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La provincia como eje de integración regional

Las palancas del desarrollo de Misiones

Fuentes: Rebelión

Las profundas transformaciones positivas que Misiones experimentó en su infraestructura en las últimas décadas han sido tan acentuadas que pueden inducir a obviar o subvalorar carencias muy importantes que subsisten, y que si no se resuelven pronto y eficazmente, pueden hacernos perder una histórica oportunidad de concretar un grado de desarrollo socio económico autosustentable, de […]

Las profundas transformaciones positivas que Misiones experimentó en su infraestructura en las últimas décadas han sido tan acentuadas que pueden inducir a obviar o subvalorar carencias muy importantes que subsisten, y que si no se resuelven pronto y eficazmente, pueden hacernos perder una histórica oportunidad de concretar un grado de desarrollo socio económico autosustentable, de una magnitud que posiblemente muy pocos visionarios alcancen a visualizar en su totalidad y grandiosidad potencial.

Tan solo medio siglo atrás o poco más, carecíamos casi por completo de caminos pavimentados y de puentes que no se inundaran ante una lluvia; el servicio eléctrico era fragmentario y de baja calidad con carencias de Potencia Instalada; las escuelas secundarias solo existían en algunas pocas localidades; los hospitales públicos eran pocos y casi todos pequeños y con poco equipamiento; no había ninguna Universidad; solo teníamos pistas terradas de aterrizaje aptas para aviones rústicos o poco menos; ya habíamos perdido el transporte fluvial que fue desactivado; el tren existía, pero no estaba el Complejo Zárate Brazo Largo, y el viaje a Buenos Aires podía tardar más de dos días; las pocas ciudades eran en verdad pueblos grandes casi incomunicados entre si; no había TV y las radiodifusoras eran muy pocas; el servicio de agua potable era muy acotado y casi inexistente, excepto algunos pocos lugares (incluso en la capital provincial); el pavimento urbano era una rareza o poco menos; y cualquier viaje por tierra podía transformarse en una odisea con riesgo cierto de empantanamiento o de roturas de amortiguadores, cuando no tragando polvo en épocas de sequía.

Excepto el tren, que hoy no existe, y el transporte fluvial, que aún no renació, en todos los otros rubros señalados las inversiones concretadas, y las consecuentes mejoras, son enormes, por lo que ante una comparación lineal podemos estar muy conformes e incluso deslumbrados ante tanto progreso general; claramente hoy estamos ante otra provincia mucho mejor… pero que sigue siendo subdesarrollada e integrante del lote más atrasado y carenciado, que forma el Norte Grande.

La economía de Misiones sigue siendo de muy bajo nivel de industrialización, procesando materias primas locales (yerba, te, frigoríficos, etc.); algunas pocas metalmecánicas pymes; y las celulósicas como únicas de gran tamaño y cierta complejidad tecnológica, pero que no reciben inversiones significativas desde hace décadas.

Con la economía tradicional, más la actividad de servicios turísticos y el escaso desarrollo tecnológico-industrial actual y que se vislumbra, no habrá trabajo de calidad ni en cantidad suficiente, para las nuevas generaciones actuales y de un futuro cercano, con lo cual desperdiciaremos nuestro formidable capital humano, que sumado al enorme potencial hidroeléctrico casi totalmente desaprovechado, deberían ser las grandes palancas del desarrollo socio económico provincial, que además nos fortalezcan como un poderoso vínculo y factor de inserción regional en el Mercosur y la Unasur.

Claro está que necesitaremos el ferrocarril, incluirnos activa y efectivamente en la hidrovía utilizando el económico flete fluvial, que la autovía de la Ruta Nacional 14 no muera en Paso De Los Libres y penetre profundamente en las serranías de Misiones, ampliar y mejorar la infraestructura del Transporte Eléctrico, encarar decidida y activamente las grandes hidroeléctricas de Corpus, Garabí y Panambí -que nos integren fuertemente a nuestros vecinos y socios regionales y provean los grandes volúmenes de energía que necesitaremos-, y dotar a esta provincia de varios parques industriales en toda la regla, tal como existen en otras provincias argentinas.

De no encararse decididamente esa nueva etapa de transformaciones y concreciones, tan necesarias como factibles, veremos florecer las villas miseria y la desocupación disfrazada, lo cual creará las condiciones para que prolifere la miseria extrema, que es la causante de la peor de las contaminaciones ambientales… aunque no lo quieran ver los activistas del ecologismo cavernario, o ni alcancen a visualizar los dirigentes de escasa o nula visión de grandeza.


Carlos Andrés Ortiz, Analista de Temas Económicos y Geopolíticos

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.