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Entrevista a Beto Pianelli, dirigente del Subte y del Movimiento por las 6 horas

«Metrovías usa a los trabajadores y usuarios como rehenes para exigir un aumento de tarifas o de los subsidios del Estado»

Fuentes: El Militante

El Militante.- ¿En qué situación está el conflicto del Subte? Beto Piannelli.- El conflicto está trabado. Está trabado porque las discusiones giran en torno a tres reclamos que nosotros solicitamos: una recomposición salarial del 50%, que se nos reintegre el 2% por año de antigüedad y el pago de las horas nocturnas que la empresa […]

El Militante.- ¿En qué situación está el conflicto del Subte?

Beto Piannelli.- El conflicto está trabado. Está trabado porque las discusiones giran en torno a tres reclamos que nosotros solicitamos: una recomposición salarial del 50%, que se nos reintegre el 2% por año de antigüedad y el pago de las horas nocturnas que la empresa dejó de abonar desde que se declaró la insalubridad de trabajo del Subte y que fueron ilegalmente sacadas. Frente a eso la empresa lo que ha dicho es que está dispuesta a aumentar el jardín maternal para las compañeras, pasando de $80 a $135, que era un reclamo que hicimos hace unos meses.

En la última reunión del día miércoles (24 de noviembre) la empresa dijo que estaba dispuesta a discutir lo de las horas nocturnas, pero cuando entramos a discutir la situación general sobre dinero ellos dicen que están en quiebra, con un déficit anual de $15-$18 millones, lo cual es falso porque se desprende de los propios balances de la empresa. Nosotros tenemos esos balances y, para darte una idea, la masa salarial según nuestro convenio es de $50 millones en total, y en lo que se refiere al básico, que es el reclamo que estamos haciendo, es de $32 millones. La solicitud de aumento nuestro es de $16 millones: $1,2 millones por mes. Es un día y medio de recaudación, solamente por concepto de pasajes. Teniendo cuenta que la misma Metrovías dice recaudar de $226-$230 millones al año, por pasajes y por los subsidios que le da el Estado, nuestro reclamo significa menos de un 10% de la recaudación anual de la empresa. Y eso sin contar los otros ingresos extras que consiguen por publicidad y por otros productos y servicios que ofrecen a través de la red, ya sean por fibra óptica y multitud de cosas que pasan por la red de Subtes, alquileres de locales, etc. Ellos dicen que estos otros ingresos son marginales, pero cuando les hemos pedido que nos den la información de esa facturación se han negado, con lo cual no deben ser tan marginales.

Además en la última reunión les planteamos un dato más, y es que según el propio INDEC este último año hubo un aumento del 6,6% en el incremento de pasajeros (y por lo tanto de la facturación por pasajes) y que para el año que viene se prevé un aumento incluso mayor. Es decir, que prácticamente con este crecimiento en el número de viajeros transportados podrían abonar el reclamo que pedimos.

EM.- ¿A qué creés que se debe entonces la negativa de la empresa a atender los reclamos de los trabajadores?

BP.- Es mentira que no tengan plata o estén en quiebra para darnos lo que pedimos, lo único que pasaría es que no aumentarían su tasa de ganancia con respecto a este año, que es el fondo del «problema» para ellos, claro, pero dinero sí hay.

Este empecinamiento de Metrovías, este cerrarse a atender nuestros reclamos, se debe a que quieren generar un conflicto para tener la excusa de exigirle al Estado una rediscusión del contrato de concesión y un aumento de la tarifa de los pasajes o de los subsidios estatales, para aumentar sus ganancias. Este es el planteo que está buscando Metrovías.

Nosotros, por eso salimos con una denuncia clara en todas las reuniones con el Ministerio de Trabajo. Porque Metrovías nos acusa en los medios de que utilizamos a los pasajeros como rehenes de nuestros reclamos, cuando en realidad la que está utilizando a los pasajeros como rehenes, y a los trabajadores, es Metrovías para pedir más subsidios al Estado.

Por eso los conflictos que estamos tratando de hacer son conflictos o paros de una hora, y programados con antelación, para que los usuarios sepan que durante esa hora no va a haber subte y puedan utilizar otro medio de transporte, o para que puedan esperar o salir antes y poder viajar en el Subte, ya que si paramos 24 horas sería bastante más problemático desde el ángulo del usuario.

Entonces, estamos en una situación trabada, en la que Metrovías lo único que ha ofrecido es traernos una propuesta el lunes (29 de noviembre) en relación a las horas nocturnas, pero estamos hablando de un sector que son solamente 200 y pico de trabajadores, es marginal en relación a los 1.900 que trabajamos en la empresa y que no va a resolver por sí solo este conflicto. Aquí lo que está en discusión es que Metrovías puede pagar y que nuestros reclamos son justos precisamente por los datos que estamos dando.

EM.- ¿Qué datos son esos?

BP.- Mirá, entre 1993 y el 2004 hemos tenido aumentos salariales en bruto, entre todas las categorías, de en torno a un 27% , mientras que la cantidad de pasajeros aumentó un 75% , el valor del pasaje aumentó un 55% y la recaudación de la empresa un 350%.

EM.- Metrovías está utilizando los medios masivos de comunicación para intentar poner a los usuarios en contra de los trabajadores ¿Cómo están respondiendo ustedes a esta campaña de la empresa?

BP.- Lo primero que estamos haciendo es llevando claridad. Porque en este caso cada vez que hay un conflicto la empresa intenta ver de qué manera responsabiliza a los trabajadores, que somos quienes tenemos el contacto dinero con el usuario, para justificar su accionar. Lo que intentamos con este conflicto, como con cualquier otro, y que es nuestra metodología, es primero intentar clarificar qué es lo que se está discutiendo, cuál es el problema. Ya lo hicimos en la pelea por la reducción de la jornada laboral a 6 horas y en el reconocimiento de la insalubridad. Lo explicamos a los usuarios, hicimos y repartimos volantes, elaboramos un petitorio dirigido a los usuarios con el que recolectamos 1 millón de firmas para exigir a la Legislatura que se declarara la Ley de insalubridad. Es decir, hemos tenido una actitud interactiva con el usuario y a la vez explicándole el contenido de nuestras consignas, que eran: más salud para los trabajadores, más seguridad para el usuario y más puestos de trabajo.

Este contenido de nuestra propaganda implicaba transmitir la idea de que si un trabajador está en condiciones insalubres o está enajenado realizando determinada tarea pone en riesgo no solamente su seguridad sino la seguridad de toda la gente que está transportando, y a la vez decíamos que esta política empresarial de tener jornadas extenuantes o condiciones inhumanas de laburo son las que provocaron, como contrapartida, la inmensa desocupación que estamos padeciendo.

Nosotros intentamos sintetizar estas tres consignas durante todo el conflicto por las 6 horas. Con este conflicto de ahora estamos intentando hacer lo mismo, develando a las claras cuál es la ganancia empresarial, explicando a los usuarios que, en realidad, el problema no es que los trabajadores ganamos $2.000 sino que los funcionarios ganan $44.000 por mes, lo que es un insulto a la pobreza, que entre 39 personas que forman la gerencia de la empresa ganan $600.000 y que tienen ganancias siderales. Y que aparte son inversionistas, es decir, que tienen negocios y acciones en otras empresas, y que en este sentido, un trabajador mal pago, que se arriesga a trabajar cotidianamente con una infraestructura y un material rodante que no está en condiciones, y que a la vez se arriesga a denunciarlo como hemos hecho los trabajadores del Subte, que hemos elaborado un informe y que se ha presentado a la Secretaría de Transporte con todos los problemas que hay en el subterráneo.

Y lo hemos hecho arriesgándonos frente a la patronal, porque vos imaginate tener que convivir con la patronal todos los días y que lo hacemos en base a tener una actitud hacia al usuario. Porque el usuario de última quién es: son nuestras familias, son nuestros hijos, son nuestros padres, son los trabajadores. No viaja ni el hijo de Aldo Roggio, ni siquiera el presidente de la empresa. Entonces, nuestra política es la de proteger al usuario. Y lo que intentamos cuando hay una campaña mediática contra nosotros para intentar hacer ver que estamos perjudicando al usuario, la enfrentamos mediante una campaña de agitación. Entonces sacamos diferentes tipos de volantes, haciendo todas estas denuncias, como que Metrovías recibe $65 millones en subsidios del Estado, que aumentó un 55% el pasaje, que aumentó un 75% el número de viajeros, que el conductor sólo aumentó el 13%, que un boletero hoy sigue ganando menos en el básico de lo que ganaba en el año 93 y, bueno, todas las denuncias que hemos hecho sobre la seguridad. Esa es la política que nosotros le venimos planteando a los usuarios.

Hemos empapelado toda la empresa, con los problemas que eso implica: enfrentarse al aparato de seguridad de la empresa, que como la gran mayoría recuerda fue un aparato formado por un tipo de la Triple A, Rovira, que se jactaba de haber asesinado a Ortega Peña, un diputado nacional. Frente a eso, los compañeros salen, pegan carteles, volantean a los usuarios y, bueno, la idea es ganarse en un sentido la solidaridad activa o pasiva del usuario del subterráneo que no es otro que un trabajador.

EM.- ¿Perciben una comprensión del usuario a sus reclamos? BP.- Nosotros salimos a dar esa pelea. Para eso utilizamos diversas herramientas: volantes, carteles, etc. A la vez creemos que en el último período hay una lógica distinta en los trabajadores. Nosotros creemos que al trabajador que va a viajar en el Subte y ve que el subte está paralizado le queremos explicar que paramos por las mismas cosas que él para, o por las mismas cosas que a él le gustaría parar en su empresa. En un sentido, tenemos la percepción de que hay muchos trabajadores que se sienten identificados con nuestra lucha. Muchos quisieran dar, y quizás no tienen las herramientas y las condiciones (por la existencia de la burocracia sindical, u otras) de poder dar las peleas que nosotros estuvimos dando por mejores condiciones de trabajo, o esta pelea salarial de ahora, o incluso por la fortaleza de la actividad que hace. Muchos se sienten identificados en la pelea que nosotros estamos dando. Desde ese ángulo es lo que nosotros tratamos de desarrollar.
 
EM.- Ustedes, los componentes del Cuerpo de Delegados del Subterráneo, han sido los principales inspiradores y animadores del Movimiento por la Jornada Legal de 6 horas y Aumento general de salarios. Después de 6 meses de hacer andar esta experiencia ¿qué balance hacés de la misma?

Beto Pianelli.- Yo creo que cuando nosotros hicimos la primera convocatoria tuvo mucha repercusión (a favor y en contra) porque todo el mundo esperaba que nosotros intentáramos constituir un espacio que no solamente tuviera como objetivo la reducción de la jornada laboral a 6 horas sino que fuera un espacio de centralización de la vanguardia político-sindical. Y, bueno, esto último tuvo repercusiones a favor y en contra. Nosotros sabíamos que eso iba a ocurrir, y como lo sabíamos, dijimos precisamente que no queríamos eso. Fue una política consciente. No queríamos hacer un espacio de ese tipo porque precisamente creemos que hay distintos espacios de ese tipo ya creados aunque no confluyen, desgraciadamente. Y eso se vio cuando, en el primer Encuentro, hubo una discusión importante entre algunos de los participantes de ese primer Encuentro como fue el Polo Obrero que salió a oponerse a un nuevo espacio de ese tipo porque para ellos ya existía uno que era la ANT, mientras que otros le contestaban: «Hagamos un nuevo espacio y desconozcamos a la ANT». Bueno, nosotros reconocemos a la ANT y reconocemos a los que no ven a la ANT como un espacio porque tienen otro tipo de reagrupamiento.

¿Y qué intentamos hacer? Intentamos buscar qué nos une y no qué nos diferencia, empezar a sumar a partir de una comprensión común en el marco de la unidad y de la disidencia; es decir, nosotros aprendimos allá en el Subterráneo a manejarnos con una muy fuerte unidad y un muy fuerte frente único en el marco de la disidencia. Cualquiera que asista a una reunión nuestra del Cuerpo de Delegados sacaría la conclusión de que, bueno, ésta ya es la última que vamos a tener debido a las fuertes discusiones que tenemos; y, sin embargo, hace ya 4 años que nos reunimos semanalmente y cuando nos ven desde afuera piensan que somos un bloque homogéneo y unido. Esto es así, precisamente, porque hay mucho respeto a la disidencia.

Nosotros intentamos plantear este Movimiento por las 6 horas hacia el conjunto del movimiento obrero y popular. La idea era ésa. Por eso planteamos qué punto nos unificaba. Nosotros creemos que el problema de la reducción de la jornada laboral sumado al tema de los salarios (que nosotros en una primera instancia no lo contemplamos por el carácter que había tenido nuestra pelea, pero consideramos que fue correcto incluirlo por el aporte que hicieron muchos compañeros hacia este tema) creemos que es un punto que nos une a todos. Y que el que no quiera unificarse en torno a estos puntos, en todo caso va a tener que explicar sus motivos. Entonces, en ese marco intentamos con todas las dificultades que todo el mundo conoce tratar de avanzar. No porque no creamos que haya que hacer ese otro espacio del que hablábamos antes ni que haya que generar un frente único mucho más desarrollado de trabajadores, por supuesto que sí y en eso tenemos absoluta claridad. El problema no es sólo que tenemos claridad de que hay que hacer eso, sino que también tenemos claridad de que cada vez que empezamos avanzar sobre eso empiezan las disidencias más profundas que llevan a la fractura de cualquier agrupamiento.

Es en ese marco que planteamos la campaña por las 6 horas, una campaña amplia, democrática, donde puedan participar todos los sectores que quieran tomarla. En ese sentido no tenemos ningún reparo en decir que hemos ido a llevar este planteamiento a direcciones que son burocráticas, porque creemos que la campaña es altamente progresiva, independientemente de quiénes sean los actores. Solamente cambiar lógica imperante en la cabeza de aquellos trabajadores que piensan en: «que tengo que matarme trabajando y que el desocupado es un pobre infeliz», o cambiar que los desocupados salgan de la lógica del plan y que vean la cuestión de la unidad con el resto de trabajadores para poder reconvertir la lógica de la distribución del trabajo, todo esto sería altamente progresivo, sea quien sea quien lo plantee; es decir, ojalá sea la CGT quien planteara esto. Si no lo plantea, bueno, se debe por su política bien propatronal. Y buscamos generar ese espacio.

Creo que hemos tenido un avance. En la vanguardia hemos metido la campaña. Mi impresión es que ese es el primer triunfo que ha tenido: logramos que en la vanguardia se hable de esto, logramos que haya sectores dentro del movimiento obrero de vanguardia que empiecen a plantear de si esto es posible o no es posible, a pesar del escepticismo general que vimos al principio en casi todas las organizaciones políticas y sindicales, ¿no? Todo el mundo nos decía: «Bueno, esto está muy bien para ustedes, pero los demás no la vemos ni cuadrada. Los acompañamos porque son buenos pibes, viste?» E, incluso, muchos nos acompañaron porque no podían quedarse afuera, aunque ese es otro tema.

Lo importante es que empezamos a hacer un recorrido y esto para nosotros tiene un mérito enorme ¿Cómo seguirá? Para nosotros el planteo es cómo continuar después del acto de presentación del Movimiento (el pasado 29 de octubre en la Federación de Box) del que hacemos un balance muy, muy bueno: por el componente del acto, por los oradores del acto, por lo que se expresó en el acto, inclusive por los discursos de los propios oradores, y más allá de que no todos giraron alrededor de las 6 horas. Nosotros hablábamos con compañeros independientes que habían venido de otras provincias (delegados sindicales, miembros de directivas, etc) que nos decían: «Veníamos a un acto donde creíamos que iba a haber la misma retórica de siempre, la misma retórica izquierdista, etc, y encontramos un acto donde escuchamos otra cosa, escuchamos algo distinto».

Bueno, eso es lo que nosotros vemos de progresivo y la intención con el 4º Encuentro que estamos programando para el 18 de diciembre es empezar a trabajar de un modo más consciente con planes claramente sobre la campaña. Es decir, planes desde el punto de vista de en qué sectores vamos a tratar de profundizarla de conjunto, colaborando todos los que componemos el Movimiento sobre esos sectores; tratar de impulsar a la juventud, que es el sector más castigado, y que en un sentido es el que tiene que heredar la memoria histórica en relación a la vieja pelea del movimiento obrero de la década del 70, por ejemplo; hacer un quiebre hacia los sectores juveniles, tratar de hacer una movida hacia la juventud creando comisiones de ese tipo; comisiones desde el punto de vista de cómo organizar y estructurar el movimiento, porque no contamos con recursos, no contamos con nada. Cada cosa que sale cuesta muchísimo hacerla. Ver de qué manera empezamos también a tener una política de prensa unificada, porque todo recae fundamentalmente en torno a lo que había en el Subte y no era mucho tampoco. Y también replantear el problema desde el punto de vista de lo legal, del ángulo de que ahora está el proyecto de ley que elaboró Patricia Walsh (diputada nacional por Izquierda Unida) sobre la jornada legal de 6 horas de trabajo y que lo ha puesto a disposición del Movimiento. Nosotros pensamos que está muy bien este ofrecimiento, discutiremos ese proyecto de ley y veremos qué correcciones o qué opinión nos merece para así tener una herramienta que, aunque nosotros sabemos que no va a resolver el tema de la jornada pero, bueno, por experiencia propia nosotros sí sabemos que un proyecto de ley sirve para hacer propaganda, y en ese sentido reivindicamos la política de hacer propaganda a través del parlamento. Aunque creemos que todo se devela en la lucha y el enfrentamiento cotidiano entre las clases.

EM.-Ustedes ganaron con su lucha una gran autoridad dentro del movimiento obrero, no solamente a nivel del transporte, sino en sectores más amplios dentro de los sindicatos y, particularmente, en los sectores de oposición a la burocracia sindical. Son muchos los que miran qué hacen ustedes. Hay activistas sindicales y corrientes, como la nuestra El Militante, que defendemos la necesidad de organizar una corriente sindical de oposición dentro de los sindicatos para ofrecer una alternativa de dirección a las bases y recuperar los sindicatos para los intereses de los trabajadores ¿Qué opinión te merece esto y cuáles son las tareas más importantes que debemos encarar los activistas?

BP.- Ya he dicho que este espacio que hemos creado nosotros no es el espacio para dar este tipo de pelea, que ese otro espacio hay que crearlo. Ojalá pudiéramos tener una tendencia sindical unificada. Sinceramente, siempre fui pesimista, pero tengo un pesimismo positivo. Yo veo que recién ha empezado el movimiento obrero ocupado a pelear, a retomar la lucha, y también ha empezado a surgir una vanguardia en los últimos años. Y todavía es bastante incipiente: hay sectores más desarrollados y otros menos, y hay otros sectores en los que todavía no se ha desarrollado nada. Y que sea incipiente tiene una contradicción del momento, en la coyuntura, y es que no han surgido grandes corrientes, corrientes sindicales o político-sindicales.

A la vez eso hace que la izquierda argentina, que ha venido estando muy fraccionada en el último período, en algunos casos por responsabilidad propia, pero a la vez también por una cuestión objetiva de la lucha de clases, como fue el retroceso de los últimos 10 años, esté en una diáspora gigante donde hay una gran cantidad de organizaciones políticas que tienen virtudes y defectos, pero que se construyen esencialmente en el marco de la diferencia y no en el marco del frente único y de la unidad. Esto en determinado momento atenta, por el peso que tienen, que no es mucho pero en la vanguardia tienen un peso importante, porque no han surgido grandes vanguardias todavía, atenta muchas veces a poder reagrupar. Esto es así, es objetivo.

Nosotros lo hemos intentado, pero no fue posible. Bueno, yo creo que hay que apostar hacia eso. Nosotros tendemos a tener esa orientación y sin tener ningún dogma. Por ejemplo, en el Subte nosotros tenemos compañeros que opinan que hay que hacer otro sindicato, y luego hay otros compañeros que opinan que hay que hacer una corriente dentro de UTA. A mi entender no se contraponen ni una cosa ni la otra. Es una cuestión táctica: ser un nuevo sindicato o ser una corriente dentro de UTA, es lo mismo. Pero podemos jugar a las dos. De hecho ni los que quieren hacer un nuevo sindicato se oponen a tener una política hacia los colectiveros ni los que quieren hacer una corriente sindical, en un sentido, se oponen a poder discutir y armar, de hecho, una estructura de sindicato dentro del Subte. Me parece que la lógica pasa por ahí.

Lo mismo que el reagrupamiento del activismo. El ejemplo es el de ayer (jueves 25 de noviembre) en los ferroviarios. Es decir, nosotros tenemos una fuerte unidad con los compañeros ferroviarios, aparte de que la actividad es parecida, además tenemos una fuerte unidad en base a la actitud que ellos han tenido en los conflictos y a la actitud que tenemos nosotros en los conflictos de ellos. Ayer, cuando estaban en cana, hicimos asambleas en el Subte durante toda la tarde en todos los sectores y los trabajadores decían que estaban dispuestos a parar para que liberen a los compañeros ferroviarios. Esta fue la resolución y con esa decisión viajamos a Castelar a informar a los compañeros ferroviarios que nosotros estábamos dispuestos a tomar medidas de acción (y estamos en medio de una conciliación obligatoria), dispuestos a parar por ellos. Entonces, este es el esquema, sobre esta base es donde se va a poder reconstituir algún tipo de corriente sindical. Hasta ahora creo que es contradictorio, sobre todo por el accionar de las organizaciones clásicas de la izquierda. Porque en algunos lugares ayudan a desarrollar el proceso y por otro lado lo atomizan manteniendo determinados corralitos que no le van a servir a nadie.

Me parece que hay que ser pacientes, tener una política para tratar de unificar, y creo que en ese sentido nosotros, cuando planteamos la campaña por las 6 horas, cuando se abre el debate entre la discusión ANT-No ANT, Corriente político-sindical o corriente sindical, cuando se plantean esas discusiones tratamos de ver de qué manera buscamos síntesis y no disidencias. Lo que sí es verdad es que actualmente no hay nada que reagrupe al conjunto de la vanguardia del movimiento obrero, que no es mucha, pero que si se pudiera reagrupar sería importantísimo, porque sería un polo de referencia importante para los sectores que surgen y nos ayudaría a reorganizarnos para dar una pelea y arrebatar los sindicatos a la burocracia, o construir organizaciones que sean útiles para las luchas de los trabajadores. Porque hay sindicatos que capaz nunca los vas a poder arrebatar, porque algunos están estructurados de tal manera que es casi imposible. Pero bueno, no hay nada descartable.

Lo importante es caminar, ser más pragmáticos en esto que buscar recetas. Nosotros en ese sentido, intentamos no buscar recetas y avanzar con lo que tenemos. Hay pasos importantes. Lo de ayer en Haedo (el conflicto de los ferroviarios de TBA); es decir, el accionar conjunto de la Línea Mitre, la Sarmiento, nosotros, los ceramistas, … fue un hecho cualitativo que me parece que es un paso que va a marcar un de ahora en más.