A pesar de diez años de crecimiento, la precarización del trabajo y de la vida se profundiza Desde el 2002, la economía se encuentra en un crecimiento sostenido (entre el 7% y 8% al año). Sin embargo, los problemas estructurales de nuestro pueblo continúan. Es cierto que la desocupación ha descendido en comparación con el […]
A pesar de diez años de crecimiento, la precarización del trabajo y de la vida se profundiza
Desde el 2002, la economía se encuentra en un crecimiento sostenido (entre el 7% y 8% al año). Sin embargo, los problemas estructurales de nuestro pueblo continúan. Es cierto que la desocupación ha descendido en comparación con el 2001, pero este descenso se hizo bajo condiciones laborales precarias. Así hemos sido, los de abajo, como siempre, quienes pagamos los platos rotos.
La precarización del trabajo continúa y se profundiza en este modelo:
. El 37% de los trabajadores/as están en condiciones de trabajo ilegales (en negro).
. El 60% de los trabajadores/as con menos de 24 años trabaja de manera precaria.
. Más de un de 1 obrero de la construcción muere a diario por accidentes de trabajo evitables,
. La inflación avanza, los acuerdos paritarios quedan desactualizados y no merece mayor discusión el argumento del Gobierno de que se puede vivir con $6 por día -o con $13.
Sin dudas los jóvenes representan uno de los sectores más vulnerables. Sus experiencias de trabajo están marcadas por la precarización laboral y otro tanto por la exclusión, ya que 1 millón de jóvenes de nuestro país no pueden acceder ni al trabajo ni al estudio.
La precarización laboral, en este escenario, se vuelve precarización de la vida. Por ejemplo, los problemas para acceder a la vivienda (el 25% de los trabajadores/as viven en condiciones de vivienda precaria, o sea, en casas prestadas, ilegalmente, en casillas, etc.); el acceso a un sistema de salud, de educación y de transporte digno.
El modelo económico lejos está de resolver los problemas de los trabajadores. Si bien existen medidas progresivas, como la Asignación «Universal» por Hijo, el ingreso de más personas al sistema jubilatorio o ciertos controles a los empresarios, lejos están de terminar con los graves problemas del país.
. Es un modelo que paga sistemáticamente la deuda externa. Más de U$D 34.000 millones se destinan al pago de la deuda. Este monto es más de 4 veces el presupuesto para educación y salud sumados, y más de 13 veces el presupuesto de la Asignación «Universal» por Hijo.
. Es un modelo que otorga enormes sumas de dinero a los empresarios, sin control serio alguno: este año el gobierno los subsidió con 40 mil millones de pesos, en su mayoría a grandes empresas (del sector de transporte, energía, constructoras). Esto representa 4 veces más que los gastos en construcción de vivienda, de servicios de agua potable y cloacas (o casi el doble de lo proyectado como subsidio al transporte para 2012). Mientras tanto, mantiene la reducción de aportes patronales, impuesta por el gobierno de Carlos Menem, al tiempo que no se cobra impuestos a la renta financiera (la timba legal de la Bolsa de Comercio y los Bancos). Los empresarios se la «llevan en pala», como dice la misma Presidenta.
. Es un modelo que mantiene un sistema impositivo totalmente injusto, pagando más quienes menos tienen. Entre el regresivo IVA y el resto de los impuestos que pagamos los trabajadores/ras se suma más el 50% del total de la recaudación impositiva. Más de 2 millones de trabajadores/as pagan impuestos al salario (mal llamado «ganancias»).
. Una estructura económica fuertemente extranjerizada que no ha impedido que el Gobierno impulse una suerte de neodesarrollismo, buscando incrementar el mercado interno, a tono con lo que pasa en los denominados países emergentes. El modelo precarizador es claramente funcional a los intereses de los grandes empresas transnacionales, estrechamente vinculadas al imperialismo de los EEUU y la Unión Europea. Estos grupos económicos han ampliado su participación en el PBI, y en muchos casos su peso monopólico les permite fijar los precios de los alimentos y los bienes de primera necesidad, sin que el Gobierno le ponga límites a la inflación que generan.
. Un modelo que amplía el peso de la sojización y la minería a cielo abierto en nuestro país. En 2001-2, las áreas sembrada con soja eran 9,2 millones de hectáreas; hoy ascienden a 20 millones. Y los proyectos de mega minería a cielo abierto se multiplican, incrementando así el saqueo y la contaminación, y otorgando cero beneficios a los pueblos directamente afectados y a la economía del país.
. Es un modelo con represión selectiva. No muestra una represión abierta, pero sí sistemática y silenciosa para imponer el consenso y el disciplinamiento del conflicto social. En los últimos años, más de 20 personas han sido asesinadas en la lucha por sus derechos (como Mariano Ferreyra), siguen sin aparecer Julio López y Luciano Arruga (entre tantos otros), miles de militantes sociales han sido reprimidos, apresados y judicializados. Cada 28 horas muere un joven asesinado en manos de la policía del gatillo fácil en las barriadas populares. Contradictoriamente, mientras se juzga a algunos represores de la dictadura, el Gobierno aprueba la implementación de la Ley Antiterrorista y financia e implementa el Proyecto X, criminalizando la protesta social.
Ahora, este modelo injusto también ha buscado, en ciertas áreas, un mayor control de los empresarios e incentivos al consumo interno. En ese sentido, la derecha opositora, expresada en figuras como Macri, De Narváez y Duhalde, pretende un modelo económico con más libertades para los empresarios y condiciones laborales más precarias. Así, por ejemplo, a Paolo Rocca, presidente de Techint (y parte de la oposición), no le dio vergüenza reclamar bajar el salario industrial de nuestro país a los valores de México o Brasil. Esta fuerza se ha manifestado en las calles con cacerolas en contra del gobierno. Al mismo tiempo, varios de los reclamos legítimos del pueblo también se expresaron, pero no debe haber confusión. El eje se ha puesto en una oposición por derecha al gobierno, abonando a un programa económico que perjudicará más aún al conjunto de trabajadores/as: más libertades a los empresarios; recortes en los programas sociales; menor intervención del Estado en la economía.
Frente a estos dos bloques, pareciera que los trabajadores/as deberíamos optar por uno. Sin embargo ninguna de estas opciones presenta soluciones a nuestros problemas ni representa nuestros intereses. Parecen muy distintos, pero ambos pretenden mantener la precarización laboral y de la vida.
Por su parte, la conducción de la CTA opositora se ve obligada ante la conflictividad creciente de los trabajadores de las empresas y las seccionales de los trabajadores estatales a convocar al paro y la movilización para el 10 de Octubre, bajo una serie de reclamos justos (salario mínimo de 5.000 pesos, asignaciones familiares para todos, eliminación del impuesto a las ganancias sobre salarios medios, por la recuperación del sistema de Riesgos del Trabajo, etcétera). Al mismo tiempo, esa conducción intenta unificarse, en forma oportunista, con los cacerolazos promovidos por la oposición de derecha, en vez de delimitar claramente los reclamos de los trabajadores y el pueblo de los planteos políticos y económicos regresivos de esos sectores. En su política de alianzas, la CTA Micheli prioriza a la Federación Agraria, a la CGT de Moyano, las reuniones con la UCR, es decir, una política de signo reaccionario.
Mientras tanto, el empresario sindical Hugo Moyano, con buenas dosis de especulación política, busca constituirse como polo de oposición (junto a Scioli y el peronismo federal) cuando fue la CGT quién avaló y promovió la precarización, al tiempo que sus dirigentes se enriquecieron a costa de nuestra clase.
El paro y la jornada de movilización del 10 de octubre deben reflejar las demandas insatisfechas de los sectores obreros y populares, y no ser la continuidad desde el sector sindical de la agenda política de la derecha reaccionaria y los grupos monopólicos mediáticos.
«Los/as de abajo», los trabajadores/as, nos vemos en el desafío de continuar apostando a la conformación de una alternativa política y social capaz de mostrar otro camino: el camino de la dignidad, de la lucha por un país justo, soberano, sin explotación, ni opresión. Hoy en día, varios agrupamientos sociales, sindicales, culturales y políticos nos encontramos en crecimiento y construyendo en los trabajos, en las barriadas populares, en los lugares de estudios distintas alternativas.
En este marco, un conjunto de organizaciones nos estamos expresando y manifestando contra la precarización del trabajo y de la vida, por la dignidad de los/as de abajo. Sabemos que la única manera de terminar con la precarización es con organización, mostrando que los de abajo tenemos propuestas ante los planes de ajustes de los de arriba.
Proponemos:
– Salario Mínimo, Vital y Móvil de $5000
– Más impuestos a los ricos y más derechos para los de abajo
– Que el dinero necesario para terminar con la precarización laboral lo paguen el gobierno y los empresarios
– Trabajo en blanco, Vivienda, Salud y Educación para todos
– Mejores condiciones laborales (seguridad laboral, aportes jubilatorios, obra social para todos/as)
– Por una canasta básica de alimentos sin IVA.
– Aumento de las asignaciones familiares.
– Eliminación del impuesto al salario (mal llamado a las «ganancias»).
– No a la Ley Antiterrorista. ¡Basta de criminalizar la protesta social!
Primeras firmas:
Corriente Político Sindical «Rompiendo Cadenas»
AGTCAP (Asociación Gremial de Trabajadorxs Cooperativistas, Autogestivxs y Precarizadxs)
Agrupación Kiki Lezcano
Colectivo desde el Pie
Corriente de Organizaciones de Base La Brecha
Movimiento Popular La Dignidad
MTD Aníbal Verón
MULCS (Movimiento por la Unidad Latinoamericana y el Cambio Social)
Adhesiones: [email protected]