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Más «monumentos» kirchneristas para cristalizar los derechos humanos en el pasado

Fuentes: Prensa de Frente

Un Néstor Kirchner fiel a sí mismo avanzó este 24 de marzo un paso más, si cabía, en la conformación de su política de monumentalización de los derechos humanos, en su estrategia de cambiarle el sentido, para reducirlo a gestos de glorificación de su propia gestión, y para cristalizarlo en un tiempo y un espacio […]


Un Néstor Kirchner fiel a sí mismo avanzó este 24 de marzo un paso más, si cabía, en la conformación de su política de monumentalización de los derechos humanos, en su estrategia de cambiarle el sentido, para reducirlo a gestos de glorificación de su propia gestión, y para cristalizarlo en un tiempo y un espacio anclados en el pasado, al sentido reclamo popular de memoria, verdad y justicia sobre las políticas de terror que el poder usa para imponer su modelo de organización social de la producción. El quiebre definitivo del acto unitario de repudio al terrorismo de Estado en Plaza de Mayo, el acto en el siniestro predio de La Perla, en Córdoba, para encerrar una experiencia de lucha de años en una nueva pieza de museo, son moños con los que el presidente ata el paquete de su estrategia frente a los signos de debilidad y división de las organizaciones populares para enfrentarlas.

«Se lo llevaron los de siempre, los que quieren sembrar el terror entre los argentinos para garantizar la impunidad», lanzó Kirchner sin inhibiciones en el acto pasado por agua y barro de La Perla, cuando anunció que reservaba el último tramo de su discurso para la segunda desaparición de Julio López.

Parecía una incongruencia que nadie le preguntara «¿quiénes son los de siempre?» a quien tiene el manejo de toda la estructura de inteligencia del Estado. Que nadie aprovechara la presencia del ministro del Interior, Aníbal Fernández, para exigirle que explicara qué pasó con los últimos y publicitados allanamientos en la cárcel de Marcos Paz, o con sus propias declaraciones de días anteriores, cuando aseguró creer que se está cerca del esclarecimiento del caso de la desaparición de López.

Tanta incongruencia como el propio aplauso de Kirchner, sentado en el palco, cuando la representante de H.I.J.O.S Córdoba, Silvia Di Toffino relacionó el terror con las políticas de flexibilización laboral, privatizaciones, distribución del ingreso o educación.

En el palco de los políticos, allí nomás, al costado, estaban el ex secretario de Industria de Domingo Cavallo, el ahora candidato a gobernador de Córdoba Juan Schiaretti, quien se supone que podría decir algo sobre desindustrialización, desempleo, congelamiento salarial, precarización de las condiciones de trabajo.

Muy cerquita de él estaba otro aventajado discípulo de Cavallo, uno que lo ayudó a redactar la ley de privatización del sistema jubilatorio que confiscó millones de dólares a los trabajadores para transferirlos a los bancos y sus AFJP -ley que Kirchner sólo acaba de reformar para introducirle módicos parches-, y que provocó los más graves agujeros fiscales de los ´90. Ese diligente colaborador de Cavallo es hoy el brazo derecho del presidente y jefe de Gabinte: Alberto Fernández.

En La Perla, con Kirchner delante, tampoco se expresó ninguna preocupación por la multiplicación de los procesamientos a los luchadores sociales, o por las intimidaciones sufridas por otros, como Carlos Leiva o el «Pollo» Sobrero. Ni por el estado de represión policial, rayano con el terror, impuesto en la provincia de Kirchner, Santa Cruz, con la inútil pretensión de frenar la organización y los reclamos de los trabajadores docentes y estatales.

Esas incogruencias también se manifestaron en la Plaza de Mayo, donde los reclamos por el cumplimiento irrestricto y permanente de los derechos humanos estuvieron presentes sólo en una de las marchas de recordación del 31º aniversario del golpe del 24 de marzo de 1976.

A las organizaciones populares, a los organismos de derechos humanos, les queda por delante un duro trabajo de reencuentro y generación de un salto adelante en la lucha por los derechos humanos, que evite que los reclamos más sentidos resulten escamoteados, confiscados y con el sentido cambiado.