El grupo Clarín es el conglomerado de medios más grande de Argentina, integrado, entre otros, por el diario del mismo nombre, Canal 13, el canal de noticias TN y radio Mitre. Además, recientemente anunció que tomó el control absoluto del diario La Voz del Interior, de Córdoba, al adquirir el 50% restante de CIMECO (compañía […]
El grupo Clarín, a su vez, pertenece al fondo de inversión estadounidense GOLDMAN SACHS y otros inversores privados.
Fintech Advisory, otro fondo estadounidense, acaba de adquirir el 40% de las dos principales empresas de televisión por cable del país, ahora unificadas: Cablevision y Multicanal. El grupo Clarín compró el 60% restante.
De ese modo, dos fondos buitres estadounidenses son propietarios de casi toda la televisión por cable y de la mayor empresa de comunicación del país.
La SIP (Sociedad Interamericana de Prensa) es la referencia internacional de Clarín y La Nación, una especie de sindicato de patrones de medios que estuvo detrás de cuanto golpe de estado hubo en América Latina y se autotitula fiscal de la libertad de prensa. La SIP nació en el año 1943 en La Habana de Batista, cuando la URSS y EEUU luchaban contra los fascismos. En sus decisiones, cada país tenía un voto. Sin embargo, en el año 1950, reunida en EEUU, la SIP dio un golpe de estado interno y desde entonces, fue un voto por cada órgano de prensa. Conclusión: EEUU pasó de tener un (1) voto a tener cuatrocientos veinticuatro (424) votos, que hasta el día de hoy constituye mayoría absoluta. El resto de los medios apenas superan los 300. Documentos desclasificados de la CIA en el año 1999 demuestran los vínculos entre la CIA y la SIP, especialmente en procesos de desestabilización de Allende en Chile o Arbenz en Guatemala, mientras dictaduras de Somoza en Nicaragua o Trujillo en República Dominicana, eran los ángeles tutelares del pensamiento libre.
En 1951 el escritor y periodista venezolano Miguel Otero Silva, propietario de El Nacional de Caracas reclamó que «el cambio de estatutos aprobado en Nueva York violaba las normas más fundamentales de la organización, dándole el carácter que ahora tiene: una entidad exclusivamente patronal de intercambio comercial, estrictamente controlada por los vendedores de papel, las agencias noticiosas y los buscadores de avisos que residen en Estados Unidos. Nada más inoportuno en ese ambiente que un periodista «. Otero Silva denunció además como tendencioso un informe de la SIP en el cual «mientras se le dedicaba 80 o 90 por ciento de su contenido a relatar minuciosamente los atropellos cometidos por Perón contra la libertad de expresión, se tendía un piadoso y cómplice manto sobre las dictaduras latinoamericanas»….»daba vergüenza ver en aquella asamblea de Montevideo a los esbirros intelectuales de Rafael LeónidasTrujillo bramando en la tribuna para decir que Perón era un tirano y que en su país, en cambio, se disfrutaba de una absoluta libertad de pensar».
El Gran Premio Chapultepec, que otorga la SIP, en el año 2007 fue concedido, en Colombia, al Banco Mundial. Bartolomé Mitre, Presidente de la Comision de Chapultepec y director de La Nación dió el discurso de rigor.
Por entonces, la institución, manejada por los EEUU, estaba a cargo de Paul Wolfowitz, un integrante del grupo de psicópatas que gobierna al gran país del norte.
En el año 2000, el diario La República de Montevideo renunció públicamente a la SIP, al designarse al vocero de la última dictadura uruguaya, Danilo Arbilla, como su presidente. Durante su gestión se clausuraron en Uruguay 173 medios de prensa. Como premio fue elegido presidente de la SIP. Puede recordarse la disputa verbal que tuvo Arbilla con Nestor Kirchner en el año 2005.
Porque, no se piense que sólo van contra gobiernos de izquierda. Sus víctimas son también nacionalistas, progresistas o tibiamente reformistas. Al menor movimiento del tablero neoliberal, la SIP arremete con su descascarado batallón. Así se explica la actual rotura de lanzas del grupo Clarín con el gobierno de Cristina Fernández cuando aumentó, más allá de lo «tolerable», el impuesto a la exportación de la supervaluada soja.
Gobiernos y procesos eleccionarios tienen como principal protagonista a la SIP, la CIA y sus esbirros que ponen y sacan presidentes, con reuniones claves en cada país elegido. En 1972 la reunión anual de la SIP fue en Chile, denunciando «atropellos» a la libertad de prensa. En 1973 Pinochet dio el golpe criminal contra Allende. La última reunión de la SIP fue en Caracas, Venezuela, entre marzo y abril de 2008, donde, obviamente, expresó que no podía expresarse.
Sólo que esta vez ya no lidió con débiles gobiernos. Conocedor del paño, el gobierno venezolano organizó una conferencia sobre Terrorismo Mediático que opacó las conclusiones del tándem SIP-CIA-AGENCIAS DE INFORMACION. No fue tan difícil. El vocero de la SIP en esta reunión de Caracas fue el conocido Danilo Arbilla.
Habrá que ver si el gobierno de los Kirchner, antes que sea demasiado tarde, insiste en no revisar el grueso error estratégico de haber prorrogado por otros 10 años las concesiones a las más grandes empresas de radio y televisión. El peligroso acercamiento al gobierno de Estados Unidos parece anunciar que persiste en el equívoco de creer que la derecha está dispuesta a compartir poder.
Los formadores de intelectuales y periodistas para la libertad de mercado concluyeron, hace pocos días, su reunión en la ciudad de Rosario, a la que asistió un muestrario de la ultraderecha occidental, cuya nómina, previa dosis de «Reliverán», se puede consultar por Internet.
¿Será también Argentina la próxima sede de una reunión de la SIP? Ya estoy temblando.
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(*) Los datos históricos de la SIP fueron extraídos del trabajo de investigación presentado por el gobierno de Venezuela, titulado «La historia Negra de la SIP» http://archivos.minci.gob.ve/doc/folletolahistorianegradel.pdf