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55% de pobres y 17,6% de indigentes

Milei es un desquiciado y el capitalismo dependiente no le va en zaga

Fuentes: Rebelión

NADA ES CASUAL

Desde que asumió el facho seudo libertario Javier Milei, la pobreza pegó un salto. Según el Observatorio de la Deuda Social, de la Universidad Católica Argentina, hasta ese momento el flagelo pegaba duro sobre el 44 por ciento de la población, un ostensible fracaso del gobierno de Alberto Fernández-Cristina Fernández-Sergio Massa. Ahora, al cumplirse seis meses de ajuste inhumano, el índice de pobreza aumentó 11 puntos: 55 por ciento de los argentinos. Tan doloroso como ese rubro, o más aún, es que se empinó la indigencia, hasta el 17,5 por ciento (al fin del gobierno anterior era de “sólo” 9,6).

Traduciendo a personas de carne y hueso, hay más de 25 millones de pobres y dentro de éstos 7.8 millones son indigentes, que pasan hambre. No tienen los indispensables desayuno, almuerzo, merienda y cena (omito mentar “cuatro comidas” porque no faltará el despistado que dirá que fomentamos la obesidad). Con su producción de alimentos nuestro país puede alimentar a 400 millones de personas, pero pasa hambre una parte significativa de sus 46 millones, con más altos porcentajes en infancias y adolescencias, de abuelos y pensionados.

Según el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (Indec), una familia tipo necesitaba en abril 373.044 pesos para no ser indigente y 828.158 pesos para no ser pobre. Muchos compatriotas cobran salarios, jubilaciones, pensiones y planes sociales muy por debajo de esas cifras, además de que la política del actual gobierno los atrasa y recorta en aras del bendito (léase maldito) déficit cero.

Importa precisar quiénes son los responsables de esta tragedia. Aunque una parte de la sociedad, analfabetizada políticamente no lo advierta, tiene alta culpabilidad el gobierno de Milei. Con su devaluación del 118 por ciento dio un impulso feroz a la remarcación de precios y los alimentos, que ya eran carísimos, se fueron a las nubes. Eliminó los escasos controles del Estado, para que “el mercado” los decidiera “en libertad”. Y eso fue un “Viva el hambre, carajo!”.

El culpable de la pobreza y el hambre es la dupla del gobierno facho fondomonetarista y los monopolios. Decir Milei solamente sería quedarse cortos y omitir el accionar de Molinos, Arcor, La Serenísima, Ledesma, AGD, Mondelez, La Anónima, Carrefour, Cargill, Bunge Viterra, ADM y demás popes de la alimentación y la exportación.

MINISTERIO DE CAPITAL INHUMANO

Ese cuadro de destrucción tiene varios actores en el gabinete de LLA, en particular Sandra Pettovello, de Capital Inhumano. Ese rótulo fue ganado a base de despedir empleados, cerrar organismos, cortar el suministro de comida a 41.000 comedores populares, barrer con los programas de urbanización de barrios populares, etc. En especial en las últimas semanas “la mejor ministra de la historia”, diría el mentiroso presidente, fue golpeada por el escándalo de 5 mil toneladas de alimentos depositados en Villa Martelli y Tafí Viejo, negados a los sectores que los necesitaban con urgencia y corriendo el riesgo de echarse a perder.

Una investigación del periodista Ari Lijalad de El Destape destapó el 22 de mayo esta olla podrida. Fue negado por la ministra, con el mismo énfasis con que lo había hecho antes el entonces ministro del Interior, Guillermo Francos, proveniente como Milei y Nicolás Posse de la escudería de Eduardo Eurnekian, la Corporación América. Nobleza obliga, además de aquella primicia del portal de Roberto Navarro, tuvo un rol destacado Juan Grabois, de Argentina Humana, quien la denunció ante la justicia. El juez Sebastián Casanello le dio curso y ordenó a Pettovello que en 72 horas informara cuántos eran los alimentos acopiados sin distribuir y que lo hiciera de inmediato. Lejos de acatar este fallo, la ministra -por medio de la panqueque ex K Leila Gianni – y del vocero presidencial Manuel Adorni, dijeron que no acatarían a un “juez militante”, epíteto heredado por el mileismo desde los tiempos opositores de Clarinete y el macrismo.

Por eso tuvo que intervenir una Cámara de Apelaciones. Grabois llegó a la audiencia diciendo que “el fallo ya está escrito” en su contra. Por suerte se equivocó en esto y admitió que “sorpresas te da la vida”. La Cámara respaldó a Casanello y dio 24 horas al ministerio Inhumano para que informara y comenzara a distribuir los alimentos. Como “yerba mala nunca muere”, esa repartición empezó tarde y mal: usó al Ejército para llevar leche en polvo a determinados comedores, según un acuerdo con Conin, la detestable ONG del médico antiderechos, Abel Albino. Los miles de merenderos de las organizaciones sociales, que luchan contra el hambre desde muchos años, fueron marginados y demonizados como “fantasmas”.

La distribución también fue despareja, porque se favoreció a provincias oficialistas como Mendoza y Entre Ríos, y se dejó de lado, con una cantidad ínfima, a la populosa provincia de Buenos Aires. Lijalad puso otro dedo en la llaga: “Un punto clave que aún queda por dilucidar es lo que el juez Casanello encontró y Grabois remarcó en la audiencia: las diferencias entre las planillas que entregó Pettovello en distintas instancias. Hay diferencias de números e incluso de alimentos entre las que recibió El Destape tras su pedido de acceso a la información pública y lo que Pettovello informó a la Justicia tras la revelación de este escándalo. Falta, por ejemplo, 130.270 botellas de aceite mezcla, 9.149 kilos de harina de trigo, 8.536 kilos de leche en polvo y 4.428 kilos de yerba, entre otros productos. ¿Deficiencias en las planillas o se ocuparon de eliminarlos porque estaban vencidos?”. Muy buena pregunta.

Esta sería la mitad de esta historia Inhumana. La otra salió a luz en la secretaría de Niñez y Familia de ese ministerio, del derechoso Pablo de la Torre. Este se habría quedado con parte de los sueldos de muchos empleados ñoquis, inexistentes, en pesos que se cambiaban a dólares luego de cobrar los contratos que esa Secretaría firmó con la Organización de Estados Iberoamericanos (OEI). Un funcionario del mismo ministerio fue coaccionado varias horas para que echara todas las culpas a De la Torre y la cadena de responsabilidades se cortara allí. La justicia dirá, pero dos cosas ya fueron comprobadas como reales. Hubo criminalidad gubernamental en su demora semestral en entregar alimentos en momentos de hambruna. Y hubo corrupción en ese ministerio a cuya responsable Milei beatificó como la mejor de la historia. Está tan debilitada que los facho libertarios y sus aliados tuvieron que impedir su citación a Diputados para rendir cuentas del escándalo, por 116 votos contra los 101 que querían hacerle preguntas. Zafó, pero está prendida fuego: no la defendieron ni los amigos de la corpo mediática.

CASI TODO EN CONTRA

El gobierno presume de la baja de inflación, una verdad menos que a medias, pues se basa en que el índice de mayo sería 5 por ciento, comparado con el 8,8 de abril. Pero aún así, 5, es un récord para América Latina, que superará una vez más a la denostada Venezuela. En los primeros cinco meses del año la inflación será del 70 por ciento. ¿De qué presumen entonces? El gobierno insiste en que ese drama está casi solucionado. Y la mentira es utilizada también para disminuir la gravedad de la recesión, que varios economistas llaman depresión. Los oficialistas dicen que la economía empezó a reactivarse. Al principio mentían con que sería un dibujo en V, o sea fuerte caída y fuerte levantada, ahora algunos admiten que sería en L, una caída profunda y estancamiento posterior que derivaría en más parate.

La industria cayó en abril pasado 16,6 por ciento en comparación con mismo mes del año anterior. Y la depresión del primer cuatrimestre en comparación con ese lapso del 2023 fue del 15,4 por ciento, según el Indec. En la construcción, en abril la disminución fue del 37,2 por ciento en cotejo con mismo mes de 2023 y en el primer cuatrimestre la caída fue del 32 por ciento. Todos esos guarismos se traducen en fuerte pérdida del empleo privado: 100.000 puestos menos. Entre tanto, Milei se ufanó ante un ignoto “Foro Económico Latinoamericano” que ya despidió a 25.000 empleados públicos y echará a otros 50.000. En esa exposición aseguró que vetará cualquier ley que atente contra el equilibrio fiscal, en referencia a la media sanción en Diputados para mejorar un poquito las jubilaciones (8 por ciento para compensar la pérdida de enero pasado y luego actualización por inflación). La vetará y “me importa tres carajos”, vociferó. Semejante barbaridad tiene una motivación muy facha libertaria: la Oficina del Presupuesto informó que de 100 pesos “ahorrados” de gasto público, 40 correspondieron a jubilaciones.

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