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Mercosur no significa solamente discursos, sino una visión regional para lograr el mejoramiento urgente que requiere nuestra sociedad

Fuentes: Rebelión

“Cree el aldeano vanidoso que el mundo entero es su aldea, […] sin saber de los gigantes que llevan siete leguas en las botas y le pueden poner la bota encima”. “Nuestra América”, José Martí

El pasado 26 de marzo se celebraron los 30 años del nacimiento del Mercosur. Teniendo en consideración el desarrollo de la pandemia de Covid 19, Alberto Fernández, en ejercicio de la Presidencia Pro Tempore del Acuerdo, decidió conmemorar tal circunstancia, llevando a cabo una videoconferencia, contando para ello, con la presencia de todos los Presidentes de los países miembros del Mercosur. 

La Cancillería argentina expresó, que tal encuentro, “tendrá un claro valor simbólico y político al mostrar una vocación de integración regional y convertir al bloque en una plataforma común para la proyección internacional competitiva de nuestros países”; señalando en el comunicado las características que pretendía que tuviera el mencionado evento. 

A principios del mes de febrero, Luis Lacalle, decidió llevar a cabo su primera salida oficial al exterior, con el fin de visitar a su colega brasileño, Jair Bolsonaro.  

Al respecto, hubo un total acuerdo para que se concrete la aspiración de ambos mandatarios, de llevar adelante, negociaciones comerciales, por fuera del Mercosur. 

Lejos estuvo de tener un valor simbólico, especialmente, cuando Lacalle manifestó la disconformidad de su Gobierno con la marcha del Mercosur, señalando que el mismo representa “un lastre” para el desarrollo del Uruguay. 

Dura fue la respuesta del presidente Fernández: “Si nos hemos convertido en una carga, lo lamento, lo más fácil es bajarse del barco”. Bolsonaro acordó con su colega uruguayo, mientras la postura de Paraguay fue contraria a la flexibilización acompañando a la Argentina, y reivindicando la vigencia de la integración de los pueblos del Mercosur. 

Como resultado de estos intercambios, se acordó que la Delegación de Uruguay presentaría, a la brevedad, una propuesta de flexibilización ante el Consejo Mercado Común (CMC). 

El 26 de abril se llevó a cabo la reunión del CMC, en la cual, Uruguay, en forma conjunta con Brasil, presentó su propuesta, no sólo de flexibilización del Mercosur, sino adicionando una modificación del Arancel Externo Común complaciendo así una iniciativa brasileña. Argentina, al igual que Paraguay rechazaron la idea de permitir cualquier tipo de negociación por fuera del bloque. 

El documento uruguayo 

El documento que elevó Uruguay incluye, por un lado, un listado de distintos países o bloques comerciales con los que hay negociaciones o interés en avanzar en acuerdos (donde aparecen China y Estados Unidos) y, por otro, un menú de opciones para que los países puedan negociar con distintos grados de libertad. 

Una posibilidad es que para las negociaciones en conjunto del Mercosur cada nación pueda avanzar en ofertas individuales con la contraparte, otra es que se pueda negociar un acuerdo con distintos plazos de aplicación en función de la realidad de cada país, y una tercera es avalar distintos ritmos en la negociación. 

En un agregado se establece un mecanismo independiente del anterior, que permite negociaciones individuales por fuera del bloque a partir del segundo semestre, en caso de que no se llegara a un acuerdo mediante el primer mecanismo. Se contempla que si el país negociador logra mejores condiciones que las vigentes para el Mercosur con la contraparte, esos beneficios deberán extenderse a todo el bloque. 

La posición argentina 

Para Argentina existe “un Mercosur dormido” y se deben hacer algunas modificaciones con el objetivo de revitalizarlo. Para eso estima que es necesaria una modernización y una adaptación de los países que lo conforman. Estamos de acuerdo en que la integración es de fundamental importancia, pero la integración debe servir como medio y no como fin”, sostiene. 

El camino al desarrollo de la región debe incluir un dinamismo que permita aumentar la competitividad y la productividad. El crecimiento de las exportaciones es una condición necesaria para que nuestros países cuenten con las condiciones para un crecimiento sostenible en las economías y en sus mercados internos”, sostuvo Guzmán en su alocución.  

“Hay un gran valor al trabajar como bloque, que requiere reconocer que hay asimetrías. Argentina reconoce las distintas situaciones que están experimentando los distintos países del bloque. Por eso es importante reconocer la necesidad de la flexibilidad para lidiar con esas situaciones. Pero también es importante no olvidar que a la integración la estamos pensando como un medio para el fin del desarrollo”, destacó Guzmán. 

Frente a las rispideces que surgieron en esta reunión, ante las notorias diferencias ideológicas en lo atinente a las concepciones que estos gobiernos sostienen con respecto al concepto de integración regional, no hubo, en primera instancia, acuerdo entre las partes, por lo que se acordó, que a mediados de junio, se llevará a cabo otra reunión, esta vez de forma presencial, intentando evitar un eventual rompimiento del Mercosur. 

Resulta evidente que luego de este encuentro se perfilan claramente dos bloques: por un lado la Argentina y el Paraguay, quienes no están de acuerdo en otorgar una libertad irrestricta a los socios en materia de negociaciones comerciales con terceros países. 

Por el otro, está Uruguay, respaldado por Brasil, con una concepción en extremo flexible y neoliberal que pretende autorizar las negociaciones comerciales con terceros países bajo un formato individual o de más miembros, propuesta ésta que modificaría sustancialmente la naturaleza y los objetivos primordiales del Mercado Común del Sur.

Mercosur es hoy, el principal destino de las exportaciones de la Argentina, el segundo destino de las exportaciones del Brasil, y la misma situación se repite en lo que respecta a Uruguay y Paraguay. Tal circunstancia se da principalmente por razones de cercanía geográfica, por la existencia de un Arancel Externo Común, que más allá de las excepciones existentes, grava el ingreso de mercaderías provenientes de otros mercados y porque existe un arancel del 0% entre los miembros del Mercosur. 

En la propuesta presentada por Brasil y Uruguay, a instancias del primero se plantea la rebaja unilateral del Arancel Externo Común en un 20%. O sea que el Mercosur otorga a los demás países del mundo, un beneficio de rebaja arancelaria a cambio de nada. 

Por el contrario Argentina, si bien acepta una rebaja del arancel plantea una solución más acorde, de manera de proteger en cada país, a aquellos sectores que se verían perjudicados con esta medida, generando con ello la pérdida de numerosos empleos y sectores productivos. 

El resto de la propuesta está centrado en un Plan de Negociaciones que admite diferentes instancias, pero, basado en el presupuesto de que los socios pueden llevar negociaciones con terceros países, sin necesidad de dar cumplimiento al mandato de hacerlo en conjunto. 

Además de los cancilleres Felipe Solá (Argentina), Carlos Alberto Franco França (Brasil), Euclides Acevedo (Paraguay) y Francisco Bustillo (Uruguay), participaron ministros de cada uno de los países. Durante la reunión hubo un cruce entre el ministro de Economía de Argentina, Martín Guzmán, y su par brasileño, el neoliberal Paulo Guedes, quien fuera funcionario del dictador chileno Augusto Pinochet. 

“La mano invisible de Adam Smith es invisible porque no existe”, dijo Guzmán. ““Nosotros conocemos muy bien a los economistas que cita el ministro Guzmán, pero más de la mitad de los premios Nobel los ganaron economistas de la Universidad de Chicago”, le respondió el funcionario de Jair Bolsonaro. 

Cardoso y Lula apoyan a Fernández 

Los ex presidentes firmaron una declaración conjunta en apoyo al presidente argentino, quien está en contra de la reducción de aranceles en el Mercosur. 

“Coincidimos en la posición del presidente de Argentina, Alberto Fernández, en el sentido que no es el momento de realizar reducciones arancelarias unilaterales por parte del Mercosur, sin ningún beneficio a favor de las exportaciones del bloque”, sostiene el documento, publicado por Folha de Sao Paulo

Entrevista a Jorge Marchini, Profesor titular de Economía UBA, coordinador para América Latina del Observatorio internacional de la deuda, investigador del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales, CLACSO, y Vicepresidente de la Fundación para la integración latinoamericana 

M.H.: Antes de entrar al tema que nos convoca, suspendieron tu cátedra, después de treinta años. 

J.M.: Es un ámbito de disputa política, esto no se da exclusivamente en los ámbitos de elecciones o en la opinión pública, sino también en los ámbitos institucionales y un ámbito de enorme importancia en la historia argentina como es la educación pública, que tiene estas tradiciones de presencia del movimiento estudiantil, de presencia en los grandes debates nacionales que tuvo que ver con la Reforma universitaria, también en la época del peronismo con la gratuidad, luego con la vuelta de la democracia en la década del 80 y la idea de una institución con poder de enorme convocatoria, en el caso de la UBA que tiene 300.000 alumnos, y también con las banderas de la Reforma universitaria.  

Yo soy profesor de una materia introductoria que es del CBC, que es una de las unidades educativas más grandes del mundo, tiene 100.000 alumnos. 

La paradoja está en los lenguajes democráticos que después no se cumplen. El Ciclo Básico Común que es dónde va el ingresante, es una unidad académica grande, con una estructura de docentes y requerimientos muy fuertes porque es un fenómeno excepcional que con todas sus dificultades ha ido funcionando, hay mucho para hablar de ese tema también.  

Pero lo significativo es que la tercera parte de la Universidad no tiene vida democrática y ahí aparecen los temas complicados, las manipulaciones en este caso. Es sabido que la UCR y Cambiemos tienen el dominio en el ámbito de la UBA. Y en este ámbito donde se discuten las elecciones universitarias, las asambleas, en el juego de quiénes votan y quiénes no, aparece el concurso universitario.  

Actualmente estamos en la justicia por mi concurso y es en relación a Sebastián Katz que fue el último viceministro de Economía de Macri, junto con Lacunza, era la dupla que llevaba el tema de la deuda. No casualmente, hubo una confrontación muy fuerte, de una cantidad de temas que están siendo expuestos en consideración de la justicia por irregularidades. Y ahora se ha sumado un tema más, no solamente contra mí, sino contra mi cátedra, que es muy grande y tradicional de la Universidad y se ha despedido a cuatro colegas, que tienen 20 años de antigüedad, excelentes docentes por su trabajo y por el prestigio que han ganado con los alumnos; son investigadores comprometidos.  

Solamente por el hecho político han sido despedidos. Hay una saña clara en todo este hecho. Hay una gran movilización de los gremios docentes en este sentido en este momento, hay una presencia de discusión, en este ámbito donde creo que se está discutiendo la política nacional también y cuáles son los proyectos.  

En este caso, en relación a esta crisis, muchos pensamos que la educación cumple un rol fundamental y la garantía de la gratuidad y la calidad educativa deben ser defendidas. Nuestra cátedra tiene muchos años de tradición defendiendo esta perspectiva y en este momento estamos en esta controversia fuerte con las autoridades universitarias, con el sector que está llevando a cabo una persecución ideológica, así lo hemos caracterizado y así lo caracterizaron los medios también.  

M.H.: Te convoqué para hablar del Mercosur, el mandatario uruguayo lo calificó de lastre, “lo que no puede ser ni debe ser el Mercosur es un lastre. No estamos dispuestos a que sea un corset en el cual nuestro país no se puede mover y por eso hemos hablado con todos los presidentes de la flexibilización. Uruguay necesita avanzar, nuestro pueblo nos exige avanzar en el concierto internacional.” “Si nos hemos convertido en una carga lo lamento”, contestó el presidente Alberto Fernández, “lo más fácil es bajarse del barco”. 

C.M.: Primero una referencia a los 30 años del Mercosur. La referencia histórica de la unidad latinoamericana, la unidad latinoamericana es el viejo tema bolivariano, sanmartiniano. Era la idea de generar un lugar en el mundo contra EE UU, por eso el congreso famoso en Panamá al que convoca Bolívar.  

La unidad latinoamericana está en el lenguaje y seguramente surge mucho más todavía en períodos de mayor participación social y mayor cambio. Ha habido intentos como la Asociación Latinoamericana de Libre Comercio, en la década del 60 y el 80, ALADI que es la continuación de ALALC, desde 1981 hasta ahora; pero cuando se forma el Mercosur la idea es que los cuatro países más grandes y los vecinos de América del Sur, deciden en el marco muy particular de esa época, unirse. En lo que va a ser un mercado común, en principio una unidad aduanera con la idea de abonar una perspectiva de regionalismo abierto.  

Estamos hablando de la década del neoliberalismo, que introduce Menem. Abrir los mercados, abrirse al mundo, los capitales, la inversión extranjera, el Estado cada vez más pequeño y es el Mercosur el que penetra en esta idea con el objetivo de asentar un mercado común, que va a ser aprovechado por algunas empresas internacionales, como las automotrices y las petroquímicas; pero ronda además una idea de región.  

En la década siguiente, en los 2000 aparece la idea de la unidad regional de estos países, por lo menos en algunas cuestiones básicas, la más importante tuvo que ver con el famoso “No al ALCA” donde participaba Chávez que llevaba la delantera en estos temas de discusión de unidad latinoamericana del siglo XXI. Varios países acompañaron esta perspectiva del famoso “No al ALCA” en Mar del Plata.  

Esto reformulaba la idea de la unión latinoamericana ante los cambios que estaban produciéndose en el mundo y, sobre todo, con la gran diferencia, que también la tienen otras organizaciones de unidad latinoamericana, que es que nos unimos del Río Grande hacia abajo, no EE UU ni Canadá, una medida muy distinta al panamericanismo que es lo que ha planteado siempre EE UU, el famoso “desde Alaska a Tierra del Fuego” y el latinoamericanismo que tiene que ver con los países que están de México hacia el sur, con los países del Caribe, que somos países periféricos y tenemos una historia común.  

El Mercosur tiene otro tema, decidieron que cualquier cambio tenía que darse en forma común. Los cambios que se plantearon tienen que ver con la actualidad e invadió esta última reunión virtual que hicieron los presidentes por el aniversario del Mercosur.  

Está el tema de la presión de los países mayores, o centrales, EE UU (lo hemos visto con el ALCA) pero además Europa, con la idea de hacer Tratados de libre comercio, abrirnos al mundo nuevamente. Y acá aparecen nuevamente las banderas del libre comercio entre países de distinta magnitud, entonces se presenta lo que suele llamarse “asimetría”. No es lo mismo nuestra base industrial, nuestra capacidad productiva, tecnológica, que la que tienen los países europeos, no somos iguales y si intentamos igualar en el comercio se ahondan las desigualdades que tenemos entre nosotros.  

Y este debate ha penetrado en forma permanente. En el caso de Uruguay ha tenido ya varias veces la pretensión de romper el Mercosur y negociar en forma individual, un intento de hacer libre comercio con EE UU, eso fue rechazado por los países del Mercosur. Y en este marco se impregna otra cuestión que es muy importante que son las diferencias que hay entre los países de América Latina. El país chico tiene también dificultades para enfrentar condiciones de comercio con los países más grandes, en este caso, el de Uruguay ha utilizado mucho la idea “anti Argentina” más que “anti Brasil”, la idea de que Argentina quiere todo para sí. Es un poco este discurso de Lacalle, este planteo del lastre. Suena demagógicamente pero resuena a los oídos de esta campaña de la derecha de mantener la unidad latinoamericana.  

La gran pregunta es si tiene razón de ser el Mercosur y, más importante aún, si hay perspectiva para la unidad latinoamericana. ¿Es útil pensar la unidad latinoamericana? Y derivada de esa pregunta, viene cómo hacerlo, en qué marco, dadas las condiciones que hay en el mundo y las condiciones de nuestras sociedades actuales. Esa pregunta ronda en todo esto.  

Lo cierto es que en esta cuestión de estar los cuatro países unidos, tenemos los incidentes como la aproximación de Bolivia, sobre todo luego de la expulsión de Venezuela que es un hecho muy tortuoso en la historia del Mercosur; pero en conclusión de los 30 años, si uno compara la región del Pacífico, Colombia, Ecuador, Perú, Chile, México también y los países de Centro América, han tenido una multiplicación de Tratados de libre comercio, de abrirse al mundo.  

En el caso del Mercosur ha habido parcialmente algunos tratados pero mucho menos. Actualmente, con la crisis institucional, la pandemia, con la idea de que los países están buscando ubicarse en el mundo nuevamente, imponer Tratados de libre comercio, entonces entra en la perspectiva del Mercosur esa presión.  

La presión de Uruguay se corresponde con la presencia de Bolsonaro en Brasil, que está también buscando un viraje hacia el mundo, pero también una ruptura y una disgregación del Mercosur. La pregunta acá es si puede acelerarse la unión en el marco de esta crisis; y la otra es, por el contrario, de no plantearse un tipo de armonía entre nuestros países, puede darse la idea de un “sálvese quien pueda” o peor aún, la confrontación.  

Yo creo que el discurso de Lacalle fue muy provocador, para ganarse a la derecha uruguaya, una parte de la opinión pública que es también “anti argentino” y que es muy peligroso y me parece que ahí hay que instalar otro debate que es cuáles son las perspectivas y las condiciones para la unidad regional. 

M.H.: Jorge Batlle, en su momento, habló de que “los argentinos son una manga de ladrones, del primero hasta el último” y José Mujica, hacia Cristina Fernández de Kirchner, cuando dijo al lado de un micrófono abierto, “esta vieja es peor que el tuerto”, mencionando a Néstor Kirchner. 

C.M.: Es una mecánica y un atajo circunstancial pero demagógico para manejar algún sentimiento, porque hay que reconocer que hay asimetrías dentro del Mercosur también. Entre países grandes y países chicos, es un tema para tratar. En realidad, en la condición que planteamos nosotros de países periféricos con respecto a EE UU, Europa, tal vez China también en este momento, es la idea de que son relaciones muy desventajosas, con muchas presiones y, por supuesto, desventajosas también en las cuestiones financieras. Lo que ocurre es que ese tipo de asimetrías, desventajas entre grandes y chicos se ha dado también al interior del Mercosur y ahí aparece la cuestión de este tipo de políticas.  

En la época del libre comercio se decía que “los mercados lo resuelvan”, Brasil siempre impuso una política de “primero Brasil”, entonces implicaba una apoyatura para inversiones brasileñas en la región, imponer condiciones de comercio, utilizar al máximo sus ventajas, por eso Brasil tuvo casi todos los años balanza comercial positiva con los socios del Mercosur. Esta situación generó un resentimiento de país chico contra país grande, ahora utilizado por la derecha.  

Lo cierto es que las asimetrías existen y tienen que ser planteadas. En algunos momentos apareció en el Mercosur, un fondo pequeño de compensación para los países pequeños, pero fueron atisbos. Lo cierto es que en una agenda futura de relaciones entre nuestros países, que quieren ampliarse hacia América Latina, puede ser que se aplique una versión más amplia como intentó ser la UNASUR, va a tener que plantearse el tema de la compensación, que nuestro comercio y nuestras relaciones sean compensadas de alguna manera para que no haya condición de imposición sino de complementación.  

Es un tema complejo, visto así en general está muy bien, pero hay que trabajar sector por sector, ver los actores, cuáles son las políticas públicas, cuáles son las condiciones para poder mejorar esta idea de complementación. Hay muchos temas que entran. En este momento, un tema que podría ser un reanimador de la razón de ser de la unidad regional, es el tema de la salud.  

No hay ninguna duda de que Argentina tiene capacidad de producción de parte de los requerimientos para la salud, equipamientos, insumos de la salud y también un tema que se ve actualmente que son las vacunas. Estamos viendo que el escenario de las vacunas implica una gran especulación, la no entrega, los costos, los privilegios de los países grandes respecto de la vacunación. Y esto llama a la unidad latinoamericana, a crear una condición común que logre el abastecimiento de una buena parte de los insumos que se requieren para la mantención de la salud, no solo de las vacunas, tema que va a tener que mantenerse en los próximos años. 

Por otro lado tenemos una condición de dificultad con las divisas y esto se puede trabajar con negocios compensados, compensar relaciones con exportaciones. Y en perspectiva mayor, encarar nuevas bases de apoyatura para productos de mayor significación y sofisticación, vacunas, antibióticos, medicamentos genéricos, etc.  

Aquí se trata también un tema que fue negado mucho tiempo que es el relegamiento del sector público, tiene que ser un sector fundamental y plantear una política respecto de la defensa de esta complementación para poder encarar una época que es muy dura en perspectiva de salud y lo va a ser mucho más. 

Solamente en tema de salud, Argentina tiene requerimientos de importación de 1.900 millones de dólares por año, entre medicamentos y otros elementos para la salud, pero si sumamos las vacunas, se suma alrededor de 2.000 millones de dólares más por año, estamos hablando de 4.000 millones de dólares anuales que se van a necesitar solamente para satisfacer cuestiones de la salud a niveles actuales. Estas condiciones son las que llaman a buscar una alternativa y están dadas las condiciones para actuar.  

En ese sentido la idea del Mercosur sale de su mero discurso de la unidad latinoamericana, sino que va a los temas concretos. Me parece que los sectores populares, los sectores de izquierda, que tienen que ver con los temas sociales y políticos hacia los sectores populares tienen que tomar posición respecto al tema regional. Porque no es solo un tema de grandes negocios, hay otros elementos mucho más necesarios que tienen que ver con elementos reales de integración de los pueblos. Para tener un horizonte distinto en la región tenemos que mirar hacia adelante, no diciendo solamente que sería buena la unión latinoamericana, sino trabajar por ella.  

Hay muchos temas que ya están en la posibilidad de generar entramados entre las regiones, que va a poder salvar otro de los grandes peligros que tiene el mundo actualmente que es el chauvinismo y la exclusión de los que no son nacionales. Uno ve el panorama europeo, con el combate que ya la derecha toma en forma abierta con grupos fascistas, buscando expulsar a los inmigrantes o a los que quieren llegar al continente; este tipo de pretensión el nosotros y el ellos, con este chauvinismo tan peligroso que hemos visto tantas veces, en América Latina la forma de combatirlo es la unidad regional con una agenda común.  

Es una época difícil para encararla, pero sin dudas creo que el desafío está planteado por la misma necesidad que nos plantean los grandes temas actuales. Por eso creo que rearmar el tema Mercosur no significa solamente discursos, que es un poco lo que pasó el otro día, o una repetición del escenario de la visión neoliberal de los 90, sino una visión regional y un acomodamiento a las necesidades regionales para lograr un mejoramiento urgente que requiere nuestra sociedad.