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Otra web es posible

Fuentes: El diario [Imagen: Tim Berners-Lee durante una charla en Milán con una camiseta con el logo de Solid, un nuevo protocolo para la web. Rosdiana Ciaravolo/Getty]

Otra web es posible, nos dice Tim Berners-Lee. Y si lo dice su inventor cómo no creerle. Encerrados en la rutina y los problemas de ahora mismo, tal vez se nos olvida que nuestro mundo siempre puede ser de otra manera.

En un auditorio a rebosar en Oxford este miércoles, las sillas estaban colocadas rozando las paredes para apurar el espacio; todas estaban ocupadas. Tim Berners-Lee, el inventor de la web, explicaba cómo cambiarla. 

Cuando trabajaba en Ginebra en un laboratorio del CERN, la organización europea para la investigación nuclear, Berners-Lee desarrolló la arquitectura que permitió navegar la naciente Internet: era 1990 y la llamó World Wide Web. “Si Internet es la superautopista de información, la web es el equivalente a los camiones que llevan el correo. Llevan, en realidad, cada segundo el equivalente digital a todas las obras de Shakespeare”, explicaba el New York Times en 1995 cuando aquella red “salida de un laboratorio” estaba “dando la vuelta al mundo”. Berners-Lee, que después se fue a trabajar al Instituto de Tecnología de Massachusetts, construyó las herramientas en las que sigue basado lo que hacemos en Internet, el lenguaje HTML, el protocolo HTTP y esta URL que has pinchado hace un momento. 

Berners-Lee, que no quiso fichar por grandes compañías privadas para explotar su invento, alertó desde el principio del peligro de que unas pocas empresas se hicieran con el control de lo que pretendía ser un sistema descentralizado y abierto al servicio de los usuarios. No lo consiguió y ahora aboga por un cambio radical en la arquitectura del sistema. 

En Oxford, enseñó gráficos que muestran cómo ponerle a la web dos capas por encima para que sea el usuario quien tenga el control de su información personal y las empresas que dominan la web, sea Google, Amazon o Apple, no sean las que manden. La idea esencial es que el centro de la web sea “la intención de los individuos” en lugar de la explotación de la “atención” en la que se centra ahora el modelo de negocio. 

Hace ahora un año, escribió una carta abierta para pedir la intervención de instituciones y gobiernos en la construcción de una nueva web y más apoyo al protocolo Solid que intenta devolver el poder a los usuarios y ya se puede utilizar. De hecho, ya lo usan la BBC o el Gobierno de Flandes, en Bélgica. 

Berners-Lee también es muy crítico con las redes sociales, en especial X y Meta, y hace unas semanas apoyó el discurso de Pedro Sánchez en Davos pidiendo más regulación. Los peligros del oligopolio de unos pocos ya estaban claros desde hace años, pero ahora los vemos en su representación más grotesca tras la victoria de Donald Trump en alianza con los oligarcas de la tecnología. 

En la charla de Oxford de este miércoles, había estudiantes jóvenes, entre ellos ingenieros a los que Berners-Lee animó a desarrollar código para el bien común. En 1989, cuando hizo su primer intento para ordenar Internet, sus ideas sonaban utópicas. Pero entonces tuvo el apoyo de instituciones dedicadas al desarrollo y el progreso que convirtieron en realidad su experimento. Ahora cree que la buena gobernanza y la responsabilidad institucional son necesarias igual que el trabajo de científicos y desarrolladores. Pero hay algo más que también importa: la reacción popular contra lo que tenemos ahora, un factor que no existía cuando en sus inicios él insistía en una web abierta y descentralizada. 

Otra web es posible, nos dice Tim Berners-Lee. Y si lo dice su inventor cómo no creerle. Encerrados en la rutina y los problemas de ahora mismo, tal vez se nos olvida que nuestro mundo siempre puede ser de otra manera. 

Fuente: https://www.eldiario.es/opinion/web-posible_129_12089024.html