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Marcial Maciel Degollado, fundador de la influyente congregación Legionarios de Cristo, se "llevó secretos a la tumba y culpas de las que nunca pidió perdón", dijo el activista Joaquín Aguilar en referencia a las acusaciones de pederastía que pesaban sobr

Legionario católico muere sin juicio

Fuentes: IPS

«Es una lástima que no haya pagado ante la justicia», dijo a IPS Aguilar, coordinador en México de la no gubernamental Red de Sobrevivientes de Abusos de Sacerdotes (SNAP, por sus siglas en inglés). En un comunicado fechado este jueves, los Legionarios de Cristo informaron que Maciel Degollado, nacido en 1920 en el estado mexicano […]

«Es una lástima que no haya pagado ante la justicia», dijo a IPS Aguilar, coordinador en México de la no gubernamental Red de Sobrevivientes de Abusos de Sacerdotes (SNAP, por sus siglas en inglés).

En un comunicado fechado este jueves, los Legionarios de Cristo informaron que Maciel Degollado, nacido en 1920 en el estado mexicano de Michoacán, murió el miércoles en Estados Unidos.

Santo para sus seguidores, pero delincuente según sus acusadores, Maciel fundó los Legionarios de Cristo en la década del 40, organización que hoy cuenta con 600 sacerdotes en actividad, cerca de 3.000 seminaristas y maneja centros educativos y religiosos en este país, Argentina, Brasil, Costa Rica, El Salvador, España, Irlanda, Italia y Venezuela, entre otros.

En mayo de 2006 y tras 40 años de no dar crédito a las acusaciones de pederastia, el papa Benedicto XVI ordenó a Maciel abandonar el ejercicio del sacerdocio y renunciar a toda aparición pública, pero no dijo con precisión si esa disposición fue por considerar creíbles las acusaciones de abuso sexual contra menores.

«Fue una sanción tibia. Lo que merecía Maciel era la exigencia de que confiese todo y pida perdón», opinó Aguilar, quien mantiene denuncias contra un sacerdote (sin conexión con los Legionarios) que habría abusado de él y al que, según sus argumentos, protegió el arzobispo mexicano en funciones Norberto Rivera.

«Es lamentable que Maciel haya muerto impune y que los Legionarios no reconozcan hasta ahora los crímenes de su fundador», señaló el portavoz de SNAP, organización que trabaja sobre todo en Estados Unidos y Canadá, donde ha patrocinado y ha ganado numerosos casos contra sacerdotes pederastas.

El comunicado de los Legionarios de Cristo, orden considerada una de las más conservadoras de la Iglesia Católica junto a la prelatura del Opus Dei, indicó que el funeral de su fundador se celebrará «de forma sencilla y privada», pues así lo dispuso Maciel de forma previa.

«Viva gratitud a cuantos quieran unirse en oración por el eterno descanso de su alma», señaló la nota de los Legionarios, quienes también se hacen llamar «El Ejército de Cristo». «Indudablemente se trata de un momento que, aunque ya sabíamos que habría de llegar, nos causa a todos humanamente una profunda tristeza», apuntaron. «Su partida nos duele en lo más hondo del alma. Pero por otro lado, él siempre nos habló de la esperanza, y al hablar de la muerte, siempre nos habló de la resurrección. Por eso no nos vamos a detener en la tristeza del momento ni en las lágrimas del corazón», añade la nota. Las primeras acusaciones contra Maciel, a quien el antecesor papa Juan Pablo II trató como un respetado religioso, datan de los años 50.

Un grupo de ex legionarios, entre ellos maestros, un ex cura y un abogado de distintas generaciones, afirmaron haber sido víctimas de abusos sexuales por parte de Maciel entre los años 40 y 60, cuando estos denunciantes tenían alrededor de 12 años y cursaban en seminarios de la Iglesia en España e Italia.

Uno de ellos, Alejandro Espinosa, quien fue seminarista de Maciel en su adolescencia, publicó el libro «El Legionario» (2003), en el cual ofrece pormenores, incluso nombres y fechas, de todas esas situaciones de abuso.

Las acusaciones reaparecieron con fuerza en 1997. Los denunciantes no recurrieron a la justicia mexicana, pues los delitos en cuestión habían prescripto, pero la Iglesia Católica hizo sus propias pesquisas y finalmente decidió imponerle el silencio y el abandono de la actividad sacerdotal.

Cuando se produjo ese castigo, la orden religiosa se limitó a señalar que la respetaba «con profundo espíritu de obediencia y fe» y recordó que «nuestro venerado padre ha recibido a lo largo de su vida un sinnúmero de acusaciones».

«Él afirmó su inocencia y siguiendo el ejemplo de Jesucristo: optó siempre por no defenderse de ninguna manera», señalaron en aquella ocasión.

Para el coordinador de SNAP, la impunidad que rodeó a Maciel no debería repetirse con ningún otro sacerdote pederasta «por más importante que sea».