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Campaña "en las sombras" de la derecha

Los grupos de poder persiguen mayor represión

Fuentes: Masiosare

El presidente argentino Néstor Kirchner ha sido claro. En entrevistas recientes se ha referido a una acción desestabilizadora contra su gobierno, y aunque no habla de complot, identifica a los responsables: «La confrontación será con sectores políticos desplazados e intereses que estaban enquistados en las fuerzas de seguridad y en las fuerzas armadas». «A veces […]

El presidente argentino Néstor Kirchner ha sido claro. En entrevistas recientes se ha referido a una acción desestabilizadora contra su gobierno, y aunque no habla de complot, identifica a los responsables: «La confrontación será con sectores políticos desplazados e intereses que estaban enquistados en las fuerzas de seguridad y en las fuerzas armadas».

«A veces se reúnen y cenan. Trabajan para que vuelvan las viejas políticas, pero ya no conspiran a la vieja usanza. Saben que tienen que trabajar siempre dentro de la democracia, y buscan trabajar desde dentro del Estado», ha dicho el mandatario.

Plantea también que esos sectores «intentan desacreditar al presidente por cualquier medio, a veces con la ayuda de algunos que inconscientemente sirven a esos intereses. Quieren un presidente que tenga un poquito de poder, pero no mucho. Como no tiene mucho, debe administrar sólo las necesidades de determinados intereses. Pero ojo con tocarlos, con moverlos. Entiendo cómo funciona el mundo y cuáles son los intereses en juego».

En cuanto a la advertencia del mandatario sobre la posible actuación de sectores desplazados de la policía con intenciones de hacer «gritar la inseguridad», algunos analistas estiman que los datos que se manejan públicamente sobre la ola de delitos no coinciden con la realidad, y señalan que el índice delictivo ha bajado, aunque la «sensación» de este fenómeno parece ir en sentido contrario.

«Hoy, en promedio, cada comisaría registra un robo con armas por día -reveló una fuente gubernamental-. La cifra es menor que el año pasado, pero la sensación es que ésta es una ciudad sitiada por delincuentes. De hecho, la ciudad tiene una tasa anual de homicidios en lento descenso, de 4.65 por cada 100 mil habitantes. Después de Santiago y Montevideo, es la tasa más baja de Latinoamérica, y en comparación con los 50 de Washington, la cifra es elocuente», señalan analistas del diario Página 12.

La derecha argentina

En todo este esquema es importante hacer un seguimiento del papel que juegan algunos sectores de la ultraderecha ligados a la dictadura militar (1976-1983), que llevan adelante una campaña sistemática contra el gobierno.

La agencia Seprin, un boletín en Internet, atribuido a antiguos servicios de información, difundió recientemente una encuesta elaborada por Jorge Giaccobe. Los resultados indican que la imagen de Kirchner ha caído más de 40%. Este consultor, señalado como uno de los personajes más cercanos a los grupos de poder económico y de inteligencia, realizó otro controvertido estudio de opinión para saber si los habitantes de la Patagonia estarían dispuestos a pagar la deuda con territorio.

En los boletines de Seprin se acusa al mandatario de ser «subversivo», se defiende a la dictadura, y se ataca al diputado Miguel Bonasso mediante una campaña que alcanza también a su esposa, la cineasta Ana Skalon, que tiene a su cargo el Canal 7. Además, imputan al mandatario estar «rodeado de montoneros», en referencia al periodista Horacio Verbitsky, entre otros.

En uno de esos boletines aparentemente «noticiosos» se inserta esta pregunta: «El 9 de junio comienza el juicio de extradición contra un etarra (José Lariz Iriondo) detenido en Argentina. ¿ Llegará al juicio o lo liberará el gobierno antes?» El objetivo evidente es crear una histeria colectiva entre los sectores de derecha y prodictatoriales.

Además, se publica información sobre policías despedidos por corrupción, como el ex comisario Miguel Etchecolatz, condenado por crímenes de lesa humanidad por el robo de niños nacidos en cautiverio en la dictadura. El título de la nota es «Destruida por su heroicidad», en relación a la policía bonaerense.

La cabeza de otra nota enviada por Seprin el 1 de junio pasado dice: «Los montoneros se llevaron puesto 107 federales.» Y publican el listado de los 107 policías desplazados por Gustavo Béliz (ministro de Justicia), «aunque off the record -dicen- fue Verbitsky. Quién examinó, los legajos policiales y estos nombres son parte de la lista de los 450 a desplazar (sic).»

Más lejos va un titular como éste: «La ETA estuvo en el acto del 25 de mayo», cuando se recordó una fecha patria, en alusión a un cartel de manifestantes. O se refieren a las «Madres de Plaza de Mayo de Euskal Herria». En esas páginas se defendió también a un fiscal de La Plata, que ordenó filmar a piqueteros que se movilizaban encapuchados y con palos, lo que causó un fuerte rechazo público.

La piel del cordero 
  
Su posición, en apariencia, es de defensa de los «pobres del país», lo que se contradice con su abierta defensa de los sectores de poder y ex dictadores que llevaron adelante el modelo que produjo la mayor desocupación y pobreza en la historia de Argentina.

Las campañas cotidianas se dirigen contra figuras del peronismo revolucionario o contra personajes progresistas que apoyan al actual gobierno o abordan temas como la guerra fría.

El pasado 28 de mayo, en una nota con título «Ahora sabemos cuál es el plan de Kirchner para la Argentina», se menciona una «alianza estratégica entre Venezuela, Brasil, Argentina y Cuba, que implica, desde la propaganda, una estructuración política que incluiría un cambio ideológico, primero en los centros militares-policiales para manifestarse en el resto del pueblo a partir de un proceso de varios años».

No se quedan atrás los informes de Prensa Confidencial, que dirige Jorge Vago, un hombre ligado desde hace años a la Marina.

En una nota titulada «Otro año perdido y cada vez más hacia abajo», se publica un análisis donde se aborda al primer año de gobierno de Kirchner, a quien se menciona como un «ignoto, desconocido y desgarbado gobernante de la provincia de Santa Cruz», un «títere» del ex presidente Eduardo Duhalde, de cuya dependencia «prontamente se zafó para tomar su propio vuelo».

Asimismo, define al presidente como una figura de «características muy particulares, con fuertes complejos y prejuicios, con un rumbo político totalmente diferente al de su antecesor, y con una concepción de la realidad del país distorsionada y deformada». Más adelante critican el rumbo de su gobierno, llegando al insulto y a la degradación de la figura presidencial.

Según su opinión, una de las primeras medidas que el gobierno debió haber adoptado era «la pacificación nacional, basamento esencial de todo emprendimiento posterior. Hizo lo contrario. En una serie de actos absolutamente irracionales reavivó la lejana guerra de la década de los setenta, llevado por su rencor, resentimiento y odio a los vencedores de esa guerra fraticida».

El factor piqueteros

«Su política de pretendidos derechos humanos -siguen- tuvo su cenit el último 24 de marzo, cuando Kirchner encabezó el descabellado, insólito y depredador acto frente a la Escuela de Mecánica de la Armada (Esma) para oficializar la construcción de un mal llamado Museo de la Memoria, porque lo será de la media memoria, la de los terroristas derrotados, los agresores.»

También consideran innecesario el descabezamiento de la cúpula militar, y atacan los cambios impulsados desde la Corte Suprema: «También se encargó (Kirchner) de desarticular otras instituciones, tales como la Policía Federal y la de la provincia de Buenos Aires. Pareciera que todo aquel que usa uniforme es un virtual enemigo. Vejó, ultrajó y humilló a las fuerzas armadas y permitió que se hiciera lo propio con los símbolos nacionales (sic).»

Si reproducimos estos textos es para mostrar el tenor de la llamada «campaña de las sombras», que tiene efectividad en algunos sectores.

«En el orden interno -dicen- preocupa su pasividad con relación a la cada vez más agresiva actividad de los piqueteros, que son en definitiva personeros de la violencia política; que a voluntad pueden parar la actividad normal de los argentinos. En relación a éstos, también preocupa su pasividad ante los desmanes y delitos producidos por ellos».

Esta es la estrategia para lograr el consenso de medios derechistas y forzar la represión contra los movimientos sociales.

«Podemos sintetizar estos 12 meses como un verdadero desgobierno y el reino del revés (…) La marginalidad y la delincuencia han alcanzado niveles jamás imaginados en esta tierra bendita (…) No se visualizan reglas claras, tantas veces cacareadas, ni un atisbo de seguridad jurídica que permita el ingreso de inversiones productivas (…) Las instituciones no funcionan. No hay reformas estructurales que permitan mejorar las condiciones generales del país ni hay una búsqueda de la consolidación de mecanismos institucionales que modernicen procedimientos políticos, jurídicos y administrativos (…) La Argentina actual está diezmada, quebrada en fragmentos y sin rumbo.»

Y van más lejos cuando señalan que «el país sigue en picada. De no reaccionar las instituciones y los argentinos para persuadirlo de cambiar el rumbo, el final será triste y predecible». Sólo basta imaginar el efecto de esta carga sobre grupos que aún están tramando salidas violentas.

En otra nota del mismo boletín se habla de que «un peligroso clima de intolerancia política se está adueñando del país. Todo esto por parte del gobierno y de la sociedad misma. Distintos hechos avalan esta apreciación, que conviene analizar a la luz de los mismos».

Para ellos la pasada reunión de militares y civiles en un cuartel de esta capital, que dio la pauta para una operación política muy peligrosa, se atribuye a «un  globo de ensayo ideado por la izquierda recalcitrante en la que uno de sus mentores e informantes es el terrorista Horacio Verbitsky, actual ‘besaoídos’ del presidente Kirchner».

Este mismo sitio de Internet caracteriza a los piqueteros como «guerrilleros urbanos», y concluyen que Kirchner los apoya porque no toma sus consejos para «reprimirlos con todo rigor».

«En este peligroso clima social, la política debe guardar luto, pues peligra el derecho de reunión y las libertades públicas, amparadas por los derechos humanos de opinar y de criticar. Un clásico perfil estalinista y fascista: dentro del Estado todo, fuera de él nada.»

No es algo para ignorar. Todo esto tiene luego expresiones en algunos medios de comunicación con fuerte poder económico, surgidos durante el menemismo y aun en la dictadura.