Mario Hernandez (MH): Como habíamos anunciado estamos en comunicación con el economista Claudio Katz. Mi idea era analizar un documento que diste a publicidad en estos días «Dualidades de América Latina», pero intercambiando opiniones por teléfono me decías que te parecía más importante referirte a la situación económica por la que está atravesando nuestro país. […]
Mario Hernandez (MH): Como habíamos anunciado estamos en comunicación con el economista Claudio Katz. Mi idea era analizar un documento que diste a publicidad en estos días «Dualidades de América Latina», pero intercambiando opiniones por teléfono me decías que te parecía más importante referirte a la situación económica por la que está atravesando nuestro país.
Claudio Katz (CK): Hoy me parece que hay que ser argentinocéntrico. No hay que abusar pero Argentina está en el ojo de la tormenta y lo que ocurra aquí va a tener gran impacto sobre América Latina porque la crisis cambiaria que se venía gestando desde hace varios meses finalmente estalló y el gobierno aplicó la maxidevaluación que había prometido no haría. Finalmente tiró la toalla, no soportó la presión de los devaluadores y el resultado es una devaluación de dos dígitos, que si tenemos en cuenta el último año es de un porcentaje elevadísimo y con el agregado de una estampida de precios del 30-35% anual.
A este ritmo se licúan todas las mejoras que se anunciaron por televisión, el Plan Progresar para jóvenes, el Plan Precios Cuidados quedan completamente desbordados porque empezó el ajuste y no es serio afirmar que esta devaluación será distinta. Nosotros tenemos muchas experiencias y ya sabemos que una devaluación de este alcance implica una fuerte transferencia de ingresos de los sectores populares al capital concentrado y ya estamos viendo el incumplimiento del acuerdo de precios, desabastecimiento, etc. A mí me parece que el oficialismo está haciendo un poco el ridículo al negar lo evidente, incluso cuando dice que hay una conspiración porque cuando hizo la devaluación estuvo haciendo lo que querían los conspiradores. Dice que Shell aumenta los precios de los combustibles, pero YPF viene acumulando incrementos récord.
MH: Un 80% en el último año.
CK: Exacto. Yo creo que el problema es que la derecha critica pero está feliz. Se juega al enojo porque quiere seguir empujando al gobierno a que haga el trabajo sucio. Quiere que el gobierno se incinere para dejarles el campo a ellos totalmente abierto. Que Kicillof repita lo que hicieron Machinea o Remes Lenicov en el pasado, para que luego venga un Cavallo o un Lavagna. Que en el 2014 haya un gran ajuste y después venga Massa y pueda subsidiar a los grupos industriales o que el Pro restaure un Banco Central manejado por la City o que Unen imponga una reducción de las retenciones. El plan de la derecha es ése, entonces tenemos que tomar conciencia que el gobierno está siguiendo el libreto que la derecha le está marcando.
No podemos perder de vista lo evidente: acá hay una megadevaluación porque acumulamos una inflación de dos dígitos a lo largo de varios años que el gobierno toleró interviniendo al Indec, que permitió dejando que los precios internacionales abultaran la rentabilidad de los capitalistas y ahora empezó una devaluación sin techo conocido.
Solo sabemos que estamos en el principio de un ajuste que no sabemos cómo va a seguir porque todos los días se improvisa algo nuevo. Un día un anuncio de control, al otro un anuncio a favor de los mercados, a los tumbos y así se van creando situaciones muy difíciles, por ejemplo, con esta devaluación la deuda de las provincias, que en gran parte están dolarizadas, obligan a hacer un ajuste muy fuerte en sus presupuestos en los próximos meses.
Este es el primer capítulo y luego viene el segundo que ya está a la vista y es el aumento de la tasa de interés que si empieza a situarse en 27, 28, 30% vuelve la bicicleta financiera, o sea, los exportadores y los financistas van a ingresar los dólares solo si tienen una tasa de interés elevadísima que les permita hacer la timba de pasarse a pesos para después volver a dólares y eso tiene un impacto terrible sobre el nivel de actividad. Los argentinos lo hemos visto muchas veces. Todos los pronósticos que estoy viendo de los analistas que miden el nivel de actividad ya indican previsiones a la baja, que se viene un año de crecimiento muy bajo o probablemente recesivo.
Si viene el tercer capítulo y Kicillof sigue con la ortodoxia y decide reducir el gasto público y recortar la emisión monetaria vamos derechito al plan tipo FMI y ojo que puede haber un cuarto capítulo con el FMI porque el ministro hizo un viaje a Europa a negociar y los banqueros le dijeron que si Argentina quiere crédito, recibir dólares frescos, necesita aceptar el monitoreo del FMI, depositar un pago en efectivo para el Club de París, indemnizar inmediatamente a Repsol, aceptar las condiciones de los fondos buitres, o sea, este es el escenario.
Creo que es un febrero muy complicado y es muy bueno que lo estemos hablando porque es el principio de una película que se va a empezar a ver en serio en marzo y abril cuando empiece la discusión de las paritarias.
El punto clave va a estar en los próximos dos meses, cuando comiencen las paritarias
MH: Mencionaste el tema de la inflación. ¿Llegamos a esta situación solo por la inflación?
CK: No. Es por un cúmulo de desequilibrios que viene acumulando un ensayo, un modelo neodesarrollista que se fue agotando porque no resolvió los problemas crónicos de la economía argentina y por eso volvemos a ver sus tensiones típicas: inflación, tipo de cambio, etc., que vuelven a aflorar porque en la última década se renunció a un desarrollo productivo basado en una apropiación estatal de la renta sojera.
Cuando en el 2008 hubo esa gran batalla el campo ganó, porque el gobierno renunció a industrializar el país incrementando la apropiación estatal de la renta. A partir de ahí, el gobierno se sometió a que por enésima vez la burguesía hiciera lo que sabe hacer: fugar capitales, remarcar precios, no invertir. Cada vez que le fallaba un socio iba a otro. Si era Cirigliano iba a Roggio, me fallaba Eskenazi iba a Bridas, entonces acá estamos en el momento crítico de un modelo que ha fallado y te diría que vamos a ver cómo sigue esto en la negociación de las paritarias, porque el punto clave va a estar ahí. En los próximos dos meses.
Cuando el establishment dice queremos un plan integral quiere que el salario sea la variable de ajuste y suba la devaluación, la inflación y los salarios se retraigan. Vamos a ver una pulseada con muchas maniobras para que se pospongan las paritarias, donde habrá una fuerte demanda para que se compense este desmadre con un aumento del salario fijándolo en el nivel de lo que fue el reclamo policial a fin del año pasado.
Este es el debut de un ajuste que no sabemos cómo va a terminar, por eso soy muy cauto con las comparaciones que están circulando.
Desde la izquierda tenemos que poner el foco en las propuestas
MH: Te referís a la del Rodrigazo en 1975.
CK: Se dice que esto repite el Rodrigazo, la hiperinflación de 1989 o el colapso del 2001. Lo que pasa es que sabemos cómo terminaron esos procesos, pero ahora estamos en el principio de uno con final abierto. No es inexorable que la crisis la paguen los trabajadores y los poderosos salgan más enriquecidos. Hay que ser cuidadosos, no es cuestión de competir a ver quién hace pronósticos más sombríos, a ver si le ganamos en el pronóstico a Lavagna, a Carrió o al Wall Street Journal.
Desde la izquierda tenemos que poner el foco más bien en las propuestas y no en el diagnóstico de catástrofe. En los próximos meses hay que hacer gran eje en la propuesta porque es evidente para el movimiento popular que aquí no es solo una batalla por los salarios. Sabemos que si aumentan, aumentarán los precios y sucesivamente. Acá hay que ir con un programa que rompa ese círculo vicioso, con 5 o 6 ideas que estamos trabajando desde Economistas de Izquierda (EDI), pero no solo nosotros sino mucha más gente. Me parece que hay una que está circulando mucho en estos días y es muy interesante, el monopolio estatal del comercio exterior.
MH: Lo charlábamos días pasados por este medio con Julio Gambina y también se pronunció en el mismo sentido Atilio Borón, entre otros.
CK: He visto muchos trabajos circulando en estos días, de muchos compañeros y de analistas que me perece que hacen muy bien en poner el acento ahí, en reconstituir el monopolio estatal del comercio exterior con alguna versión actualizada de la Junta Nacional de Granos o algún otro organismo, no importa tanto el nombre.
Así como Venezuela maneja la renta petrolera, Argentina necesita controlar la renta sojera. No puede ser que 10 grupos exportadores controlen el 80% de la cosecha y nos hagan este chantaje de exportadores y acopiadores que retienen la soja esperando una mayor devaluación. Hay que cortar por ahí y me parece muy bueno cómo se está empezando a discutir el tema.
Creo que hay que aplicarlo rápido, antes que el Banco Central se quede sin reservas. No es cuestión de andar pulseando con esto hasta abril, cuando nos quedemos con la mitad de las reservas que tenemos actualmente. Hay que aplicarlo efectivamente. Tiene que ser monopolio estatal del comercio exterior manejando toda la comercialización privada, no en paralelo con las cooperativas o los grupos exportadores. Lo más importante es que hay que aplicarlo bien para que el remedio no sea peor que la enfermedad. No se puede repetir lo de YPF. No podemos expropiar un día y varios meses después pagarle U$S 5000 millones de indemnización a Repsol. Si vamos por ese lado son medidas que terminan agravando el problema porque irritan a los poderosos y no despiertan la confianza popular, entonces estamos en el medio del escenario agravando una situación sin resolverla.
Creo que hay que lanzarse urgente a una gran campaña por la nacionalización, por el monopolio estatal del comercio exterior y a partir de ahí ir al plan integral. Porque todo el mundo dice: ‘no se necesitan parches, hay que ir a un plan integral’, pero el problema es de qué tipo.
El plan que necesitamos tiene que ponerle un techo a este alocado aumento de los precios
El plan que necesitamos, arrancando por el control de las divisas, de los dólares del comercio exterior, tiene que ponerle un techo efectivo a este alocado aumento de los precios. Hay que ir a un control de precios real. Todos estos experimentos de precios cuidados, administrados, negociados, son vías por las que no vamos a ningún lado. Hay que hacer una fiscalización directa de los costos, de la comercialización y las empresas formadoras de precios.
Creo que la novedad tiene que ser que los trabajadores tengan atribución para controlar directamente en las fábricas y en los puestos de comercialización. Una idea que escuché el otro día a un compañero y me pareció excelente: que los empleados de comercio tengan inmunidad estatal para controlar la remarcación. Cuando a un empleado de comercio le ordenen que remarque, tenga la posibilidad de contestar: ‘Yo aquí estoy haciendo un acto que va contra la ley’. Tiene que tener la posibilidad de decir eso y hay que aplicar la Ley de Abastecimiento. No puede ser que las cadenas de supermercados puedan hacer este chiste de dejar algunos precios formalmente controlados, en realidad de productos desabastecidos, mientras todo lo demás se dispara sin ningún control. Hay que aplicar la Ley de Abastecimiento y prohibir ese tipo de acciones y que no vengan con el cuento que es inviable, ineficaz y solo el mercado puede fijar los precios. Si es así nos vamos a morir de hambre porque lo va a hacer para favorecer a los grupos dominantes y la mayoría de la población va a volver a lo que hemos sufrido en 1975, 1989 y 2001 y no queremos.
Control real de precios y de cambio en serio. Hay una gran campaña contra el cepo cambiario, pero los que la hacen quieren liberar el mercado cambiario, una devaluación más grande. Que el dólar se vaya de $ 8 a $ 12 y quieren hacer un dólar financiero como ya hay varios que lo están pidiendo, completamente libre. Una devaluación que vaya marcando un ritmo que no sabemos en dónde termina.
La izquierda y los sectores progresistas no debemos temer al uso de la palabra control de cambios. Necesitamos un control y no la liberación y ese control tiene que ser en serio, transparente, priorizar el uso de las divisas en función de las necesidades del país y no el capricho irracional que ha imperado en los últimos meses donde se regalan divisas para cualquier cosa. Se derrochan en turismo, en pago de la deuda, en subsidios a los grupos económicos.
Entonces, monopolio del comercio exterior con control de precios y de cambio y, obviamente, esto solo es factible si el sistema bancario, por donde transita todo este proceso está controlado por el Estado. Si hay una banca nacionalizada que impida que los bancos hagan esta política dual de aceptar formalmente las regulaciones que emanan del Banco Central y, en los hechos, ser los artífices de todo el desmadre económico que ha comenzado.
Estamos en una situación muy seria, muy complicada, la Argentina es nuevamente el centro de la atención mundial, no casualmente el New York Times, el Wall Street Journal, los grandes grupos de presión están poniendo el foco.
MH: Volvimos a las tapas.
CK: Efectivamente y hacen tapas porque están presionando. Lo que se saca desde allí es lo que se escribe desde aquí y se envía para allí. No se trata de un norteamericano que no conoce, son los grandes grupos económicos de aquí los que quieren marcarle el paso al gobierno. Esto es lo que se va a jugar. Lo bueno es que el movimiento popular, los trabajadores tenemos mucha experiencia. Hemos visto esto muchas veces y tenemos que cortar de cuajo esto ahora, cuando está empezando, no cuando sea tarde.
MH: Tenemos el cuero curtido aunque noto que a los jóvenes esta situación los ha sorprendido. Tomo como ejemplo a una de mis hijas que fue a comprar una heladera y me llamó por teléfono para preguntarme qué pasaba porque no lo podía hacer en cuotas, cómo hacía, qué le aconsejaba. Vos decís que los viejos ya lo hemos visto, pero hay muchos trabajadores jóvenes que es la primera vez que enfrentan una situación de este tipo y son los que más han luchado y organizado en los últimos años.
CK: Esta vez la experiencia vale.
Los altos precios de las materias primas han creado una amnesia
MH: Te quiero llevar al documento que escribiste. Allí vos decís y esta situación que atraviesa nuestro país, ¿estaría poniendo en crisis lo que denominás como «Consenso de Comodities»?
CK: Hay un modelo en América Latina, en toda la región, que está basado en una jerarquización de la especialización exportadora de productos básicos. Lo que a nosotros nos toca con la soja, a Chile le toca con las frutas y el vino, a Ecuador y Colombia con las flores, a Centroamérica con los vegetales de invierno y todos estamos involucrados en la minería a cielo abierto, en un modelo extractivista exportador que genera una calamidad ambiental.
Hemos estado dependiendo con este modelo de los altos precios de las materias primas que han creado una amnesia, la ilusión que a América Latina le puede ir muy bien si vuelve a insertarse en el mercado mundial como exportadora de productos básicos. Un día uno se despertará de este ensueño cuando las materias primas empiecen a desvalorizarse. No parecería que vaya a ser inminente, todavía no está claro que cambie el ciclo de ascenso de las materias primas, no está claro que se esté revirtiendo por completo. Quizá en los precios de los metales, pero todavía no en los productos agrícolas. Aunque China va a crecer menos, sigue actuando como una fuerte demandante de estos productos, pero el trasfondo del problema es que tarde o temprano va a ocurrir y América Latina, aunque tiene una situación de aparente menor vulnerabilidad coyuntural, pero con un incremento muy grande de su fragilidad estructural por esta dependencia de la exportación de productos básicos que tiene consecuencias económicas muy graves porque implica un declive industrial de toda la región.
Las industrias tradicionales de Argentina y Brasil pierden peso frente a la competencia asiática y las maquilas de Centroamérica que son ensambladoras especializadas en la explotación de la fuerza de trabajo barata, se refuerzan como único mecanismo de acción industrial en condiciones donde la economía latinoamericana tiende a depender mucho de las remesas de los emigrantes y el turismo en el caso de los pequeños países, es decir, un modelo de extractivismo exportador, basado en productos primarios que históricamente ha sido muy negativo para la Argentina. Así como aquí estamos repitiendo una película que ya conocimos, en América Latina también.
MH: Observaba que esta situación que vivimos en Argentina, con las particularidades que señalás, se empiezan a vivir también en Brasil, en Venezuela que hablan de una preocupación que excede a nuestro país.
CK: En general el modelo de la última década en América Latina ha estado muy sostenido en el asistencialismo, en todos los países cuando se presentan datos que América Latina es la región del mundo donde cae la desigualdad y la pobreza, se están observando porcentajes muy pequeños. Hay un cambio de ciclo económico y siempre ha ocurrido que en esas circunstancias pueden reducirse un poco el nivel de desigualdad o pobreza, pero las brechas siguen siendo enormes y los problemas estructurales del éxodo campesino por la reorganización neoliberal del agro y la marginalidad urbana están creciendo en toda la región de una manera bastante explosiva. Por eso es el nivel de precarización laboral, incluso las explosiones de criminalidad y fractura social en el conjunto de los países latinoamericanos.
Diría que el dato interesante es que hay nuevas reacciones populares. Vos citaste Brasil y me parece que el año pasado fue de una gran buena sorpresa porque se despertó un gigante, un país donde las movilizaciones sociales habían estado retraídas durante una década y resurgieron con fuerza. Es interesante porque fueron movilizaciones de más de un millón de personas donde hubo una reacción muy fuerte contra la criminalización de la protesta, donde es interesante que una juventud más escolarizada esté cuestionando el derroche del Mundial de fútbol poniendo a Brasil en sintonía con el resto de la región.
También es importante la continuidad de la lucha de los estudiantes chilenos, los paros agrarios en Colombia, la batalla contra el extractivismo en Perú, en Honduras no se pudo revertir el fraude electoral pero ha surgido un movimiento social muy importante que empieza a contrarrestar la difícil situación centroamericana muy golpeada especialmente en el caso de México por iniciativas de la derecha, de ofensivas muy fuertes en un contexto de despoblación agraria, de emigración masiva, derrotas de los trabajadores mineros, dificultades de la lucha docente, es decir, diría que América Latina sigue siendo el centro de la resistencia global, el lugar del mundo dónde no solo hay resistencias sino también victorias porque en muchos lugares hay resistencias populares como en el mundo árabe o el sur de Europa, pero en ningún lugar hay victorias. Acá sí.
MH: Se nos fue el programa.
CK: Para variar. Aprovecho para enviarle un fuerte abrazo a toda tu audiencia.
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