«La forma en que la gran masade los pobres son tratados porla sociedad moderna esverdaderamente escandalosa» (Friedrich Engels) Escribir algo acerca de esto algunos días después no pierde vigencia. Este señor ha demostrado que ciertas formas de pensar, ciertos comentarios filo fascistas siguen tan vigentes como siempre, así que no me apresuré en expresar […]
«La forma en que la gran masa
de los pobres son tratados por
la sociedad moderna es
verdaderamente escandalosa»
(Friedrich Engels)
Escribir algo acerca de esto algunos días después no pierde vigencia. Este señor ha demostrado que ciertas formas de pensar, ciertos comentarios filo fascistas siguen tan vigentes como siempre, así que no me apresuré en expresar lo que tengo ganas de decir, me tomé un tiempo para obtener cierta perspectiva y no escribir desde la bronca más fresca.
Las últimas declaraciones del Senador Ernesto Sanz, han ocasionado múltiples réplicas, desde diversos sectores de la política nacional. Sus dichos nos recuerdan cuán distantes del pueblo se encuentran muchos hombres y mujeres que, en representación de quienes los votaron, dirigen los destinos de nuestro país. Decir con toda la boca que «Por la Asignación Universal por Hijo aumentaron el consumo de droga y el juego», es estar de espaldas a una realidad que no necesita datos cuestionables provenientes del Indec, sino que puede palparse en las escuelas públicas, en el consumo en variadas áreas y, si este señor se animara, hablando con aquellos que reciben mes a mes dicha asignación.
Sanz está tan en las antípodas del pueblo necesitado, que diciendo esto, no sólo incurre en una falsedad, sino que pretende humillar una vez más a los sectores más desprotegidos, como si los pobres, por ser pobres, no supieran que hacer con un dinero que el Estado, cumpliendo con su obligación, proporciona por hijo vacunado y escolarizado a los padres, ya sean trabajadores en negro, desocupados, empleadas domésticas, o sub ocupados, es decir, a los argentinos que más lo precisan. Esto no es un ataque al gobierno actual, estas declaraciones son en sí mismas una aberración porque surgen desde su forma de pensar y de sentir la realidad, no se confunde cuando lo dice, no está sacado de contexto, lo dijo, porque así es como él piensa.
Como si fuera poco, agrega: «No se trata de estigmatizar a ningún sector social». Por favor, faltaba más. Él propone volver a la Teoría del derrame de los ’90: propone que las ventajas del crecimiento económico de los sectores que en la actualidad general la riqueza, caiga dadivosamente sobre el resto de la sociedad que se encuentra al margen de la producción de dichos ingresos. Eso ya lo vivimos muchas veces y demostró que funciona muy bien para los sectores concentrados, los monopolios económicos, pero no para el resto de los habitantes de la nación que, por supuesto, somos inmensa mayoría. Esta asignación universal, por el contrario, promueve algo inversamente proporcional a esa teoría nefasta: los ingresos provienen desde abajo, desde los sectores más postergados y comienza a derramarse hacia arriba, traduciéndose en consumo en diversas áreas, según el Conicet, por ejemplo industria alimentaria (los pobres comen, Sanz), textil (los pobres se visten, Sanz), juguetes (los pobres cobran esta asignación porque tienen hijos que juegan, Sanz, como los hijos de los ricos), comercio y otras actividades diversas que, debemos aclararle al senador, nos son el consumo de Paco y las Maquinitas.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso de la autora mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.