Está instalado en la sociedad pensar en términos individuales, culpabilizar a personas por los acontecimientos políticos, económicos y sociales. Un ejemplo de utilización de esa tendencia social es la extrema e infundada demonización de la anterior Presidenta. Pero la realidad está mucho más allá de las acciones individuales. Incluso las acciones probadamente individuales como elegir […]
Está instalado en la sociedad pensar en términos individuales, culpabilizar a personas por los acontecimientos políticos, económicos y sociales. Un ejemplo de utilización de esa tendencia social es la extrema e infundada demonización de la anterior Presidenta. Pero la realidad está mucho más allá de las acciones individuales. Incluso las acciones probadamente individuales como elegir una carrera universitaria, están condicionadas en gran medida por el contexto social.
Juzgar las medidas de los gobiernos como producto de decisiones individuales del presidente y demás funcionarios implica no entender las verdaderas causas de sus políticas. Tanto «se robaron todo» como interpretar la política de este gobierno como producto de la ineptitud o la maldad de Macri se encuadra dentro de esta mirada individual. Es evidente que Macri tiene un alto grado de esas dos condiciones, pero no son la causa de sus políticas. Por supuesto, atacar al extremo las condiciones de vida de la población, requiere actuar desprovistos de toda moral. Pero culpabilizar a Macri como persona es transformarlo en un chivo expiatorio y ocultar o ignorar las verdaderas causas del saqueo al pueblo en curso.
Parafraseando la frase «el mejor truco del diablo es hacerle creer a la gente que no existe» se puede decir «el mejor truco del gran capital es hacerle creer a la gente que no existe». El poder económico siempre se las ingenia para tirar la piedra y esconder la mano. Incluso para utilizar los terribles daños que ocasiona al pueblo catalogándolos como obra ajena, de otro, por ejemplo, del gobierno anterior. Los que se robaron y se están robando todo en el anterior gobierno y en este son los grandes conglomerados empresarios mundiales. El anterior gobierno no fue capaz de impedirlo, pero no fue socio de ese saqueo. Es evidente que el objetivo general de los Kirchner fue mejorar la vida del pueblo, y no el enriquecimiento personal, no fueron socios del gran capital. El objetivo de este gobierno es saquear todo por orden de ese capital concentrado internacional, pero actuando como socios del mismo y teniendo el objetivo personal del mayor enriquecimiento posible. No les preocupa la imagen política que les quede cuando se vayan del gobierno. No son políticos de carrera, aún cuando generara el odio del pueblo si éste llegara a descubrir su verdadera política, ellos en todos los casos, multimillonarios, se van del país, ya que tienen todo el dinero (dólares) afuera, en paraísos fiscales y otros lugares.
La pregunta es: ¿Por qué el gran capital necesita saquear? Porque las empresas se rigen por la tasa de ganancia, la llamada rentabilidad, y el valor de los productos es el tiempo de trabajo que lleva fabricarlos. Por la competencia intercapitalista por apropiarse de los mercados todos los empresarios buscan mejorar su tecnología para poder vender más barato y ganar espacio en los mismos. Pero mientras más se fabrica utilizando maquinaria, menos tiempo de trabajo lleva y menos valor tiene la producción. Por eso los empresarios con tecnología de última generación tienen que obtener su ganancia (valor) apropiándose del trabajo de otras fábricas vendiendo más barato en el mercado; al mismo tiempo, tienen que vender más y más cantidades de sus productos para igualar la masa de ganancia que obtenían anteriormente, cuando la mayor parte de las mercancías tenían una alta composición de trabajo humano, y, por lo tanto, su valor unitario era mayor. Las empresas que van ganando en esta lucha intercapitalista inevitablemente, por el mismo proceso, se van concentrando, crecen, aumentan su capital y su tecnología, y la cantidad de mercancías que pueden y necesitan vender para que la empresa siga siendo «rentable».
Este proceso que se inició a partir del momento en que se podían aplicar nuevas tecnologías en la producción, desde la primera revolución industrial, 1760-1840, se ha ido intensificando al ritmo de la aceleración de los descubrimientos tecnológicos. Hoy en día, con la descomunal revolución tecnológica que se retroalimenta día a día, la aceleración de la concentración y centralización económica sigue el mismo ritmo.
Simplificando al extremo: Todas las empresas comenzaron pequeñas produciendo y vendiendo en su ciudad, en su localidad de origen. A medida que este proceso que hemos descripto las obligó a ampliar su mercado, se extendieron a otras ciudades, a otros estados o a otras provincias, y finalmente a otros países. Esto se denominó en el siglo pasado imperialismo que hoy está más vigente que nunca.
Todo esto ocasiona que el gran capital mundial necesite cada vez más todo el mercado mundial, y aún así no le alcance, complementando las ganancias que obtiene de sus ventas mundiales, con subsidios de todos los estados y especulación financiera. Por eso este capital concentrado tiene necesariamente una política mundial, y por eso si no se piensa en términos mundiales no se puede entender lo local, lo que sucede en el país. Y esto se verifica para todos los países.
¿Cómo se puede explicar el caso de los 30.000 desaparecidos, de secuestrarlos, torturarlos y matarlos adjudicándolo solamente al sadismo de los torturadores o la maldad de las Fuerzas Armadas? Durante años se hablaba solamente de dictadura militar, y en los últimos tiempos se ha agregado dictadura cívico militar, y finalmente cívico, militar y se incluye también a la cúpula de la Iglesia católica. Se ha empezado a descubrir que la responsabilidad de la planificación y la financiación de la dictadura fue de los grandes empresarios, divulgándose entre otras cosas que los mismos mandaron torturar y matar a delegados de sus fábricas, etc. Es un mecanismo similar a la Campaña del Desierto, donde la Sociedad Rural le encargó a Roca limpiar la pampa de indios, financiándole la formación de su ejército y recompensándolo otorgándole tierras. La Sociedad Rural se repartió las tierras arrancadas a los indios. Y su presidente de ese momento se llamaba Martínez de Hoz, antepasado del ministro de la última dictadura.
Las Fuerzas Armadas son el instrumento de represión de los capitalistas. No tiene poder propio, actúan por encargo del poder económico.
Visto desde esta perspectiva se entiende mejor la tremenda masacre que llevó a cabo la última dictadura. Fue el gran capital concentrado internacional el que dio la orden, por la misma necesidad de saqueo, en una escala algo menor, que lleva adelante a través del actual gobierno.
Para profundizar su saqueo del país necesitaban exterminar a la mayor parte de los luchadores por los derechos del pueblo, políticos, sindicales y sociales.
Actualmente llevan adelante la misma política, ensayando hacerlo «sin» dictadura militar, recubriendo su accionar represivo y saqueador con las apariencias de un Estado de derecho que ya prácticamente no existe.
La capacidad de destrucción de vidas, de todos los derechos y todos los ingresos del pueblo y junto con esto el desmantelamiento de la industria local, de los adelantos tecnológicos en el país, sólo puede explicarse desde la perspectiva de que todo esto es generado por la necesidad de ganancias de un capital internacional gigantesco al cual ya no le alcanzan todos los mercados del planeta.
Tratar de entender lo que pasa en el país con una visión enfocada en responsabilidades individuales, y sin pensarlo con una mirada mundial conduce al error, a la ignorancia, y a la consiguiente indefensión.
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