Según los últimos indicadores oficiales del mercado laboral, el tercer trimestre de este año muestra la suba paulatina de la desocupación. A esto se suma la baja en las tasas de actividad y de empleo lo cual significa menos personas buscando trabajo activamente y destrucción de puestos de trabajo, respectivamente. Este lunes el INDEC publicó […]
Según los últimos indicadores oficiales del mercado laboral, el tercer trimestre de este año muestra la suba paulatina de la desocupación. A esto se suma la baja en las tasas de actividad y de empleo lo cual significa menos personas buscando trabajo activamente y destrucción de puestos de trabajo, respectivamente.
Este lunes el INDEC publicó la Encuesta Permanente de Hogares del 3º trimestre de 2014 con los principales indicadores del mercado de trabajo. La información da cuenta de los porcentajes de actividad, empleo, desocupación y subocupación de 31 conglomerados urbanos en todo el país.
La tendencia sigue su curso mostrando una nueva baja de las tasas de actividad (44,7 % sobre la población total en el tercer trimestre de 2014 contra un 46,1% del tercer trimestre 2013) y del empleo (41,3% versus 42,9%). A esto se suma la desocupación de este tercer trimestre (7,5% sobre la población económicamente activa) que si bien no varió respecto al trimestre anterior volvió a subir en su comparación anual (6,8% en el tercer trimestre de 2013).
Uno de los datos que muestra el nivel de contracción de la actividad económica, con su correlato en suspensiones y despidos, es el de la tasa de actividad. Este indicador reúne a los ocupados y a aquellos que sin estarlo buscan activamente trabajo. Es lo que se conoce como efecto desaliento de quienes ya no buscan porque no encuentran o porque no tiene dinero para movilizarse para esa búsqueda.
Una de las preguntas de la encuesta estaría definiendo si una persona es desocupada o «desalentada» ante la búsqueda laboral, «¿Estuvo usted buscando trabajo en la última semana?» Si la repuesta es que «sí» pero no lo halló, entonces entraría en las estadísticas como desocupado. Pero si la respuesta es «no» se lo computa como baja en la tasa de actividad pero no como desocupado.
Este es un elemento más para pensar que la tasa de desocupación oficial no refleja la realidad del mercado laboral. A esto se agrega que además no se computan como desocupados quienes no llegan a cubrir la cantidad de horas necesarias para completar la jornada laboral (son subocupados para las estadísticas), ni el importante universo de trabajadores destinatarios de los diversos planes sociales por los que reciben menos que el salario mínimo, vital y móvil.
Si desglosamos estos porcentajes globales y miramos las regiones y las ciudades de diferentes provincias de nuestro país, veremos en estos nuevos indicadores algunos datos que capturan la atención.
El dato más llamativo – y que se viene repitiendo desde hace varios trimestres – es el de Gran Resistencia (provincia de Chaco) donde, según el INDEC, la desocupación es de 0,2%. A pesar de ser poco creíble, este guarismo empeora el record de CERO por ciento de desocupación que el organismo mostró en el tercer trimestre del año pasado.
Volviendo al desglose por regiones, podemos ver que las zonas con mayor índice de desocupación son la Pampeana con 9% (con ciudades como Gran Córdoba con 11,6%y Gran Rosario con 9,3%) y el Gran Buenos Aires con un 7,9% (8,7% en la provincia y 5,5 % en la Ciudad Autónoma).
El resto de las regiones tiene, para el INDEC, un desempleo inferior a la media: las provincias de Cuyo 5,9%, las de Patagonia 5,6%, la región Noroeste con un 5,5 % de desocupación y finalmente el Noreste apenas supera el 3% con ciudades como Formosa con un 1,6%, Posadas 3,2% y la ya comentada Gran Resistencia.
Algunos datos adicionales para tener en cuenta que marcan la evolución en los últimos años del nivel de actividad y de empleo.
La tasa de actividad difundida en este cuatrimestre es la mas baja desde el año 2003, o sea que es el momento en el que hay menos gente que está ocupada o que, sin estarlo, busca activamente trabajo.
Además, la tasa de empleo, que muestra a aquellos que tienen al menos una ocupación – «que en una semana han trabajado como mínimo una hora (…), incluye ocupaciones de baja actividad o intensidad», según define el INDEC – es la más baja desde el año 2006.
Durante los seis primeros meses de este año se destruyeron 404 mil puestos de trabajo de los cuales 176 mil pasaron a ser desocupados. Si tomamos el período junio 2013 – setiembre 2014, son 482 mil empleos los que se perdieron, por lo tanto la mayor cantidad de puestos de trabajo destruidos se ha dado en el primer semestre de este año.
Según la Encuesta de Indicadores Laborales (EIL) del INDEC, la proporción de suspensiones por cada 1000 trabajadores pasó de ser 3,6% en diciembre pasado a 6,6% en junio de este año, siendo la mas alta desde la crisis de 2009.
Otro elemento para el análisis es el del nivel de Ingresos de los diferentes trabajadores en la economía. La última publicación realizada por el INDEC de la Evolución en la Distribución del Ingreso en el 2º trimestre de este año muestra que la mitad del universo censado (trabajadores registrados y no registrados, obreros, empleados, profesionales, cuentapropistas de 31 conglomerados urbanos) tiene un ingreso que no supera los 5.000 pesos. Volcado al grupo familiar los ingresos no superan los 8.000 pesos mensuales. El decil mas bajo no supera los 1.500 pesos en forma individual y los 2.800 para el grupo familiar.
Según muestran estos datos oficiales, la baja tasa de desempleo es acompañada por ingresos muy por debajo de los necesarios para cubrir los gastos de alimentos, educación, salud, movilidad, esparcimiento y servicios que se incluyen en la canasta básica total con la que el organismo medía los niveles de pobreza e indigencia.
Hablamos en pasado porque desde hace un año que el INDEC no publica estos índices. Los últimos fueron del primer semestre de 2013 en el que marcaba que un 3,7% de los hogares y un 4,7% de las personas de los aglomerados urbanos eran pobres, mientras que la indigencia afectaba al 1,5% de los hogares y al 1,4% de las personas.
Tomando los datos elaborados por el Instituto de Investigación Social, Económica y Política Ciudadana (ISEPCI) para el 2º trimestre de este año, la pobreza en el conurbano bonaerense se ubica en el 33,5%. O sea que 1 de cada 3 personas es pobre y no llega a cubrir la CBT (canasta básica total). Se trata de 3.595.068 personas en 789.219 hogares. Dentro de ellos, los indigentes (que no alcanzan a cubrir la canasta básica de alimentos – CBA) son 874.240 personas en 196.883 hogares.
Estos datos se basan en el Índice Barrial de Precios que elabora este instituto con el que determina el valor de la canasta básica de alimentos (CBA) y la canasta básica total (CBT) según el relevamiento de precios en 20 partidos del conurbano bonaerense. A octubre de este año, la CBA se ubicó en 2.806,24 pesos y la CBT en 6.370,26, ambas con un incremento promedio desde octubre 2013 de un 33%.
Este mismo índice es elaborado para otras provincias: En Mendoza la pobreza afecta al 35,5% de las personas (y al 25 5% de los hogares), en Tucumán al 36,1% (y al 27,7% de los hogares), en Corrientes al 37% (y al 30,9% de los hogares), siendo las provincias de mayor pobreza Chaco con 49,6% (y un 38,8% de los hogares) y Salta con el 43,2% (y 33,6% de los hogares).
La indigencia en Chaco alcanzó en el segundo trimestre de esta año a un 13% de los habitantes, seguida por Corrientes (10,2%), Salta (10%), Mendoza (8.5%), Conurbano bonaerense (8,1%) y Tucumán (6,9%).
Las llamadas «políticas activas» que mencionó el Jefe de Gabinete de la Nación, Jorge Capitanich, cuando se hicieron públicos los índices de actividad, empleo y desocupación (Planes Procrear, Procreauto, Progresar, programa Ahora 12, etc.), el aumento del 40% de la Asignación Universal por Hijo, el incremento de las asignaciones familiares, la suba del salario mínimo, vital y móvil, los ajustes semestrales en los haberes jubilatorios y pensiones, no alcanzan para equilibrar la inflación – que se da principalmente en los alimentos – y la pérdida de empleo. Ambos elementos afectan a los sectores más vulnerables de la economía: los desempleados, los trabajadores precarizados en todas sus variantes y los trabajadores no registrados. Es innegable que la recesión de la economía vuelve a golpear muy duro a estos sectores.
Fuente original: http://www.redeco.com.ar/nv/index.php?option=com_content&task=view&id=14716&Itemid=130