ministerial, indudablemente implica una adecuación de la táctica al terreno pos electoral, sin modificar la estrategia.
La exagerada utilización, por parte de diversos sectores, de la adjetivación y de los nombres propios, tales como Moreno, ocultan la política desplegada. El acompañamiento de un discurso de la dictadura de las formas por ante el contenido, decididamente, imposibilita acceder a la discusión trascendente y estructural que late en el barro de la política. Puesto en otros términos, decir Moreno implica la discusión sobre el rol regulador del Estado, sobre la apropiación de salarios de los trabajadores vía aumento de precios, la débil reinversión privada y, entre otras cosas, un proteccionismo de la joven industria de sustitución de importaciones.
Aquí condensan los nudos problemáticos. He sostenido la necesidad de re politizar el proyecto nacional, popular y democrático, para lo cual resulta esencial sustituir los nombres propios como los de Moreno, por el despliegue público de los problemas políticos descriptos.
En estas circunstancias no parece adecuado la discusión en torno a la existencia o no de inflación, o tecnicismo tales como aumento de precios, sino la discusión pública y directa sobre porque existe inflación. La reticencia a la reinversión, el apego a la fuga de utilidades, la gimnasia de la especulación empresarial, así como el grave paso de grandes capitales de la producción a la especulación financiera. Re politizar el proyecto requiere dejar expuesto la cartelización de las industrias bases vía oligopolios, indicando quien es quien; comenzar un debate sobre la posibilidad y eficacia de la incorporación del Estado en la producción de las industrias básicas, a modo de indicador testigo y como regulador frente a los acuerdos que enmascaran las estructuras de precios. La necesidad de blanqueo de las cadenas de comercialización, donde se disparan los precios; quienes son, con que margen se quedan; las cadenas de comercialización donde los precios en góndolas difieren sensiblemente con los precios de los mismos productos por fuera de las grandes cadenas.
Continuar problematizado la distribución de la riqueza. En ese sentido, la necesidad imperiosa de diseñar un nuevo esquema tributario que en primera instancia alivie a las grandes masas populares, a través de desgravar el IVA a la canasta básica de productos. Modificación tributaria que funcione como nueva herramienta para limitar la especulación y castigar la falta de reinversión.
A nadie escapa que la inflación argentina es poli causal, pero indudablemente existen algunos sectores que buscan mantener y apropiarse de rentabilidad vía precios, y no vía aumento de la oferta. Esto es la puja distributiva en su máxima expresión.
Es oportuno señalar algún matiz en la actitud asumida por los sectores empresariales surgidos del proceso de sustitución de importaciones, respecto de actores económicos cuya historia se vincula al modelo agroexportador de fines del siglo XIX. Los primeros, nacidos de las políticas de reindustrialización del kirchnerismo, han comenzado a delinear una subjetividad empresaria novedosa, con cierto grado de conciencia nacional, que entienden, mínimamente, que la suerte de desarrollo de su propia empresa, depende de la continuidad de las políticas públicas, y por añadidura, de que se sostenga el nivel de compra de los asalariados. Los segundos, más poderosos por cierto, nacidos de una matriz diseñada sólo para exportar, han continuado desdibujando su carácter nacional. En este último sector, es donde se ha dado el mayor grado de concentración, sin posibilidad de competencia; de estas entrañas surge gran parte del proceso inflacionario.
Decíamos que la reaparición pública de CFK, dejó en evidencia la ratificación de otra pieza fundacional del proyecto nacional y popular: la subsunción de la economía a la política, pieza fundamental de la construcción de autonomía y soberanía política de un pueblo. Al decir de Lenin, «la economía es política concentrada». Las nuevas designaciones en el gabinete nacional, recorren ese camino, poniendo a cuadros políticos y militantes con capacidades técnicas a desplegar las políticas económicas, bajo el liderazgo del poder ejecutivo.
Podría sostenerse plausible el relanzamiento del proyecto, las modificaciones producidas, pero no debe soslayarse la necesidad imperiosa de construir una nueva mayoría nacional, popular y democrática. Este ambicioso norte, requerirá de la incorporación de nuevos elementos, de nuevas políticas que lo hagan posible. En ese sentido, todo el campo popular esta llamado a realizar aportes para una nueva neo-transversalidad, atento que en frente hay un monstruo grande y pisa fuerte.
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