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Los algoritmos como instrumentos de dominación imperialista

Fuentes: Rebelión

Es innegable que ha habido cambios profundos en las formas en que las potencias imperialistas han ido imponiendo su dominación sobre los pueblos de las naciones a ellas sometidas.

Si bien el factor determinante de una conquista territorial sigue siendo el poderío militar inmensamente superior con el que cuentan para lograr el sometimiento de los países víctimas, se han producido grandes transformaciones en los instrumentos utilizados cuando el propósito es ejercer la dominación y aprovecharse de manera continua de los recursos naturales y del trabajo.

Como es históricamente sabido, es posible efectuar la ocupación de otra nación, o llevar a cabo la destrucción de sus estructuras básicas, sólo por medio de la fuerza militar bruta. Sin embargo, para ejercer un proceso de saqueo a largo plazo, es imperativo que los dominadores puedan obtener la adhesión voluntaria a su proyecto de al menos una porción significativa e influyente del grupo del pueblo dominado.

Y es en relación con el proceso que busca ganar el consentimiento y el apoyo de ciertos sectores de las naciones subyugadas que se han observado verdaderas metamorfosis, especialmente en las últimas décadas.

A lo largo de los últimos dos siglos, el papel predominante para la formación política de una capa social afín a las fuerzas imperialistas ha ido pasando de los órganos de la prensa escrita (periódicos y revistas), a los órganos audiofónicos (radio) y televisivos, hasta llegar al momento presente, en el que se destacan los medios digitales de comunicación, que operan a través de internet.

En las fases de predominio de los medios impresos, audiofónicos y televisivos, la principal dificultad para los sectores nacional-patrióticos de la población, especialmente los del campo popular, estuvo representada por la casi imposibilidad de contar con los recursos para financiar las estructuras operativas que permitieran la difusión de sus mensajes a fin de llegar a un número significativo de receptores. con el fin de formar una fuerte corriente de opinión. Sólo los dueños de grandes fortunas estaban en condiciones de poseer y operar periódicos de alta circulación, estaciones de radio y canales de televisión. Por ello, divulgarle al público lo que se pensaba era algo restringido a un pequeño número de personas.

La gran paradoja de esta nueva etapa es que, si bien la posibilidad de emitir mensajes y ponerlos a disposición de casi todo el mundo ha dejado de ser algo dependiente de grandes recursos, requiriendo casi exclusivamente la posesión de un simple teléfono móvil, nunca antes en la historia reciente habíamos tenido tantas dificultades para hacer llegar nuestros pensamientos al público en general.

Esta aparente contradicción se debe a las nuevas características que prevalecen en la comunicación pública de nuestros días. A diferencia de lo que ocurría hasta hace poco, hoy en día, la cuestión central no está relacionada con la capacidad de crear, elaborar y llevar al público los mensajes. Lo que tenemos ahora es una cierta inversión del proceso tradicional. En el campo de la comunicación, ya no son los productos los que recorren el mercado en busca de sus compradores. De hecho, en la etapa en la que nos encontramos, son los consumidores los que son conducidos a los productos (mensajes), y no al revés.

Debido al fenómeno reportado en el párrafo anterior, la hegemonía del proceso de comunicación ha pasado a ser ejercida por quienes efectivamente cuentan con los instrumentos que les permiten saber qué personas deben ser dirigidas a qué productos. Es en medio de esta circunstancia que el últimamente tan popular término «algoritmo» ha pasado a primer plano. Porque, de hecho, quienes controlan los algoritmos también terminan controlando la esencia de la comunicación. Y al controlar la comunicación, se adquieren todos los requisitos para dominar las bases del funcionamiento de una determinada sociedad.

Al igual que en Brasil y en la mayoría de los países subordinados a la influencia política y económica estadounidense, dichos algoritmos están bajo el control casi exclusivo de las grandes corporaciones mediáticas con sede en el extranjero, especialmente en los Estados Unidos. Como resultado, las principales decisiones con respecto a nuestras vidas concretas y nuestro futuro dependen del comportamiento que las llamadas corporaciones «bigtech» decidan tener en relación con los datos algorítmicos que poseen.

Por lo tanto, comprender el significado de los algoritmos y cómo se utilizan en detrimento de las poblaciones de los países sometidos al poder imperialista resulta ser una condición sine qua non para llevar adelante la lucha necesaria para poner fin al actual estado de dependencia en el que nos encontramos, y apuntar a la construcción de una sociedad de nuevo tipo.

A partir de ahora, es posible vislumbrar la necesidad de poner fin al control oligopólico de nuestros datos sociales por parte de grupos corporativos extranjeros. Así, tengo la impresión de que la lucha por la creación de centros de datos controlados y gestionados democráticamente por nuestras instituciones públicas es una de las demandas más relevantes que el campo popular debería abrazar.

Para que entendamos mejor cómo operan los algoritmos contra los gobiernos malquistos por el centro imperialista estadounidense, les recomiendo que le echen un vistazo al video La Dictadura del Algoritmo, el que considero emblemático en cuanto a esta temática. Está disponible en: https://youtu.be/b2BhOW7nksI

Texto publicado originalmente en portugués en: https://www.brasil247.com/blog/os-algoritmos-como-instrumentos-da-dominacao-imperialista

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.