Repsol anuncia públicamente, después de agotar los pozos de petróleo que dejara YPF, que vendería el 45% de las acciones de la compañía, por 10.000 millones de dólares. Y si es posible a compradores argentinos, lo que nos conmueve, pero no nos hace olvidar la liquidación hecha en su momento de la principal empresa nacional […]
Repsol anuncia públicamente, después de agotar los pozos de petróleo que dejara YPF, que vendería el 45% de las acciones de la compañía, por 10.000 millones de dólares. Y si es posible a compradores argentinos, lo que nos conmueve, pero no nos hace olvidar la liquidación hecha en su momento de la principal empresa nacional a favor de este grupo empresario. Y en consecuencia, recordamos también a los que hicieron posible tal despojo a la nación, empezando por Carlos Menem, a quien se puede sindicar con pleno derecho, como el jefe de la banda. Lamentablemente, la mayoría de sus secuaces existen aún en la trenza partidaria o en la función pública.
La suma de 10.000 millones de dólares es una buena cantidad y más reservándose la mayoría de las acciones, o sea el poder de decisión. En su momento, el precio de venta de YPF, sus elementos, sus inmuebles, sus maquinarias y todas sus posesiones, exploraciones, cateos, etc, rondó los 7.000 millones de dólares, siendo que gran parte de esa cantidad se pagó con títulos devaluados de la deuda pública argentina, que en la bolsa de Nueva York llegaron a estar en menos del 20% de su valor nominal. Verdaderamente fue un despojo, cubierto para el común denominador con el manto de la ignorancia, pero los legisladores y funcionarios que intervinieron en ese saqueo y lucraron con él, tenían perfecta noción de lo que se hacía. Ellos son culpables de malversación, de traición a la patria y de empobrecer al pueblo argentino y sin embargo, no hay ni acusaciones ni causas judiciales contra ellos, mientras sigue la mayoría disfrutando de las prebendas del poder. De eso la justicia federal no se ocupa.
Comunica la prensa, que los Concejos Deliberantes de Berisso y Ensenada, aprobaron proyectos de resolución, pidiendo la nacionalización de nuestro petróleo. En La Plata, el Intendente y varios legisladores propugnarían lo mismo, porque ingenuamente creen que ese es el propósito del gobierno nacional y así serían de los primeros en mostrar el chupamedismo de rigor. Pero se equivocan de medio a medio y ya recibirán el tirón de orejas correspondiente por no haber interpretado como correspondía la situación. Sabemos muy bien, que nadie en el gobierno quiere lo que no quiere Kirchner. Y este jamás habló de nada parecido a una nacionalización y antes bien, fue desde su gobierno provincial, uno de los principales factores en la privatización de YPF. Por eso y por ahora, nada se puede esperar sobre intentar recuperar la mayor de las riquezas de nuestro país