La economía regional del noroeste de Córdoba (Argentina) se ha caracterizado tradicionalmente por la cría de cabras y la fabricación de queso. Durante largos años los pobladores, orientados a la ganadería extensiva caprina, han utilizado los enormes y deshabitados eriales de algarrobo para la pastura de las cabras. En general, complementaban su actividad con la […]
La economía regional del noroeste de Córdoba (Argentina) se ha caracterizado tradicionalmente por la cría de cabras y la fabricación de queso. Durante largos años los pobladores, orientados a la ganadería extensiva caprina, han utilizado los enormes y deshabitados eriales de algarrobo para la pastura de las cabras. En general, complementaban su actividad con la producción de leña y carbón, dulces o arrope de algarroba, leche y queso de cabra.
Sin embargo, las transformaciones económicas ocurridas en el país durante los últimos años han motorizado el avance de la frontera agrícola de los grandes terratenientes. Pese a que las tierras locales exhiben un bajo nivel de rentabilidad para cultivo, los grandes latifundistas continúan su drástica expansión.
La sojización del país, que rebasa las fronteras de la coherencia y se derrama por los campos inundándolo todo, ha llegado ya hasta las postergadas zonas, fuera del área de riego, del noroeste de Córdoba. La siembra de soja en campos antes destinados a la ganadería vacuna, ha expulsado el ganado hacia tierras antes despreciadas.
Y a los empresarios del campo no les gusta la gente del campo. No quieren vecinos estos nuevos vecinos recién llegados. A pesar de que no utilizan el monte de algarrobo, cercan sus campos o matan a las cabras que consiguen entrar para pastar. Y sin donde obtener alimento necesario, las chivas pierden peso y se debiltan, enferman y mueren.
Muchos productores han cedido a las presiones y a los desalojos silenciosos. Y en tan desesperante situación han vendido todo por poco dinero para ir a engrosar los suburbios de las ciudades cercanas. En otros casos, los desalojos no han sido nada silenciosos y los campesinos han sido expulsados a fuerza de topadora y policía, abogados y jueces al servicio de quien más paga. Códigos de leyes, estatutos, constituciones, universidades, aulas magnas, diplomas, cátedras y profesores, libros de tapa dura, la historia entera del derecho para nada. Instituciones de telgopor, moral de plastilina, país de utilería. Los mercenarios al servicio del dinero. Nada más. Mire usted a esos hombres de portafolio, los que matan mientras desayunan. Los chacales mostrando los dientes en favor de quienes todo lo tienen, arremetiendo una y otra vez contra quienes trabajan la tierra con sus propias manos.
Sin embargo, la gran mayoría de pobladores rurales ejercitan cotidianamente su porfiada resistencia en la tierra donde nacieron. Y así, de a dos, de a cinco, de a diez, van conformando un tejido, una red que los agrupa. Como las palabras, toman sentido cuando se juntan. Y así van cobrando cuerpo y color, vida y aliento.
Ante este panorama, los campesinos se movilizan e intentan resistir mejorando su producción y diversificando canales de comercialización. La Asociación de Productores del Noroeste de Córdoba (Apenoc) y las cooperativas de La Batea y Serrezuela, junto a INTA Cruz del Eje, vienen trabajando para llevar adelante un proyecto de mejoramiento y comercialización de leche caprina.
El proyecto regional caprino del Inta trabaja con los productores para mejorar la extracción de leche mediante la cruza de cabras con razas de mayor rendimiento.
-«Este programa tiene el objetivo principal de mejorar el desarrollo regional. Se trabaja con grupos de economía de subsistencia, con productores muy alejados a los centros poblados, en zonas sin riego, a los que se les acerca tecnología que se adapte a las posibilidades de la región y que mejore la calidad de la producción» -cuenta Rubén Rodríguez, técnico veterinario a cargo del proyecto-. «Pero también está relacionado al proyecto Minifundio Caprino, que tiene mucha más implicancia social, en el cual se trabaja no sólo el tema tecnológico sino también el asociativismo, la organización. Además, un objetivo de nuestro centro es conservar la diversidad productiva de la región en todos los aspectos».
La raza Saanen, entregada a los productores, duplica y hasta triplica la producción de leche de las cabras criollas.
Setenta productores del departamento de Cruz del Eje, Ischilín y Punilla integran el proyecto. A ellos se les entregó aproximadamente 40 cabras. En el lapso de seis años, deben devolver 3 cabras por cada una de las entregadas, las cuales a su vez serán redistribuidas a otras cuarenta familias aún más alejadas de la ciudad, con menores capacidades de ahorro y con economías mucho más básicas. El objetivo de este proyecto es además el fortalecimiento de los sistemas socio productivos locales para mejorar la seguridad alimentaria, el agregado de valor y la diversificación, lo que en definitiva apunta al desarrollo territorial.
La idea es instrumentar planes que tiendan a desarrollar las economías regionales. Sumar esfuerzos y trabajar cooperativamente es la forma de resisitir al avance del campo sin campesinos. Si los campesinos no tienen lugar en el campo, ¿pues dónde lo tienen?
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Martín Flores es miembro de Latitud Barrilete