M.H.: ¿Cuál es tu visión de las últimas medidas adoptadas por el gobierno nacional y sus consecuencias? J.G.: Lo primero que hay que decir es lo que aconteció antes de las medidas, porque fueron presentadas en el marco de una mega devaluación. El dólar superó los 40 pesos por dólar, el Banco Central inmediatamente puso […]
M.H.: ¿Cuál es tu visión de las últimas medidas adoptadas por el gobierno nacional y sus consecuencias?
J.G.: Lo primero que hay que decir es lo que aconteció antes de las medidas, porque fueron presentadas en el marco de una mega devaluación. El dólar superó los 40 pesos por dólar, el Banco Central inmediatamente puso la tasa de referencia en 60%, un valor inusitado en los últimos tiempos, y marcó el tiempo para una aceleración de los precios del conjunto de la economía, o sea, una acelerada de la inflación y, al mismo tiempo, una consolidación de una perspectiva recesiva de la producción y de la economía en la Argentina.
Se consolidó un rumbo de inflación y recesión. En ese marco es que un lunes, tras un fin de semana de reuniones, idas y vueltas, trascendidos de distinto tipo, el Presidente Mauricio Macri hizo un discurso en general largo para lo que él estila, de 20/25 minutos y luego el Ministro de Economía completó la información con lo que se puede denominar el paquete de medidas económicas que es la consideración que estás planteando.
En ese plano, entre las medidas económicas y lo que ya acontece, porque ya tenemos al Ministro de Hacienda y parte del equipo discutiendo con el FMI una readecuación del programa, hubo una conversación telefónica de unos 15 minutos entre el Presidente de los EE UU y el Presidente argentino. Lo que trascendió es el apoyo de Donald Trump al rumbo económico del gobierno argentino. Ratificó que va a estar presente en la cumbre del G20 entre el 30 de noviembre y el 1º de diciembre próximos. Con lo cual es un espaldarazo del principal accionista del FMI. Es una señal política muy fuerte del poder mundial, porque EE UU es el único país del mundo que tiene capacidad de veto en el FMI, entonces si decidiera bloquear cualquier negociación con Argentina, y el representante de EE UU en el FMI dijera que no, el FMI no puede aprobar nada.
Dicho esto hay que señalar que Macri incluso habló en la clausura de un encuentro de la Unión Industrial en Parque Norte y tanto en su discurso anterior como en éste lo que dijo es que se acabó el tiempo del gradualismo. Está anunciando una política de shock para el ajuste fiscal y económico que básicamente es transferir el costo de la situación económica argentina a los sectores más empobrecidos.
Es cierto que ha reestablecido las retenciones, diciendo que hay sectores exportadores que han ganado mucho entonces tienen que contribuir a la reducción del déficit fiscal, pero si uno mira el paquete de medidas en su conjunto, aunque hay aplicación de retenciones pesificadas, lo que hay es una dolarización de la economía, por ejemplo en los precios de los combustibles, en las tarifas de servicios públicos y el impacto del nuevo tipo de cambio sobre el salario es dinamitar la capacidad de compra y de intervención de las y los trabajadores y perceptores de ingresos fijos en la apropiación de la renta nacional. Con lo cual hay impactos diferenciados.
Como es un paquete de medidas hay análisis para las distintas medidas miradas específicamente, pero en conjunto, entre lo que aconteció con una mega devaluación y el anuncio de las medidas, los grandes perjudicados son las trabajadoras y los trabajadores de la Argentina.
Uno de los grandes objetivos que tenía el poder económico mundial y local era aplicar una reforma laboral para eliminar derechos. Estaba costando aplicarla en Argentina, se postergó por las movilizaciones de diciembre del 2017, por la gran concentración del 21 de febrero que dio lugar al surgimiento del movimiento «21 F» que acaba de hacer su congreso en Atlanta y construir un programa de 21 puntos que es producto de asambleas en 28 territorios del país, provincias y municipios y que constituye un programa a presentar a todos los proyectos políticos que pretenden disputar elecciones en el 2019.
Pero con estas movilizaciones se puso freno a la iniciativa legislativa de reforma laboral. Lo que ha acontecido ahora es una reforma laboral de hecho. Ellos dicen que fue el mercado. Es una combinación de lo que el mercado quiere y lo que el mercado a través de funcionarios del gobierno lleva adelante. Porque hay un Banco Central que facilita estas iniciativas, medidas de carácter especulativas que favorecen a la toma de ganancias, hay un Ministerio de Trabajo que ha venido gestionando a la baja la actualización en negociaciones paritarias. El mejor ejemplo es la negociación paritaria con los gremios docentes universitarios, donde el planteo es 24% para los titulares, 25% para adjuntos y 26% para auxiliares, pero incluye sumas no remunerativas y, por lo tanto, están planteando para las mejores paritarias un nivel de actualización que queda muy por debajo de la inflación esperada del acuerdo de junio con el FMI de un máximo de un 32% y papeles que trascendieron del Ministerio de Hacienda hablan de que la negociación con el FMI estaría proyectándose con un tope del 42% para este año. O sea que cualquier actualización salarial que haya logrado un 25% tal como le están proponiendo a los universitarios, o como acordaron camioneros y bancarios, entre las mejores negociaciones paritarias de este año, quedan muy retrasadas y está claro que los salarios son los que sufren el verdadero ajuste en la Argentina.
Y si el ajuste es para los salarios de los sectores con Convenio colectivo de trabajo, ni hablar de lo que ocurre con los y las trabajadoras que no están conveniados. Hay un 35% de trabajadores en situación irregular en la Argentina, por lo tanto, hay una importante cantidad de trabajadores que quedan fuera de la negociación por Convenios colectivos de trabajo. Con lo cual hay una pérdida de participación de los trabajadores en la distribución de la renta muy importante a favor de la ganancia empresaria.
El salario promedio argentino hoy en dólares está entre los más bajos de la región y eso es algo que venía pidiendo el poder económico mundial y local. Se decía que la Argentina era cara para radicar inversiones externas. Hace casi 3 años que el gobierno viene esperando que se radiquen inversiones externas. Las que se han radicado son en energía, en el sur patagónico argentino mediante lo cual hubo que hacer una adecuación del Convenio de los trabajadores petroleros patagónicos, un acuerdo de salarios a la baja, de condiciones de trabajo a la baja, de pérdida de derechos y, por lo tanto, con estas medidas se consolida una forma de inserción subordinada más profunda de la Argentina en el capitalismo mundial, para seguir intentando atraer inversores externos, principalmente de energía, de hidrocarburos no convencionales, principalmente en Vaca Muerta.
El Presidente está haciendo anuncios afirmando que espera que Argentina se convierta en productor y exportador de hidrocarburos no convencionales, eso supone la utilización de la tecnología del fracking, con impacto muy negativo sobre la naturaleza y las poblaciones cercanas a los territorios de explotación. Cuando el propio EE UU está agotando la potencialidad que lo llevó vía fracking y explotación de hidrocarburos no convencionales a ser el principal productor mundial de petróleo desde 2015, algo que había perdido en la década del ´70 con la famosa crisis del petróleo. Lo recupera con estos mecanismos de destrucción y en el propio territorio estadounidense hay regiones enteras donde está prohibida la explotación de hidrocarburos no convencionales con tecnología de fracking. Algo que se ha ido generalizando en varias partes del mundo y que Argentina a contramano de esas tendencias de protección del medio ambiente está generando expectativa que ese va a ser el futuro del desarrollo productivo.
Así como desde los ´90 la expectativa se centró en el modelo sojero exportador sustentado en transgénicos, el planteo en la actualidad es de los transgénicos y la soja pasar al petróleo y al gas no convencional con inversiones externas. Para eso hay que producir un fuerte ajuste en el valor de la fuerza de trabajo. Eso es lo que se acaba de lograr con esta movida cambiaria que nadie sabe en qué va a terminar. El jueves pasado el dólar terminó por encima de los 40, el viernes bajó a los 38 y hoy el mercado paralelo o blue como se suele llamar está nuevamente en torno a los 40 pesos. Y puede seguir habiendo una mayor presión de los grandes exportadores sobre todo ahora que se restablecieron retenciones pesificadas, para que se siga devaluando la moneda y, por lo tanto, se licúen esas retenciones en pesos.
Entonces creo que la cuestión más importante, el eje determinante de lo que está aconteciendo en estas horas es que se ha generado una brutal transferencia de ingresos de la mayoría de la población trabajadora al sector más concentrado de la economía, sean capitales locales o externos. En ese plano el gobierno está recibiendo todo el apoyo político del poder más concentrado mundialmente. Expresado por el FMI, que antes de las negociaciones que empezaron en Washington, había dado el visto bueno a la Argentina.
El gobierno está privilegiando el pago de intereses de la deuda
Lo que le está pidiendo la Argentina al FMI es que anticipe los desembolsos que se pensaban hacer para el 2020 y 2021, a antes del final del mandato de Mauricio Macri. Y a cambio de eso, Argentina acelerar los tiempos del déficit cero, eso significa terminar con el déficit fiscal. Al gobierno le gusta decir que Argentina gasta más de lo que puede gastar, que gasta más de sus ingresos genuinos. No es bueno pensar en ese plano que la Argentina puede plantearse ese objetivo de déficit cero sobre la base de la licuación de los salarios, del gasto educativo, del gasto de salud, achicando el presupuesto universitario, achicando la estructura gubernamental.
Ha planteado una disminución de los ministerios y eso significa un menor gasto en ministros, en secretarios y sigue el plan de la llamada «modernización» que supone despidos de trabajadores estatales que actúa como un espejo en el ámbito privado sobre todo por la recesión.
Pero al mismo tiempo el gobierno anuncia que va a aumentar el déficit financiero, porque si en 2018 va a ser del 2,9% del PBI, el próximo año va a ser del 3,2%. Esto significa que el gobierno está privilegiando el pago de intereses de la deuda, la crisis financiera crece porque Argentina está funcionando gracias a préstamos externos, últimamente solo del FMI que actúa como prestamista de última instancia, que ahora va a acelerar los desembolsos, si es que acuerda con la propuesta del gobierno y si el FMI acelera los desembolsos quiere decir que entra más dinero prestado a la Argentina y que Argentina se compromete a pagar una suma mayor de intereses por año.
Hay un «ahorro» en educación y salud, hay un menor gasto en esos ámbitos y un mayor gasto en intereses de la deuda. Hay déficit fiscal cero antes del pago de intereses. Obviamente habría un crecimiento del déficit financiero con lo cual la Argentina sigue condenada a este perverso ciclo de tomar cada año más deuda para pagar vieja deuda, generar nuevos compromisos externos y seguir hipotecando el presente y el futuro de los argentinos. Con lo cual lo que se ha planteado es terminar con lo que ellos dicen que hasta ahora era una política gradual de ajuste, yo me animo a decir que nunca lo fue, sino que el ajuste ha sido el que la movilización le ha permitido realizar.
En diciembre se quería avanzar con una reforma previsional y laboral y solo pudieron avanzar parcialmente con la reforma previsional y no así con la laboral; ahora van a intentar reflotar una nueva modificación de los mecanismos de actualización de los ingresos de jubilados y jubiladas. Y produjeron la reforma laboral de hecho desde el lado de los ingresos, todavía no pueden eliminar un conjunto de derechos, pero administrativamente desde el antiguo Ministerio de Trabajo, ahora Secretaría de Trabajo, lo que están haciendo es obstaculizar los procesos de generación de sindicatos, de certificación de elecciones en organizaciones sindicales, sindicatos de base, centrales sindicales.
Para el gobierno el mejor sindicato es el que no existe, por lo tanto, avanza de una manera anticonstitucional en la reforma laboral, por la vía de la devaluación y bajando los ingresos y por la vía administrativa hasta ahora lo que hizo el ex ministro Triaca es tratar de restringir y obstaculizar administrativamente a los sindicatos. Y en las reuniones paritarias tratar de refrendar las demandas de los y las trabajadoras por menores ingresos.
Entonces, lo que no pueden hacer por vía legislativa, porque no tienen las mayorías suficientes y hay un nivel de resistencia popular muy fuerte, porque Argentina es uno de los países con mayor organización sindical y mayor nivel de movilización popular, esto se puede verificar pensando en cualquier país de América Latina o incluso en otros países del mundo. Argentina es un país con tradición y organización de paros nacionales como muy pocos países en el mundo presentan y por eso tuvo un paro nacional el 24 de junio y está convocando ahora a un debate de anticipar el del 25 de septiembre por parte de la CGT y para el 24 y 25 por ambas CTA con movilización popular. Lo que muestra que no es sencillo para el gobierno y el bloque de poder hacer avanzar su proyecto.
Todo esto que digo son unas primeras consideraciones y obviamente hay descontento por todos lados, porque en el bloque de poder, ni a los exportadores primarios del agro y la minería, ni a los exportadores industriales o de servicios les ha gustado el restablecimiento de las retenciones, aunque sean pesificadas, que se pueden ir absorbiendo con futuras devaluaciones, de 4 pesos para las exportaciones primarias y 3 pesos para el resto, 3 o 4 pesos por dólar según de qué tipo de exportación se trate. Pese a ser una retención débil en los términos que uno podría imaginar, obviamente el sector más concentrado de poder salió con una fuerte crítica a plantear que esto modifica las reglas del juego, porque con lo que se comprometió Macri durante su campaña política y su primer gesto cuando asumió como presidente fue eliminar las retenciones en general y plantear un cronograma de reducción de retenciones a la soja.
Esto de alguna manera modifica aquella situación aun cuando son retenciones transitorias planteadas hasta 2020. Pero hay ruido en el poder e incluso ha habido descontento en los socios políticos de Cambiemos que está claro que no incorporaron nuevas figuras al Gabinete y con lo cual hay una consolidación del poder del PRO, el partido del Presidente, dentro de la coalición Cambiemos para avanzar con una política que es la que intenta Mauricio Macri, de cambiar el ciclo político argentino gobernado en tiempos democráticos por radicales y peronistas y aun con el apoyo de la UCR en el gobierno y de algunos peronistas que son socios de la política de Cambiemos, se intenta consolidar un núcleo de poder en la Argentina que tuvo consenso electoral en el 2015, ratificado y ampliado en 2017 y que están buscando la forma de consolidarlo en el 2019.
Quieren refundar la Nación Argentina bajo un nuevo consenso de poder político
Eso es lo que se disputa en la Argentina de estas horas, el gobierno siente que se le va acabando el tiempo del primer turno presidencial, hay final de mandato en el 2019, hay renovación del mandato en octubre con todo el proceso electoral que se iniciará previamente con las PASO y lo que está en disputa es el consenso de la sociedad, por eso el mensaje ideológico del gobierno está dirigido no solo al poder económico argentino y mundial, sino a su base social de consenso para decir «este es el rumbo, porque si no vamos a volver al rumbo del populismo» así lo definen ellos, que trasciende al gobierno kirchnerista y que tiene que ver con lo que ha vivido la Argentina en los últimos 70 años y, por lo tanto, lo que quieren es refundar la Nación Argentina bajo un nuevo consenso de poder político.
Creo que son conscientes en el gobierno y en el núcleo hegemónico del PRO, y en Macri principalmente de que tienen que consolidar el consenso electoral con que inauguraron este ciclo presidencial en 2015, consolidado en 2017 y pretenden refrendarlo en 2019, con Macri o con quien sea.
Ahí se abre un debate interesante que es relativo a otros que le disputan el mismo rumbo económico pero desde la oposición, y en ese plano hay un juego, principalmente con gobernadores y legisladores peronistas que actúan desde la identidad y tradición peronista como negociadores serios con el gobierno como se está viendo en estas horas para habilitar un debate sobre el Presupuesto 2019 que consolide allí este paquete económico de medidas anunciadas, este déficit fiscal cero que está planteado para 2019 que supone transferencia de gastos que hasta ahora hacía la nación y que pasen a las provincias. Es decir, pretende asociar a las provincias en este proyecto y muchos legisladores y gobernadores peronistas, entre ellos el jefe del bloque de senadores, Pichetto, están imaginando una oposición que dispute la gobernabilidad de este mismo proyecto político-económico, quizás matizado, a partir de 2019. Por lo tanto ese es un debate sobre quién va a gobernar el capitalismo argentino en el corto y en el mediano plazo.
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