Que la única persona que hoy despierta pasión política en la Argentina es Cristina Férnández de Kirchner (CFK) lo sabemos todos y todas. Y que eso se debe a su estatura histórica como estadista consagrada también. Su carta electoral se inscribe en esa trayectoria entonces como una jugada maestra. 1- Suma a la mayoría de […]
Que la única persona que hoy despierta pasión política en la Argentina es Cristina Férnández de Kirchner (CFK) lo sabemos todos y todas. Y que eso se debe a su estatura histórica como estadista consagrada también. Su carta electoral se inscribe en esa trayectoria entonces como una jugada maestra.
1- Suma a la mayoría de los gobernadores e intendentes del peronismo y abrocha a la mayoría de los y las referentes de ese partido, con lo cual se tiene grandes chances de derrotar al macrismo en primera vuelta electoral y sin el cual no hay gobernabilidad posible en el 2020.
2- Repone en la palestra a uno de los artífices de la salvación nacional que emprendió Néstor Kirchner (aunque Alberto Fernández se encargue de poner a Duhalde como abanderado de ello) sacando al país de la crisis en 2003. Ello refuerza la verdad, que se impone como triste deja vu, de que estamos igual que en el abismo de 2001 y quien mejor entonces para salir del infierno que quienes ya nos sacaron una vez.
3- Se adelanta a las jugadas que venía impulsando el establishment internacional en otros países, con los Steve Bannon a la cabeza, de inventar a último momento un outsider o un tercero como Bolsonaro, por ejemplo, que viene a captar a ese público envenenado por la prensa monopólica acerca de la corrupción del «populismo». Opción que no cuajó en Argentina con ninguno de los terceros que se intentó instalar, que caminan por la ancha avenida del medio, que ahora es caminada por AF pero de la mano de CFK a la izquierda.
4- Sortea la posibilidad real de que pudieran meter presa a Cristina tal como hicieron con Lula a último momento dejándonos sin Plan B.
Hasta aquí, las mencionadas son claras virtudes electorales que permitirían una salida real del macrismo al menos del gobierno nacional, lo que no es poca cosa.
Muchos y muchas, sin embargo, no sintonizamos con la postura de conciliación de clases de AF que intenta cerrar brechas que el capitalismo profundiza cada día más, como si tal cosa fuera posible. El flamante candidato, con sus relaciones en las altas esferas de poder, habla de «tirar todos de la misma cuerda» como si todos y todas tuviéramos la misma fuerza. Compara la Argentina de Macri con la Venezuela Revolucionaria castigada y hostigada y atendiendo, a pesar de ello, al pueblo humilde y trabajador con altos niveles de protección social que desde luego no alcanza a cubrir las necesidades que deja el bloqueo financiero, comercial y económico que la mayor potencia mundial le impone e impone a quienes pretenden comerciar con ella. Y que, además, continúa con servicios públicos casi gratuitos (agua, electricidad, combustible, telefonía, gas, salud y educación en todos los niveles, a pesar también de los sabotajes de la oposición violenta), un plan de viviendas único en el mundo (2.600.000 viviendas entregadas entre 2011 a la fecha en urbanismos ecosocialistas sobre una población total de 32.000.000) y una asistencia alimentaria también envidiable para cualquiera de las tantas familias que viven en las calles de Buenos Aires bajo el más absoluto desamparo en la Argentina de Macri mimada por el FMI y dotada de recursos inagotables sólo para fugarse al exterior. (Por eso la Argentina con Macri dista demasiado de ser Venezuela).
Desde ya que el Frente de Unidad Patriótica que se está gestando, amplio, diverso y moderado es condición necesaria (aunque no suficiente) para frenar la tragedia que trajeron los niños ricos que nos gobiernan hace cuatro años. Será responsabilidad de todos y todas las argentinas seguir construyendo organización y movilización popular para plantear las tareas urgentes de lo que sin duda será un gobierno en disputa. Y debemos apostar y trabajar por ese triunfo pues estará Cristina que representa un proyecto que por 12 años implementó reformas profundas que beneficiaron al pueblo, estará la voluntad militante de tantos y tantas compañeras que serán protagonistas de esta nueva época y está un interés nacional en frenar esta entrega inconmensurable que la fórmula de «Les Fernández» (*) podrá poner en primer plano.
Nos traerá la recuperación de una dignidad en el plano internacional que en esta etapa de locura guerrerista será bastante. Invitar al diálogo y a la paz, como lo hacen México, Uruguay (no sin algunas ambigüedades), Bolivia y los países del Caricom es todo una bandera indispensable en nuestra América amenazada de invasiones militares imperialistas. Levantar la bandera de la América Latina como zona de paz y volver a tejer los lazos de la integración y la unidad constituyen la única manera de recuperar soberanía, y les Fernández lo dejan bien claro.
Todos estos elementos constituirán sin duda alguna un mejor terreno tanto para retomar lo mejor de los derechos conquistados y luego pisoteados, como para poder plantearse más adelante -tal vez con la fórmula de les Fernández con los factores invertidos- las necesarias deudas pendientes del ciclo de gobiernos populares en Argentina, como la reforma tributaria, la reforma constitucional, la soberanía en el comercio exterior, la soberanía alimentaria y el ataque al latifundio mediático, entre otros elementos, todo lo cual sólo será posible con la profundización de la participación, protagonismo y la organización que sin duda seguirá brotando de este pueblo argentino con memoria y experiencia de lucha acumulada. Entramos en campaña: Les Fernández 2019, la dupla patriótica.
Nota
(*) «Les» con «e» y no con «o» o con «a» es un modismo argentino inclusivo que abarca diversos géneros, saliendo de una postura binaria que solo reconoce al femenino y al masculino.
Paula Klachko. Socióloga y Dra. en Historia. Argentina
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso de la autora mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.