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Piedras, masas y votos en Argentina

Fuentes: Rebelión

Con 138 votos a favor la Cámara de Diputados aprobó el miércoles 24 el presupuesto nacional para el año próximo. Hubo 103 votos en contra, 8 abstenciones y 7 ausentes. Todo indica que en tres semanas el Senado completará la sanción del Presupuesto. Previsible victoria oficialista (ver Cómo evoluciona la coyuntura en Argentina , texto […]

Con 138 votos a favor la Cámara de Diputados aprobó el miércoles 24 el presupuesto nacional para el año próximo. Hubo 103 votos en contra, 8 abstenciones y 7 ausentes. Todo indica que en tres semanas el Senado completará la sanción del Presupuesto.

Previsible victoria oficialista (ver Cómo evoluciona la coyuntura en Argentina , texto fechado 40 días atrás). Primó otra vez el frente amplio burgués (Fab), el cual pese a duras luchas internas sostiene y proyecta al gobierno de Mauricio Macri. La votación en Diputados es doblemente importante para el oficialismo porque Argentina ingresa en un trimestre de extrema crisis económica y creciente tensión social, cuyo desenlace está todavía en cuestión. El saldo de votos en la cámara baja muestra una correlación de fuerzas inalterable en favor del gran capital.

Al igual que en este resultado legislativo, el Fab y todos los sectores que se le subordinan serán clave para la evolución y resultado de la fase de saneamiento capitalista en curso. Macri cuenta además con respaldo de países decisivos, como se verá en pocas semanas más, cuando desembarquen en Buenos Aires los mandatarios del G-20. Por su parte, las fragmentadas cúpulas sindicales transforman medidas de lucha en medios para desarmar y desviar a los trabajadores. Hay que recordar -porque pasó al olvido mientras estaba ocurriendo- la huelga general del 25 de septiembre, cuyo resultado más evidente es la aprobación del Presupuesto. Con el mismo sentido se programa ahora otra huelga general, esta vez por 36hs, para la segunda quincena de noviembre.

Significado de la media sanción

La votación sobrevino tras una movilización frente al Congreso. Aunque en cantidad notoriamente menor a las registradas desde diciembre pasado, hubo una concentración importante. No participaron los principales sindicatos. Los llamados «movimientos sociales», organizaciones de izquierda y fragmentos de quienes acompañan a Cristina Fernández (principalmente destacamentos movilizados por intendentes del conurbano), marcharon contra la aprobación del Presupuesto. Cuando algunas de las columnas se aproximaban al Congreso, un grupo de entre 50 y 100 personas tomó la vanguardia y comenzó a lanzar piedras y palos contra los policías resguardados tras una imponente valla de hierro que impedía avanzar sobre el edificio. Enseguida aparecieron bombas molotov y otros dispositivos ruidosos que caldearon la situación. Del Congreso salió un grupo de diputados alineados con la Sra. Fernández y, además de oponerse a la salida de un camión hidrante, derribaron desde dentro algunas vallas de contención, lo cual recrudeció la ofensiva del grupo atacante. Mientras tanto, las columnas de izquierda y los mal llamados «movimientos sociales» detuvieron su marcha. «Son los kirchneristas -se oyó- no les hagamos el juego». Drones de algunos medios de comunicación permitieron ver un escenario claramente fracturado, en el que algunas decenas de personas redoblaban los ataques, la policía esperaba y el conjunto de los manifestantes se mantenía a distancia.

Mientras tanto en el recinto de Diputados la bancada identificada con la ex Presidente apelaba a todos los recursos para impedir la sesión.

Todo lleva a pensar que el gobierno demoró al máximo el momento del contraataque. Comenzó con un camión hidrante. Algunos minutos después, apeló a las escopetas con cartuchos de un gas lacrimógeno aparentemente perfeccionado respecto del usado tradicionalmente en estos casos. A continuación hubo disparos de balas goma.

A esa altura ocurrieron tres hechos a resaltar: las columnas principales sobre la Avenida de Mayo comenzaron a retroceder y en un punto hicieron media vuelta y marcharon en sentido contrario. También la mayoría de quienes habían asumido el enfrentamiento directo retrocedió. Sólo un grupo menguado pero de redoblada beligerancia continuó lanzando bombas molotov y otros objetos, trajo contenedores de basura de calles aledañas y los incendió, aunque a demasiada distancia del vallado policial. Allí terminó la capacidad de acción de ese grupo no identificado.

Llegó el momento entonces de la policía. Salieron motos que persiguieron a rezagados de la retirada masiva. Ocuparon el espacio total de la Plaza de los dos Congresos y dejaron fuera de ese perímetro a todo eventual manifestante. Mientras tanto, con excepción de las organizaciones de izquierda, todos emprendían la retirada definitiva hacia los ómnibus y hacia la estación Constitución. La jornada había terminado. Durante esa retirada hubo 28 detenidos, 24 de los cuales fueron liberados esa misma noche. Los cuatro restantes, extranjeros, salieron al día siguiente, pero se les amenaza con la expulsión del país. En el recinto se restablecía la calma y comenzaba un maratón de naderías que duraría 14 horas, antes de levantar la mano para aprobar el Presupuesto.

Resultados inmediatos

Hasta aquí, los hechos. La interpretación da lugar a conclusiones rotundas:

# Macri tuvo un importantísimo triunfo político: un tercio de los votos obtenidos provienen de diputados peronistas;

# el bloque de Unidad ciudadana (Fernández) sufrió una triple derrota: en la calle, en el recinto y ante el grueso de la opinión pública, convenientemente intoxicada además por los medios de comunicación;

# se quebró en la calle la insólita alianza entre kirchneristas y organizaciones de izquierda, aunque en gran medida se mantuvo dentro del Congreso;

# estas últimas actuaron con tino y consecuencia, puesto que una vez terminadas las refriegas rodearon la Plaza y volvieron con sus banderas a las cercanías del Congreso (algunas de ellas, ubicadas sobre la Avenida Callao, fuera del foco de enfrentamiento, se mantuvieron todo el tiempo allí);

# el gobierno recompuso la eficacia de un aparato represivo capaz de neutralizar manifestaciones de este tipo con costo cero o incluso saldo político positivo: no se reportaron heridos, los detenidos fueron liberados de inmediato;

# el activo militante pudo observar la conducta de quienes pusieron en marcha un enorme aparato logístico y en pocos minutos, como queda dicho, retrocedieron y usaron ese mismo aparato para regresar a sus lugares, cuando en realidad se había convocado a «una vigilia» en torno al Congreso, a fin de presionar con presencia masiva a los diputados que debían votar;

# quedó así comprobado que por parte de los fragmentos del kirchnerismo el llamado a movilización tenía como objeto respaldar un intento de impedir la sesión del Congreso y, cuando el propósito fracasó, abandonaron el terreno y dejaron sólo a las organizaciones de izquierda, que al final tampoco hicieron la «vigilia»;

# las posteriores denuncias a la «feroz represión» mostraron a algún sindicalista fallido al borde de la desesperación, escudándose en la defensa de dos de las personas detenidas. Pero mostraron ante todo que: 1) estos pseudo dirigentes no tienen la menor noción de lo que significa «feroz represión» y, 2) no parecen comprender -y por ende no pueden educar a la clase trabajadora- la existencia y función del Estado burgués. Parecen creer que en un sistema democrático burgués no hay represión y que ellos pueden implementar situaciones como las vistas el 24 frente al Congreso sin ninguna consecuencia. La ex presidente tenía a Alemania como país modelo para Argentina. Sería interesante que alguno de sus seguidores intentara hacer ante el Bundestag en Berlín lo que hicieron en el Congreso en Buenos Aires. Sus lamentos por la «feroz represión» adelantan demasiado: vendrán razones de mayor fuste para sus quejidos como sindicalistas sometidos al Estado;

# todo esto redunda en capital político para la burguesía y su gobierno, que tiene así más base de apoyo para afrontar un pico crítico en los próximos meses.

Balance

Sea que se lo mire desde una batalla puntual, desde la perspectiva de educación y organización de masas, o incluso desde una pedestre mirada electoralista, el 24 de marzo fue un fracaso para sus organizadores y una frustración para cualquier participante consciente.

Piedras en ínfima proporción si se tiene en cuenta lo ocurrido en el mismo lugar en diciembre del año pasado; masas sin comparación cuantitativa y cualitativa con las participantes en aquella ocasión; proyección de votos inversa a la esperada por quienes intentaron hacer fracasar la aprobación del presupuesto. Todo en sentido inverso al previsto por la sofisticada «teoría del helicóptero».

El aparato policial y de seguridad mostró que es infantil pretender doblegarlo a piedrazos, con un grupo de avanzada y un país como espectador a distancia. La táctica desestabilizadora de la protoburguesía opositora se reveló ilusoria. Y las izquierdas que la acompañaron tienen ante sí la certeza de que sin la participación activa de las masas, desde sus organismos reales y con dirigencias genuinas, no se le doblará el brazo al Fab. Esto desemboca inexorablemente en un fracaso electoral de la oposición capitalista en 2019 y una barrera para la acumulación parlamentaria de fuerzas antisistema.

El saldo viene a ratificar algunas interpretaciones y enseñanzas de los últimos años. Queda claro que no existe una genuina movilización social contra el gobierno, pese a que en esta fase puede inferirse un rechazo amplio y creciente, aunque pasivo.

Es verdad que algún hecho excepcional podría detonar la carga explosiva alimentada por ese rechazo. Frente a tal hipótesis, caben dos respuestas netas: en las actuales condiciones, no sería usufructuada por las hilachas del gobierno anterior ni podría ser conducida por una fuerza antimperialista y anticapitalista. Por el contrario, favorecería aún más al gran capital, con éste u otro gobierno de la misma naturaleza.

Queda señalado el significado positivo de que, esta vez, al menos un sector de las organizaciones de izquierda no se haya involucrado con los grupos de choque ostensiblemente dirigidos desde dentro del Congreso por diputados peronistas-cristinistas. Ese distanciamiento no se vio dentro del recinto: allí se mantuvo el frente único anti-Macri de la izquierda con la burguesía advenediza y en función de una táctica inmediata de derrocamiento del gobierno. Concluir con esa política putschista es condición primera para afirmar una estrategia de la clase obrera, inseparable de la construcción de una organización revolucionaria de trabajadores.

Están planteadas entonces tres condiciones urgentes e insoslayables para responder a la coyuntura estratégica en la que está empantanado el movimiento obrero y el conjunto del pueblo argentinos: romper con la subordinación a la táctica putschista-golpista de los restos desesperados del gobierno anterior; convenir un programa de acción con reivindicaciones transicionales y con la propaganda de un gobierno obrero y popular; apelar a todos los recursos organizativos necesarios y posibles -bajo el concepto general de frente único de clase- para alcanzar la unidad social y política de las grandes masas y dar base social a la existencia de un nuevo y poderoso partido de trabajadores y jóvenes urbanos y rurales.

@BilbaoL

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.