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Lo que los medios de comunicación ocultan sobre las elecciones en Venezuela

Fuentes: Rebelión [Foto: Nicolás Maduro en un discurso electoral el 26 de julio (REDH)]

Traducido del neerlandés para Rebelión por Sven Magnus

Las pasadas elecciones presidenciales en Venezuela fueron una inteligente pieza de guerra electoral en la que los medios de comunicación desempeñaron un papel fundamental. En este artículo enumeramos algunas cosas sorprendentes que los principales medios de comunicación han callado.

Un abuelo valiente

Si hemos de creer a los medios de comunicación, estas elecciones fueron entre el bien y el mal. Se retrata al actual presidente Maduro como un demonio peligroso, mientras que se caracteriza al principal candidato opositor, Edmundo González, como un abuelo bonachón y a María Corina Machado, la mujer fuerte que lo respalda, como una estrella del pop.

La verdad es algo más siniestra. Entre 1981 y 1983, González fue el número dos de la embajada de Venezuela en El Salvador. Dependía directamente del Embajador Leopoldo Castillo, formado en la infame Escuela de las Américas (1).

González participó en la Operación Cóndor, una operación de la CIA relacionada con el asesinato de líderes religiosos y otros civiles en El Salvador. Documentos publicados por la CIA en 2009 muestran que fue reclutado por el servicio de inteligencia para formar grupos paramilitares y escuadrones de la muerte desde su puesto como funcionario de la embajada venezolana en San Salvador.

Desde esa embajada se utilizaron esos escuadrones de la muerte contra líderes religiosos y sociales. Se calcula que durante los años de liderazgo de Castillo y González en la embajada en El Salvador fueron asesinados 13.194 civiles por escuadrones de la muerte apoyados y dirigidos por Estados Unidos.

González seguía activo como asesor de la CIA cuando seis sacerdotes jesuitas y dos empleados universitarios fueron asesinados por escuadrones de la muerte el 16 de noviembre de 1989.

Una estrella del pop

González es el títere de María Corina Machado, la figura de facto y mujer fuerte de la oposición de extrema derecha. En los grandes medios de comunicación aparece Machado como una estrella del pop actual y popular a la que el gobierno de izquierdas negó la oportunidad de presentarse a las elecciones.

Sin embargo, los medios de comunicación no mencionan por qué no se le permitió presentarse a las elecciones. Al igual que González, firmó un decreto aprobando el golpe en 2002. A diferencia de otros candidatos de la oposición, Machado ha recibido abiertamente dinero de la NED, una organización pantalla de la CIA. Además, ha defendido sistemáticamente el bloqueo económico contra Venezuela y ha pedido repetidamente una intervención militar contra el país.

En 2014, Machado encabezó una campaña de violentas protestas callejeras y bloqueos de carreteras (“guarimbas”) dirigidos contra infraestructuras como hospitales, escuelas, universidades y el metro. En el proceso murieron 43 civiles y varios miembros de las fuerzas de seguridad.

En los últimos años Machado fue en parte responsable de la trama de corrupción en la que participó el autoproclamado presidente interino Juan Guaidó, que llevó a la privatización de empresas estatales en el extranjero por valor de hasta 34.000 millones de dólares.

Fuente dela foto.

Ningún país europeo lo toleraría y muy probablemente alguien con semejante historial estaría entre rejas en un país occidental.

Otra cosa que los medios ocultan llamativamente es que Machado fue recibida personalmente por el presidente Bush hijo en la Casa Blanca en 2005 y que, dos días después de las últimas elecciones, hubo una reunión entre la oposición de extrema derecha y un alto asesor de Biden para trazar la estrategia para el futuro próximo. Los medios tampoco mencionan que Machado pidió al primer ministro Netanyahu de Israel una intervención militar en Venezuela en 2018.

Son mensajes que exponen la verdadera naturaleza de Machado y no encajan en el cuadro de los medios de comunicación dominantes. Por eso lo callan.

Unas personas encantadoras

Un contraste llamativo: las voces más vociferantes desde el extranjero en defensa de la democracia en Venezuela abogaron en el pasado por golpes de Estado en otros lugares o son de un carácter dudoso. Son molestos y por eso los grandes medios de comunicación los están borrando. Veamos algunos ejemplos.

Uno de los defensores más activos de Machado y compañía es Elon Musk, personificación de la aristocracia financiera y tecnológica que domina el mundo. Es el hombre que apoya activamente la campaña presidencial de Donald Trump y avivó las llamas de los disturbios antiinmigrantes de extrema derecha en el Reino Unido.

A través de X, de la que es propietario, Musk ha acusado al Gobierno de Maduro de un «gran fraude electoral». Lo hizo el propio Musk utilizando bulos (2). Fue Musk quien apoyó el golpe de extrema derecha contra el presidente democráticamente elegido de Bolivia, Evo Morales, en 2019. Más tarde escribió en X: «¡Daremos un golpe de Estado contra quien queramos! Asúmelo». Es revelador que este golpista quiera «salvar la democracia» en Venezuela.

Musk estaba en buena compañía. Otro amante de los golpes de Estado que consideró oportuno denunciar el «megafraude electoral» no fue otro que Pedro Carmona. Puede que ese nombre no le diga mucho, pero fue Carmona quien fue nombrado presidente interino en Venezuela por los militares tras el golpe de 2002.

Los principales medios de comunicación informaron de que Mireya Moscoso, la expresidenta de Panamá, pidió que se reconociera a Edmundo González Urrutia como presidente electo de Venezuela. Lo que esos medios no mencionan es que al final de su mandato indultó a Luis Posada Carriles, el Osama Bin Laden de América Latina. Carilles fue uno de los responsables del derribo de un avión de pasajeros cubano.

Sin duda no habrán leído ni oído que Erik D Prince aboga por una recompensa de cien millones de dólares por información que lleve a la detención o condena del presidente Maduro y de Diosdado Cabello, figura destacada del gobierno venezolano. Prince es el fundador de Blackwater, el tristemente célebre ejército mercenario estadounidense, comparable en muchos aspectos al Grupo Wagner de Rusia.

Este «guardián de la democracia» pidió recientemente a Estados Unidos que colonizara África y América Latina. La caída o detención de Maduro sería un paso más en su deseo de colonizar Venezuela.

Foto: El fundador de un ejército mercenario estadounidense pide una recompensa por la cabeza del presidente Maduro y de su principal asesor.

Un guion preciso

Un poco de periodismo de investigación revela que nada de lo que ocurrió antes, durante y después de las elecciones fue casual o salió de la nada. Las maniobras de la oposición de extrema derecha siguieron un guion cuidadosamente preparado desde Estados Unidos, cuyas partes principales incluso se publicaron en Internet con antelación. El guion fue redactado por un experto estadounidense en cambios de régimen y desinformación.

Foto: El guion para implementar el cambio de régimen en Venezuela está en internet.

Entre otras cosas, estas instrucciones indican que se deben utilizar de forma ágil las sanciones económicas, que la oposición impulsada por Estados Unidos tiene que estar unificada, que se intente infiltrar en el Consejo Nacional Electoral, que la propia oposición presente resultados antes de que la junta electoral anuncie los resultados oficiales, que es mejor que la presión sobre Venezuela la ejerzan los países de la región y no Estados Unidos. Además, el guion asume, o sugiere, que habrá (o debería haber) disturbios, y en ese caso habría que presionar al ejército.

No encontrará nada al respecto en los principales medios de comunicación. Según sus informes, las elecciones se celebraron sin injerencias extranjeras, y las acciones y actividades de la oposición antes y después del 28 de julio fueron espontáneas. Se ‘olvidan’ mencionar que Estados Unidos, a través de organizaciones encubiertas de la CIA como la National Endowment for Democracy (NED), lleva décadas intentando manipular los procesos electorales en países ‘insumisos’, a menudo con éxito. Al parecer, no es necesario mencionarlo.

Encuestas y sondeos

En vísperas de las elecciones las encuestas de Datanálisis, Delphos, Consultores 21 y ORC Consultores daban al candidato opositor de extrema derecha una ventaja sobre Maduro de entre 20 y 30 puntos. Los principales medios de comunicación recogieron con entusiasmo estas encuestas. Gracias a esos artículos, la población venezolana y los ciudadanos del mundo ya estaban convencidos de que Maduro no podía ganar sin cometer fraude.

Lo que esos medios no nos dijeron es que esas agencias de sondeos a menudo no son más que máquinas de guerra ideológicas camufladas y que nunca carecen de vínculos con la CIA o con sus organizaciones encubiertas. Esos mismos medios también ocultaron que encuestas de otras agencias como Hinterlaces, Paramétrica y Ámbito una daban ventaja a Maduro sobre el candidato opositor González.

En las encuestas a pie de urna vimos lo mismo. Se mencionó con entusiasmo la encuesta de Edison Research. Según ella, el candidato de la oposición, González, obtenía un 65% y Maduro un 31% de los votos. Ningún medio mencionó que esta agencia está vinculada a la CIA, y todos guardaron silencio sobre las encuestas a pie de urna de la prestigiosa agencia Hinterlaces, que al mediodía daba a Maduro un 54,6% y a González un 42,8% (muy cerca del resultado oficial).

Intentos de desestabilización

Otro aspecto ‘olvidado’ de las pasadas elecciones son los intentos de desestabilización desde el extranjero. Dos días antes de las elecciones un comando armado intentó sabotear una importante central eléctrica. Se frustró el ataque, pero de haber tenido éxito, siete provincias del oeste se habrían quedado sin electricidad durante días y hubiera sido imposible el voto electrónico en esas provincias.

Además, el día de las elecciones se produjo un ciberataque masivo desde Colombia y Estados Unidos contra varias instituciones gubernamentales, entre ellas el Consejo Nacional Electoral. Este ataque retrasó el recuento de votos durante horas y dio a la oposición la oportunidad de salir con sus propios resultados antes de que hubiera resultados oficiales.

En un país amigo de Estados Unidos esos sabotajes de un proceso electoral serían noticia de primera plana. En un país como Venezuela ni se mencionan.

Protesta «pacífica»

Al día siguiente de las elecciones hubo protestas civiles (las llamadas «caceroladas») en muchas ciudades de Venezuela. Muchos medios de comunicación las mencionaron, pero éstos ‘olvidaron’ informar de que las protestas se vieron rápidamente eclipsadas por una ola de violencia, que al parecer estaba bien organizada y respondía, como vimos anteriormente, a un guion preestablecido.

En todo el país fueron atacadas 12 universidades, 28 escuelas, 37 centros de salud, 11 estaciones de metro, 10 secretarías del partido de Maduro, dos ayuntamientos, un ministerio y 10 edificios del Consejo Nacional Electoral. Se incendiaron 38 autobuses y se destruyeron 27 monumentos y estatuas, así como una planta de tratamiento de aguas residuales. En esos ataques murieron 2 soldados y 141 soldados y policías resultaron heridos.

Ni una palabra al respecto en los principales medios de comunicación. Cualquiera que conozca un poco de la historia reciente de Venezuela sabe que esto fue básicamente una repetición de las violentas “guarimbas” de 2014 y 2017, cuya finalidad era provocar un levantamiento general. Al parecer, los medios de comunicación no han tenido en cuenta esta observación tan obvia, lo que nos lleva al siguiente punto.

Contexto e historia

Los medios de comunicación occidentales no suelen tener en cuenta el contexto ni la historia. Los análisis dominantes en los principales medios de comunicación reducen las pasadas elecciones en Venezuela a una batalla entre el gobierno de Maduro en funciones y la oposición. Al hacerlo, ocultan el hecho de que Venezuela lleva 25 años en la línea de fuego de Washington.

Ocultan que Estados Unidos ha hecho todo lo posible para sabotear este proyecto izquierdista por medio, entre otras cosas, de dos golpes de Estado, un intento de asesinato del presidente, bloqueos callejeros asesinos, un cierre patronal del petróleo, aislamiento diplomático y el reconocimiento de un presidente no electo. Muestra todo ello de la guerra híbrida.

Los medios de comunicación también ‘olvidan’ informar de que todos los países de la región que han tomado un rumbo izquierdista en los últimos 20 años se han enfrentado a intentos de desestabilización y de cambio de régimen, desde golpes militares, guerra jurídica y golpes institucionales hasta intentos de “revoluciones de colores”.

Lo que los medios también niegan es que Estados Unidos lleva años intentando estrangular económicamente a Venezuela. Según el Washington Post, las más de 900 sanciones contra el país han contribuido a una contracción económica tres veces mayor que la causada por la Gran Depresión en Estados Unidos.

Con estas sanciones Washington pretende agotar a la población y así chantajearla electoralmente. Esperan que el pueblo venezolano se aparte del gobierno actual con la esperanza de que Estados Unidos ponga fin a su estrangulamiento económico una vez que Maduro ya no sea presidente.

En otras palabras, Venezuela no es un país ‘normal’, es un país en guerra sin que caigan bombas. En un contexto así es extremadamente difícil celebrar elecciones de forma soberana. Si se omite ese contexto bélico, se distorsionan los hechos reales de todo el asunto y se llega a conclusiones simplistas.

* * *

La cobertura de las elecciones presidenciales por parte de los principales medios de comunicación fue tendenciosa y todo menos sutil. Incluso antes de las elecciones, los principales medios de comunicación occidentales y los medios comerciales venezolanos se habían puesto incondicionalmente del lado de la oposición de extrema derecha. Después de las elecciones, por supuesto, no cambió su postura.

Si nos alejamos un poco, veremos que estas elecciones presidenciales tratan del enfrentamiento entre, por un lado, un proyecto social de izquierdas que busca por ensayo y error mejores condiciones de vida para las capas más bajas de la población. Por otro lado están la oligarquía y la clase alta venezolanas, representadas políticamente por la extrema derecha, y apoyadas y dirigidas por Estados Unidos y las fuerzas reaccionarias y de extrema derecha de la región.

La cobertura de las últimas elecciones muestra de qué lado están nuestros principales medios de comunicación. Si nos fijamos en quiénes son los propietarios de estos medios, no debería sorprendernos.

Notas:

(1) La Escuela de las Américas fue un programa de formación organizado por Estados Unidos para militares de América Latina. La Escuela es tristemente célebre por educar y formar a torturadores, dictadores y organizar masacres en el hemisferio occidental.

(2) Por ejemplo, difundió un tuit de un supuesto selfie de funcionarios del CNE mostrando pantallas de ordenadores en las que se veía que había ganado la oposición. En realidad eran empleados de Mercal Aragua, una institución ajena a las elecciones. También difundió una foto de un supuesto robo de papeletas electorales, aunque se trataba del robo de aparatos de aire acondicionado.


Texto original: https://www.dewereldmorgen.be/artikel/2024/08/23/wist-je-dat-wat-de-media-verzwijgen-over-de-verkiezingen-in-venezuela/

Marc Vandepitte es miembro de la Red de Intelectuales y Artistas en Defensa de la Humanidad (REDH) y fue observador durante las elecciones presidenciales en Venezuela.

Esta traducción se puede reproducir libremente a condición de respetar su integridad y mencionar al autor, al traductor y Rebelión como fuente de la traducción.