El presidente Fernández realizó anoche nuevos anuncios junto a Larreta y Kicillof. Lamentablemente, muchas palabras y ninguna medida concreta para aliviar la situación de millones. El marco fueron los más de 20.000 casos de contagios de los cuales casi 3000 fueron en los últimos 3 días y la jornada de ayer con la mayor cantidad de muertes. Aún así sectores de la oposición agitan posturas anticientíficas contra la cuarentena y por la libertad de negocios como supuesta solución. Ninguno prioriza la vida sino las ganancias capitalistas. Desde la izquierda sí tenemos un plan integral.
Como era previsible, de acuerdo a las declaraciones de los últimos días, se anunció por tres semanas más la continuidad de un modelo de cuarentena que ya venía siendo bastante flexibilizado, incorporándole ahora algunas aperturas más, sobre todo en CABA, que está siendo detallada hoy. El país estará desde ahora dividido en dos modelos: 1) donde hay más casos, continúa la cuarentena o “aislamiento social preventivo y obligatorio”, aunque con mayor flexibilización. 2) donde hay menos circulación del virus, se pasa a una fase de “distanciamiento social preventivo y obligatorios”.
Para los anuncios el gobierno volvió a mezclar hechos de la realidad con incoherencias. Una de ellas es el insistir en que, si sacamos a CABA y Buenos Aires, los números nacionales de duplicación son buenos. El problema, es que no se puede sacar el AMBA de ningún análisis, porque es parte fundamental del país. Y si se toman seriamente los números totales no es verdad lo que dijo Fernández, que “nuestros resultados siguen siendo buenos”.
Por supuesto no tenemos el drama de EEEU, Inglaterra o Brasil, pero nuestra situación viene empeorando; tenemos miles de contagios, que siguen creciendo fundamentalmente en el área metropolitana y algunas provincias, donde hay una mayor circulación del virus. Esa es la realidad. A la cual fuimos llegando, entre otras cosas, por haber flexibilizado antes de tiempo en el AMBA con miles circulando hacia sus lugares de trabajo y por tener un gran sector que vive en condiciones sanitarias y socioeconómicas muy precarias, donde por el hacinamiento es casi imposible el distanciamiento social. Ese es el verdadero país, inocultable.
¿Cuarentena sí o no? ¿Y con qué medidas?
A esta altura de la pandemia es muy evidente que la cuarentena provoca un agotamiento social en la vida de millones. Todas y todos en las zonas del país donde se lleva adelante con más fuerza, llegamos a un punto de cansancio y de deseo de volver a nuestra vida normal, más aún quienes tenemos familias con chicos sin clases ni recreación. Es lógico el cansancio y la molestia por esta situación.
El problema es que frente a esto no se pueden tomar posturas antisanitarias que atentan contra la vida. Si tuvimos en tan solo tres días 3000 nuevos casos y la hipótesis más probable es que esos números incluso aumenten las próximas semanas, abrir la circulación de gente es prácticamente enviar a un contagio seguro a decenas de miles y a la muerte a un número muy importante. Quien niega esto niega la realidad. Quien dice que en otros países ya se abrió la cuarentena, esconde que eso sucede en países donde el pico ya pasó, no como aquí que el pico todavía está por llegar. Aunque sí hay ejemplos casi sin cuarentena y aperturas irresponsables; EEUU y Brasil entre otros países, con cientos de miles de contagiados y miles de muertos, son claros exponentes de ese desastre que aquí agitan como solución sectores de la derecha más anticientífica.
Por su parte el gobierno no es, como dicen algunos opositores o periodistas, un fanático de la cuarentena. De hecho la va abriendo cada vez más, incluso en medio del salto en los contagios. Fernández y el PJ, Larreta y Kicillof quieren abrirla, solo no comparten con los sectores más anticientíficos en qué ritmos hacerlo. Pero también el gobierno ha venido priorizando la ganancia de las grandes corporaciones hasta hoy. Provincia de Buenos Aires es un ejemplo de esto; el ministro de salud Gollán dice que en julio estaremos ante un colapso sanitario, mientras Kicillof y Cafiero anuncian cada semana nuevas aperturas económicas y productivas, es decir nuevos miles de trabajadores en las calles.
Por eso no compartimos ni la política del gobierno ni menos todavía la de sectores derechistas que hablan de una “infectadura” sin tomar en cuenta el salto en la pandemia, los miles de contagios y los muertos que tenemos.
La cuarentena, aunque agote, sigue siendo un recurso necesario en las ciudades donde vamos hacia el pico de contagios. Solo que debería tener una coherencia en su aplicación; no se nos puede pedir a la vez “quedate en casa” pero obligarnos a ir trabajar para garantizar la ganancia capitalista de unos pocos. En este sentido vivimos en el mundo del revés; el gobierno da subsidios a las grandes empresas, muchas de las cuales igual suspenden y rebajan el salario. Y aunque tienen ganancias siderales en sus cuentas bancarias quieren seguir ganando más en base al riesgo de vida de los trabajadores.
Por otro lado el gobierno debería garantizar un subsidio universal a todos quienes no tienen trabajo y a los pequeños comerciantes y monotributistas. No nos referimos al IFE insuficiente, que es de poca cantidad en dinero y que además no llega a millones. Hablamos de un subsidio real, universal y de mínimo $36.000 por cada mes que dure la pandemia y la cuarentena. Tiene que garantizar los alimentos a los comedores comunitarios, hoy único sostén de millones de familias; mientras Fernández dice que hay contención desde la ayuda alimentaria, los movimientos sociales se movilizan y reclaman la falta de entrega de alimentos. Además el gobierno debería garantizar una real prohibición de despidos y suspensiones, en vez de convalidar la extensión de recorte salarial y suspensiones que acordaron hoy la UIA y la CGT por sesenta días más, contra los derechos laborales y salariales de millones.
Si se tomaran todas estas medidas económicas y sociales, la cuarentena e incluso el regreso a la fase 1 en el AMBA que es la zona más afectada, sería aplicable y soportable socialmente un tiempo más hasta que pase el pico, sin hambre ni necesidades insatisfechas para las familias trabajadores y sectores medios castigados por esa crisis.
Para tomar esas medidas, claro que hay recursos. El gobierno tiene que dejar de dar vueltas y vueltas, y el Congreso tiene que votar urgente un verdadero impuesto extraordinario a todas las grandes fortunas como proponemos desde el FIT Unidad. Tiene que dejar de subsidiar a las grandes empresas y destinar esos recursos a medidas sociales. Tiene que dejar de preparar nuevos pagos a los bonistas extranjeros y al FMI y concentrar todo el dinero en las necesidades de la población, nacionalizando también la banca para controlar el flujo de divisas y evitar las fugas. Todo eso puede hacerse si se prioriza a las mayorías populares. Pero el gobierno hace lo contrario, aunque en conferencia de prensa insista con su doble discurso y relato.
Unificar el sistema de salud, ahora
Desde el inicio de la pandemia, cuando había muy pocos casos, manifestamos nuestra propuesta de unificar todo el sistema de salud bajo gestión estatal, gratuita y universal; con participación y control de sus trabajadores en el plan a llevar adelante. Dejando de priorizar el lucro privado sobre la salud. El gobierno nunca quiso hacer esto, solo un par de horas le duró una propuesta parcial en ese sentido, pero rápidamente Fernández dio marcha atrás y se reunión con los dueños de las prepagas para transmitirles tranquilidad en sus negocios.
Hoy, con miles de casos reales y miles más que indefectiblemente vendrán, con informes que hablan de no dar a vasto en hospitales, con familias contagiadas que son separadas entre hoteles o salas precarias de atención, con el drama de la falta de camas de terapia intensiva que a este ritmo puede ser algo letal en varias semanas o un mes: ¿qué se espera para unificar todo el sistema de salud? El gobierno si dice que prioriza la vida y la salud, debería tomar en forma urgente esta medida y controlar y organizar toda la infraestructura sanitaria. Y volcar más presupuesto y tomar más personal. Hasta ahora no lo hizo. Y si no lo hace volverá a demostrar que detrás de su discurso, prioriza la ganancia privada, mientras sigue la atención deficiente e insuficiente para las mayorías. Ahora, con el argumento de problemas burocráticos, anunció que se le pagará al personal de salud el bono prometido los primeros días de la cuarentena. No hubo tal burocracia para darle ayudas millonarias a las patronales.
Vamos a un salto mayor en la pandemia y los contagios en zonas importantes del país. Frente a esto hace falta un plan integral, con medidas de fondo que hagan que esta crisis la paguen los capitalistas que la provocaron. Solo la izquierda socialista y anticapitalista organizada en el FIT Unidad y el MST, tiene la convicción y decisión política de seguir ese camino a favor de las y los trabajadores, la juventud y las franjas medias que sufren las consecuencias de tanta incoherencia oficial plagada de favores de clase a quienes más tienen.