Con cierta algarabía el Gobierno viene anunciando que existirán mejoras en la situación del país a partir del segundo semestre de 2016. Es por ello y como objeto del presente artículo tomar en consideración una serie de matices coyunturales para poder dilucidar fehacientemente cuales serían las reales proyecciones en el mediano plazo. Una de las […]
Con cierta algarabía el Gobierno viene anunciando que existirán mejoras en la situación del país a partir del segundo semestre de 2016.
Es por ello y como objeto del presente artículo tomar en consideración una serie de matices coyunturales para poder dilucidar fehacientemente cuales serían las reales proyecciones en el mediano plazo.
Una de las primeras medidas del Gobierno fue el pago de casi 12 000 millones de dólares a los llamados Fondos Buitres lo que implicó la emisión de bonos externos incrementando los niveles de deuda externa que fuera disminuida por la administración anterior.
Paralelamente el país toma nuevos compromisos crediticios a tasas que duplican a los países vecinos siendo el destino del mismo contribuir a la financiarizacion de la economía en desmedro de una economía de la producción gracias al nuevo seguro de cambio del dólar a 15 pesos como estabilidad cambiaria del modelo económico.
Este parámetro es supuestamente contenido por las altas tasas de interés bancaria y el mecanismo de colocación de las LEBAC acentuándose el perfil de des inversión productiva.
La apertura comercial y la deslocalización de empresas afectan los puestos de trabajo alimentando un escenario de desempleo en ascenso.
Las previsiones del Fondo Monetario Internacional para la Argentina indican una caída de 1,5 puntos respecto del PBI y las de inflación rondan casi el 40% a pesar de machacar durante años en el alto indicador correspondiente a la gestión pasada.
En el plano externo la baja en los precios de las materias primas afecta las arcas fiscales y el escenario mundial recesivo donde los estímulos fiscales y las tasas de interés negativas no alimentan la demanda en los países centrales, afectos a la valorización financiera como principal recurso de financiación tanto estatal como privada siendo un indicador clave el ratio Deuda/PBI que ronda o supera el 100% lo que invita a considerar la posible generación de una burbuja financiera.
En el plano local y fruto de la devaluación y de las políticas de ajuste la Universidad Católica Argentina indico que en el país existen 1.500.000 nuevos pobres.
El descontento social se haya enmarcado en la inminente reunificación de las centrales obreras que pre anuncian medidas de fuerza en cuanto se persista en la actual política.
La institucionalización del Partido Justicialista en un contexto de unidad de acción y coro de la oposición deja en un segundo plano al ambiguo Frente Renovador conducido por Sergio Massa.
Por otra parte, los dilemas internos de la Unión Cívica Radical pueden llegar a erosionar el poder político del PRO.
La historia se repite primero como tragedia luego como farsa y los argentinos conocemos bien cuáles son los efectos de la aplicación de las políticas neoliberales cuyo énfasis principal es la transferencia de recursos de los sectores bajos y medios hacia aquellos de altos ingresos.
Ninguna política comunicacional podrá disimular dicho proceso pues afecta la vida cotidiana de todos nosotros y es necesario que ese hastío se canalice políticamente para poder dar vuelta la página de esta sombría etapa.
Ezequiel Beer. Geógrafo (UBA) y analista político.
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