Los casos de intimidaciones policiales en distintas asambleas y marchas se multiplican, tanto en Ciudad como en provincia de Buenos Aires, a medida que la conflictividad social aumenta. El último caso se dio el miércoles 29 de marzo durante Plenario General de Hospitales de CABA en el Hospital de Niños Ricardo Gutiérrez. Cuando los participantes […]
Los casos de intimidaciones policiales en distintas asambleas y marchas se multiplican, tanto en Ciudad como en provincia de Buenos Aires, a medida que la conflictividad social aumenta. El último caso se dio el miércoles 29 de marzo durante Plenario General de Hospitales de CABA en el Hospital de Niños Ricardo Gutiérrez. Cuando los participantes de la asamblea detectaron la presencia de dos policías uniformados, un hombre y una mujer, que contaban el número de personas que se encontraba presente. Al acercársele, dijo que era un «principal» y venía a ver «cómo estaba la cosa» por orden de «sus superiores», a quienes tampoco identificó. Finalmente, admitió pertenecer a la comisaría 21.
Tiempo Argentino se comunicó con Jorge Pachamé -médico y presidente de la Asociación profesionales de la Maternidad Sardá y vocal de la Asociación de Médicos Municipales- que se encontraba presente en la asamblea en el aula Magna del Hospital en ese momento. El uniformado al ser consultado por su presencia dijo sin titubeos que estaba ahí para contar la cantidad de personas en la asamblea. «Este es un hecho inaudito y sumamente grave. Se trataba de de una asamblea en la que se discutía el tema paritario y el estado de la salud en los hospitales municipales bajo este gobierno. Incluso resolvimos medidas de acción para el mes de abril, además de la adhesión a la marcha de la CTA y la próxima de la CGT. Era un debate inherente a nuestro trabajo y cayó la policía con la intención de contar a la gente», relata Pachamé.
El médico cuenta que la asamblea se realizó siguiendo los canales habituales para pedir el espacio y no hubo problemas previos. Incluso apunta que el Hospital continuaba su trabajo habitual, ya que no había cese de tareas. Desde la dirección del hospital negaron haber pedido la presencia policial. Y desde la asamblea se cursaron pedidos de informes a la Dirección del hospital, al Ministerio de Salud y al gremio.
«Esto nos hizo pensar que a los docentes de la provincia de Buenos Aires les pasó lo mismo. Hay una mano negra que no sabemos de dónde viene, pero hay que determinar de dónde vino la orden porque es un acto tremendamente intimidatorio que los profesionales de los hospitales de la Ciudad no vamos a dejar pasar». Los participantes de la asamblea enmarcaron el hecho en «la persecución a los docentes que hacen paro, creemos que hay un estado que está controlando los diferentes frentes de lucha que hay por parte de los trabajadores.»
La referencia es a los distintos hostigamientos que se vienen dando durante el último tiempo, desde las amenazas al dirigente gremial Roberto Baradel hasta la orden del gobierno bonaerense para que la policía exija a las autoridades de cada escuela nombre, apellido y filiación de los docentes que decidieron acatar el paro de 48 horas. Como consecuencia directa dos escuelas de la Matanza y una de Benito Juárez presentaron denuncias por «amedrentamiento y amenazas». A este caso se le sumó otro de infiltración policial en una asamblea de SUTEBA-Tigre. Otro de los muchos casos que se multiplican con el correr de las protestas fue el 20 de marzo en la escuela Técnica N° 3 de Benavidez, cuando personal de Prefectura Naval pedía DNI a alumnos y docentes que ingresaban al establecimiento.
El presidente de la Asociación profesionales de la Maternidad Sardá relaciona todos estos hechos y los toma como «un claro intento de intimidación». En el caso puntual del Hospital de Niños, aclara que se convocó a un plenario interhospitalario para tratar la situación sanitaria y la paritaria para los profesionales municipales de los 34 hospitales y los más de treinta centros de salud y confirma que «nunca había pasado esto en democracia, porque el policía dijo que lo habían enviado, entonces se le preguntó quién y por qué. Ahí dio media vuelta y se fue. Es una tema muy delicado, porque ni siquiera se trató del policía que está en la puerta del hospital, que también habría estado mal, sino que se envió a alguien expresamente, que se cruzó todo el hospital, y que fue al aula magna a tomar lista de cuánta gente estaba participando.»