Organizaciones ecologistas denuncian que el gobierno nacional quiere construir una segunda central nuclear en Córdoba y una tercera en Atucha. Serían financiadas con fondos acumulados de las AFJP. La Fundación para la Defensa del Ambiente (FUNAM), una organización miembro de la RENACE, denunció que el gobierno nacional pretende construir una segunda central nuclear en Embalse, […]
Organizaciones ecologistas denuncian que el gobierno nacional quiere construir una segunda central nuclear en Córdoba y una tercera en Atucha. Serían financiadas con fondos acumulados de las AFJP.
La Fundación para la Defensa del Ambiente (FUNAM), una organización miembro de la RENACE, denunció que el gobierno nacional pretende construir una segunda central nuclear en Embalse, llamada Embalse II, y una tercera en Atucha. Utilizaría para ello los fondos acumulados de las Administradoras de Fondos de Jubilaciones y Pensiones (AFJP). Esta sorprendente decisión fue hecha pública por el Subsecretario de Combustible de la Nación, Cristian Folgar, durante un encuentro organizado en Córdoba por la Fundación Mediterránea.
El funcionario afirmó: «Queremos hacer Embalse II y Atucha III».
La reacción de FUNAM fue inmediata. El Dr. Raúl Montenegro, presidente de FUNAM y Premio Nóbel Alternativo 2004, calificó de «descabellado» el anuncio realizado por el Subsecretario de Combustibles y convocó a los ciudadanos e instituciones de la provincia de Córdoba «para que impidamos la construcción de una segunda central nuclear en Embalse o en cualquier otro lugar, y le recordemos a la Nación que somos nosotros los cordobeses quienes decidimos lo que se instala o no en la provincia, nunca un funcionario nacional de segunda línea como el señor Cristian Folgar».
Montenegro sostuvo que los gobiernos militares «ya nos instalaron una central nuclear sin consultarnos» y que esta vez «no ocurrirá lo mismo».
FUNAM recordó que actualmente opera en Embalse un reactor nuclear Candu de origen canadiense cuya vida útil concluye en el año 2010. El Dr. Raúl Montenegro indicó que al término de esa vida útil «quedarán en los silos de la central unos 125 mil elementos combustibles agotados, todos ellos altamente radiactivos. Esta enorme cantidad de residuos equivale a la suma del material radiactivo que tienen en su interior unas 20 centrales nucleares equivalentes a la de Embalse. De allí que su cierre definitivo no disminuya el peligro. Aún cerrada, Embalse será extremadamente peligrosa por más de 100 mil años, que es el tiempo que tardan los residuos radiactivos de alta actividad para disminuir en parte su efecto letal.
«Estamos condenados por lo tanto a convivir durante generaciones con este Chernobyl potencial», dijo Montenegro y agregó que construir una segunda central junto al lago de Embalse en Córdoba «es una decisión descabellada, pues multiplica escandalosamente los riesgos radiactivos y ambientales de la actual central. Las nuevas descargas de materiales radiactivos se sumarían a las ya producidas desde 1983. Por otra parte la nueva central no solo podría sufrir accidentes de origen interno, sino también ataques terroristas. Las centrales de este tipo no resisten el choque de aviones comerciales de gran porte».
Sostuvo que el gobierno nacional «no puede pasar por encima de la provincia» y que Cristian Folgar «debería saber que no se pueden construir obras de este tipo sin evaluaciones de impacto ambiental, sin audiencias públicas, sin consultas a la comunidad, y sin autorizaciones de las autoridades locales. El error que cometieron los gobiernos militares al imponer Embalse I no se repetirá esta vez con la absurda pretensión de construir una segunda central nuclear en Calamuchita».
El Dr. Montenegro expresó que «concentrar centrales nucleares en Córdoba y Buenos Aires es jugar con fuego en un planeta inestable, y en un país donde el terrorismo internacional ya golpeó dos veces, en la Amia y en la Embajada de Israel».
El Arquitecto José Vélez, de APROAS, ONG miembro de RENACE, anticipó que los vecinos del valle de Calamuchita en Córdoba «nos oponemos a esta nueva insensatez y también a la extensión de la vida útil de Embalse».
Vélez anticipó que junto a otras organizaciones y redes de la sociedad civil «haremos un frente único, federal y contundente para que no se instalen Embalse II ni Atucha III».
En tanto, el Subsecretario de Combustibles de la Nación, Cristian Folgar, anunció que la construcción de Embalse II y Atucha III se financiaría «con los ahorros de los futuros jubilados de las AFJP». El funcionario no informó la tasa que pagaría el estado nacional por tomar ese dinero.
El Dr. Raúl Montenegro descalificó la iniciativa, y cuestionó al gobierno nacional por querer utilizar fondos que pertenecen a futuros jubilados. «El señor Cristian Folgar no solo está comprometiendo la seguridad de todos los cordobeses, que ya estaba amenazada por la actual central nuclear, sino que pretende utilizar, para financiar la construcción de Embalse II, dinero de las AFJP que pertenecen a futuros jubilados. Convocamos por lo tanto a todas las personas que aportan a las AFJP para protestar contra decisión autoritaria e irresponsable del gobierno nacional».
Sorpresivamente el Subsecretario de Combustibles de la Nación, Cristian Folgar, anunció además en Córdoba la intención del gobierno de construir Atucha III. Para hacerlo también se utilizarían fondos procedentes de las AFJP. Folgar indicó que gracias a estas herramientas financieras se iba a seguir teniendo «energía con mayúsculas». El Dr. Raúl Montenegro le indicó al funcionario que sus anuncios sobre dos nuevas centrales nucleares «son una falta de respeto con mayúscula hacia los ciudadanos de Córdoba y Buenos Aires, y hacia los futuros jubilados. Este funcionario menor debería saber que el plan nuclear de Argentina ha dejado más de 37 mil toneladas de residuos radiactivos de baja actividad en un barrio de Córdoba, que las minas de uranio de Sierra Pintada en Mendoza y Los Gigantes en Córdoba no han sido remediadas, que el agua subterránea de Ezeiza está contaminada con uranio, y que centrales como Embalse ya han tenido serios accidentes. Funcionarios como el señor Cristian Folgar deberían informarse antes de hacer anuncios, y tener algo más de respeto por los ciudadanos. La época en que los gobiernos militares decidían sobre temas nucleares ya se terminó».
Por su parte la Licenciada Silvana Buján, presidente de BIOS ARGENTINA, ONG miembro de RENACE, destacó que «no se puede seguir engañando a la sociedad con la energía nuclear, porque es altamente riesgosa, insustentable, y ostensiblemente más cara que otras fuentes. Deja además un legado letal para las futuras generaciones, y no amortigua ni soluciona el problema del cambio climático global».
La central nuclear de Embalse, provista con un reactor canadiense Candú, «ya estuvo muy cerca de tener un gravísimo accidente al comenzar sus operaciones en junio de 1983. Pero los cordobeses recién conocimos este hecho cuatro años más tarde cuando lo publicó la revista alemana Der Spiegel (1987), que accedió a informes reservados de la Agencia Internacional de Energía Atómica,» recordó FUNAM. En este sentido, cabe recordar que se sucedieron muchos incidentes, entre ellos: en septiembre de 1989 se produjo una pérdida de agua pesada al lago de Embalse.
En diciembre de1989, dejó de funcionar por problemas en sus válvulas. En diciembre de 1995, se produjeron daños en tubos de presión y pérdida de agua pesada, además, la central alcanzó un accidente grado 2 en la escala del INES. Entre junio a julio de 1996 se produjo contaminación con tritio radiactivo en el interior de la central. En mayo de 1999, se dio una anómala descarga de vapor al ambiente, no radiactivo, producto de una falla interna que activó la válvula de seguridad del recalentador. Finamente, en octubre del 2003 se produjo un problema en uno de los generadores de vapor y fuga de agua pesada al lago de Embalse.