La ciencia social y las humanidades tienen un reto especifico en los próximos meses, a saber: no sucumbir ante los intereses de los partidos políticos y la voluntad de los grupos económicos dominantes en el país. No se trata de cualquier reto, pues consiste en mantener la crítica al proceso de alienación social que se […]
La ciencia social y las humanidades tienen un reto especifico en los próximos meses, a saber: no sucumbir ante los intereses de los partidos políticos y la voluntad de los grupos económicos dominantes en el país. No se trata de cualquier reto, pues consiste en mantener la crítica al proceso de alienación social que se intensifica durante el periodo electoral (precampaña, Inter campaña y campaña), y permitirse la autocrítica para actuar en consecuencia, si es que se toma partido por alguno de los candidatos presidenciales que disputan la administración represiva del conflicto social en general.
Crítica y autocrítica son los pilares del proceso de producción del conocimiento, ya que permiten superar prácticas ideológicas que entorpecen la posibilidad de arribar a una visión desde la cual se combata todo aquello que obnubile lo real del proceso de alienación, como conjunto de situaciones generadas de manera intencional por la élite del poder y por sus auxiliares de clase para mantener la reproducción de la tragedia que padecemos hoy en México.
En el caso de quienes nos dedicamos al trabajo intelectual, tomar la ideología como objeto de estudio muestra que si bien ésta no se encuentra fuera del ámbito de la producción y difusión del conocimiento, es importante identificar cuándo dicha ideología se trastoca en fetichismo y se apodera del proceso de producción del conocimiento, imponiendo la cara mística de su lógica. Cuando eso sucede, el proceso de producción del conocimiento se vuelve un conjunto de prácticas capaces de fundar nuevos credos que clausuran toda crítica y autocrítica.
Lo extraordinario de este momento en México, es que además de las y los trabajadores intelectuales críticos/autocríticos que no hemos aceptado fungir como auxiliares de la clase dominante, persisten en mayor medida grupos, colectivos, comunidades y pueblos que insisten en que la finca del capataz tiene en su muros un sinnúmero de grietas desde las cuales puede verse con claridad aquello que es responsable de la tragedia que padecemos: la dinámica de acumulación capitalista.
En el transcurso de los meses que siguen, veremos incrementarse la intensidad de las campañas electorales en México, en unos comicios que serán los más costosos en la historia del país. Esos desmesurados costos económicos son, sin embargo, minúsculos al lado de los costos sociales y ambientales que, disparados, tienen al país y a la mayor parte de sus habitantes en una situación de franca incertidumbre, que es posible ubicar como incertidumbre «descendente», la que resulta del dominio del miedo sobre la esperanza, en los términos a que recurre Boaventura de Sousa Santos, cuando se pregunta qué tipo de época es la nuestra:
La nuestra es una época en que la pertenencia mutua del miedo y la esperanza parece colapsar la creciente polarización entre el mundo del miedo sin esperanza y el mundo de la esperanza sin miedo, es decir, un mundo en que las incertidumbres, descendentes o ascendentes, se transforman cada vez más en incertezas abismales, o sea, en destinos injustos para los pobres y sin poder, y en misiones mundiales de apropiación del mundo para los ricos y poderosos…[1]
Este número abre con un texto de Víctor Hugo Villanueva y una serie fotográfica de Adolfo Vladimir Valtierra a propósito del Concejo Indígena de Gobierno y la campaña en torno a la recolección de apoyo ciudadano para María de Jesús Patricio Martínez (Marichuy), vocera de dicho Concejo, como aspirante a candidata independiente a la presidencia de la República Mexicana, campaña que se centró, trascendiendo la mera recolección de firmas en condiciones técnicas muy adversas, de acoso e invisibilización mediática, en convocar a la organización social del pueblo de México, a la lucha por la vida y en contra del sistema capitalista. Se trata de un testimonio gráfico de primera mano, así como de una reflexión sobre el alcance y sentido del proceso, enmarcada, entre otros referentes, en la situación económica del país y en la ilegitimidad del sistema de partidos de Estado existente. Cabe añadir recientes señalamientos sobre la perspectiva que se abre respecto a todo este proceso[2].
Se presenta también un texto de Carlos Figueroa, profesor investigador de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla y secretario de derechos humanos de Morena, sobre la candidatura de Andrés Manuel López Obrador, en una perspectiva del proceso organizativo que en ella subyace, abordando abiertamente diversas facetas del mismo, incluyendo el programa de gobierno propuesto, la campaña mediática desarrollada en contra del candidato y del movimiento social que lo sustenta, y la controvertida incorporación de cuadros provenientes de otras agrupaciones políticas y procesos sociales ajenos o incluso francamente contrarios a posiciones y reivindicaciones de la izquierda en México, o de lo que éste término pudiera suponer. Cabe mencionar al respecto la ilustrativa entrevista que se llevó a cabo el 21 de marzo pasado en un canal de televisión plenamente identificado con el régimen actual[3], y en la cual el candidato de marras, en la apreciación de diversas fuentes, pudo salir avante a pesar de la agresividad descalificatoria y de la pobreza argumentativa de los sesgados e irritados entrevistadores, constituidos en una especie de tribunal fallido que acabó exponiendo más a los jueces que al acusado[4].
A su vez, reproducimos aquí, actualizado con nuevas observaciones, un reporte etnográfico de Paul Hersch publicado originalmente en el 2009, en que se describe e intenta desentrañar un peculiar rito denominado Senoiccele que lleva a cabo con cierta periodicidad un grupo étnico escasamente contactado, dada su actualidad referencial.
Finalmente, en la sección audiovisual Ventana y Espejo, presentamos una entrevista llevada a cabo por José Luis Mariño al sociólogo Alejandro Gracida, acerca de sus trabajos sobre la representación de los pobres en películas mexicanas de la llamada «época de oro» y también sobre el papel propagandístico que tuvieron los noticieros que se proyectaban en las salas de cine en la misma época, con una idea de divulgación y construcción de mentalidades. El testimonio referido incluye subtemas muy interesantes, como el de quiénes fueron los dueños del cine mexicano de esa época, la repercusión en nuestros días de aquella prácticas cinematográficas, las industrias culturales de masas, la representación de los pobres de la ciudad y del campo, la formación del conglomerado mediático empresarial, aliado con el gobierno desde esos años, y otros muchos.
Notas:
[1] Santos, Boaventura de Sousa, 2016, La difícil democracia. Una mirada desde la periferia europea, Madrid: Akal, p. 332.
[2] Entre ellos véase López y Rivas, G. (2018), «El siguiente paso», Diario La Jornada, 23 de marzo, en: http://www.jornada.unam.mx/2018/03/23/opinion/028a2pol, así como Villoro, J. (2018), «Paradojas de la honestidad», Diario Reforma, 30 de marzo, en: https://www.reforma.com/aplicacioneslibre/editoriales/editorial.aspx?id=131978&md5=bdd97cdc80abb85d860d37e6f65b4e51&ta=0dfdbac11765226904c16cb9ad1b2efe&lcmd5=8595c5bba35fab59cdd5ca9a9ff478d3
[3] Véase la entrevista en https://www.youtube.com/watch?v=UPT4l7gOs6s,
[4] Toledo, V.M. (2018), «AMLO y Milenio: el video que pasará a la historia», Diario La Jornada, marzo 27, en http://www.jornada.unam.mx/2018/03/27/opinion/018a2pol?partner=rss; Linares, L. (2018), «Trato especial», Diario La Jornada, marzo 28, en: http://www.jornada.unam.mx/2018/03/28/opinion/020a1pol; Blanco, J. (2018), «La charla», Diario La Jornada, marzo 27, en: http://www.jornada.unam.mx/2018/03/27/opinion/017a1pol:
Fuente: http://enelvolcan.com/76-ediciones/052-enero-marzo-2018/550-editorial-52