¿Cómo no festejar que el gran prostíbulo del capital en que se ha convertido Panamá haya sido desenmascarado por sus propios «amigos», y las bestias corruptas burguesas se muestren públicamente devorarse entre sí para salvar su responsabilidad ante el desastre social que han provocado en muchos países del centro y periferia capitalista? ¿Cómo no creer […]
¿Cómo no festejar que el gran prostíbulo del capital en que se ha convertido Panamá haya sido desenmascarado por sus propios «amigos», y las bestias corruptas burguesas se muestren públicamente devorarse entre sí para salvar su responsabilidad ante el desastre social que han provocado en muchos países del centro y periferia capitalista? ¿Cómo no creer que todas estas develaciones puede tratase de una inteligente trampa, o más bien, de un arma de doble filo que podría ser utilizada también para implicar a personas inocentes en esos negocios? El juego por el trono del dominio mundial no escatima los medios para alcanzar sus fines, menos repara en la verdad y la ética.
Lo cierto es que la selecta filtración de «informaciones confidenciales» de la firma de abogados panameña Mossack Fonseca (conocida como Papers Panamá), ha roto muchas caretas, mientras otras seguramente permanecerán muy bien ocultas. Empresas mafiosas pertenecientes reconocidas personalidades, líderes políticos y jefes de Estados corruptos como Mauricio Macri, el primer ministro de Islandia, Sigmundur Gunnlaugssonartistas, familiares de la monarquía y algunos miembros de la clase política española y británica, entre otros, aparecen en las mismas listas junto a narcotraficantes y reconocidos corruptos lavando dinero y/o ocultando sus fortunas mal habidas en aquel reconocido prostíbulo del capital en que se ha convertido Panamá.
Sin embargo, en éste nuevo y no menos extraño caso de «Wikileaks del capital», ningún mafioso estadounidense aparece implicado. La razón fue develada por el mismo portavoz del Departamento de Estado de EE.UU., Mark Toner, cuando reconoció que Washington financió a los supuestos periodistas «independientes», –o como mejor gustan llamarse: agencias de periodistas «libres»– que investigaron el escándalo «offshores», con recursos se entregan a través de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID). También se supo que el magnate mafioso George Soros ha financiado a los mismos periodistas a través de sus fundaciones. Y si es así, tal como dice viejo dicho: «Quien paga la música, naturalmente, escoge la canción».
Al permitir que la falsa prensa «libre» sacrifique a solo un selecto grupo de «amigos» de Estados Unidos, los hipócritas maquiavelos pretenden utilizar la misma arma para destruir a los enemigos de éste. Razón que explica el por qué las primeras ráfagas mediáticas fueron descargadas contra la coraza del líder ruso Vladimir Putin, aunque sin mucho éxito.
Se ha dicho que la cantidad de información filtrada asciende a 2,6 terabytes, y que sólo ha sido difundida por los periodistas «independientes» mucho menos de la mitad de la misma. En otras palabras, hay todavía mucha tela que cortar.
¡La caza de brujas apenas comienza!
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