Recomiendo:
8

Orce, 40 años después

Fuentes: Rebelión [Imagen: El autor en el yacimiento de Venta Micena, dónde se descubrió el fósil VM-0 en el año 1982, hoy cerrado al público y a la investigación. Créditos: Luis Gibert Beotas]

En este artículo el autor hace un balance de los trabajos científicos que el equipo dirigido por el Dr. Gibert realizó en los yacimientos de Orce entre el año 1982 y 2007 -año de su prematura muerte-, intencionadamente olvidados por el equipo de investigación que dirige en estos momentos los trabajos en Orce.


«Lo hicieron porque no sabían que era imposible»

En marzo de 1982 Miguel Ríos grabó su mítico doble LP ‘Rock and Ríos’. Fue uno de los primeros discos que compré. Es uno de los pocos directos grabados sin una gira previa y en el disco está escrito: «Lo hicieron porque no sabían que era imposible».

En verano de 1982 yo tenía 13 años, estaba acampado en el paraje de Fuencaliente (Huéscar) junto a mi familia y un grupo de excavadores de los institutos Egara y Pau Vila de Sabadell. Mi padre había organizado una excavación en el yacimiento de Venta Micena, descubierto en 1976 tras liderar una campaña de prospección paleontológica en la región. En la terraza del bar sonaba todas las noches ‘Bienvenidos’, del disco ‘Rock and Ríos’; era la canción del verano. Durante el día excavábamos en Venta Micena, comíamos en la cueva de Tomás y seguíamos trabajando por la tarde. Después volvíamos a Fuencaliente y nos bañábamos en la piscina
natural llena de peces.

Un día apareció un fósil distinto, lo encontraron dos estudiantes: Maite y Jordi. Se trataba de un fragmento de cráneo diferente, sus curvaturas indicaban que pertenecía a un individuo con un cerebro muy grande. Al fósil se le dieron las siglas VM-0 y se estudió en Barcelona, consultando con muchos expertos, incluido el propio Dr. Crusafont, catedrático de paleontología, y director del Instituto. Todos concluyeron que se trataba del cráneo de un homínido. El Dr. Peter Andrews experto en primates del British Museum of Natural History visitaba el Instituto de Paleontología en aquel momento lo clasificó como humano y aconsejó su publicación en la revista Nature. Pero en 1982 la ciencia en España era muy joven, se pensaba que lo importante era el descubrimiento y no tanto la revista donde se publicara.

El trabajo se publicó en la revista Paleontologia i Evolució y estaba firmado por José Gibert, Jorge Agustí y Salvador Moyà y tuvo mucha repercusión, pues representaba el primer resto de homínido fuera de África, envejeciendo la presencia de Homo en Europa en 0,7 millones de años (Ma) y 0,5 Ma en Asia. Ejemplo de ello es que el presidente de la Unesco, Dr. Amadou-Mahtar M’Bow, en visita a Barcelona en 1983, quiso fotografiarse junto al cráneo de Orce.

El 16 de agosto de 1983 murió el Dr. Crusafont, autoridad que avalaba la humanidad del fósil, también aparecieron por Orce el matrimonio Lumley, a quienes VM-0 desposeyó del primer europeo. La polémica no tardó en llegar y la humanidad de VM-0 fue rápidamente cuestionada. Aunque con muchas dificultades, se siguieron haciendo descubrimientos en
Venta Micena: dos fragmentos humerales humanos, 16 rocas jurásicas junto a huesos rotos por percusión y una pequeña pieza de sílex junto a huesos con marcas de estrías de descarnación. Todo se publicó en amplias
monografías al estilo de los grandes yacimientos de África.

El Dr. Gibert en el yacimiento de Venta Micena. Créditos: Luis Gibert Beotas

La polémica hizo daño, las excavaciones se interrumpieron y poco se permitió trabajar. Los dos colaboradores de J. Gibert que le acompañaron en sus primeras campañas se apartaron del equipo. En 1989 publicaron un artículo donde proponían que VM-0 perteneció a un équido a partir de la presencia de una supuesta sutura coronal. En la publicación, los autores pedían perdón por su error al pueblo de Orce y por «haberle hecho vivido un sueño». El neurocirujano Domingo Campillo, quien estudió el endocráneo y exocráneo de VM-0, demostró con una simple radiografía, que esa supuesta sutura coronal necesaria para poder reclasificar a VM-0 era en realidad una fractura sin que ese dato transcendental favoreciera algún tipo de rectificación. También se dijo que el cráneo podía ser un fragmento de tortuga o un feto de hipopótamo.

Todo el mundo podía opinar y restaurar el viejo paradigma. La solución llegó de la mano de la Universidad de Granada, que lideró un estudio pionero en Europa sobre proteínas fósiles. La tesis doctoral de la Dra. Concha Borja, sobre detección de proteínas fósiles, dirigida por el ahora catedrático de inmunología Dr. Enrique García Olivares, es, sin duda, uno de los trabajos más pioneros y revolucionarios que se han realizado en el ámbito de la paleontología humana en España. La identificación de proteínas específicas de homo en los restos de Venta Micena no dejaba lugar a dudas: VM-0 es un fósil humano. Así se publicó en la prestigiosa revista American Journal of Physical Anthropology. Además, en esos años la imposibilidad de excavar favoreció las campañas de prospección anuales, lo que permitió descubrir nuevos yacimientos en Orce con evidencias de presencia humana, como son Barranco León y Fuente Nueva 3. Con estos datos se llegó al Congreso Internacional de Paleontología Humana organizado por J. Gibert en Orce en 1995.

Esos yacimientos pudieron ser excavados los meses anteriores al congreso de Orce generando una gran cantidad de restos arqueológicos y paleontológicos. Vale la pena recordar que en ese congreso participaron más de 300 personas de 18 países, algo que dudo se vuelva a repetir en Orce. Pocos sabemos el esfuerzo, riesgo y coste económico personal que conllevó ese congreso; sin embargo, fue un éxito rotundo. Orce se dio a conocer al mundo: incluso la Junta de Andalucía entendió que había que volver a excavar de la mano de José Gibert. Ideal publicó un editorial (8-9-1995) con título ‘Gibert triunfa sobre la verdad oficial‘. Ante esta situación, alguien reaccionó, el equipo se rompió, VM-0 pasó a ser una cabra y el corte 3 de Venta Micena donde VM-0 fue descubierto, se enterró bajo toneladas de sedimento. José Gibert fue expulsado de Orce, acusado de expolio y perseguido hasta su prematura muerte.

Las excavaciones prosiguieron, lideradas por los escépticos de VM-0 junto a algunos herejes arrepentidos. Nadie habla ya de presencia humana en Venta Micena, se ignoran los datos publicados por la Universidad de Granada, o los trabajos escrupulosos del Dr. Domingo Campillo quien encontró cráneos con anatomías humanas idénticas a VM-0, o la opinión del ilustre profesor sudafricano Dr. Phillip Tobías, quien describió Homo habilis y fue nominado tres veces al premio Nobel, y publicó en Human Evolution que existía presencia humana en Venta Micena. O las opiniones de Yves Coppens, codescubridor de Lucy. Tampoco se habla de aquellos a quienes las evidencias les hizo cambiar de opinión, como al Dr. Emiliano Aguirre, autor del libro Homo Hispánico 2008 editorial Espasa, quien presenta a VM-0 como los restos del primer europeo.

Luis Gibert Beotas (izq.), Phillip Tobias (centro) y José Gibert Clolls (der.) durante el Congreso de Paleontología Humana celebrado en Sudáfica. Créditos: Luis Gibert Beotas.

En 1983 murió el Dr. Crusafont, en 2007 el Dr. José Gibert, en el año 2012 el Dr. Phillip V. Tobías, y este año murieron los Drs. Emiliano Aguirre y Domingo Campillo, quienes ya no podrán defender al hombre de Orce. También ha muerto mi amigo Fernando González Tapia, excavador vinculado al proyecto de Orce desde 1983. Su trabajo meticuloso aumentó considerablemente la colección de fósiles e industria lítica de estos yacimientos, era un hombre coherente que siempre estuvo donde tenía que estar. Quedamos pocos, muy pocos, dispuestos a defender la historia y a recordar la existencia de datos que avalan la humanidad de VM-0.

Los doctores Trafí (izq.) e Iglesias Diéguez (der.) durante la presentación del libro Homenaje a José Gibert Clols. Una vida dedicada a la ciencia y al conocimiento de los primeros europeos, en la Sala de Actos de El Mirador (Castellar del Vallès) el 24 de noviembre de 2018. Créditos: Luis Gibert Beotas.

José Gibert sabía que era imposible cambiar un paradigma sin esfuerzo y sacrificio, lo intentó y quiso ser coherente. La mayoría de los que inicialmente le acompañaron, se rindieron ante la adversidad. Construyó un nuevo paradigma, demostrando que la presencia humana en Europa se sitúa en el Sur y mucho antes de lo que decían los libros.

No era un sueño era una realidad. José Gibert creía en la ciencia como Giordano Bruno, quien recordaba desde la hoguera que «la verdad es independiente de lo que opine la mayoría de la gente». Este año se cumplen 40 años del ‘Rock and Ríos’ en Madrid. Miguel Ríos realiza una gira con la que vuelve a la carretera con un concierto conmemorativo de ese hito en el rock español. También se cumplen 40 años del descubrimiento del ‘Hombre de Orce’. Sin duda, esta puede ser una gran oportunidad para recuperar la memoria y empezar a hacer las cosas bien, porque un proyecto sin pasado no tiene futuro.

Luis Gibert Beotas, hijo de José Gibert, es doctor en Geología y profesor del área de Petrología y Geoquímica de la Facultad de Ciencias de la Tierra de la Universidad de Barcelona. Una versión de este artículo fue publicada en el periódico granadino Ideal.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.