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Entrevista con Angel Strappazzón, referente del Movimiento Campesino de Santiago del Estero

Lo electoralista es un peligroso atajo que nos puede impedir construir otras tácticas de construcción de poder

Fuentes: Agencia ConoSur

Estamos en Quimilí, Central del Movimiento Campesino de Santiago del Estero (MOCASE). A unos metros unos muchachotes juegan al fútbol, se matan a patadas. Más allá, la taba [juego de arrojar un hueso de vaca] atrae multitudes ebrias no por el juego. En la radio FM Del Monte los niños de todos corretean entre micrófonos […]

Estamos en Quimilí, Central del Movimiento Campesino de Santiago del Estero (MOCASE). A unos metros unos muchachotes juegan al fútbol, se matan a patadas. Más allá, la taba [juego de arrojar un hueso de vaca] atrae multitudes ebrias no por el juego. En la radio FM Del Monte los niños de todos corretean entre micrófonos y consolas. Desde el escenario salen músicas y desde acá, desde el borde de un galpón abandonado, habla Ángel, del Mocase.

¿Como ves hoy al Mocase?

Para alguien que no conoce el Mocase hay que hacer una historia que trate de no subestimar al que no lo conoce, porque se supone que ya viene con una postura ante la historia, la vida. Y la historia de la vida es lucha. Cada científico no tiene una anatomía genética neutra, siempre está marcada por un enfoque, una visión o muchas de lo que es la vida y el mundo. Creo que el Mocase ofrece la posibilidad al mundo, como toda cosa latinoamericana genuina, de una mirada que contradice a ese terrible monstruo, que es la racionalidad mercantil, el capitalismo, ese enfoque en donde hacer negocios, ganar dinero y pasar por arriba de los otros es realizarse, ser pleno, lograr la felicidad. Para entendernos, creo que el Mocase es un grito más, de miles, que dice que el capitalismo tiene que ser derrotado, pero esa derrota no sólo supone la lucha de clases, como lo leía Marx y sus seguidores, aún cuando nos declaremos tales, sino que lo que tenemos que construir no necesariamente tiene que ser algo cientificista, con una racionalidad occidental.

Desde Latinoamérica podemos ofrecer otra posibilidad, por ejemplo toda la cuestión ecológica. No hay que poner en tela de juicio todos los planteos del socialismo y del comunismo, sino poner en tela de juicio aquello que tiene que ver con una línea de continuidad de la revolución industrial. Entonces, el Mocase es un grito donde la grandeza no hay que confundirla con lo grande (maquinaria, torres, camionetas, etc), sino que el mundo ofrece posibilidades para construir riqueza económica, que no sería el problema, sigue siendo distribuirla el problema. Pero ahí nomás también cómo generarla, que también es un problema, porque no se puede generar la riqueza a costa de la vida misma que es la mayor riqueza. ¿Qué tecnología? ¿qué ciencia? ¿qué enfoque epistemológico de la ciencia?, ¿qué industria?.

Recién cuando hablabas de la primacía de la razón, pensaba en la crítica a los partidos de izquierda, ¿Cómo ves eso en relación a la primacía de la razón y otros modos de construcción, en las diferencias entre algunos movimientos sociales y los partidos de izquierda, como propuesta de construcción?

Creo que básicamente con los compañeros y compañeras, camaradas de los partidos de izquierda, lo primero que hay que discutir son las estrategias políticas, porque lo electoralista no es la primera estrategia política. Lo electoralista es un peligroso atajo que nos puede impedir construir otras tácticas de construcción de poder que han quedado castradas por este contagio de los atajos de lo electoralista. Lo electoralista es una táctica dentro de una gran estrategia política que nos deberíamos dar los pueblos y las organizaciones populares, el campo popular y los partidos de izquierda. Con lo cual, seguramente, si primero nos sentáramos a pensar un plan quinquenal estratégico político, aunque los tiempos electoralistas parecieran que nos corrieran, capaz que nosotros los correríamos a ellos. Parece un enunciado teórico, pero es la práctica de una de la organizaciones que compone el Mocase.

Porque el Mocase está compuesto de organizaciones que tienen su autonomía en muchas de sus decisiones y visiones o postulados políticos respecto al Mocase, aunque nos cruzan cuestiones que definen lo que es el movimiento campesino, pero el movimiento deja ejes con una alta cuota de flexibilidad política. No lo habíamos enunciado nunca como estrategia, pero de una de las centrales, la de Atamisqui (amanece levantándote, en quichua), nos cayeron los compañeros que querían saber si le dábamos el aval, que lo habían planteado los compañeros de la asamblea que no son del Mocase, de la asamblea que ha volteado al intendente facho que tenía Atamisqui. Le hemos hecho toma de la municipalidad y han planteado crear un frente comunero con un gobierno que sea la asamblea y los candidatos elegidos por esa asamblea. Con ciertas dificultades, con una discusión que llevó a condiciones de vida o muerte para los compañeros de la central de Atamisqui, se aprobó.

No podemos cerrarnos a las diferentes experiencias que ofrece la vida de construcción de poder, no tenemos que caer en lo que le criticamos a los partidos de izquierda de ser puristas o a los ideólogos del dogmatismo. Se puso en marcha y el oficialismo de siempre de esa zona ha ganado la mitad de los concejales y la otra mitad es de esa asamblea del pueblo, de los cuales hay compañeros del Mocase. Pero la asamblea básicamente termina definiendo su toma de decisión y acuerdo político y le da mandato a los concejales, después que la central de Atamisqui va a la asamblea y después que la central pasa por una asamblea del Mocase, para saber si el Mocase avala lo que la central de Atamisqui decide. Es un mecanismo que tiene un rodeo muy largo, muy lento de debate y toma de decisiones, pero ha hecho que avanzara una experiencia autónoma y de identidad muy particular.

Se ha terminado en un proceso que electoralmente llevo también a una construcción de poder territorial, que además de lo territorial, la lucha del territorio, la ecología, la biodiversidad contra los grandes latifundios, nosotros también tenemos parte del control de la alcaldía o municipalidad de Atamisqui. Brevemente, lo que le tenemos que decir a los partidos de izquierda es que hay que discutir un estrategia política y también lo electoralista. Pero que no nos vengan nada más que a proponer lo electoralista cuando ellos tienen todo cocinado, que no nos subestimen y que nos dejen participar de la estrategia política para este país y para Latinoamérica.

De alguna manera me parece, viendo los trabajos en los movimientos sociales, un eje de esa estrategia política debería ser una concepción muy amplia sobre los Derechos Humanos…

Hoy en día Ecología y Derechos Humanos pertenecen a un lenguaje contemporáneo que ayuda a definir la lucha de clases y no escatima cuestiones transformadoras y revolucionarias, sino al contrario, le ofrece riqueza y perspectivas nuevas. De por si, al enemigo lo desarma, en su lógica economicista, materialista y mercantil. El concepto de Derechos Humanos y Ecología lo desarma. Me parece que nosotros tenemos que utilizar las armas que ellos no pueden destruir.

¿Qué significan dentro del Mocase palabras que a veces parecen estar vacías – aunque uno intenta que no- como autonomía, horizontalidad…?

Creo que significan impulso y vitalidad. Si la palabra autonomía prima sobre la vitalidad de una organización e impide construir, crecer, multiplicar, mata la riqueza de las personas, vuelve anónima esas construcciones, me parece que hay intrínsecamente una incoherencia. Autonomía significa básicamente que nadie venga a definir los lineamientos de un camino, de una traza. Si nosotros queremos imponer lo que significa definir política a otras organizaciones, me parece que hay una incoherencia… Autonomía tiene que ver con indagar el caminar y no sólo la reflexión teórica. La reflexión sobre las prácticas tiene que ir armando cada vez más lo que significa esta concepción de lo que es autonomía. Ante todo es que no nos vengan a gobernar otros y que nosotros no vayamos a gobernar a otros. La horizontalidad agrega una cuota de esta otra parte. El liderazgo y la conducción siempre existe, siempre hay referentes históricos en una organización. El tema es que la horizontalidad no quiere matar a estos destacados, estos referentes, lo que quiere es ponerle la tarea de multiplicar, porque todos podemos destacarnos en algo. Multiplicar destacados y referentes, esa es la tarea de la horizontalidad. Mientras más seamos para el enemigo va a ser cada vez más difícil, eso es horizontalidad, participación desde la riqueza propia ofrecida al colectivo humano. No hay que impedir que los compañeros quieran destacarse, no castrar a las personas, sino ponerlas en funcionamiento de la multiplicación.

¿Cómo ven desde el Mocase a los demás movimientos sociales? Por ahí los que trabajan cerca de ustedes, porque ustedes, me imagino, son concientes de lo que significan para los otros movimientos, saben que vienen los movimientos acá…

Creo que nosotros no hemos cumplido con toda la altura que los compañeros de los otros movimientos nos han otorgado en algún momento. Lo que pasa es que nosotros tenemos algunos límites que hoy por hoy no importa mucho mostrárselos al enemigo, porque en realidad al enemigo le preocupa. Nosotros podríamos estar participando de actos en Buenos Aires, pero sabemos que nuestra fuerza es la custodia de territorio, entonces no podemos mover peones y piezas. Nosotros por mostrar mucha cantidad, que lo hemos hecho un par de veces acá en Santiago del Estero en estos diez años, no podemos arriesgar la posibilidad de que cuando volvamos de esos actos, nos encontremos con que tenemos que reconstruir ranchos, sistemas de producción, corrales.

Pero ¿ustedes se sienten en falta por eso?

No, yo creo que lo que a nosotros nos ha faltado es haber dejado en manos de algunos compañeros la construcción de la multidiversidad campesina que ahora estamos haciendo con los programas de salud y los programas de formación y tecnicatura del Mocase, para abrir el juego más con las otras organizaciones y movimientos sociales… La otra autocrítica es que tendríamos que haber liberado más compañeros para relaciones, nuestra presencia tendría que haber sido más rotativa. Concretamente con el Frente Darío Santillán y las Defensorías Populares Autónomas tendríamos que haber liberado a dos o tres compañeros y compañeras una vez al mes, porque me parece que nos está faltando un dialogo más permanente en la construcción de lo urbano-rural. Con respecto a los otros movimientos, nosotros estamos cada vez más relajados, no en el sentido que hay que cruzarse de brazos, pero se está trabajando fuertemente en Córdoba, Mendoza, Misiones. Tenemos una tarea grande de arrimar un redondeo a lo que ha sido el Mocase porque necesitamos fortalecernos y después contentos, que está adquiriendo, en el silencio que han elegido los movimientos, un rasgo de mucha adultez, porque no sólo se trata de hacer bulla para construir.

Son dos modos distintos de construcción, uno tal vez más alejado de la aparición mediática

Lo mediático nosotros lo tenemos muy vedado, todos los movimientos, no me refiero sólo al Mocase. Nosotros somos de los que pensamos que tendríamos que tener un periódico nacional entre todos los movimientos de tipo polenta. No se si le podríamos hacer competencia a Página/12, pero capaz que en un par de años empiezan a comprarlo como a Página/12 si nos jugamos, porque tenemos gente muy seria en comunicación y en prensa en los movimientos sociales. Nosotros venimos un poco suspendiendo el periódico del Mocase con la idea de tener un periódico nacional.