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León Gieco: Perón es el traidor de «Sólo le pido a Dios»

Fuentes: Rebelión

Una «bomba» con alto impacto emocional lanzó León Gieco a poco de concluir el pasado año. Y debido al poco rebote que ha tenido la entrevista publicada por Miradas al Sur, aún no ha explotado en proporción a su significado. E l 11 de diciembre de 2011, el día siguiente de que Cristina Fernández asumiera […]

Una «bomba» con alto impacto emocional lanzó León Gieco a poco de concluir el pasado año. Y debido al poco rebote que ha tenido la entrevista publicada por Miradas al Sur, aún no ha explotado en proporción a su significado. E l 11 de diciembre de 2011, el día siguiente de que Cristina Fernández asumiera su segundo mandato presidencial tras ganar con el 54% de los votos, el semanario oficialista reproducía un exclusivo reportaje a León titulado «Podría renunciar feliz a todo.» La conversa recorrió su carrera artística, su nuevo disco y también la política nacional, actual y del pasado reciente . En ese marco surgió la pregunta «¿que opinión le merece Perón?». El músico respondió: 

Yo vivía en un pueblo (Cañada Rosquín, Santa Fe) donde estaba prohibido hablar de peronismo y mencionar la palabra «judío». Me crié en ese ambiente. A medida que fui creciendo armé mi propia opinión. Perón era todo. Desde un obrero hasta un facho. Alguna vez el mismo Perón dijo algo muy cierto: «Está el partido conservador, el radical y los de izquierda». Y cuando le preguntaron por el peronismo, explicó: «¿El peronismo? Ah, peronistas somos todos». Pero al mismo tiempo Perón hizo cosas terribles, como cuando echó a los militantes de la Plaza de Mayo. Cuando estaba en España decía «si yo fuera joven estaría en la Argentina tirando bombas como los pibes». Esos pibes fueron claves para que pudiera volver, lo votaron y cuando le cuestionaron qué hacía el hijo de puta de José López Rega a su lado los rajó de la plaza y los traicionó. De ahí salió «sólo le pido a dios: si un traidor puede más que unos cuantos».

Esa rotunda afirmación del reconocido artista vinculado a las luchas populares calificando de traidor al propio Juan Domingo Perón disparó un sinfin de debates. También de interrogantes. Muchos de los cuales siguen abiertos. En ese mismo sentido, la entrevista respondió una pregunta de años. Una pregunta que atravesó a millones de personas que, dentro o fuera de nuestro país, se sintieron tocadas por «Sólo le pido a Dios». Durante décadas se habían imaginado distintos personajes encarnando a ese «traidor». Tuvieron que pasar más de 33 años para conocerse el destinatario de tan dura calificación. Es un capítulo de nuestra historia del que aún hablamos poco.

Justamente, entre esos silencios que rondan al conjunto de la sociedad, me sorprendió el mínimo rebote que cosechó la nota. Transcribiéndola tal cual, encontré sólo un par de medios locales bonaerenses: el diariodemardeajo.com.ar y enSemana, un semanario impreso de Ensenada. A su vez, otros dos portales la retitularon haciéndose eco de la rotunda y más fuerte afirmación de la nota: en lanoticiaweb.com.ar: León Gieco: «Perón traicionó a los jóvenes» (18 de Diciembre de 2011) y en diariodecultura.com.ar: León Gieco: «Perón traicionó a los jóvenes. De ahí salió «Solo le pido a Dios: si un traidor puede más que unos cuantos».

Personalmente llegué a la entrevista mientras redactaba «El Che Guevara y el rock argentino: 40 años latiendo en la juventud«, navegando en la red para encontrar data sobre la canción «A los mineros de Bolivia», incluída en el último disco de Gieco. Al comentar a gente amiga y compas de cursada de variadas ideas políticas (de marxistas hasta movimientistas, de chavistas hasta socialdemócratas, de nac&pop hasta troskistas), que Perón es el traidor de «Sólo le pido a Dios», la respuesta inicial osciló entre expresiones de mucha sorpresa, cierta incredulidad y alguna sensación de incomodidad. Al fin y al cabo, la afirmación era un certero cross de izquierda a la mandíbula del «sentido común». Los efectos del impacto comenzaron a disiparse iniciando animados debates.

En los ámbitos mencionados, los guiños y apoyos mayoritarios fueron para el cantautor. Y no unicamente basados en las fibras emocionales que evoca «Sólo le pido a Dios». Una canción que se hizo carne en un pueblo que venía de sufrir una durísima derrota histórica. Desde el vacío y dolor que dejó el plan sistemático de represión, tortura y muerte planificado con manual francés y ejecutado por la última dictadura, el tema se transformó en un himno del cancionero popular a partir de la guerra de Malvinas y más aún con la recuperación del hilo constitucional. Cabe agregar que esta canción también se ganó una amplísima repercusión a nivel internacional, siendo interpretada por reconocidos artistas (reseña wikipedia «Sólo le pido a Dios»). Sumado a ese impacto, entre otras razones, en esos debates improvisados también salió a relucir la amplia trayectoria de Gieco, vinculada a distintas luchas populares y por los derechos humanos.

Tampoco quedó al margen enmarcar el regreso de Perón. Surgieron menciones a las impunes masacres de Ezeiza y el accionar paraestatal de la Triple A; al nefasto López Rega, su mano derecha y quien heredó el poder político del estado tras su muerte; al haberse sacado de encima a los gobernadores de la izquierda peronista Oscar Bidegain y Obregón Cano, que habían ganado las elecciones holgadamente, etc. Hasta alguna opinión vio al retorno como un punto más en una línea de tiempo que incluía el exilio. Es que tras el reaccionario golpe de 1955 y su renunciamiento, Perón se asiló durante 18 años en países gobernados por férreas dictaduras, que incluyeron desde Leónidas Trujillo hasta Franco .

Sin criticar al músico, alguna voz quiso matizar afirmando que el General estaba viejo y no pudo entender el país al que regresaba. En la red encontré críticas hacia el artista. Q ue Gieco dijera públicamente que el traidor que menciona una de sus más emblemáticas y sentidas canciones no es otro que Juan Domingo Perón, generó rechazos que no tardaron en llegar desde otros ámbitos como las alas fascistas y tradicionales del peronismo ortodoxo. Desde «gorila» hasta «chantautor», como también comentarios en algún blog acusando a León de acomodarse con distintas tendencias políticas y con no haber sufrido la represión en los ´70 f ueron los argumentos empleados para hacer una especie de escarmiento ciberespacial.

Pero el árbol no debe tapar el bosque. Más allá de la figura de Gieco, tanto al hablar del tema con distintas personas como en el poco rebote mediático de la entrevista, se plantea una cuestión de fondo: analizar el caracter reaccionario de la tercera presidencia de Perón parece seguir siendo un tema tabú, especialmente para quienes sostienen al Perón mito por encima de la realidad histórica.

Y también surge como espinoso plantear la relación entre la juventud y el peronismo. El quiebre histórico entre los jóvenes organizados y el máximo líder fue el Día del Trabajador, el 1º de Mayo de 1974. La que fue calificada como «la juvendud maravillosa» por el conductor, ante el cariz que tomaba su tercera presidencia le cantaba a Perón «que pasa, que pasa, que pasa General, que está lleno de gorilas el gobierno popular». «El Viejo», como Presidente, los trató de «estúpidos imberbes», echando a la Tendencia Revolucionaria de Plaza de Mayo. Que media plaza haya quedado vacía fue la consecuencia más pequeña. Ese mismo mes, el máximo líder descartó su promesa de incorporar formalmente a la Juventud como «Cuarta Rama» del movimiento en el Consejo Superior. El peronismo, orientado decididamente a la derecha por su creador, cargó durante décadas con esa ruptura hacia los sectores juveniles. Esa ruptura, que empezó saguinariamente en Ezeiza, fue mucho más cruenta a través de la Triple A y la dictadura cívico militar.

Volviendo a los muchos interrogantes que abrió la entrevista, otra de las preguntas que me dejó la nota, quizá la más importante, es ¿por qué León Gieco habló tantos años después, y en Miradas al Sur? Creo que el artista aboga por mantener presente la memoria colectiva y señala una contradicción profunda, aún no resuelta desde variadas corrientes nac y pop. Si partimos tomando en cuenta el apoyo expreso de Gieco al actual modelo nacional y popular e incluímos tensiones actuales como las disputas de poder que se dan en el interior del heterogéneo pejotismo, la permanencia y peso de altos dirigentes sindicales de la/las CGT vinculados a tareas represivas en los ´70, la nueva conformación de sectores juveniles en el peronismo y algunas «renovadas» miradas acríticas y míticas hacia la figura de Perón, podemos encontrar en la propia canción la respuesta a porque eligió este momento histórico para hacer público el destinatario de la dura calificación …

Sólo le pido a Dios,
que el engaño no me sea indiferente,
si un traidor puede mas que unos cuantos,
que esos cuantos no lo olviden facilmente.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.